lunes, 12 de abril de 2021

La tercera reforma tributaria del gobierno Populista de Iván Duque.

 

El gobierno populista de Iván Duque, continua, acabando con las finanzas de las familias más pobres, mientras los grades señores, tienen la capacidad de volverse más ricos.

Recuerdo como si fuera hoy, cuando el senador Iván Duque criticaba las reformas financieras:

Según el congresista, muchas de las justificaciones del Gobierno no tenían sustento en la realidad y sólo buscaban aumentar los recaudos, lo que afectaba a la clase media y a los colombianos menos favorecidos, para tratar de tapar el descuadre en las finanzas públicas, que supera los 30 billones de pesos.

El peor de los peligros que tenemos los colombianos, es que el gobernante populista, nos cree niños tarados y él, y sus ministros, creen que, cambiándole el nombre a las reformas, nos pueden meter gato por liebre.

Recuerden que la primera que montó se llamaba elegantemente; Ley de financiamiento; la segunda fue llamada: Ley de crecimiento; y a esta tercera, la va a llamar: De solidaridad sostenible.

Valiente majadería, este es el gobierno de los eufemismos y lo más grave, es que él y sus compañeros de hermandad, están creyendo, que los colombianos somos idiotas y no sabemos la puñalada mortal que nos van a dar.

Si este era el hombre al que no le gustaban las reformas tributarias, posiblemente les ha cambiado el nombre, para que nadie adivine lo en verdad está pasando.

Esta es una de las principales características de un gobierno populista, al que no le interesan sus gobernados para nada, porque solo debe satisfacer sus necesidades del gasto exagerado a nivel del gobierno, para darse todo el champú que necesita y aparecer ante los gobernantes del planeta, como un líder popular, muy apreciado por sus sabios mandatos.


Recuerden que el año pasado, no se hizo una reforma estructural, porque según el gobernante, estábamos en el manejo de una pandemia; pero en el presente año, se pueda hacer, porque la pandemia está muy larga y el gobierno necesita a toda máquina, más pesos para despilfarrar.

¿No les parece una bobaliconada del ministro Carrasquilla, anunciar que solo tenemos caja para una semana, con el fin de crear pánico en los ciudadanos, para que como mansas ovejas acojamos la tan sonada reforma y nos callemos el pico, así sepamos, que nos vamos a ahorcar pagando tributos peores, que los que pagaban los colombianos, en el tiempo de la colonia española?

Recordemos que por ese mismo tema: Los Impuestos, se presentaron los sucesos del 20 de julio de 1810.

Analicemos estos conceptos, para que veamos la peligrosidad de está puñalada fatal, que el ministro Carrasquilla y su presidente nos van a montar.


Aparecen en los insumos varios puntos de consenso:

Los impuestos a las empresas que tenemos están repletos de excepciones que debemos limar, incluyendo las excepciones basadas en criterios cromáticos; muchas más personas naturales deben declarar sus ingresos y pagar renta; las pensiones deben estar gravadas (no solo las megapensiones, como las llama el Gobierno); los que más ganan deberían tributar más —la progresividad del sistema se cae para el 5 % más rico de la población, un fenómeno inadmisible para su legitimidad; debería haber impuestos marginales al patrimonio de las personas naturales.

La nueva reforma tributaria, a mi modo de ver las cosas, empezó con el pie izquierdo, si así lo afirmo, es porque el gobierno, a cuenta gotas, ha venido mostrando algunos aspectos, peligrosos, como para tantear a su majestad el público y que quede la constancia, de que esos anuncios, no los hace el ministro, ni el presidente y le tocan a un personaje: fusible, es decir que si se quema, poco importa, como es el viceministro de hacienda, como para poderse retractar, en caso de una reacción dominó, como se espera en la mayoría de los artículos, del famoso memorial de agravios.

Aunque la sola expresión “reforma tributaria” genera rechazo y descontento -de allí que el Ejecutivo apueste por llamarla pomposamente proyecto de “transformación social solidaria”-, uno de los puntos que mayor resistencia desató en la ciudadanía fue el de gravar con IVA productos de la canasta familiar como: El café, el azúcar o la sal.

Londoño, el viceministro, fue el que puso la cara y salió a defender la propuesta.

Días después, cuando el viceministro seguía insistiendo y con la polémica servida y subiendo de tono, Duque salió a calmar las aguas:

“Esos productos se van a mantener como están hoy”, explicó el jefe de Estado, disipando el descontento y acaparando el alivio.

“Teóricamente, se trata de una estrategia de comunicación e incidencia política que se ha replicado en Colombia y América Latina, según explica Jéssica Torres, doctora en comunicación y máster en comunicación institucional y política”.

“No está mal sondear una política pública, es decisivo para un gobierno a la hora de analizar cómo los ciudadanos perciben su gestión y califican su imagen”.

“Pero lo que no se puede es desinformar. Aquí no hay un documento oficial, solo rumores, y el hecho de que el presidente salga a desmentir a su propio viceministro repercute en su imagen como líder político”.

Hace un año, cuando el país comenzaba a dimensionar los embates del coronavirus, la estrategia pareció ser la misma.

En ese entonces fue el propio Carrasquilla el que, en entrevista con los medios de comunicación y en medio del confinamiento estricto, abrió la puerta -como ahora- a una reforma tributaria.

La crítica no se hizo esperar y arreció con el pasar de los días.

Por ello intervino Duque: “No es momento para adentrarse” en iniciativas de ese calibre, sostuvo, asegurando que se trataba de un proyecto “no solo inconveniente, sino inviable” en medio de la emergencia sanitaria.

Recordemos que hace pocos días unos congresistas, con intenciones premeditadas, proponían la unificación de las elecciones, en un solo día, para ahorrarse cuatro billones, pero con la sagacidad de prolongar el período de Duque y fue tanta la humareda que se levantó, porque hasta Duque andaba consiguiendo apoyo en los congresistas para esta tan sonada propuesta, que el presidente, en su sagacidad apareció diciendo que su mandato solo iría hasta el 7 de agosto del 2022.

“Para la politóloga Angélica Martínez, especialista en marketing político y estrategias de campaña, lo que evidencia este tipo de maniobras es el juego que se decanta desde ya con miras a las elecciones presidenciales de 2022 y cómo se están midiendo las fuerzas políticas.

“No parece que se vaya a radicar esa reforma y, si lo hacen, se les cae en primer debate por la unión de partidos que están en contra.

 El Gobierno está en ese juego de engañar, para mostrar a Duque como salvador, pero también al partido de gobierno, que ofrece soluciones.



Todo parece una cortina de humo para mantenerse en el poder y estar en las presidenciales”.

No les parece que lo que nos está pasando es el juego de:

A que te cojo ratón y a que no gato ladrón.

Cuando uno se pone viejo y conoce los intríngulis de la politiquería barata, alcanza a comprender con pelos y señales, la malicia de los que manejan el poder, para poder permanecer en él.

Me atrevo a pensar, que ya en la tierra, no se consiguen gobernantes sabios, sino politiqueros baratos, que se la pasan de tambo en tambo, viviendo a expensas del dinero público.

 


Quiera el cielo, que algún día estas cosas dejen de pasar, para bien de los ciudadanos.

Sopetrán, abril 11 del 2021.

Darío Sevillano Álvarez.