viernes, 5 de mayo de 2017

El populismo, una peligrosa enfermedad.


El populismo, una enfermedad crónica de los mandatarios modernos.

El populismo, es la enfermedad de los mandatarios modernos, que se caracteriza, porque a toda hora, están diciendo en los medios masivos de comunicación: 

Estamos haciendo; vamos a hacer; queremos mejorar; etc etc, pero nunca hacen nada, porque lo único que les interesa, es hacer lo del refrán popular:

 Cría fama y échate a dormir.


En Sopetrán, estamos manejando gobernantes populistas, hace algunas décadas, porque a ellos, les interesaron más: 

La fama y los buenos comentarios que los medios masivos de comunicación, hacían de sus palabras, aunque más tarde se las llevara el viento y todo quedó en el olvido.


El populismo, lo único que hace, es acabar con las normas de la democracia, desmantela las instituciones y se dedica a legislar, nuevas decretos, que favorezcan sus intereses.

Latinoamérica, está llena de gobernantes populistas, que lenta pero seguramente, están acabando con las leyes de los verdaderos regímenes republicanos y están creando un caos general.

Como ya dije, en nuestro querido pueblo, los populistas se tomaron el espacio gubernamental, y se pudiera decir que acabaron con este hermoso paraíso y lo convirtieron en un parrandiadero de politiqueros baratos.


Esta denuncia que hago, la centro en los pésimos comportamientos que nuestros gobernantes han tenido y que han llevado al municipio al borde de un abismo, del cual no nos podremos recuperar.

Un gobernante, no se puede dedicar a montar a caballo y a celebrar con la ayuda de los licores, las proezas, que su imaginación enferma, cree que está logrando.

Tampoco un gobernante puede montar en su equipo de trabajo, una sociedad de mutuo elogio, en donde la única preocupación, en mantener este postulado: 

Yo me alabo; tú me alabas; él me alaba.

Porque convertimos las administraciones, en un periplo parecido a la corte de Nabucodonosor, uno de los reyes de Babilonia, cuando sus ciervos se tenían que postrar en tierra, para poderse dirigir a él, y por esta razón, la biblia cuenta que Dios lo castigó, por espacio de  cinco años a comer pasto; a caminar como los irracionales, con las manos y las rodillas y a bramar como lo hace el ganado.

La desesperación que el pueblo sopetranero tenía, cuando ocurrieron las últimas elecciones, por la angustia de un gobernante que se había dedicado a acabar con nosotros y al populismo absoluto; nos hizo creer, que las propuestas de uno de los candidatos, eran buenas, y metimos las patas, cuando tomamos la decisión de elegirlo como nuestro gobernante, porque de las cosas que prometió en sus campaña, ninguna se ha cumplido a entera satisfacción.


Una de ellas, para no entrar en un largo discurso, fue la promesa de entregar 200 casas de interés social; pero con la ayuda del estado, podría llegar a 400, la verdad es que aún no están construyendo la primera

Por estas razones, la pelea ahora, no es entre azules, rojos o verdes; sino de populismo versus la cosa pública, que está totalmente olvidada por esos gobernantes de tres por diez.

La cosa pública o república como tal, es el único sistema que garantiza la estabilidad del estado de derecho.

Recuerdo muy claro que cuando leía a filósofos como Sócrates y Aristóteles, ellos veían los defectos de la democracia, o sistema en que un miembro del pueblo, maneja los destinos de los ciudadanos; porque la república garantiza los tres derechos fundamentales de cualquier ciudadano:

 La vida, la libertad y nuestra propiedad, que lógicamente empieza por nuestro cuerpo; y la democracia olvida esos derechos.

¿Por qué estoy anunciando estos tres derechos?

Porque los gobernantes modernos, siempre están diciendo: 

Aquí el que manda soy yo; y eso a mí me parece una gran humillación para los ciudadanos y lo considero la peor de la injurias. 


Hay unos derechos fundamentales que todos los ciudadanos esperamos de parte de nuestros gobernantes: 

El derecho a la salud y el derecho a la educación.


Estos dos derechos no se ven muy claros en Sopetrán, porque tengo el caso de uno de mis vecinos, que estando en un estado casi agónico, lo llevaron al hospital, para que tuviera el derecho de morir dignamente y la doctora que lo atendió les dijo: No tiene nada, llévenselo para la casa; cuando regresaron con él, porque veían que se estaba muriendo parado, la médica de turno argumentó: Quien es aquí el médico, Ustedes o yo, ya dije que nada tiene y se lo pueden llevar para la casa.

A las dos horas el enfermo se murió, sin que se supiera que tenía.


Estas cosas posiblemente pasan, porque el gobernante se dedica a hacer componendas politiqueras baratas en sociedad con el gerente de la empresa social del estado y descuidan totalmente lo que les debe interesar: 

La salud de los ciudadanos.

En educación, no veo muy clara la acción del gobernante, porque los locales que eran de esa rama de la administración se están cayendo, sin que nadie sepa la razón.

Sería muy importante, que ahora que el gobernante anunció, que había recuperado las escrituras de la escuela de Niñas y la de Palau, nombre extravagante, porque es un personaje de Francia, se dedicara a mejorar esos lugares y  se los devolvieran a educación, que siempre los disfrutó.

Estamos perdiendo credibilidad ente la Secretaría de Educación del departamento, porque unos traslados que el gobernante había hecho, no fueron aprobados por el ente gubernamental, valdría la pena consultar cual razón tuvo el Secretario departamental de educación, para vetarlos.


A todos estos problemas, se les puede llamar: 

Falta de capacidad de gestión, que es un don de pocos gobernantes modernos.

Como nuestro pueblo está al borde de la quiebra, tenemos que entender: 

Que si vamos a darle derechos a los ciudadanos, tenemos que tener los recursos adecuados para poderlos garantizar; pero esta es la gran falencia de nuestro municipio: 

Como los Alcalditos lo llevaron a la quiebra total... 

No tenemos recursos para garantizar los derechos de los ciudadanos.

En el caso de que me ofrecieran la alcaldía de Sopetrán, sin tener que someterme a ningún debate y sin la alcahuetería de unas elecciones, no la aceptaría, porque nuestro ente municipal, fue sometido por sus gobernantes a la quiebra total y no hay dinero, para mostrarle al pueblo que estamos en acción.

Esto viene ocurriendo desde el momento en que empezamos a elegir mandatarios por votación popular.


Recuerden unas cosas que hemos olvidado:

Cuando elegimos el primer mandatario, Sopetrán estaba catalogado entre los municipio de mejor categoría del departamento; pero a medida que iban pasando alcaldes elegidos por voto, la categoría del municipio, iba decayendo y se degeneró a tal grado, que en la actualidad está en el último peldaño, de donde pasará a ser un corregimiento del municipio de Olaya, que siendo un destierro, está mejor administrado que nosotros.

La clasificación mala que hemos venido teniendo, se traduce en bajas económicas muy significativas, en las regalías que la nación aporta, para sostener los gastos municipales y en la actualidad tenemos muy pocas ayudas del estado.

La falta de capacidad de gestión de nuestros gobernantes, ha sido la responsable de que hayamos perdido una gran cantidad de fuentes de trabajo, si así lo afirmo, es porque en el período de los gobernantes elegidos por voto, hemos perdido, unas treinta plazas de educación; la procuraduría regional, con cinco puestos; la cárcel del circuito, con siete puestos y los reflejos de turismo y otras cosas que generan esas entidades; el matadero, con diez cargos fijos y 45 empleos indirectos; y nos estamos quedando sin fuentes de empleo y los puestos públicos de la administración municipal, que no son muchos, por aquello de que es de ley respetar a los que están en carrera administrativa, solo se los adjudican a aquellos que gritaron vivas; que aplaudieron al candidato de turno; y que están en condiciones de seguirlo alabando, aunque no sepan lo que van a hacer en su trabajo.


Como punto final digamos que estamos cansados de los malos gobernantes y que debiéramos hacer algo por corregir esta falencia, que de seguir así, va a acabar con lo poco que queda de nuestro querido terruño.


Creo que la única solución sería no votar por mandatarios elegidos por voto y esta decisión, les estaría diciendo a todos esos politiqueros baratos, que emplean la demagogia para ser elegidos, que tienen que cambiar de actitud o que su majestad el pueblo, los echará en el cajón del olvido.




Lo que tengo muy seguro, es que estos gobernantes que se van quemando, si se sometieran al voto popular en nuevas elecciones, no alcanzarían a llegar a la categoría de presidentes de una junta de acción comunal veredal.

Sopetrán, Abril 30 del 2017.

Darío Sevillano Álvarez.