domingo, 12 de noviembre de 2023

La descongelación de los polos, Otro de nuestros grandes problemas.

 

La descongelación de los polos terrestres, otra de las grandes preocupaciones de los moradores del planeta.

El deshielo de los polos en el Ártico y en la Antártida ya es un hecho demostrado por la comunidad científica internacional.

El cambio climático, causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, ha afectado a muchos ecosistemas.

Hay evidencias de que la temperatura de los océanos ha aumentado, lo que podría ser el detonante original del adelgazamiento del casquete de hielo.

La temperatura de la superficie de la Tierra también está cambiando y afectando al calentamiento.

El año 2014 fue el más cálido registrado desde 1880.

¿Cómo afecta esto a los polos del planeta?

La situación de deshielo de los glaciares que está sufriendo la Antártida, se ha catalogado como irreversible.

Por otra parte, la capa de hielo de los lagos se redujo a un 22% en veinte años, entre 1991 y 2011, como consecuencia del cambio climático, según la Agencia Espacial Europea (ESA).

Es indiscutible que los efectos del cambio climático están repercutiendo en estas zonas frágiles del planeta, donde una variación en las temperaturas conlleva trágicas consecuencias.

De hecho, si los gases de efecto invernadero siguen aumentando, el deshielo provocará una elevación del océano global de entre 1 y 37 centímetros.

Sin embargo, no olvidemos que el deshielo perturba gravemente la fauna y la flora de las regiones costeras y que cambia completamente la vida de la zona polar, por ejemplo, el acceso al alimento de los osos polares.

Se alteran también las corrientes oceánicas, lo que puede provocar temporales y fenómenos climáticos no previstos.

De hecho, ya se han observado algunas situaciones, como en el Océano Ártico, donde se han detectado por primera vez olas de hasta cinco metros de altura, que se deben en gran medida al rápido retroceso del hielo.

Un grupo de científicos alertó hoy de que este año el deshielo del Ártico podría igualar el récord de 2012, cuando se produjo la mayor pérdida de superficie registrada hasta entonces.

Los físicos polares del centro alemán Alfred Wegener presentaron sus cálculos en Viena durante la asamblea de la Unión Europea de Geociencia, en la que explicaron que sus pronósticos se basan en la evaluación de datos por satélite.

El calentamiento global en el Ártico es mucho mayor que en otras regiones del planeta por el conocido como "efecto albedo", que mide la reflexión de la luz solar sobre la Tierra.

Cuando el albedo tiene valores muy altos -como en zonas de nieve y hielo- se da un efecto de enfriamiento, ya que se retiene menos energía en la Tierra; y, al contrario, valores bajos de albedo provocan un efecto de calentamiento.

Siguen mencionando que: "El deshielo del Ártico generará también un mayor oleaje en la región, ya que las capas de hielo suponen una barrera natural para las olas del Atlántico.

Estas olas más potentes acelerarán también el deshielo en el Ártico, ya que golpearán de forma más virulenta las masas de hielo.

 Además, podría afectar a la capa de hielo permanente que cubre el suelo en determinados lugares fríos del planeta, conocido como permafrost, y que contiene metano, un gas de efecto invernadero".

La costa este de la Antártida ha perdido la mayoría de sus plataformas de glaciares. Por ello, apareció una nueva isla en el continente polar.

A mediados de marzo de 2022, los medios alertaron sobre una tendencia preocupante: ambos polos terrestres registraron temperaturas 30ºC más calientes que el promedio histórico. Aunque se encontraban en estaciones diferentes (primavera y otoño, respectivamente), la tendencia del deshielo en ambos extremos del planeta se estaba descongelando al mismo ritmo.

Por el contrario, observaciones de la NASA desde el espacio confirman que el avance del deshielo continúa.

Y, lo que, es más: ha sido tan grave en los últimos meses, que nuevos territorios antes recubiertos por el hielo polar se están descubriendo.

Tal es el caso de una nueva isla —todavía sin nombre— descubierta recientemente en la Antártida.

En 2012, el deshielo en Groenlandia batía récords y la fusión acumulada hasta el mes de agosto superaba la de todo 2010.

El 97% de la capa de hielo más superficial se había descongelado durante la ola de calor de ese verano y provocaba la mayor fusión en 30 años.


Ciudades como Tokio, Nueva York, Barcelona, Londres, Ámsterdam, Buenos Aires, San Francisco, Veracruz o Lima quedarían sumergidas bajo el agua.

Florida desaparecía por completo y buena parte de China, también, mientras el río Amazonas se desbordaría y multiplicaría su presencia en Sudamérica.

Hay más de cinco millones de kilómetros cúbicos de hielo en la Tierra. En 2013, los expertos estimaban que se necesitarían más de 5.000 años para que se derritiese todo y eso supondría una elevación del nivel del mar de casi 66 metros.

El dióxido de carbono que emitimos a la atmósfera acelera el proceso y este vídeo alerta de que a finales del siglo XXI el nivel del mar crecerá cerca de un metro, según estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Los glaciares de la Tierra llevan más de medio siglo retrocediendo en silencio ante el avance imparable del cambio climático. 

No hay rincón del planeta —excepto el sureste asiático— capaz de resistir los efectos de un fenómeno que ha derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo glacial en el mundo desde 1961, según desveló en 2019 un estudio satelital de la Universidad de Zurich (Suiza), y que amenaza con evaporar más de un tercio de los glaciares para 2100, tal y como vaticina el Fondo Mundial para Naturaleza (WWF).


Estas grandes masas de hielo en movimiento se originan al compactarse y recristalizarse la nieve acumulada en lugares fríos, como es el caso, por ejemplo, de los glaciares de montaña y los glaciares polares, que no debemos confundir con las gigantescas placas del Ártico.

Los glaciares se clasifican según su morfología —campo de hielo, glaciar de circo, glaciar de valle, etc.—, el clima —polar, tropical o templado— o la condición térmica —base fría, caliente o politermal—.

La formación de un glaciar es un proceso milenario y su tamaño oscilará según la cantidad de hielo que logre retener a lo largo de su vida.

 El comportamiento de estas masas recuerda mucho al de los ríos, a los que alimentan durante los deshielos, y su velocidad depende de la fricción y la pendiente del terreno por el que avanzan. 

En total, los glaciares cubren el 10 % de la superficie terrestre y, junto a las capas de hielo, suman casi el 70 % del agua dulce del planeta.

El aumento de la temperatura terrestre ha sido, sin duda, el responsable del derretimiento de los glaciares a lo largo de la historia.

Hoy la rapidez con la que avanza el cambio climático podría extinguirlos en un tiempo récord

Los glaciólogos creen que, a pesar de la pérdida masiva de hielo, aún estamos a tiempo salvar los glaciares de una desaparición anunciada. En las siguientes líneas desvelamos algunas ideas y propuestas que podrían ayudar a alcanzar ese objetivo:

Para salvaguardar los glaciares es imprescindible disminuir las emisiones mundiales de CO2 un 45 % en la próxima década y a cero después de 2050 para así frenar el calentamiento global.

La revista científica Nature sugirió levantar un dique de 100 metros frente al glaciar Jakobshavn (Groenlandia), el más castigado por el deshielo del Ártico, para contener su erosión.

Un arquitecto indonesio, Faris Rajak Kotahatuhaha, fue galardonado por su proyecto Recongelar el Ártico, que consiste en recoger el agua de los glaciares derretidos, desalarla y congelarla de nuevo para crear grandes bloques hexagonales de hielo.

Gracias a su forma, estos icebergs podrían juntarse y formar masas heladas.

Como ven, estamos metidos en grave problema, porque si se acaba el hielo en los dos polos terrestres, se acabarán los climas de la tierra; se extinguirán las corrientes marinas, que llevan aguas calientes a los lugares fríos de nuestro dulce hogar y viceversa.

Lo peor de todo es que ningún morador del planeta quiera colaborar, con las medidas para menguar el famoso cambio climático y si nadie quiere hacerlo, estamos muy cercanos a la total destrucción de este querido hogar que llamamos: La tierra.

Sopetrán, noviembre 6 del 2023.

Darío Sevillano Álvarez.