lunes, 24 de mayo de 2021

Las peligrosas consecuencias de la falta de educación en los colombianos.

 

En Colombia, la falta de educación, nos produce una ignorancia peligrosa.

Los acontecimientos que vive Colombia a raíz del famoso paro, que no sabeos hasta donde nos va a llevar, ni cuantas consecuencias económicas peligrosas, la va a causar al presupuesto de la nación, que en el momento actual está vuelto pedazos.

Si así lo afirmo, es porque cada día del paro nos está costando una millonada exagerada, que ni una reforma tributaria, como la que perseguían los miembros del paro, podría recuperarnos.

Entonces: ¿Para qué sirve el paro?


 Una sociedad de ignorantes no solo es una carga social, sino también una bomba de tiempo, y eso es lo que nos muestra la filosofía de este peligroso periplo, que al parecer lo que está gestando es un desgaste gubernamental, para castigar a los políticos populistas que, no nos han sabido gobernar.

La ignorancia supone la manipulación y la esclavización; la opresión y la explotación; la alienación y la superstición; el fanatismo y el dogmatismo del sujeto o grupo social con la condición de ignorantes.

La ignorancia conlleva necesariamente, a la implantación de sistemas perversos; de sociedades y Estados fallidos; de degradación social; y la deshumanización del hombre.

Igualmente implica el freno y rezago para el desarrollo económico; el progreso social; el florecimiento cultural; la producción intelectual; el avance de las ciencias; y el crecimiento espiritual.

En Colombia, desafortunadamente parte de la opinión pública y la mayoría de los integrantes del paro: Tienen enormes vacíos en política y economía; no saben qué hace cada institución del Estado ni quiénes las dirigen; tampoco distinguen que hay tres ramas del poder; y mucho menos cómo se financia el Estado.

Reclaman cambios, pero no saben articular qué son los cambios a los que aspiran.

Muchos de ellos piden a gritos la renuncia de Uribe, sin entender que Uribe no tiene nada a que renunciar.

¡Que renuncie el que sea, claman al cielo!

Los miembros del comité del paro, que nadie sabe, identificar, ni que tendencias políticas o filosofías perversas manejan, exigen la educación gratuita.

El Gobierno en respuesta anuncia que la educación superior en los estratos 1, 2 y 3 no tendrá costo alguno.

Pareciera que ni el Comité del Paro, ni quien hace los anuncios en el Gobierno entendieran que no hay educación gratuita.

Y entre mejor sea la educación que reclaman a gritos, obviamente la cuenta va a ser más alta.


 Se les escapa por completo que lo que quiere decir “gratuidad” en educación es que, seamos nosotros los contribuyentes los que terminamos pagando la cuenta, no ellos.

El Gobierno, para pagar a los maestros y dotar los establecimientos educativos, solo puede distribuir el dinero que previamente ha recogido en impuestos.

Puede endeudarse, pero los créditos también los terminamos pagando los contribuyentes.

Lo que están buscando los que dirigen el paro, es un gobierno cívico-militar o un diálogo nacional del cual saldrán muchas ideas muertas.

La primera salida, es casi inevitable, en estos momentos de altísima violencia, claro está que no hablo de un golpe militar al gobierno de Duque que, en primer lugar, no se necesita, pero si de un gobierno militarizado, porque creo que el único capaz de mejorar las cosas, es el ejército de la nación.

El escenario que estamos viviendo, de creciente intensidad y gravedad en contra de la famosa democracia que siempre proclamamos y que nunca se ha dejado ver, son:

Tropas en carreteras y calles para restablecer el orden y reprimir a los manifestantes; retorno a los tiempos más duros del estado de sitio; o a los del Estatuto de Seguridad; o un régimen como el de Bordaberry en Uruguay; el de Fujimori en Perú; o el de Hussein en Irak (dictaduras cívico-militares que no admitían elecciones).

Me parece que no llegaremos a los extremos que están pensando, pero sin duda hay circunstancias, actores y factores poderosos que inclinan al país hacia la mano dura.

Primera y principal: el Ejército es la única fuerza organizada y capaz de restablecer el orden público o de tomarse el poder en Colombia.

Ni las disidencias de las FARC, ni el ELN, ni Maduro, ni los Comunes, ni los narcos, ni ninguno de los conspiradores que dice Uribe con su idiotez de la “revolución molecular disipada”, se podrán tomar el estado.

Esa idiotez descubre, sin embargo, el segundo factor que inclina la balanza hacia la mano dura: Álvaro Uribe, que ya estaba acabado porque las Farc se acabaron hace tiempo, puede resucitar ahora como símbolo del orden (esta vez en las ciudades) y ya comienza a ejercer un gobierno paralelo que, no es muy plausible, cuando habla directamente con los mandos militares, como si fuera su jefe supremo.

Y la razón definitiva de todo lo que estoy escribiendo, la corroboran: La mayoría silenciosa del país; las gentes que trabajan; las que utilizan buses; los comerciantes; las familias vecinas; sin hablar de los ricos; ni de los gremios.

Todos están desesperados con las pedreas, los incendios y trancones.

Ellos reclaman orden.

Y en Colombia hay una sola fuerza que es capaz de imponerlo.

A estas grades masas les podemos agregar a:

Los jóvenes que sueñan con un mundo mejor; las multitudes que con razón protestan; las mil tensiones sociales y regionales que desató la estupidez de aumentar los impuestos; la buena voluntad más el oportunismo de los políticos que llaman al acuerdo; y la experiencia probada de Colombia ante las crisis sociales.

 

Los problemas no se van a resolver, con dialogo nacional, en donde habla mucha gente, que no tienen muchos conocimientos políticos y sociales y solo están ahí, para representar a los líderes del desorden que, en el poder de las tinieblas, están esperando conveniencias, para las próximas elecciones presidenciales; porque solo saldrán pequeñas concesiones, que pueden ser factibles; y otras que son incumplibles, que pasarán como bomba de tiempo, para próximo inquilino del palacio de gobierno.

La jugada de Petro, para ganar electorado, ha sido el paro nacional, según lo publicó la revista semana; aunque el muy malicioso, se está quejando de esta acusación y pide ayuda a los medios de comunicación, parar que lo libren de semejante entuerto.

También hay dos ilustres senadores de la república: que se han trasladado a Estados Unidos; Gustavo Bolívar y Alexander López, no para observar si hay balseros que huyan de ese país, para la Cuba de los Castro, tratando de alcanzar el paraíso socialista que gobierna esa nación; sino para rogar al Congreso de EE. UU. que suspenda el apoyo a nuestras fuerzas del orden que, tienen el deber constitucional de proteger la vida y honra de todos los colombianos.

Como quien dice: Tras de ladrones, bufones.

Esto significa, que los líderes del desorden en nuestra querida Colombia desean que, al gobierno de turno lo dejen en la cochina calle, para que los jefes de los disturbios, puedan hacer y deshacer y nadie tenga con que combatirlos.

Sigo diciendo que:

Los hijos de las tinieblas, son más sagaces que los hijos de la luz, según anuncia el evangelio.

Y como punto final, asumo el pronto regreso de los dos senadores para participar en las exequias del narcotraficante y exrepresentante: Jesús Santrich que, era su compinche principal en las nuevas FARC o nueva Marquetalia, como ellos la apellidan.

Cuando uno los analiza a través de las fotografías, los ve: Caritas de yo no fui; pero en realidad manejan una sagacidad peligrosa, en contra de nuestra débil democracia.


Es hora de que todos los colombianos de bien pensemos en favorecer nuestra democracia antes de que sea tarde, porque si se presentara un golpe de estado a nivel de los militares, que es el que tiene mayores posibilidades de pasar, este paso molestaría al país por unos años, mientras se restablece el orden público; y eso es precisamente lo que Petro le está solicitando el Papa Francisco, que ore para que no vaya a suceder, porque la daña todos los beneficios que ha obtenido a lo largo de sus artimañas maliciosas,, para conducir desde su casa, las actividades no tan pacíficas de las marchas callejeras. 

Su sonrisa es muy maliciosa y detrás de ella esconde mucha astucia, para llegar al poder.

La conclusión de tanta alaraca, es que estemos con los ojos abiertos y los oídos despiertos, para la próxima jornada electoral, porque las personas comunes y corrientes, como no saben de las verdaderas intenciones de estos líderes del mal, pueden favorecerlos en las urnas.

Sopetrán, mayo 23 del 2021.


Darío Sevillano Álvarez.