Qué es un discurso y cómo se escribe.


¿QUÉ ES UN DISCURSO; CÓMO SE HACE; PARA QUÉ SE HACE Y CUÁNDO SE PRONUNCIA?

Los diccionarios, le dan muchas explicaciones a la palabra discurso, algunos que poseo, explican: Es la facultad de discernir y lo llevan hasta la concepción de un escrito más o menos importante, en donde hay derroche de figuras y giros del idioma, para celebrar: Bienvenidas, despedidas, rendir honores, aceptarlos, para presentaciones, candidatizaciones, para conmemoraciones, aniversarios de vivos o muertos, para agradecer comidas o agasajos, para sermones, Etc.

Pero el primer paso que daremos, será, hablar de la Oratoria, que según Ruano:”Es el arte de manejar la palabra, con orden a persuadir una verdad y mover la voluntad al fin que se pretende”. Yo diría en una forma más clara y sencilla, que: Oratoria es el buen manejo de la palabra, para convencer a las personas que nos escuchan y llevarlas a que se inclinen por nuestros deseos y vean en nosotros, unos genios que sabemos manejar el idioma y tenemos el arte de hacerlo con palabras hermosas, pero sencillas.

Creo que este párrafo, lo podríamos resumir en siete palabras:” Es el arte de persuadir y convencer”. Expliquemos mejor lo que digo: La persuasión se refiere al corazón y a la voluntad; y se obtiene por medio de afectos. La convicción, se refiere a la razón, se convence por medio de pruebas. La inteligencia, pide razones y la voluntad, actos.
En la oratoria, hay unas reglas especiales, para las composiciones; estas reglas, rigen la declamación de las piezas literarias y todas las piezas de la oratoria, son llamadas: Discursos.

Antes de seguir adelante, hagamos una aclaración: No se puede confundir la oratoria, con la elocuencia, que es una facultad natural, que nace con algunos humanos y que les concede el favor de poder persuadir a cualquiera, sin mayores esfuerzos. Esta facultad, la puede tener un niño, un anciano, un gobernante, o cualquier persona, así no sea muy instruida, la puede tener el analfabeta o cualquier miembro común y corriente del pueblo. Lo cierto del caso es que se puede tener elocuencia, sin ser un orador; pero no se puede ser orador, sin la elocuencia.

Hay una cualidad, que es muy importante para los oradores y se llama: Afluencia, que consiste en la facilidad para encontrar abundantes razones y se llama: Facundia, cuando está acompañada de la facilidad de expresión. Es bueno que no confundamos a facundia, con verbosidad, este es un defecto que consiste en abundancia de palabras, que a nada conducen. A esta se le puede decir: Torrente de palabras en desierto de ideas. Shaquespeare decía: Palabras, palabras, palabras…

La oratoria es bella por su modo de obrar y sabe descender a las profundidades del corazón, para luego remontarse a las alturas de la inteligencia. Abajo, remueve los afectos y los sentimientos y arriba, espacia la razón, por los ilímites campos de la verdad.

Para obtener resultados en este arte, es necesario agradar al público, por medio de nuestras dotes oratorias; convencerlo, con las pruebas argüidas a favor de nuestras tesis y conmoverlo, con nuestras pasiones de orador. Este hermoso conjunto de cualidades, hace del orador: Un personaje cumbre. Los clásicos, llamaban a los oradores:”Vir bonus, dicendi peritus”. Que traducido literalmente quiere decir: Varón bueno, diestro en el arte de hablar.

Según decía Cicerón, uno de los monstruos de la oratoria, el orador es:”Filósofo, poeta y actor”. Es decir: Hombre sabio, por las razones; genio por sus creaciones; y artista por la forma y las maneras.
El buen orador, debe tener tres condiciones: La simpatía de los que lo escuchan; saber captar la atención de los oyentes y que sus corazones se pongan de parte de él. La primera estará asegurada, con sus conveniencias oratorias y la manera de exponer las ideas; estarán atentos, si la esencia de su pieza literaria es de buena calidad; y robará sus corazones, cuando muestre buenas pruebas en su discurso. Esto quiere decir que el orador debe ser: Un hombre sabio, virtuoso y de juicio práctico, modesto en sus maneras y de honradez reconocida.

Se llaman pruebas a las razones que el orador dice para convencer a sus oyentes. Las pruebas pueden ser:
a)    Positivas, cuando las tomamos de principios generales que ya conocemos.
b)    Personales, si las tomamos de hechos conocidos por todos.
c)     Condicionales, cuando las tomamos de hechos que suponemos. Estas son de poco valor probatorio, porque sobre cosas que suponemos, no podemos discutir.
d)    Intrínsecas, cuando las tomamos del fondo mismo del discurso que hacemos.

El orador antes de pronunciar el discurso, debe conocer perfectamente, las circunstancias que acompañan a los hechos. Seguidamente, se escogen las de mejor calidad y recordemos un principio de la preceptiva:”Las pruebas se pesan, no se cuentan”.
Respecto a la calidad de las pruebas, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:

Que sean sólidas, es decir: Que tengan mucha fuerza probatoria.
Que sean propias, es decir: Originales del orador.

Que sean peculiares, es decir: Que se refieran al asunto que vamos a tratar.

Que sean oportunas, es decir: Que convengan a las circunstancias que rodean al asunto y a los oyentes.

Nótese bien: Las pruebas personales y concretas, son las que mayor fuerza le dan al discurso; las demás pueden servir si el público que nos acompaña, es de origen académico o muy ilustrado (respecto a su cultura general).

En oratoria, damos el nombre de lugares comunes, a las circunstancias que el orador acude, para convencer y persuadir.

Los lugares comunes, pueden ser intrínsecos, cuando forman parte esencial del discurso, como: La definición, que da a conocer la naturaleza de lo que vamos a decir. La definición puede ser: Filosófica, cuando anuncia simplemente la esencia: Hombre, un ser racional compuesto de alma y cuerpo. Puede ser literaria, cuando lo hace en una forma descriptiva: El hombre es un despojo del tiempo; una imagen de la inconstancia; una burla de la fortuna; un ejemplo de flaqueza y un terreno de desventuras y miserias. Como lo anuncia Aristóteles. Esta otra definición, es bien concebida: ¿Qué es nuestra vida, más que un breve día, do apenas sale el sol cuando se pierde en la noche fría?

Otro lugar común intrínseco, puede ser: La enumeración, que consiste en decir las diferentes partes de que se compone un todo, para estudiarlo mejor. Esta es un buen ejemplo, cuando se trata de entender el desconcierto de éste mundo: “El hermano, tiende lazos al hermano; sepáranse, el padre de los hijos; el esposo de la esposa; no hay lazo, que un vil interés no rompa; la buena fe, es exclusiva de los simples; eternos son los odios; las reconciliaciones fingidas; jamás se mira, como hermano al enemigo; desgárranse los hombres, se devoran mutuamente”. Massillón.

También está la comparación, que consiste en hacer un parangón de un objeto, poco conocido, con otro, que todos conocemos. Esta puede ser a fortiori, cuando le damos más importancia al objeto comparado. Y a pari, cuando los dos objetos que comparamos, son de igual importancia.

En los evangelios se ven muy claras estas dos formas: Cuando Jesucristo dice:”Si Dios tiene cuidado de un yerba del campo, que hoy es y mañana será echada al fuego, como podrá olvidaros a vosotros, hombres de poca fe”. (A fortiori).

Y cuando concluye una parábola, la del mal criado, dijo:”De ésta manera, agregó, os tratará mi Padre Celestial, si cada uno de vosotros, no perdona de corazón a su hermano”. (A pari).

Otro lugar común, es el de causa efecto, que consiste en probar la bondad o la malicia por la causa que la produjo. Esta argumentación, se llama: A priori y se encuentra en otra frase de Jesucristo:”Un árbol malo, no puede producir buenos frutos”.

Si la bondad o la malicia de una cosa, se prueba por sus efectos, la argumentación se llama: A posteriori. En el mismo trozo del evangelio dice:”Por sus frutos los conoceréis”.

Hablemos ahora de género y especie y para hacerlo debemos aclarar lo siguiente: Todo lo que se afirma del género, se puede afirmar de la especie, porque el que puede con lo más, puede con lo menos: Si los médicos hacen un juramento, para salvar y mejorar la vida humana; cualquier médico de la tierra, debe hacerlo; pero no todo lo que se afirma o se niega de la especie, se puede se puede afirmar o negar del género. Si el poeta, Pedro, es un calavera, no se puede decir: Que todos los poetas sean calaveras.

También es importante, hablar de contraste o contrario, en donde se muestra la bondad o la malicia de una cosa, diciendo la malicia o bondad de su contraria. Ej: “Quien desea probar la excelencia de la paz; que pruebe los horrores y desgracias de la guerra”.

Otro lugar común, es la repugnancia, que consiste en demostrar, la imposibilidad de una cosa, por estar en contradicción con la naturaleza de ella. Cuando a María Antonieta, se le acusó de haber ultrajado a su hijo, dijo:”Apelo a todas las madres aquí presentes, para que digan: Si puede ser posible, semejante imputación”.

Hay un argumento que es muy poderoso: Las circunstancias, que consiste en probar las cosas, por medio de los acontecimientos que los rodean. Recordemos: Que las circunstancias que en todo, debemos considerar; son persona, cosa, modo, fin medios, tiempo y lugar.

También hay unos lugares comunes extrínsecos, que pueden estar por fuera del asunto que tratamos, pero que viene muy bien como pruebas. Ejs:

Testimonio de la autoridad divina, que son testimonios de las escrituras y de la tradición. La maldad da muerte, al malvado.

Máximas, que son sentencias muy sabias, que utilizamos, como resumen de la ciencia a través de los siglos. Dime con quién andas y te diré quién eres.

Apotegmas, son dichos de ciertos personajes célebres, muy conocidos por los que nos oyen. La frase famosa de Sócrates: Yo solo sé, que nada sé, o la no menos famosa, de Gregorio Niceno: Una carroza de obras buenas, guiada por la soberbia, se hunde en el infierno…..Una carroza cargada de pecados, guiada por la humildad, sublima al paraíso.

Las citas, que son frases tomadas de personajes célebres. Este recurso, no se debe emplear en abundancia, porque aunque da apariencia de erudición, demuestra poca originalidad. Como dijera Hegel: Todo proceso de civilización, genera barbarie. O la de sangre, sudor y lágrimas de Churchill.

Ejemplos, que consiste en citar hechos parecidos al que estamos tratando de probar. Los ejemplos, son de poderoso valor demostrativo. Ejemplo, es sinónimo de parábola y las utilizaba mucho Jesucristo, para enseñar a las gentes.

Confesión del adversario, consiste en servirse de las propias palabras del contrincante, esta argumentación la llamamos filosóficamente: Ad hominen. Es supremamente poderosa, pero el orador debe manejarla con mucha personalidad y fuerza de convicción.

Hay algo que en oratoria, llamamos: Pasiones oratorias, que son las dotes del que pronuncia un discurso, para predisponer a su público, a hacer lo que él desea y a que se identifiquen con todo lo que está exponiendo. Estas no se pueden enseñar en las aulas, porque nacen con las personas; son lícitas y necesarias, porque con ellas, se cautiva la voluntad del público. Pero hay que tener cuidado de no excitar pasiones que arrastren a hacer el mal; pues solo están permitidas las que mueven al público, hacia el bien.

Al estudio de éstas dotes, se le puede llamar: Patético, que es el arte de poner en juego las pasiones y se puede presentar de dos formas: Directo, cuando el orador está realmente conmovido. Es el más poderoso y eficaz medio, para convencer al público. Horacio uno de los buenos oradores romanos, decía:”Antes de conmover a los otros; es preciso conmoverse a sí mismo”.

El patético indirecto, se presenta cuando el orador, finge estar conmovido; pero como es algo fingido, no es tan convincente y produce pocos efectos.

El patético, tiene unas leyes, a saber:

a)    Es preciso que los efectos sean oportunos, es decir, adecuados a las personas y al asunto.

b)    Debe ser emotivo, es decir, que debe ser preparado por el raciocinio y debe presentarse en forma natural.

A pesar de que el patético sea real o fingido, el orador debe conservar la calma, para aplicar aquello que Horacio decía:”Ebrio, entre personas de sano juicio”. Esto quiere decir que el orador hace el patético, pero regresa rápidamente a la normalidad, con el fin de no producir cansancio en el público.
Además tiene que ser corto, porque exige, una gran tensión en el espíritu del orador y se fatigarían él y su público.

En algunas circunstancias, en vez de excitar las pasiones, es necesario calmarlas y para lograrlo, es preciso emplear: El frio razonamiento de la lógica.

Hay una poderosa herramienta oratoria, que consiste en emplear la ironía y el ridículo, pero requiere de muchas habilidades de parte del orador, para no caer en el riesgo, de indisponer a su público.

El dominio de las dotes oratorias, solo se logra después de muchos esfuerzos y prolongados ejercicios, porque aquí también se aprende haciendo, el mismo Horacio, decía:”La elocuencia, es la continua excitación de los afectos”.

Para hacer un discurso, es necesario saber manejar todas las normas que he expuesto y quien no las conoce, difícilmente podrá escribirlo o pronunciarlo.

Ahora entremos en la esencia misma de lo que es un discurso, que es una composición en prosa, destinada a ser leída en público.

Cualquier composición en prosa, no puede llevar el nombre de discurso, porque éste, está sujeto a unas reglas especiales, que tienen que ver: Con un plan definido; una recitación adecuada; y una parte artística, condiciones indispensables, para lograrlo. De otra manera, la pieza literaria, se podrá llamar: Palabras, presentación, despedida o cualquier otro nombre, que no tenga que ver con la oratoria.

Seguidamente, miremos como es el plan de un discurso y tratemos de dar ejemplos, lo mejor concebidos, para que los futuros oradores, vayan montando sus propias ideas.

El plan es el derrotero que el orador, debe seguir en su obra y debe ser:

Sencillo, esto es que encierre todo el contenido en pocas proposiciones y que vayan bien entrelazadas.

Uno, es decir, que todas las partes, converjan a un solo punto.
Fecundo, esto es que ofrezca abundancia de material.

Y proporcionado, que guarde armonía con el tema, con el lugar y con los oyentes.

    El plan de un discurso, comprende las siguientes partes:

Exordio, que es una ligera composición, que tiene por objeto, preparar al público. En otras palabras, es la composición de lugar, para captar la atención de su majestad: El público.

Como todo orador, debe ganarse la simpatía del público, en el exordio, debe hacer gala de sus dotes oratorias, para que eso ocurra.

En algunos casos, se puede suprimir el exordio, como:

a)    Cuando los ánimos están bien dispuestos, a favor del orador y del tema.

b)    Cuando es un asunto de poca importancia.

c)     Cuando así lo exige, el poco tiempo que tenemos y el público, está ávido de oír al orador y saber el fin del discurso.

En mi caso, nunca suprimiría el exordio, porque en él, es en donde se ve, la calidad del orador.

El exordio, tiene que ser interesante en el fondo, esto es, que llame la atención.

Esmerado en la forma, es decir, que agrade y atraiga las simpatías del público.

Modesto, o sea que no vaya más allá, de donde va el discurso. Para que no se vaya a decir: Que el orador, es víspera de mucho y día de nada.

Oportuno, o sea acomodado a las circunstancias. Las repito: Persona, cosa, modo, fin, medios, tiempo y lugar.

El exordio, puede ser: Simple, es decir, sin galas literarias. La verdad éste a mí no me gusta, porque las galas literarias, son las que muestran la dimensión del orador.

Insinuante, cuando se caracteriza por el juego de las costumbres oratorias. Aunque se utiliza, para poder convencer al público, cuando hay pereza en contra del orador y de el tema que va a tratar; Lo utilizaría todas las veces, para mostrar que soy capaz de hacerlo.

Pomposo o solemne, es aquel en el que se utiliza toda la artillería pesada de la literatura, para deslumbrar a los oyentes. Este es el que más me gusta. Lo utilizan mucho en los discursos especiales, en los grandes sermones y en los panegíricos (discurso especial, para alabar a una persona o para rendir honores a un Santo). Este tipo de exordios, son los más hermosos y se apoderan del público, por así decirlo.

Exabrupto, es un exordio que propiamente no existe, porque el orador, inicia el discurso, como si conociera al público y supiera que lo van a aceptar. Nunca me arriesgaría a hacerlo, porque casi siempre se convierte en un total fracaso. Con razón solo lo utilizan los parlamentarios, que sabemos de antemano, no son personas muy preparadas y solo saben hacer bobadas. Me atrevo a creer que no los utilizan, porque no saben hacerlo, recordemos que: Laureano Gómez, estremecía el capitolio nacional con sus discursos y sus exordios fueron de fama internacional. Ruano, los tenía como ejemplo, de esa modalidad, en su literatura.

Antes de terminar con el exordio, recordemos que los grandes oradores de la tierra, colocan una frase famosa, al principio del discurso y esa frase, es como el resumen de lo que se va a tratar.

Veamos algunos ejemplos de exordio:

Un orador sagrado, si está hablando de la envidia, que es uno de los pecados capitales, puede decir así, en sus sermones:

“Por la envidia del diablo, entró el pecado en el mundo; y lo
s que imitan al diablo, son de bando”. Palabras tomadas del libro de la sabiduría, capítulo II, versículos 25 y 26.

Lo acabáis de oír en las palabras del Espíritu Santo; la envidia, es el pecado más antiguo, el que sirvió de instrumento al demonio, para la desobediencia de Adán, quien fuera  el personaje, que introdujo la muerte, en el mundo, y desde ese día, 
lamentablemente, el enemigo de todo bien, cambió el destino del hombre en la tierra y no ha dejado de esparcir en los corazones, el veneno que destila del suyo y las consecuencias funestas y desastrosos efectos de éste maldito vicio. La envidia, es el pecado que convirtió a Caín en fratricida, allá en el paraíso terrenal y lo convirtió en el primer matón de la tierra: la envidia fue el pecado de los escribas y fariseos, con Anás y Caifás a la cabeza y los llevó a concebir la compra criminal y posterior crucifixión, del dulce rabí de Galilea; la envidia, fue la responsable de los crímenes de Herodes, como la matanza de inocentes y la muerte de Juan, el bautista, porque quería tener la buena reputación que ellos ostentaban; La envidia, fue la responsable de los grandes cismas, como el Arrianismo y el protestantismo….Y ha sido, como punto final, la que introdujo la muerte en el mundo y por eso decimos: Los que imitan al diablo, se hacen de su bando.

Veneno de los corazones, la llama, San Gregorio Nacianceno. Sin embargo el mundo en sus falsas doctrinas de: Soberbia, ambición y codicia, la halaga y la fomenta y el enemigo de nuestra salvación, la multiplica por todas partes, para tener un instrumento activo y exterminador, que conduzca, nuestras almas, con pasos firmes y seguros, hacia la perdición final.
Ni lo más estimable, ni lo más respetable, ni la virtud, ni la santidad misma, pueden ponerse a cubierto de éste peligroso enemigo, que se atrevió a atacar, hasta a Jesús, cuando hacía sus milagros.

El orador académico, cuando va a hablar de un personaje importante, que se ha dedicado a la docencia, podría hacer un exordio parecido a éste:

“Y los que enseñan a otros, brillarán como estrellas, por toda la eternidad” Palabras tomadas del profeta Daniel, capítulo XII, versículo 3.

Sin dejar de ser soñadores, defecto o virtud ancestral que viene de la estirpe y que muerde la sangre más escondida de nuestro corazón; pero sin confundir, como el loco personaje de Cervantes, manadas de carneros, con escuadrones humanos; molinos, con gigantes; y mesones camineros con deslumbrantes palacios; tenemos que reconocer abierta y realistamente: La verdad, la ciencia, la tecnología, la luz y la razón,  cuando unas y otras se presentan ante nuestros ojos, en una forma tan espectacular, que sería preciso no verlos ni palparlos, así tuviésemos el más sofisticado espíritu que pudiera concebirse, porque hay hechos y circunstancias, tan claros, como el sol, que no necesitan de examen de conciencia, para afirmar de ellos que son útiles y provechosos.

(Aquí empezaría el cuerpo del discurso) que podría concebirse así:
La fiesta que hoy celebramos, es una historia dorada de nuestro pueblo…….

Otro exordio de buena calidad, en caso de estar analizando problemas de nuestro pueblo, para un académico, podría ser:

“Todo proceso de civilización, genera barbarie” Hegel, Filósofo Marxista.

En esta preciosa tarde tropical del mes de junio, fecha ilustre del solsticio de verano, mientras el sol declina entre ropaje níveo, sobre los picos de las más remotas montañas, cuando empiezan a fluir las suaves brisas tempraneras del cauca, producidas por el desfase de temperatura que genera la pérdida del astro rey; y acompañados por las palmeras, especie vegetal, importante de nuestras tierras, que al susurro de viento, parecen bailarinas, haciendo coreografías, con todo tipo de piruetas, nos alejamos de las falsedades del mundo moderno y nos adentramos en una concepción más sublime y mucho más provechosa para vida de nuestras gentes, como son los problemas administrativos que estamos manejando.

La parte del discurso que sigue al exordio, se llama: Las proposiciones. Es como la consecuencia lógica del exordio o composición de lugar.

La proposición puede ser simple, si solo va a manejar una idea y compuesta si encierra dos a más. La compuesta se divide, en oraciones o partes.

Esta división debe ser:

a)    Natural, cuando los diversos puntos se desprenden de ella sin ningún esfuerzo. Los preceptistas dice: Dividir y no romper.

b)    Distinta, es decir que las partes, no se confundan unas con otras.
c)     Progresiva, es decir que vaya en orden ascendente. Hasta llegar a la conclusión.

A continuación viene la confirmación, que equivale a decir: Las pruebas de que la proposición, es válida. Es propiamente el cuerpo del discurso y en ella se deben refutar las objeciones del adversario.

El verdadero arte de la confirmación, es el de ofrecer pruebas convincentes, que no den lugar a dudas, ni objeciones.
Hay dos maneras de presentar las pruebas:

a)    Directamente y sin rodeos de ninguna clase.

b)    Disimuladamente, cuando se lleva al público suavemente hasta presentarlas. Esta forma se utiliza, cuando el público es muy sensible o está en desacuerdo con el orador o con el tema.

Las pruebas, se pueden presentar en forma de argumentación, para que tengan un mayor valor probatorio.

Cuando estudiamos lógica, nos enseñaron las distintas formas de argumentación que se presentan, por esa razón es importante refrescarlas: Silogismo, entimema, prosilogismo, sorites, epiquerema y dilema. Veamos ahora la teoría de cada uno de ellos:

El silogismo, fue diseñado por Aristóteles y consiste, en argumentar con dos premisas, la mayor y la menor y se concluye diciendo que la primera es igual a la segunda. Ej: Si estamos hablando de filosofía; estamos filosofando. Si no estamos hablando de filosofía; también estamos filosofando. Luego siempre estamos filosofando. Es decir: A es igual a B; B es igual a C; luego A es igual a C.

El entimema, es un silogismo, en el que se suprime una de las premisas y se concluye rápidamente. Ej: El sol alumbra; luego esta de día.  Aquí suprimimos la segunda premisa, que sería: Cuando el sol alumbra, esta de día.

El prosilogismo y el epiquerema, son dos formas de silogismos encadenados, a los cuales se les puede llamar: Polisilogismos, porque contienen varias premisas, en las cuales siempre la conclusión es igual, porque el sujeto de la primera y el atributo de la última, representan una verdad contundente.

Sorites, es el silogismo en el cual presentamos una serie de proposiciones en cadena, en las cuales, el predicado de la anterior, es el sujeto de la posterior; hasta que concluimos que el sujeto de la primera y el predicado de la última, son una verdad contundente.

Miremos un ejemplo de sorites, en la carta a los Romanos Pablo dice:”Y a estos que ha predestinado, también los ha llamado; y a quienes ha llamado, también los ha justificado; y a quienes ha justificado, también los ha glorificado” Romanos VIII 30. La conclusión aquí, sería: A los que ha predestinado, los ha glorificado.

El dilema, es un razonamiento en que una de las premisas, contiene una alternativa de dos términos y sea cual fuere la alternativa que se escoja, la conclusión es la misma.

El epílogo, en el discurso, es una pequeña recapitulación del discurso, en el que se hace hincapié en las pruebas. Debe ser: Corto, vivo y rápido; si fuera largo, lánguido y débil, destruye el discurso. En otros términos, el epílogo es el que esculpe el discurso, en los corazones y las mentes de los oyentes.

Como punto final, nos queda el recurso de la peroración, que es la recapitulación de las pruebas, pero solo se utiliza, para los discursos largos y muy solemnes; porque en los discursos cortos, no se permite.

A continuación veamos unas recomendaciones especiales, para hacer un discurso:

Un discurso, no debe ser muy extenso (a pesar de que algunos requieren, cierto grado de extensión). Como el sermón de las siete palabras

La estructura del idioma, debe tener: Claridad, unidad y sencillez.

Las palabras, deben estar repletas de significados, vigorosas y muy concretas.

Las figuras retóricas, deben ser: Oportunas y con mucha propiedad.

Su discurso, debe tener una buena espina dorsal.

Las opiniones, deben estar bien sustentadas, con hechos y dichos de autoridades importantes, para que pueda convencer a su público.

Las comparaciones y contrastes, deben hacerse dirigidas a buscar mejor eficacia, en lo que se afirma.

El empleo de preguntas, es un recurso oratorio eficaz, si se hacen oportunamente.

El uso de lenguaje humorístico, es de utilidad riesgosa.

Para dar más énfasis a ciertas ideas, es bueno repetirlas, pero solo cuando sea necesario.

Nunca un discurso, debe terminar en el aire, es decir sin conclusiones y peroración.

Lo que se dice en la introducción o exordio, es indispensable, para ganar o perder la atención del público.

La introducción debe ser corta, pero muy llamativa.

Las conclusiones, determinan: La impresión buena o mala, que Ud. Ha dejado en el público.

Las conclusiones deben dejar algo bueno y útil, en los ánimos de los demás.

No es conveniente memorizar el discurso y me atrevería a decir, que es un irrespeto, al público, cuando se dice de memoria. En este caso, funciona el viejo dicho:”La cabeza, no sirve sino para poner el sombrero”.

Si tiene que improvisar, lo mejor es que haga un plan o esquema por escrito, de lo que va a decir, para que no cometa errores.

En los discursos de bienvenidas y despedidas, es indispensable hacerle creer, a la persona que recibimos o despedimos, nuestro aprecio y es necesario, que: La amistad, la sinceridad y la cordialidad vayan de la mano.

En los discursos de aceptación de honores, preseas, etc. Es indispensable destacar el significado del honor; los sentimientos de las personas que lo ofrecen; los méritos de la persona que los recibe; ojalá con mucha humildad y se deben dar los agradecimientos, de una manera cordial y elegante.

En los discursos de presentación, es importante destacar los méritos y el valor de la persona que presentamos; pero si la persona, viene a dictar un curso, una conferencia o una charla, solo debemos decir, quien es, que hace y lo que viene a hacer.
En los discursos de candidatización, se deben decir las causas que condujeron, al público para candidatizar, al presentado y cuáles son las razones por la que acepta esa nominación.

En los discursos de conmemoración, se debe destacar y relevar muy bien, el significado de ella y la utilidad que tiene para los demás.

En los discursos de aniversarios, es necesario, evitar la mención de cosas que no sean agradables y traer a la memoria, hechos y circunstancias, que nos produzcan tristeza.

Los discursos para agradecer comidas o agasajos, tiene propósitos y mensajes específicos y se basan generalmente en una idea central de buen significado.

En las oraciones fúnebres, se destacan los valores 
que tuvo la persona fallecida y se trata un tema central adecuado al público y a la ocasión.

Estudie su discurso, leyéndolo y entendiéndolo, como si ya se estuviera dirigiendo al público, para que no le pase lo de algunos políticos, que parecen deletreando, como niños de primer grado escolar.

A continuación veamos una lista de temas que se prestan para hacer los mejores discursos, si la inserto, lo hago con mucho conocimiento, porque a lo largo de mi vida profesional, me divertí mucho jugando con estos aspectos, en la elaboración de mis discursos.

Conmemoración de un nuevo centenario de la fundación de una ciudad.

Los aniversarios de las fiestas patrias (20 de julio; siete de Agosto; Día de la raza; 11 de noviembre).

Conmemoración del nacimiento o la muerte de un personaje célebre.

Respuesta a un discurso de bienvenida.

Agradecimiento por un regalo recibido.

Candidatatización de una persona, para un puesto o para una campaña política.

Aceptación de un puesto o una candidatura.

Para agradecer una comida de bienvenida o de despedida.

Para despedir a una persona muy estimada por la comunidad.

Una oración fúnebre, por el entierro de un miembro, muy importante de la comunidad o la familia.

Para la celebración del día del idioma.

Para la celebración de día de la Madre.

Para representar a un pueblo, en la visita de un personaje importante.

Para inaugurar un club, una asociación, un centro de estudios o de historia, etc.

Para iniciar o clausurar las labores académicas de una institución educativa.

Para coronar una reina de belleza.

Para inaugurar un evento deportivo.

Para recibir a un gobernante y expresarle las necesidades de la región.

Para izar una de las banderas.

Para presentar a una persona importante, que visita la ciudad.

Para la celebración de día del colegio, la escuela o la normal.

Para hacer la presentación de un acto lírico-académico.

Para presentar a las directivas de la institución, los problemas del estudiantado.

Para la celebración del día del maestro.

Para la celebración del día del trabajo.

Para la celebración del día del Sacerdocio.

Para la inauguración del la asociación de padres de familia.

Para mostrar la necesidad de crear más escuelas.

Para mostrar la necesidad de formar buenos educadores.

Posiblemente se me escapan muchas otras circunstancias, en 
las que se puede pronunciar un discurso, pero con esta muestra, Uds. Podrán elegir, las demás.

Mi recomendación, para aquellos que son Hombre Públicos, como me tocó a mí, es mantener una banco de exordios, 
argumentaciones, conclusiones y peroraciones y ojalá, tener listas las frases famosas, que pueden acompañar a cualquiera de estos discursos, para no asustarnos mucho, cuando nos postulan con el fin de hacer un discurso.

Veamos a continuación, una guía especial, que se puede poner en práctica, cuando vamos a decir un discurso:

Inicie su discurso, a la hora fijada, para que enseñe a las personas a ser puntuales.

Póngase de pié frente a su público y mírelos, como si estuviera paneando con una cámara, para que les muestre un absoluto dominio.

Lea el protocolo, es decir diríjase a todas las personas importantes que lo van a escuchar, tratando de mencionarlas en orden a la importancia que tienen en la sociedad.

No lea ni el nombre del discurso, ni sus objetivos.

Empiece con la frase famosa, dándole mucho énfasis y tratando de dominarlos a todos.

Lea el discurso pausadamente y haga la entonación correspondiente a cada frase.

Si está cerca de un micrófono, no lo introduzca mucho en su boca, porque su voz, quedará entrecortada y casi nadie estará entendiendo lo que dice.

Administre muy bien las pausas y en unas de ellas, si su garganta está fatigada, puede tomar un poco de agua, ojalá no esté helada, porque se puede descomponer su aparato fonatorio.

Tenga en cuenta que el movimiento de su cuerpo debe ser muy armónico y su actitud, debe estar de acuerdo con las ideas que está expresando.

Conserve el equilibrio, el aplomo y la seguridad, durante todo el discurso.

Mire de cuando en cuando, con seguridad y con franqueza, a todos los miembros de su público.

No corra el riesgo de decir su discurso de memoria, porque puede olvidar alguna frase y la mecánica cerebral, lo puede despistar por algunos minutos. Pero si esto ocurre, cosa que es muy grave, mientras regresa la mente a un lugar adecuado, mire fijamente a su público. Esto pasa, casi siempre, que decimos el discurso, con una pauta.

Utilice su nerviosismo, para darle mayor vigor
 a la expresión.

Distribuya bien el peso de su cuerpo, sobre los dos pies y tenga un pié más adelante que el otro.

No balancee el cuerpo, porque esta es una señal evidente de que tiene miedo.

No permita que sus extremidades tiemblen o se muevan, sin medida.

Evite la oscilación constante de los brazos.

No permita, que los dedos de las manos, se muevan inquietamente.

No oculte las manos en ningún lugar.

No se componga ninguna prenda, ni parte de su vestido, mientras está pronunciando el discurso.

No arrastre los pies.

Utilice sus manos, para indicar la puntuación, para afirmar o negar rotundamente o para subrayar una idea.

Hable sincera y espontáneamente y utilice una voz agradable.

Mantenga contacto con su público durante todo el discurso.

Evite en todo momento, la ostentación, el remilgo y la impresión de que Ud. Es superior a los demás.

Esfuércese por conservar la naturalidad en todo momento.

A medida que su discurso, avance, trate de mejorar la calidad de la disertación.

Olvídese de Ud. Y piense en su discurso y en el público que lo acompaña.

No lea muy rápido y respire profundo.

Evite la monotonía y haga variaciones del tono, la intensidad y el ritmo a que lee.

Hable de manera que todos lo entiendan; recuerde que hay unos muy apartados de Ud. Otros tienen defectos en sus oídos y unos terceros, puede no dominar mucho el idioma en que les habla.

Antes de terminar, no me resisto la tentación de contarles, algunos secretos de la oratoria, que está tan olvidada en nuestros tiempos y que en viejas épocas de grata recordación, regía los destinos académicos, en todos los rincones de la tierra.

La oratoria se puede dividir, según el teatro en donde vamos a pronunciar el discurso:

Oratoria Sagrada: Es la destinada a los viejos púlpitos de los templos y en la actualidad a los ambones, desde los cuales proclamamos la palabra de Dios y tiene por objeto, las verdades eternas y todo lo que manejan los credos religiosos a nivel de sus enseñanzas.

Los antiguos oradores sagrados aplicaban la norma de que: Ut véritas pateat; ut véritas placeat et ut véritas moveat. Esto traduce: Que la verdad sea patente; que la verdad sea agradable y que la verdad convenza.

Casi siempre el orador sagrado, habla en nombre de Jesucristo, su labor es instruir sobre las verdades eternas y llevarlos a amar esas verdades, para la práctica del bien.

Un escritor de preceptiva cuando se refería a Jesucristo decía:
“Fue el modelo de oradores. Nadie habló como él. Tenía la autoridad del poder y la majestad de la persona; y a estas cualidades, agregaba: La profundidad de la doctrina; la sencillez en las enseñanzas; la unción en las formas; y por su bondad y ternura, se granjeaba la simpatía de los pueblos”.

Si traigo esta cita, es porque esas son las cualidades que debe tener un buen orador sagrado, para convencer a su público. En la oratoria sagrada, hemos encontrado verdaderos modelos de oradores, a lo largo de los tiempos.

Para resumir, digamos que la oratoria sagrada exige: Claridad, serenidad, interés, unción y método.

En la oratoria sagrada, hay dos clases de discursos: Los solemnes y los no solemnes. El discurso solemne, es aquel que está acompañado de un gran aparataje literario y en ellos se sigue un plan riguroso, que incluye los siguientes puntos: Sentencia, o sea la famosa frase que define el discurso; exordio, tal como ya lo expliqué; invocación, que se puede hacer a Dios o a Nuestra Señora, no es obligatoria, pero favorece el patético; proposiciones, como ya queda explicado; cuerpo o confirmación, como ya lo vimos; y epílogo o peroración, según el caso.

Hay cuatro clases de discursos solemnes, en la oratoria sagrada:

 Sermón común, en el que se trata un tema de dogma o moral.

Nótese bien: Las verdades de la fe, deben ser expuestas, con dignidad y solidez; las morales exigen exquisita prudencia. El orador debe evitar el rigorismo exagerado, que limita mucho la capacidad de asimilar el discurso y la demasiada indulgencia, que llena al público de presunción.

El panegírico, que es el discurso especial hecho en honor de un santo, con el propósito de conseguir beneficios espirituales en los fieles.

Hay dos escuelas  literarias, respecto a la elaboración del panegírico: La italiana, enseña que basta con tributar las alabanzas al santo y deja al pueblo la libertad para imitarlo; y la francesa, que saca abiertamente las conclusiones prácticas.

Hay tres métodos para hacer un panegírico: El biográfico, que consiste en seguir cronológicamente la vida del santo; el moral, que solo contempla las virtudes que el santo practicaba; y el general, que consiste en hacer consideraciones, sobre las virtudes que el santo practicaba.

La oración fúnebre, es un discurso que consiste en exaltar las cualidades y virtudes de un difunto. Estas se deben presentar con serenidad notoria y con lenguaje especial.

La conferencia, es un sermón común o apologético, en el que se tratan temas de religión, en medio del raciocinio filosófico, el cual debe ser artísticamente presentado. Las conferencias nacieron en Francia, en el púlpito de Notre Dame de París, con Lacordaire a la cabeza y es allí en donde han sido más famosas.

Los discursos comunes o sermones, son aquellos que no piden grandes demostraciones literarias; son los más utilizados en la vida actual, no sabemos, si por ser muy fáciles de escribir o porque el clero moderno, no tiene la capacidad de hacer, los solemnes.

Estos sermones son de tres clases:

La homilía, es una sencilla explicación de los evangelios y las epístolas, con el fin de sacar enseñanzas para la vida cristiana.
La plática, es una pequeña instrucción, sobre un tema de doctrina cristiana.

La catequesis, es la explicación de la religión, por medio de preguntas y respuestas. Hay dos formas de hacerla: La socrática, que con una serie de preguntas, lleva al discípulo a darse la respuesta y el eurístico, que es una sabia combinación de preguntas y exposiciones.

La oratoria académica, tiene por objeto, mostrar: Lo bello, lo bueno y lo verdadero; instruye por la serenidad de la doctrina; y deleita por su forma.

En la oratoria académica, están:

Las disertaciones, que son memorias o monografías, escritos sobre algún artículo científico o artístico. Estas se leen en el seno de las corporaciones científicas y por lógica pertenecen al género didáctico.

El discurso de recepción, el aquel que hace un socio, al ingresar a una academia científica  literaria. Se basan en la gratitud y en ellos debe haber delicadeza y mucho ingenio.

Las respuestas a estos discursos, no son grandes piezas literarias, ni exigen tanta magnificencia.

El elogio, es un discurso pronunciado en alabanza a una persona ilustre o a una corporación. Admite la más completa diversidad de estilos, desde el sencillo, hasta el pomposo y solemne, según las circunstancias, pero rechaza el recargo de adornos.

Las arengas, son discursos de ocasión y pueden ser: Militares, cuando las hace un jefe a sus soldados, para darles valor o para felicitarlos por sus triunfos. A las arengas, también se les dice proclamas. Eran muy especiales las de Bolívar, para sus soldados.

Hay unas arengas, a las que llamamos sociales, que se dicen en ocasiones especiales. Hay cuatro clases de arengas sociales:

El epitalamio, discurso pronunciado en las bodas de los recién casados.

La genetlíaca, es el que se pronuncia en los cumpleaños de personas importantes o amigos distinguidos.

El epinicio, es el discurso que se pronuncia, para reconocer algún triunfo de un jefe militar.

El eucarístico, discurso que se pronuncia en acción de gracias por un favor recibido.

Aquí, podríamos agregar otros discursos especiales, que se presentan con frecuencia, en la sociedad: La alocución, los ofrecimientos, los saludos y los brindis.

La oratoria política, que también se llama parlamentaria, por el lugar en que se desarrolla, tiene por objeto, la solución de problemas: Sociales, políticos o económicos. Esta goza de absoluta libertad, para su manejo, no necesita plan, ni forma (hasta en esto, son desordenados los parlamentarios). Requiere: espíritu vivo; inteligencia suspicaz; memoria feliz; facilidad de adaptación de las ideas; y expresión impecable. El que habla, puede ir desde la insinuación, hasta la ironía en la refutación de sus adversarios.

Es bueno decir que en esta oratoria, se presenta la que decimos en las calles y en las plazas públicas y que conocemos, como oratoria popular, en la que se necesitan: Libertad para exponer las ideas y fogosidad, para hacerlas sentir.

La oratoria forense o de los foros, como la que hacían: Cicerón y Horacio, es la que se lee en los lugares públicos, para ventilar asuntos criminales. El público de estas lides, debe ser suficientemente culto y estructurado, para que pueda tomar decisiones, porque el orador, busca la condena o la libertad de alguien. Recordemos que en este caso, los jueces pronuncian la sentencia, de acuerdo con las pruebas que expone el orador. En esta oratoria, se necesita: Sabiduría, solidez, vigor, precisión y método.

Este tipo de discursos está sujeto al siguiente plan: Exordio, proposiciones, división, confirmación, refutación y conclusiones.
Es bueno anotar que antes de la confirmación, se debe hacer un relato de los hechos.

Casi siempre en la oratoria forense, hay dos oradores: El fiscal o acusador y el defensor.

SOPETRÁN, 29 DE DICIEMBRE DEL 2009.



DARÍO SEVILLANO ÁLVAREZ.




1 comentario :

  1. Es UD. de las personas que buscaba en mi pueblo, entre los ancianos o jubilados, y siendo adolescente, me lo había propuesto por mis deseos de vivir la experiencia del que sabía: hallé un tambero que había sido llevado a la intendencia por ser admirado como un autodidacta valorador del conocimiento de nuestros héroes patrios argentinos y de los conocimientos útiles de los antígüos, como el uso de los intrumentos de los egipcios para sus edificaciones que él utilizó para hacer en su tambo los declives en los pisos con canaletas, que tanto admiraron por ser ocurrencias propias pero trascendentes por unir verdad con verdad. Su modo intenso y ordenado de lo que conoce, seguro debe obedecer a una virtud selectiva para dar lo necesaria, que como la prudencia, suele ordenarme en mis intimidades considerativas. Voy a manifestarle en otro, mis itinerarios y le compartiré algunas conclusiones de vida y de conocimiento, que desde hace mucho tiempo, carezco de interlocutor confiable, para hacerlo con la dignidad que merecen, por des-aforadas que algunas sean. Un abrazo de corazón y gracias del Señor. Ricardo D Ferrero desde Argentina.

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