sábado, 12 de noviembre de 2016

Biografía de San José.


Biografía de San José.

Darío Sevillano Álvarez.



Imagen de San José tallada en madera, que hace parte del tesoro del templo parroquial de Sopetrán y que en viejos tiempos de gratísimos recuerdos, era el Titular de nuestra parroquia y ocupaba el nicho alto del altar central. Es bueno decir que esta imagen es de tamaño natural.

«Ioseph fili David, noli timere accipere Mariam coniugem tuam» (Mt 1, 20). ‘José hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer’.

Hay muchas historias desfiguradas sobre San José y en este artículo pretendo mostrar la verdadera cara del padre terrenal, no carnal, del niño Jesús.


En primer lugar, me parece irrespetuoso que a San José lo presenten como un viejito decrépito y todo por creer que si lo muestran, como verdaderamente era, exponen a Nuestra Señora a las críticas de los fastidiosos, pero las personas que tenemos nuestra fe bien estructurada no haríamos este tipo de bobadas.

Hubo una época, en que la Iglesia prohibía mostrarlo cargando al Niño, para evitar que creyeran que era su hijo carnal.

San José, era un hombre joven y cuando se unió a Nuestra Señora, en el desposorio y en el matrimonio, contaba con una edad que estaba entre los 24 y los 30 años.


Otra aclaración bien importante es decir  que San José, no era un vulgar carpintero, porque la palabra τεχτων del idioma griego, que traduce ‘artesano’ u ‘obrero’, nos indica que era un arquitecto famoso de su época.

San José, era un hombre de una posición social muy especial, porque solo él era el único arquitecto famoso y a veces, tenía que permanecer por fuera de su ciudad por muchos días, mientras dirigía la construcción de edificios y ciudades, dados sus grandes conocimientos de geometría plana y del espacio y por esta razón sus ingresos económicos era muy buenos, y la posición de su familia, muy estable.

También es bueno decir que San José sabía descifrar los secretos de las Sagradas Escrituras. Estudios muy avanzados, sobre su vida, han demostrado que pudo haber sido miembro de los doctores del templo de Jerusalén.


En el santoral católico, se le conoce con muchos calificativos importantes como confesor, patriarca, padre terrenal del Niño Jesús,  casto, obrero, el santo silencioso y uno de los evangelistas lo llama «Vir justus» que traduce ‘Varón justo’.

Recordemos que a este Santo lo veneran dos credos religiosos muy importantes: La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa y que su festividad las celebran así: La Católica, el 19 de marzo, la Ortodoxa el domingo que sigue al día del nacimiento del Niño Dios y la Mozárabe, el día 3 de enero. Pero la Iglesia Católica le celebra una fiesta adicional: San José Obrero el día 1 de Mayo.


Las imágenes de San José más comunes representan las siguientes acciones: trabajando en su taller; cargando al Niño Jesús; enseñando su arte al Niño; con una varita florecida de lirio o de nardo; con un cayado (bastón con la parte alta en curva) y con un serrucho en las manos.

Nuestro ilustre protagonista, es el patrón de muchas repúblicas entre las cuales están: Bélgica, Austria, Canadá, Corea del Sur, México, Panamá, Perú, Nueva Caledonia, Vietnam, Italia y la ciudad de Turín. Recordemos que es el santo declarado Titular, de la Parroquia de nuestra Señora de la Asunción de Sopetrán.

En mi oratorio privado, la Santísima Trinidad, hace de Patrona y San José, se desenvuelve como Titular.

También San José es el patrono de las carpinteros, de los emigrantes, de los viajeros, de los niños por nacer y por antonomasia, es el patrón de la buena muerte (recordemos que murió en los brazos de Jesús y de María).


Hay dos evangelistas que tratan la genealogía de Jesús, una de ellas es en forma ascendente y la otra es de manera descendente y en las dos se ve a las claras que San José es un miembro distinguido de la familia del rey David.
La ciencia religiosa que trata con propiedad, la vida y la obra de San José, se llama: Josefología. 

En el Evangelio de San Mateo (1, 18-24), Se narra una de las grandes preocupaciones de San José, cuando iba a abandonar a Nuestra Señora, para no ponerla en ridículo ante las leyes hebreas, que hubieran decretado que fuera lapidada por ser una mujer de malos comportamientos. Pero un ángel del Señor se presentó en sueños y le ordenó que se quedara.

Es bueno traer a la memoria, el acontecimiento tan importante que ocurrió, después de la visita de los reyes magos al Niño Jesús, en una pequeña vivienda que era propiedad de Zacarías el esposo de su prima Santa Isabel, en la ciudad de Belén, cuando el rey Herodes ordenó matar a los menores de dos años, con el fin de eliminar al Niño Dios y un ángel le ordenó que tomara al Niño y a la Virgen y que huyera hacia Egipto, mientras moría el rey. 


Ahora entremos en materia con lo de la biografía de nuestro ilustre Santo:
José o Joseph, nombre castizo que se empleó hasta los primeros años del siglo XIX, es un nombre masculino de origen hebreo, que se deriva de yôsef (יוסף), que traduce: ‘añade’, del verbo hebreo: (lehosif להוסיף) que traduce ‘añadir’, significa ‘Añádeme un hijo’, por la relación que tiene con un pasaje bíblico del antiguo testamento, relacionado con una mujer llamada Raquel.

José de Nazaret, como es su verdadero nombre, como es llamado el padre putativo de Jesús, lo llaman algunos Pepe por los dos letras pes de este nombre, pero otros creen que el apelativo Pepe, resulta de el nombre en italiano Jusepe.

Hoy en día la expresión «padre putativo» sólo se oye en aquellas novenas de aguinaldo antiguas cuando se reza la oración a San José que empieza así:
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús!
Cómo nadie consulta el Diccionario para saber el significado, tal palabra es recibida con cierta burla por su sonido parecido al de una palabra tenida por obscena que significa ‘prostituta’, razón por la cual muchos han cambiado por «padre adoptivo». Craso error, porque las dos palabras son diferentes:
La palabra «putativo», según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, significa ‘Reputado o tenido por padre, hermano, etc., no siéndolo’; mientras un hijo adoptivo es aquél que mediante una acción legal es recibido como hijo sin serlo. El «adoptivo» es el hijo, el padre es «adoptante». Como San José no denunció que el hijo de María no era suyo ni hubo acción legal de adopción, ha sido el padre putativo de Jesús durante más de 20 siglos sin que un papel legal lo certifique. Reír a causa del mal sonido de la palabra es demostrar ignorancia semántica.


Según el concepto de los apóstoles y de las tradiciones eclesiásticas, San José nació en Belén y sus padres eran Santiago y Santa Juana, recordemos que el nombre original de Santiago, es Jacob, también nacido en Belén y cuyos padres eran: Mathan y Estha, esta genealogía está en el evangelio de San Mateo; Santa Juana, cuyo nombre original era «Abdit», era llamada por algunos «Abigail» y sus padres eran Eleazar y Abdit.

También es bueno aclarar que San José tenía un primo que se llamaba: Cleofás y que pudo haber sido el padre del apóstol: Santiago el menor y de José Bársabas, Simón el Celote, Judas Tadeo, Lidia y Lisia y a todos estos los evangelistas los llaman «los hermanos de Jesús», pero es la misma explicación que di en la Biografía de Nuestra Señora, por aquello de que el idioma hebreo, denomina con la misma palabra todos los vínculos familiares.
Hermano en hebreo, se escribe: אחא y se pronuncia: ajai


Casi todos los padres y doctores de la Iglesia católica, como Ireneo, San Juan Crisóstomo, San Agustín, San Jerónimo, Santo Tomás de Aquino, entre otros, hacen comentarios muy importantes sobre San José, como un Santo especial de la Iglesia

Muchos papas, incluyendo a Juan Pablo II, que fue uno de los más importantes de nuestros tiempos, han alabado a san José como uno de los miembros más importantes del Cielo.

Muchos teólogos modernos, han declarado que San José, fue llevado al cielo en cuerpo y alma, pero la Iglesia representada por sus papas, aún no se ha pronunciado sobre este aspecto.

La muerte de San José, que no es mentada en ningún texto eclesiástico, dicen las tradiciones que fue muy bonita, porque se durmió para siempre en manos de su Hijo y de Nuestra Señora.

Los historiadores, hemos llegado a una conclusión, sobre su fallecimiento, por el hecho de que en la vida pública de Jesucristo, los evangelistas, nunca lo mentaron como protagonista de algo, creemos que murió antes de que Nuestro Señor, empezara a predicar públicamente.


En una forma muy personal, les recomiendo la devoción a este Santo, porque produce efectos inmediatos, cuando le pedimos algún favor. Me siento muy satisfecho, teniéndolo como Titular de mi oratorio privado.