domingo, 3 de mayo de 2020

Una tragedia, peor que la pandemia.



¿Cuáles son las terribles consecuencias del coronavirus?

Cuando miramos esta sencilla pregunta y la analizamos con mucha tranquilidad, nos encontramos con una realidad peligrosa, para la humanidad, que está pasando una pandemia, que se originó en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, en el centro de China y ha dejado ya, 3’329.740 contagiados y más de 237.647 fallecidos y 1’046.404 que se han recuperado en todo el mundo; conforme se ha extendido progresivamente hasta alcanzar a 177 países del planeta y nos ha tenido confinados de huida, de un contagio, por espacio de cuatro o cinco semanas, no es fácil contestarla, porque tiene muchas implicaciones, que se deben revisar, con mucho esmero y con toda la sabiduría que un asunto tan delicado requiere.


En estos primeros días del brote, aún se desconoce cuánto tiempo estará entre nosotros; por cuánto tiempo se requerirán medidas como el cierre de escuelas; aislamiento social de toda la población; el cierre de las empresas; la parálisis de los transportes: Aéreo, fluvial y terrestre; y todos los requisitos que una circunstancia de esta magnitud, puede necesitar.

Tampoco sabemos cuánto tiempo se desviarán los presupuestos; o cuánto tiempo se mantendrá la austeridad para recuperar los costos de las medidas de emergencia temporales; que tienen que ver con todas las personas que trabajan, para mantener, en buen estado, todos los quehaceres del planeta; y una serie de pequeños interrogantes, que con toda seguridad, no sabemos responder.
 Pero en lugar de fijarnos en lo que no sabemos responder, hagamos una lista de lo que si podemos responder, con toda la sabiduría del caso:


Un informe, que analizó los datos del mercado laboral en los Estados Unidos, el Reino Unido y la eurozona, conjeturó que, en caso de cierre de escuelas, hasta el 20% de la fuerza laboral podría tener que dejar de trabajar para cuidar a los niños dependientes.
Si esto ocurriera durante cuatro semanas, el PIB de estos países podría caer un 1,5%.
Para aquellos que no saben que es el PIB, les hago una pequeña ilustración:
En macroeconomía, el producto interno bruto (PIB), conocido también como producto interior bruto o producto bruto interno (PBI), ​ es una medida que expresa el valor monetario, de la producción de bienes y servicios de demanda final, de un país o región, durante un período determinado, normalmente de un año o en un trimestre.

Otro estudio sólo analizó al Reino Unido, mostrando que un cierre de las escuelas de cuatro semanas podría reducir en un 3% el PIB del país, lo que costaría miles de millones de libras a su economía.
En la misma forma podríamos seguir analizando, todos los países, que están metidos en esta peligrosa tragedia, para no cansarlos, sigamos con la filosofía del artículo, que es mostrar las consecuencias que esta pandemia, nos dejará, después de que podamos controlarla, como lo hicimos con el SIDA y con otros peligrosos bichos, que con cierta frecuencia aparecen en el planeta.

Antes de seguir adelante, quiero hacer un comentario, pero eso sí, con un respeto profundo, por las familias que han pedido a sus seres queridos:
Como los humanos somos unos siete mil, setecientos millones de personas, si aplicamos el viejo refrán: “Mal de muchos, consuelo de tontos”, podríamos estar diciendo lo que dicen los grandes naturalistas del planeta, con los pasos de las caravanas de herbívoros, por los ríos de África, cuando los cocodrilos se comen, ochenta o cien animales, en una caravana de dos o tres millones de individuos:
Esa cantidad de pérdidas, no afecta al conjunto de animales.
Así mismo, la cantidad de muertos por el coronavirus, todavía no está afectando peligrosamente a la humanidad.
Para que se puedan imaginar, el periplo tan peligroso, que representa, tener cerrados los establecimientos de educación, les voy a mostrar lo que costó en otra emergencia, un cierre de esa magnitud, a uno de los países más ricos del planeta:




 Un estudio realizado con bases del 2009, que estima el efecto de posibles medidas en el marco de la Estrategia Comunitaria para la Mitigación de la Gripe Pandémica del gobierno federal, encontró que el costo por estudiante y por semana de un cierre de las escuelas que deja a los padres sin poder trabajar oscila entre los 35 y los 157 dólares EE.UU y con esta base, calcularon lo que podrían valer cuatro semanas de cierre en el momento actual, así:

En total, el cierre de escuelas durante cuatro semanas costaría entre 10 y 47 mil millones de dólares EE.UU., lo que equivale a un 0,1-0,3% del PIB de los Estados Unidos.
Pero otros aseguran que los datos son estos:
 El precio de cerrar todas las escuelas sería 51.000 millones de dólares al mes, equivalentes al 0,24% de la economía de EE.UU.
Lo que si sabemos con toda la certeza del caso es:
El costo de estos cierres no será necesariamente el mismo en todos los países.
Esos costos dependerán también de la estructura de los mercados laborales; la naturaleza de los empleos: y la medida en que los miembros de los hogares, puedan compartir el tiempo del cuidado de los niños.
El cierre de escuelas afectará, en  primer lugar a los más pobres, que son los que siempre llevan del bulto, como decimos los antioqueños.


Otra rama muy perjudicada, son: Los hoteles, restaurantes, tiendas y supermercados, que algunos tuvieron que cerrar del todo y otros están abriendo a medias.
Todas las familias y personas que vivían de estos negocios, a cuatro o cinco semanas de cierre, deben estar entrando en quiebra y le tocará al gobernante, brindarles las oportunidades de cubrir sus falencias, con créditos, de intereses blandos y este esfuerzo, también debilita la economía de los países.


Hay un peligroso problema, que los grandes economistas del planeta, están vislumbrando:
El desplome de las relaciones comerciales entre china y los estados Unidos, que están en la cuerda floja, por los rumores de que el virus fue creado en un laboratorio Chino y los chinos, responden que esa responsabilidad no es de ellos.
Estoy convencido que esta peligrosa confrontación, le costará muchas pérdidas a la economía del planeta y a la larga, nos va a tocar los bolsillos de todos y cada uno de nosotros.
También, la caída en picada de los precios de las materias primas, como: El cobre, el hierro, y el que se ha robado el protagonismo, en esta crisis: La caída del precio del petróleo, son noticias muy preocupantes, porque esos países productores, viven de sus exportaciones; pero si a estos factores tan determinantes les agregamos: La disminución en el precio de alimentos como: La soja, el maíz, las carnes y los cereales, da la impresión de que vamos caminando de: “Guate mala, para guate peor”.
El FMI, fondo monetario internacional, está seriamente preocupado por estas situaciones, que sin lugar a dudas, van a crear una terrible recesión económica, que nos va a poner en apuros, a muchos ciudadanos de la tierra.


Hay un factor económico muy determinante, que está preocupando a muchos sabios:
Como casi toda la tierra, estuvo paralizada cuatro o seis semanas, hubo una interrupción en la cadena de suministros y muchas empresas estarán paralizadas, por ese factor.
Lo que esto significa, es:
Las partes para fabricar un producto se hacen en distintos países. Así se arma una cadena entre las distintas empresas, que proveen los componentes, a quien ensambla el producto final; y cómo estas partes no se han producido, debido a la parálisis total del planeta, esto le va a crear grandes angustias a la economía mundial.
Cuando el suministro de partes se interrumpe, muchas de las empresas de un país, se quedan sin la posibilidad de seguir produciendo, porque no tienen los insumos que necesitan.


Otro peligroso elemento es la fuga de capitales y la devaluación de las monedas; pero Latinoamérica, que es la que más nos interesa, ya estaba con altos niveles de endeudamiento, antes de que llegara la pandemia.
En el momento actual, las deudas públicas de los países han comenzado a dispararse, en medida que la actividad económica se ha venido paralizando.
Otro fenómeno muy preocupante es, la recesión que está sacudiendo al mundo, que ha provocado históricas caídas de las bolsas del planeta y el pánico en los inversores; recordemos que las bolsas son el sustento económico de los países.
La gente se asusta y busca refugio para sus capitales, llevándolos  a lugares más seguros, como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, por poner un ejemplo.


No es un asunto fácil, encontrar un efecto positivo, que mejore las consecuencias devastadoras del coronavirus.
Con mucha suerte, habría una ventana de posibilidad, a muy largo plazo, porque nos tendremos que plantear, nuevos modelos de desarrollo, en los que el papel del sector público, tenga que ser superado, al que manejábamos antes de la pandemia, como lo hacíamos en los últimos 30 o 40 años.
Esta crisis nos ha dejado una terrible evidencia: La falta de protección social y el deterioro de los sistemas de salud públicos; que muestran nuestra desigualdad, con otros países más avanzados.
También nos va a producir problemas, el modelo de globalización, circunstancia que puede producir cambios positivos, en el sentido como hemos venido haciendo las cosas; los economistas, más optimistas, calculan que mientras unas empresas, sucumbirán, bajo los efectos negativos de la pandemia; otras, capitalizarán nuevas oportunidades de manejar la nueva economía mundial.

Cuando se calme la tormenta del coronavirus, a nivel de los ciudadanos, la crisis provocará cambios importantes en la manera de: Trabajar, hacer sus compras, viajar, estudiar, hacer las reuniones con grandes cantidades de personas; realizar las prácticas deportivas; y convivir, a todos los niveles con los que nos acompañan.
Lo más peligroso e incierto, es que no sabemos cuánto tiempo falta, para que podamos empezar, nuestro nuevo modelo de vida.
Con todas estas falencias en la mano, podemos llegar a unas conclusiones, que no son las más alentadoras:
Como se ha reducido el consumo y cada día se pondrá peor, cuando los bolsillos de muchos entren en quiebra, por la falta de trabajo; cuando el turismo y los pesos que esta industria sin chimeneas produce, empiece a faltar en las economías de los países que viven de este renglón; cuando el comercio no funcione, porque los compradores, carecen de dinero, para hacer las compras; cuando por falta del dinero, no podamos asistir a los espectáculos públicos, a los lugares, en donde nos: Motilamos, nos arreglan, las uñas de los pies y las manos; cuando no podamos desplazarnos a otros lugares, en busca de insumos, productos especiales y otras necesidades básicas, porque se nos acabó el dinero; me pregunto: ¿Qué irá a pasar?
Tengo el conocimiento de que todos mis lectores, saben responder este interrogante, pero nadie lo quiere responder, porque es una verdad muy certera, pero muy amarga.


Sopetrán, Mayo 2 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez. 




viernes, 1 de mayo de 2020

Profunda reflexión.



Las grandes enseñanzas, que nos está dando el coronavirus o CORVID 19.

Todos y cada uno de los miembros de la comunidad humana, hemos venido guardando una serie de recomendaciones, para defendernos de la peligrosa pandemia de moda, llamada: Corvid 19; pero los grandes científicos de la tierra, que viven pendientes de lo que pasa y deja de pasar, están observando cuidadosamente, que las importantes medidas, que hemos tomado, para no contaminarnos de la tan famosa pandemia, están aliviando al planeta de muchas de las angustias, que su majestad el hombre, le ha venido causando, sobre todo en los últimos cien años.


Analicemos con mucha seriedad, este párrafo, que acabo de escribir:

Una de las grandes medidas, es el aislamiento social o cuarentena, que nos prohíbe salir a las calles y no nos permite hacer, ningún tipo de viajes.
 Si miramos con mucho cuidado esta prescripción, toda la tierra ha estado en un silencio sepulcral, porque las fábricas, están apagadas; el ruido de los aviones, carros y otros vehículos, no se siente; el murmullo de los humanos desplazándose por los espacios públicos, desapareció, y esto produce una paz interior, que los animales silvestres, analizan con mucha alegría y por esa razón, se han atrevido a llegar:
A las calles; los parques; los grandes canales, en donde se hace turismo; los canales que unen por vía acuática, las grandes masas de agua; las playas en donde se concentran los conglomerados de turistas; y todos aquellos espacios que los seres irracionales, respetan profundamente, porque son del uso privado, de su majestad el enemigo más peligroso de la naturaleza, para desarrollar en ellos sus actividades.



                       







Estas imágenes, son casi inolvidables, porque para volverlas a ver, tendríamos que estar en otra cuarentena.
Observen como las especies acuáticas, también aprovechan los espacios en que el hombre no transita, en medio de la cuarentena.





Casi todas las fábricas del planeta, apagaron sus calderas y dejaron de producir el famoso CO2, o dióxido de carbono; y como los aviones y otros vehículos, que también producen este peligroso compuesto, no están funcionando, nuestra capa atmosférica , está recibiendo un alivio y en estos días, estamos respirando un aire: Más puro; más saludable; más provechoso para el funcionamiento de nuestros aparatos respiratorios y la contaminación ambiental, que estaba llegando a máximos niveles de descomposición, ha venido recomponiendose.

Este para mí, es uno de los grandes beneficios que nos está regalando el peligroso coronavirus.



La prohibición de la venta de fauna silvestre y el exagerado comercio internacional que se hace con ella, que genera unos 20.000 millones de pesos por año y es el cuarto negocio ilegal más grande del planeta; después de las drogas; el contrabando de personas; y la falsificación a nivel de muchas disciplinas; son factores muy importantes que van a beneficiar a la fauna y a la flora, los dos grandes grupos de seres vivos, que siempre han sido maltratados por los humanos, que vienen propiciando su desaparición del planeta.
Este regalo para mí, es uno de los grandes aciertos que produce el Coronavirus y que nos está enseñando, que si no respetamos nuestra fauna y nuestra flora, más temprano que tarde, nos vamos a lamentar de las nefastas consecuencias que este mal produce, porque cada uno de los seres vivos: Animales, plantas u hombres, tenemos una tarea importante, en relación con la ecología del planeta.
Miremos algunas fotografías de este aspecto:




Hay un informe de una científica italiana, que habla de las destrucciones de los ecosistemas naturales, porque todos sabemos que cada uno de ellos, tiene una misión especial para proteger al planeta y a los seres vivos que lo acompañamos, el texto de esta ponencia es el siguiente:
“La destrucción de los hábitats y la biodiversidad causada por el hombre rompe equilibrios ecológicos que pueden contrarrestar los microorganismos responsables de ciertas enfermedades y crear condiciones favorables para su propagación
Por esta razón y para evitar que el mundo “tenga que seguir enfrentándose a este tipo de situaciones”, la presidenta de WWF Italia, Donatella Bianchi, considera que es esencial “proteger los ecosistemas naturales; conservar las áreas no contaminadas del planeta; combatir el consumo y el tráfico de especies silvestres; reconstruir el equilibrio de los ecosistemas dañados; y detener el cambio climático”.
Pero con la llegada del coronavirus, algunos países han prohibido la negociación con esos seres vivos.



Los ecosistemas casi siempre se destruyen por las necesidades sentidas de los humanos, por conseguir: Dinero; para la construcción de sus viviendas y grandes edificios; para la construcción de infraestructura, como: Estadios, rascacielos, locales estudiantiles; por la minería, y muchos otros factores.
Tenemos que aprender, que por cada ecosistema que destruyamos, se nos van a agudizar las pandemias y otras peripecias, conque no contábamos.
Estas destrucciones, se han venido presentando en los últimos cien años del planeta, porque si recordamos la famosa frase de Hegel, el importante filósofo europeo: "Todo proceso de civilización, genera barbarie”, eso es lo que estamos haciendo: Destruimos los ecosistemas y los reemplazamos por infraestructura, para practicar las operaciones: Científicas, deportivas, culturales, sociales, sanitarias y religiosas del momento.
Antonio Guterres, Secretario general de la ONU, acaba de anunciar:
“Aunque el alivio sea momentáneo y no resuelva, de fondo, la crisis climática actual, lo cierto es que el coronavirus está trayendo buenas noticias al medio ambiente”
Creo que con esto está anunciando, lo que he venido pensando acerca de esta pandemia:
El coronavirus, nos está dando una lección de ecología, para que aprendamos a manejar el planeta y a apreciarlo y cuidarlo, como el dulce hogar de la humanidad, que siempre ha sido.


Si lo que estamos haciendo por culpa del Corvid 19, lo hubiéramos hecho desde hace unos cincuenta años atrás, tendríamos casi listo, nuestro hogar, para muchos años más; pero cada que los científicos especializados en ecología, se han dirigido a los humanos pidiéndoles, que ayuden a cuidar la tierra, los humanos respondemos:
Con que yo haga esta bobada en contra del planeta, no pasa nada; pero como somos una familia muy numerosa y muy distinguida, cada día se cometen casi siete mil millones de acciones, en contra de nuestra querida vivienda.
Se me antoja creer, que estamos viviendo, en medio de una tormenta de situaciones, que lenta pero seguramente, están acabando con los seres vivos.


La pandemia del COVID-19 ha acabado con la densa agenda de reuniones y negociaciones de este año para concretar lo que deparará el futuro para los ecosistemas y fauna silvestre de la Tierra.
En medio de una cadena de reuniones aplazadas, la UICN anunció que el Congreso Mundial de la Naturaleza ha sido pospuesto para enero de 2021. 
Los expertos temen que por la crisis mundial por el coronavirus se está perdiendo un tiempo precioso y esto significa, más tropiezos para el planeta.
Hay otra cantidad de regalos que hemos recibido del coronavirus: ¿Cuáles son?
La alegría de ver a todas las familias del planeta juntas, por espacio de cuarenta o cincuenta días, es casi un prodigio, porque coger a los niños y a los adolescentes en sus hogares, a cualquier hora del día o de la noche, es casi un parto de mula y se puede identificar el fenómeno, como: “Buscar una aguja en un pajar”.
Este regalo, es casi un don de Dios, para que todos estemos en armonía, con: Nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros abuelos, nuestros tíos y todo el combo familiar, que casi nunca, se reúne.


Estoy creyendo que no volveremos a la normalidad porque la normalidad era el problema; y si cumplimos con esas directrices el planeta se recompone, y lo más lógico, es que las sigamos cumpliendo.
 Varios ambientalistas han compartido este presentimiento y se preguntan en un lenguaje, muy preocupante: 

¿Cómo evitar volver a la normalidad?

Sopetrán, abril 30 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez.