¿Cuáles son las terribles
consecuencias del coronavirus?
Cuando miramos esta sencilla pregunta y la
analizamos con mucha tranquilidad, nos encontramos con una realidad peligrosa,
para la humanidad, que está pasando una pandemia, que se originó en la ciudad de Wuhan, en la
provincia de Hubei, en el centro de China y ha dejado ya, 3’329.740
contagiados y más de 237.647 fallecidos y 1’046.404 que se han recuperado en
todo el mundo; conforme se ha extendido progresivamente hasta alcanzar
a 177 países del planeta y nos ha tenido confinados de huida, de un contagio,
por espacio de cuatro o cinco semanas, no es fácil contestarla, porque tiene
muchas implicaciones, que se deben revisar, con mucho esmero y con toda la
sabiduría que un asunto tan delicado requiere.
En estos primeros días del brote, aún se desconoce
cuánto tiempo estará entre nosotros; por cuánto tiempo se requerirán medidas
como el cierre de escuelas; aislamiento social de toda la población; el cierre
de las empresas; la parálisis de los transportes: Aéreo, fluvial y terrestre; y
todos los requisitos que una circunstancia de esta magnitud, puede necesitar.
Tampoco sabemos cuánto tiempo se desviarán los
presupuestos; o cuánto tiempo se mantendrá la austeridad para recuperar los
costos de las medidas de emergencia temporales; que tienen que ver con todas
las personas que trabajan, para mantener, en buen estado, todos los quehaceres
del planeta; y una serie de pequeños interrogantes, que con toda seguridad, no
sabemos responder.
Pero en
lugar de fijarnos en lo que no sabemos responder, hagamos una lista de lo que
si podemos responder, con toda la sabiduría del caso:
Un informe, que analizó los datos del
mercado laboral en los Estados Unidos, el Reino Unido y la eurozona, conjeturó
que, en caso de cierre de escuelas, hasta el 20% de la fuerza laboral podría
tener que dejar de trabajar para cuidar a los niños dependientes.
Si esto ocurriera durante cuatro
semanas, el PIB de estos países podría caer un 1,5%.
Para aquellos que no saben que es el
PIB, les hago una pequeña ilustración:
En macroeconomía, el producto
interno bruto (PIB), conocido también como producto interior
bruto o producto bruto interno (PBI), es una medida que
expresa el valor monetario, de la producción de bienes y servicios de
demanda final, de un país o región, durante un período determinado, normalmente
de un año o en un trimestre.
Otro estudio sólo analizó al
Reino Unido, mostrando que un cierre de las escuelas de cuatro semanas podría
reducir en un 3% el PIB del país, lo que costaría miles de millones de libras a
su economía.
En la misma forma podríamos seguir
analizando, todos los países, que están metidos en esta peligrosa tragedia,
para no cansarlos, sigamos con la filosofía del artículo, que es mostrar las
consecuencias que esta pandemia, nos dejará, después de que podamos
controlarla, como lo hicimos con el SIDA y con otros peligrosos bichos, que con
cierta frecuencia aparecen en el planeta.
Antes de seguir adelante, quiero
hacer un comentario, pero eso sí, con un respeto profundo, por las familias que
han pedido a sus seres queridos:
Como los humanos somos unos siete
mil, setecientos millones de personas, si aplicamos el viejo refrán: “Mal de
muchos, consuelo de tontos”, podríamos estar diciendo lo que dicen los grandes
naturalistas del planeta, con los pasos de las caravanas de herbívoros, por los
ríos de África, cuando los cocodrilos se comen, ochenta o cien animales, en una
caravana de dos o tres millones de individuos:
Esa cantidad de pérdidas, no afecta
al conjunto de animales.
Así mismo, la cantidad de muertos por
el coronavirus, todavía no está afectando peligrosamente a la humanidad.
Para que se puedan imaginar, el
periplo tan peligroso, que representa, tener cerrados los establecimientos de
educación, les voy a mostrar lo que costó en otra emergencia, un cierre de esa
magnitud, a uno de los países más ricos del planeta:
Un estudio realizado con bases del 2009, que
estima el efecto de posibles medidas en el marco de la Estrategia Comunitaria
para la Mitigación de la Gripe Pandémica del gobierno federal, encontró que el
costo por estudiante y por semana de un cierre de las escuelas que deja a los
padres sin poder trabajar oscila entre los 35 y los 157 dólares EE.UU y con
esta base, calcularon lo que podrían valer cuatro semanas de cierre en el
momento actual, así:
En total, el cierre de escuelas
durante cuatro semanas costaría entre 10 y 47 mil millones de dólares EE.UU.,
lo que equivale a un 0,1-0,3% del PIB de los Estados Unidos.
Pero otros aseguran que los datos son
estos:
El precio de cerrar todas las escuelas sería
51.000 millones de dólares al mes, equivalentes al 0,24% de la economía de
EE.UU.
Lo que si sabemos con toda la certeza
del caso es:
El costo de estos cierres no será
necesariamente el mismo en todos los países.
Esos costos dependerán también de la
estructura de los mercados laborales; la naturaleza de los empleos: y la medida
en que los miembros de los hogares, puedan compartir el tiempo del cuidado de
los niños.
El cierre de escuelas afectará,
en primer lugar a los más pobres, que
son los que siempre llevan del bulto, como decimos los antioqueños.
Otra rama muy perjudicada, son: Los hoteles,
restaurantes, tiendas y supermercados, que algunos tuvieron que cerrar del todo
y otros están abriendo a medias.
Todas las familias y personas que vivían
de estos negocios, a cuatro o cinco semanas de cierre, deben estar entrando en
quiebra y le tocará al gobernante, brindarles las oportunidades de cubrir sus
falencias, con créditos, de intereses blandos y este esfuerzo, también debilita
la economía de los países.
Hay un peligroso problema, que los
grandes economistas del planeta, están vislumbrando:
El desplome de las relaciones
comerciales entre china y los estados Unidos, que están en la cuerda floja, por
los rumores de que el virus fue creado en un laboratorio Chino y los chinos,
responden que esa responsabilidad no es de ellos.
Estoy convencido que esta peligrosa
confrontación, le costará muchas pérdidas a la economía del planeta y a la
larga, nos va a tocar los bolsillos de todos y cada uno de nosotros.
También, la caída en picada de los precios de las
materias primas, como: El cobre, el hierro, y el que se ha robado el
protagonismo, en esta crisis: La caída del precio del petróleo, son noticias
muy preocupantes, porque esos países productores, viven de sus exportaciones;
pero si a estos factores tan determinantes les agregamos: La disminución en el
precio de alimentos como: La soja, el maíz, las carnes y los cereales, da la
impresión de que vamos caminando de: “Guate mala, para guate peor”.
El FMI, fondo monetario internacional, está seriamente
preocupado por estas situaciones, que sin lugar a dudas, van a crear una
terrible recesión económica, que nos va a poner en apuros, a muchos ciudadanos
de la tierra.
Hay un factor económico muy
determinante, que está preocupando a muchos sabios:
Como casi toda la tierra, estuvo
paralizada cuatro o seis semanas, hubo una interrupción en la cadena de
suministros y muchas empresas estarán paralizadas, por ese factor.
Lo que esto significa, es:
Las partes para fabricar un producto
se hacen en distintos países. Así se arma una cadena entre las distintas
empresas, que proveen los componentes, a quien ensambla el producto final; y
cómo estas partes no se han producido, debido a la parálisis total del planeta,
esto le va a crear grandes angustias a la economía mundial.
Cuando el suministro de partes se interrumpe,
muchas de las empresas de un país, se quedan sin la posibilidad de seguir
produciendo, porque no tienen los insumos que necesitan.
Otro peligroso elemento es la fuga de
capitales y la devaluación de las monedas; pero Latinoamérica, que es la que
más nos interesa, ya estaba con altos niveles de endeudamiento, antes de que
llegara la pandemia.
En el momento actual, las deudas
públicas de los países han comenzado a dispararse, en medida que la actividad
económica se ha venido paralizando.
Otro fenómeno muy preocupante es, la
recesión que está sacudiendo al mundo, que ha provocado históricas caídas de
las bolsas del planeta y el pánico en los inversores; recordemos que las
bolsas son el sustento económico de los países.
La gente se asusta y busca refugio
para sus capitales, llevándolos a
lugares más seguros, como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, por poner un
ejemplo.
No es un asunto fácil, encontrar un
efecto positivo, que mejore las consecuencias devastadoras del coronavirus.
Con mucha suerte, habría una ventana
de posibilidad, a muy largo plazo, porque nos tendremos que plantear, nuevos
modelos de desarrollo, en los que el papel del sector público, tenga que ser
superado, al que manejábamos antes de la pandemia, como lo hacíamos en los
últimos 30 o 40 años.
Esta crisis nos ha dejado una
terrible evidencia: La falta de protección social y el deterioro de los
sistemas de salud públicos; que muestran nuestra desigualdad, con otros países
más avanzados.
También nos va a producir problemas,
el modelo de globalización, circunstancia que puede producir cambios positivos,
en el sentido como hemos venido haciendo las cosas; los economistas, más
optimistas, calculan que mientras unas empresas, sucumbirán, bajo los efectos
negativos de la pandemia; otras, capitalizarán nuevas oportunidades de manejar
la nueva economía mundial.
Cuando se calme la tormenta del
coronavirus, a nivel de los ciudadanos, la crisis provocará cambios importantes
en la manera de: Trabajar, hacer sus compras, viajar, estudiar, hacer las
reuniones con grandes cantidades de personas; realizar las prácticas
deportivas; y convivir, a todos los niveles con los que nos acompañan.
Lo más peligroso e incierto, es que
no sabemos cuánto tiempo falta, para que podamos empezar, nuestro nuevo modelo
de vida.
Con todas estas falencias en la mano,
podemos llegar a unas conclusiones, que no son las más alentadoras:
Como se ha reducido el consumo y cada
día se pondrá peor, cuando los bolsillos de muchos entren en quiebra, por la
falta de trabajo; cuando el turismo y los pesos que esta industria sin
chimeneas produce, empiece a faltar en las economías de los países que viven de
este renglón; cuando el comercio no funcione, porque los compradores, carecen
de dinero, para hacer las compras; cuando por falta del dinero, no podamos
asistir a los espectáculos públicos, a los lugares, en donde nos: Motilamos,
nos arreglan, las uñas de los pies y las manos; cuando no podamos desplazarnos
a otros lugares, en busca de insumos, productos especiales y otras necesidades
básicas, porque se nos acabó el dinero; me pregunto: ¿Qué irá a pasar?
Tengo el conocimiento de que todos
mis lectores, saben responder este interrogante, pero nadie lo quiere responder,
porque es una verdad muy certera, pero muy amarga.
Sopetrán,
Mayo 2 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez.
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