miércoles, 3 de marzo de 2021

Bendición del altar de nuestra señora de Sopetrán.

 

Bendición del altar lateral, en donde va a posar, Nuestra Señora la Virgen de Sopetrán.

Siendo las cuatro de la tarde, del día 22 de febrero del año 2021, nos reunimos en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, para celebrar la bendición del altar que la parroquia, hizo construir en honor de nuestra Señora de Sopetrán, devoción a la Virgen Santísima, que nos acompaña desde el mismo momento de la fundación, que hiciera el ilustre español: Don Francisco Herrera Campuzano, el día 22 de febrero de 1616, en las horas de la mañana.


Pero la celebración, tuvo un carisma especial, dada la razón, de que nuestro insigne arzobispo: Monseñor Orlando Antonio Corrales García, estuvo celebrando la bendición del altar, mostrando como siempre sus afectos y su buena voluntad por nuestra tierra; en donde lo sentimos, como uno de nuestros coterráneos; lo respetamos como nuestro insigne Pastor; lo acatamos, como el gran principio de autoridad eclesiástica en la arquidiócesis; lo aplaudimos por su sabiduría, para gobernar el rebaño; y lo reconocemos, como nuestro amigo y guía espiritual en el cuerpo místico de Jesucristo.


A las cuatro de la tarde, tal como estaba estipulado, porque nuestro Pastor, nunca se hace esperar, para que la feligresía, no sienta cansancio, apareció por la puerta lateral izquierda del templo, para revestirse y empezar la celebración.


En esta forma dimos inicio a la grata celebración del día.



El Señor arzobispo, aplica el incienso, para comenzar la celebración eucarística.


La posesión se acerca al altar de las celebraciones.


Esta es la ceremonia inicial de esparcir incienso por los laterales y el centro del altar.


Nuestro querido alcalde y su esposa, nos acompañan.


Se preparan para celebrar la Eucaristía.


Doña Eleonora Hoyos importante miembro de Carmelo Misionero, hace la presentación del acto religioso.


El Señor arzobispo, inicia la celebración.


Se canta, el Señor ten piedad.



Este es el arreglo, no invasivo de los cuatrocientos cinco años de la fundación de nuestro pueblo.


Se recita la primera lectura.


Se recita la segunda lectura.


Se proclama el evangelio.

 


El Señor arzobispo, pronuncia unas palabras especiales.


Así luce, el altar mayor de la Basílica.



Nuestro Pastor, hace la lectura para presentar la oración de los fieles.


Uno de nuestros seminaristas, las anuncia.

 


Inicia la procesión de las ofrendas.


Llegan las ofrendas, al altar de las celebraciones.


Así la anuncian.


El Señor arzobispo, la recibe.


Así la explican.


La recibe, el señor arzobispo.


Así la anuncian.



Nuestro prelado, la recibe.



La anuncian.


Monseñor la recibe.


Nuestro querido rector, prepara los elementos necesarios para la eucaristía.



Empieza el ofertorio.


Preparan el, incensario.


Se inciensan las ofrendas.


Estamos en el prefacio.



Se consagra el pan.



Se eleva la hostia.



Se eleva el cáliz

.


Se canta: Por Cristo, con él y en él.



Se canta el Padre nuestro.


Los celebrantes comulgan.


Se reparte la comunión.



Se canta la oración final.


Nuestro rector, el Padre Rogelio Rodríguez Graciano, pronuncia unas palabras.

Es importante advertir, que este es el esquema, que nuestro párroco empleó, para pronunciar sus palabras.

Palabras para la bendición del nuevo altar de la Morena:

Hace cuatrocientos cinco años, el Señor Francisco Herrera Campuzano, nos trajo la devoción de la Virgen Morena, hoy, gracias a la colaboración de muchas personas; la colonia de Sopetrán en Medellín; el Señor Fernando Muñoz, su esposa María Cecilia y su familia; el Señor Esteban Orrego y su esposa; y muchas otras personas que nos ayudaron, hoy vamos a realizar la bendición del nuevo altar de la Virgen Morena.

Con esa entronización de la virgen, le estamos diciendo a María. Que ella ocupa un puesto muy grande; que nos ha acompañado durante muchos años; y que seguirá ocupando el primer puesto en nuestros corazones.

En esta eucaristía, celebrada por Monseñor Orlando Antonio Corrales García, Maria nos renueva el regalo de su corazón, junto con el de su hijo, y lo seguirá haciendo en cada eucaristía que en el futuro celebremos.

Si queremos conocer a Jesús; amarlo más; seguirlo mejor; es necesario que acudamos a la Morena de Sopetrán.

Si queremos amar bien a nuestros hermanos, es necesario que acudamos a la Morena de Sopetrán.

Si queremos encontrar el sentido profundo del ser humano, es importante que acudamos a la Morena de Nuestro pueblo.

Si queremos tener un hogar bien constituido, también es necesario acudir a nuestra Morena y colocarla en el centro de nuestras vidas.

Acudamos a nuestra Morena, porque nadie más que ella, sabe cuidarnos en los distintos periplos de la vida.

En el caso actual de la pandemia del coronavirus, nuestra Morena, es la mejor opción para protegernos de tan peligrosa enfermedad y ella siempre nos está diciendo: Que no estamos abandonados; que ella, como madre nuestra, nos sale al encuentro; y nos dice: No te aflija, cosa alguna.

Recordemos que nuestra fe, es el mejor antídoto contra la angustia y la desesperación, no es buscar a Dios, sino dejarse encontrar por él, a través de su santísima Madre.

La virgen cuida de sus hijos, para que crezcan más y más; para que crezcan fuertes, capaces de asumir, responsabilidades; de asumir compromisos en la vida; y de aspirar hacia grandes ideales.

Y, para terminar, quiero agradecer la presencia de Monseñor, Orlando; por compartir la eucaristía, por su amor a la Virgen; y por tener un corazón, parecido al de nuestra Madre celestial.

Tambien vaya mi agradecimiento, a la junte de fábrica, integrada por: Darío Sevillano, Gustavo Bustamante, Sonia García, Beatriz Muñoz, Geovany Carrillo, Gloria Parra, Sandra Tavera, y Jaime Alberto Muñoz, que nos reunimos varias veces, para pedirla a María, que nos diera sabiduría, para elegir.

Al Maestro Herney Herrera que, con su amor, experiencia y dedicación, plasmó sus conocimientos, para realizarlo.

Quiero terminar con esta frase de San Juan María Vianey:

Claro que Dios podría hacer un mundo más bello que este, pero no sería más bello, si en él faltase María.

Como punto final de la celebración eucarística, se dirigió a la feligresía, nuestra ilustre paisana Sonia García Bedoya.

La razón para estas palabras, es porque en ella la colonia sopetranera residente en la ciudad de Medellín, depositó, los dineros, que se recaudaban en las diferentes actividades, para ayudar a la construcción del precioso altar de nuestra Señora.

También es importante contarles que ella es una persona con unas costumbres religiosas, muy arraigadas y que se desenvuelve en sus actividades con mucha precisión y un alto grado de cultura.

 


Me parece, que es importante, contarle a la feligresía, cuáles son los parámetros que, conforman el altar, con el fin de respetar las normas arquitectónicas que rigen en nuestra basílica.

Recuerden que, como los tres altares de las naves, son del orden arquitectónico, neoclásico, es decir la revoltura armoniosa de los tres antiguos ordenes arquitectónicos: Dórico, jónico y corintio, cualquier altar que se quiera hacer, debe conservar estas normas.

El altar, es una composición de tres cuerpos o altares a saber:

La parte inferior o tarimón, que hace las veces de primer altar, para imitar, los tarimones de los dos altares de las naves laterales, de la Basílica, que está compuestos de: Dos columnas planas que, soportan la estructura arquitectónica que, en sus laterales tienen ramos de rosas y en el centro aparece el corazón de María respaldado por diez y seis destellos luminosos.

Todos los ornamentos de esta primera parte están dorados.

El segundo altar, está compuesto por un juego de cuatro columnas de fuste redondo y un nicho compuesto por un vano adintelado, con remate redondo, en donde está empotrada una corona de reina, en tono oro; la parte baja del altar, está compuesta por cinco frisos, adornados con almocárabes, una figura arquitectónica, de mucho prestigio.

En este nicho va estar el cuadro de Nuestra Señora de Sopetrán.

Es bueno traer a la memoria, los esquineros dorados, que acompañan al nicho en la parte alta.

En los laterales de este altar, sobre el cimacio, están colocadas, dos acróteras, un elemento decorativo, muy utilizado por los expertos en estos temas.

Sobre las cornisas de las cuatro columnas, hay un juego de molduras que, hacen las veces de arquitrabe, y sobre el arquitrabe, hay unos frisos, similares a los de la parte baja, decorados con almocárabes, en color oro.

Encima de estos frisos aparece un juego de ménsulas, una figura arquitectónica de mucho rango, que son las que parecen sostener el tercer altar.

El tercer altar empotrado sobre el cimacio o recogida de las goteras del segundo altar, está compuesto, por dos columnas; un nicho de remate redondo, en donde está colocado el monograma de Nuestra Señora y sobre el remate redondo del tercer altar, hay una acrótera en forma de almocárabe, que remata el altar con toda su majestad.



Bendición del altar para Nuestra Señora de Sopetrán.

Pasada la celebración de la Eucaristía, el Señor arzobispo y los que lo acompañaban en esta función religiosa, se desplazaron al lugar del altar de la nave izquierda de la Basílica, para hacer la bendición del altar de Nuestra Señora de Sopetrán.


El señor arzobispo, se dispone, para la bendición del altar.


El señor arzobispo, observa la belleza de la obra.


Nuestro prelado, canta la oración, conque se bendice el altar.


Todos los con celebrantes están acompañando al señor arzobispo en esta importante bendición.


El señor arzobispo asperja el altar recién bendecido.


Se aplica el incienso en el incensario.



Se rinde veneración a nuestra señora.


En esta placa de mármol está la oración a nuestra señora.


El señor arzobispo, pronuncia la oración con toda la feligresía.

Seguidamente, pasamos a la casa parroquial y acompañamos a monseñor en una comida familiar.


Estos son los detalles de esta reunión familiar.


En esta mesa estaban el señor arzobispo, Fernando Muñoz y su familia, Vilma Lezcano, el señor alcalde y su esposa, una amistad especial de la parroquia y yo.


En esta mesa estaban el padre Rogelio, el doctor Gustavo Bustamante, el nuevo coadjutor, el sacerdote que acompañaba al señor arzobispo y el grupo de seminaristas.

Sopetrán, febrero 22 del 2021.



Darío Sevillano Álvarez.