jueves, 2 de febrero de 2017

¿Quién es Donal Trump, el presidente de Estados Unidos?


Lo que pensaba sobre el presidente Donald Trump, resultó certero.

“Periculosiores sum ánimae, quan corpori morbi”

Son más peligrosas las enfermedades del alma, que las del cuerpo.

Como buen analista político que he sido a lo largo de mis años, estuve muy pendiente del proceso electoral de los Estados Unidos, toda vez que esa nación, es como el hilo conductor de las naciones del mundo occidental.



La tierra se estremeció, cuando después del conteo de votos, resulto ganador, aquel que muchos ciudadanos de ese país y casi toda la tierra, no quería ver en el poder, por sus fuertes comentarios electorales, porque cada que hablaba o tuiteaba, metía la pata y no dejaba la forma de salirse del embrollo.

Dicen las malas lenguas que el famoso  Vladímir Putin, que se perpetuó en el poder con sus jugadas politiqueras y que para nosotros los occidentales es un narcisista a toda máquina,  ayudó y que hasta le hizo conejo al pueblo americano, para que Trump, ganara.

Esta afirmación no tiene nada raro de que sea certera, porque los antioqueños que tenemos un refrán, para cada oportunidad decimos: 

“Los machos viejos, se buscan para rascarse”.


Pero volvamos a lo de Trump que es lo que nos interesa:

Después de una semana de presidir al pueblo americano, ha mostrado lo que verdaderamente es: 

Un pobre Psicótico, que parece un niño de 12 años legislando para saciar sus caprichos y tratando de defenderse de los fantasmas que su imaginación le presenta, a cada instante.

Antes de entrar en materia, miremos lo que dice la Psicología tradicional acerca de los que sufren la enfermedad llamada: Psicosis.

"La psicosis ocurre cuando una persona pierde contacto con la realidad.

La persona puede:

Tener falsas creencias acerca de lo que está sucediendo o de quién es (delirios).

Ver o escuchar cosas que no existen (alucinaciones).

Se ha definido la psicosis como un desorden mental grave, con o sin un daño orgánico, caracterizado por un trastorno de la personalidad, la pérdida del contacto con la realidad y causando el empeoramiento del funcionamiento social normal.


La mirada de Trump, dice muchas cosas.

Con el objetivo de comprender en qué consiste la experiencia psicótica, es útil clasificar por grupos algunos de los síntomas más característicos.

Pensamientos confusos: 

Los pensamientos más comunes se vuelven confusos o dejan de guardar una relación adecuada entre sí. 

La expresión verbal puede resultar difícil de entender o puede perder el sentido. 

En algunos casos, el paciente puede tener problemas para concentrarse, seguir el hilo de la conversación o recordar las cosas. 

Los pensamientos parecen acelerarse o volverse más lentos.

Creencias falsas: 

Con frecuencia, la persona afectada de un episodio psicótico tiene creencias falsas, conocidas como delirios. 

El grado de convencimiento es tan alto que ningún razonamiento, por lógico que sea, es capaz de refutarlo. 

Por ejemplo, puede estar convencido de que la policía le está vigilando, simplemente por la forma en que están aparcados los coches fuera de su casa.


Qué horror, su actitud, muestra ira diabólica, contra todo y contra todos.

Alucinaciones: 

Por efecto de la psicosis, la persona puede ver, oír, sentir u oler cosas que en realidad no están presentes. 

De esta manera, puede escuchar voces que nadie más puede escuchar, ver objetos inexistentes o percibir el olor o el sabor de los alimentos alterados que le parece que están en mal estado o incluso envenenados.

Cambios afectivos y de percepción: 

A veces, la forma de sentir de la persona cambia de repente, sin que exista una causa aparente, haciendo que se sienta extraña y aislada del mundo. 

Son frecuentes los cambios bruscos en el estado de ánimo, pudiendo sentirse muy excitada o, por el contrario, deprimida. 

En ocasiones, parece que las emociones pierdan intensidad, por lo que puede sentir menos que antes o dejar de manifestar sus emociones a las personas que le rodean.


Esta es una mirada de desplante, contra México.

Cambios de conducta: las personas que padecen una psicosis presentan cambios en su conducta habitual. 

En algunos casos se vuelven extremadamente activas y en otros, les sobreviene un gran letargo que les hace estar sin hacer nada durante todo el día. 

Pueden reír en momentos inoportunos o enfadarse sin motivo aparente. 

Muchas veces, estos cambios de conducta se relacionan con los síntomas que hemos mencionado anteriormente. 

Por ejemplo, si la persona cree que se encuentra en peligro puede llamar a la policía, si piensa que es un profeta puede pasar el tiempo predicando por la calle o puede dejar de comer si tiene miedo a que la comida esté envenenada.

Los síntomas varían de una persona a otra y en algunos casos, cambian con el tiempo”.


Su cara refleja el nerviosismo que lo acompaña, porque cree que todos lo aborrecen y que todos son sus enemigos potenciales.

De acuerdo con todo lo que aprendí de Psicología, a lo largo de mis estudios y mientras estuve dirigiendo a 108 maestros y veintiséis comunidades educativas y cuando manejé una corporación integrada por todos los gamines del pueblo de Sopetrán, diría que el presidente Trump, al cual no aborrezco, sino que siento compasión por Él; está enfermo de gravedad, y su actitud no es culposa, dada la razón de que la enfermedad que padece, lo hace ver desagradable por sus conciudadanos y de todos los moradores de la tierra.

Lo peor de esta actitud, es que si sigue en el gobierno, en menos de seis meses, tendrá a todas las naciones de la tierra peleando con los Estados Unidos y esta circunstancia es muy poco agradable, porque podría desatar una guerra, que en: "Par patadas", nos pondría a todos en apuros.


Hasta para sonreír, muestra la angustia que hay en su interior.

¿Qué se debe hacer para solucionar el problema?

No sería justo darle un golpe de estado, porque no tiene la culpa de estar tan enfermo y además en una democracia tan especial como la de ese país, no es lo más recomendable.

Tampoco sería justo matarlo, porque esa no es la solución adecuada y ninguno tiene el permiso para hacerlo.

Convencerlo con razonamientos, no sería muy productivo, toda vez que el que tiene una enfermedad del alma, nunca creerá tenerla, porque siempre argumentará: Que más locos están los que lo acusan de tenerla.


Observen la nostalgia que se ve en su rostro.

¿Entonces, no hay soluciones?

Claro que las hay y muy buenas y muy diplomáticas:

Los grandes políticos de los estados unidos; los integrantes de las altas cortes; los miembros de las cámaras: alta y baja del congreso y las fuerzas armadas de este gran país, deberán tomar la decisión de que lo vean especialistas en esa ciencia y que lo declaren impedido para gobernar.

A mi modo de ver las cosas, al presidente le va a costar mucho tiempo y muchos tratamientos, para volver a la normalidad.

Y será mejor como decimos los antioqueños: “Ponerse colorado un instante y no quedarse pálidos para toda la vida”

Escribo este archivo, después de que apareció en los medios informativos un artículo de unos profesionales de los Estados Unidos, en donde anuncian que el presidente Donald Trump, padece la enfermedad conocida con el nombre de: Narcisismo maligno; porque me parecía que podía estar equivocado en el dictamen que había concebido sobre ese importante hombre de la política internacional.

Los relatos de la enfermedad, para ilustrar este artículo, fueron tomados de algunos portales de internet, muy bien calificados en esta materia y por eso aparecen entre comillas.

Sopetrán, Febrero 1 del 2017.

Darío Sevillano Álvarez