La procesión penitencial de los Cristos.
En la Semana
Santa Colonial de Sopetrán, los Miércoles Santos, hacemos una procesión muy
solemne, que llamamos:
La procesión con los Cristos.
Este evento
religioso, es una muestra de las reliquias coloniales, que conserva el
patrimonio de la Basílica y se pudiera decir: Que es la procesión penitencial
más hermosa.
El cielo
sopetranero, es especialista en hacer hermosos arreboles.
El Señor Cura,
uno de los coadjutores y un Seminarista, presiden la procesión al frente del
paso mayor, que es una composición escultórica de:
Nuestro Cristo, tallado en
madera, Nuestra Señora la Virgen de los Dolores, una quiteña, muy bien
concebida, que muestra el dolor, en la expresión de sus ojos y dos quiteños
más:
San Juan y la Magdalena, tallados en madera, con todas las normas del
arte.
Nuestro Jesús
con la Cruz a cuestas, tampoco se queda atrás, es una talla de madera, con un
peso de nueve arrobas, que muestra a sus talladores en todo el apogeo de su
gloria.
El cansancio, el
dolor, la angustia y todos los oprobios que le han causado, no han podido
desfigurar la belleza de este rostro.
Esta cara, es la
personificación del dolor, observen su mirada penetrante y filosófica,
diciéndole al Padre: Estoy cumpliendo con mi parte, en la redención de los
humanos.
La pose, en que
tallaron esta imagen, es muy hermosa, porque algunos caídos de la tierra, los
fabrican, con la cara contra el piso y esas imágenes, pierdan la belleza
escultórica, porque a nada se parecen.
El Santo Ecce
Homo, que presentara Pilatos, ante la turba multa enfurecida y loca del pueblo
Judío, fue tallado por este artista en una forma magistral.
A pesar de la
flagelación y la coronación de espinas, su personalidad de Hombre Dios,
permanece intacta.
Este Cristo es
uno de los quiteños, comprados en los años cincuenta del siglo pasado y todavía
conserva el carisma, de las imágenes bien concebidas.
Observen la
belleza del rostro y las manos, que están siendo acariciadas por las manos de
un niño.
Me parece
extraño, que le hayan clocado una corona de espinas que no es de él, porque
esta escena, es de la noche del Jueves Santo, en el huerto de los olivos y aún
no había sido flagelado, ni coronado de espinas.
Sopetrán, Abril
12 del 2017.
Darío Sevillano
Álvarez.