LAS ETAPAS
DEL DESARROLLO HUMANO, BAJO LA LENTE DE
LA PSICOLOGÍA TRADICIONAL.
PRÓLOGO:
A la edad de veintiún
años, ingresé al magisterio del Departamento de Antioquia, gracias a la
mediación del Doctor Pedro Nel Baena Pineda, que para la época, era el jefe de
alfabetización y tutelaba la zona del nordeste Antioqueño.
Una de mis
grandes preocupaciones, era el manejo de los niños, porque no había sido
formado para hacerlo, debido a que mi preparación era concebida, para el
sacerdocio.
Pero como
decimos los Antioqueños, que no damos un paso hacia atrás, ni para coger
impulso: “En el camino se ajustan las cargas”. Me tocó aprender haciendo, que
es la mejor disciplina, con que funcionamos los humanos, en nuestra larga
carrera de triunfos y fracasos.
Intenté poner
en práctica, las enseñanzas de los grandes Psicólogos de la tierra, pero cuando
leí sus biografías, se me quitaron las ganas de hacerlo, porque en ellas,
muestran una mano de locos, tratando de dar consejos que acompañan de muy malos
ejemplos, como aquel que encerraba a su esposa y a su niña, en la casa, porque
era un hombre celoso y se le olvidaba hasta por dos semanas, que ellas comían y
bebían.
Entonces me
dije: El manejo Psicológico de mis alumnos, lo voy a aprender a base de experiencias,
que la vida me enseñe, así sea, esculpiendo en mi ser: Las cañas y las arrugas,
que son el mejor trofeo, de la vida en nuestro largo trasegar, por el planeta.
Eso es ésta
obra, una serie de vivencias y aprendizajes que adquirí, en los libros y en las
personas con experiencia calificada, a la largo de mi carrera docente, por
espacio de treinta y siete años; nada nuevo inventado por mí, sino las cosas
del diario batallar, como los escritos de los navegantes del espacio infinito, cuando
realizan un viaje; acompañadas de la sabiduría popular, herencia que se
transmite de palabra a palabra, como la tradición oral.
Lo más
significativo de todo, son las explicaciones a nivel de anécdotas, que me tocó manejar, con
los padres de familia y las siete generaciones de educandos, que pasaron por
mis manos y pudiera decir con el poeta Carlos Mazo Argüelles:
“Aquí
enseñaron con placer mis labios,
Aquí sin
inquietud y sin agravios,
Llena el alma
de plácidos cariños,
Acaricié la
frente de unos niños;
Aquí en la
intimidad de los salones,
En esos días
claros y lejanos,
Palpitaron
cincuenta corazones,
Como un haz
de polluelos, en mis manos.”
Espero que
este escrito, obra de la: “Sangre, sudor y lágrimas” con que lo procesé, como
dijera: Churchill; sirva a los maestros, padres de familia, escuelas de padres,
empresas y todo tipo de corporaciones, que involucren el manejo de humanos.
Aspiro a que
los docentes incorporen estas enseñanzas en sus charlas con las comunidades
educativas y ojalá, los que manejan los credos religiosos, pudieran capacitar a
los aspirantes al matrimonio, no con saber: La salve, el padre nuestro, el ave
maría, los mandamientos, los sacramentos y las obras de misericordia, porque
estas oraciones mejoran la calidad de religiosidad del pueblo, pero nada
aportan en la formación de los hijos, que debiera ser la meta colectiva de
todas las familias.
DARÍO
SEVILLANO ÁLVAREZ.
GENERALIDADES:
Los seres humanos, a lo largo de nuestra
existencia, pasamos por unas facetas en el desarrollo de nuestra personalidad, que los Psicólogos han acordado
en llamar: Etapas del desarrollo humano.
Vale la pena decir que la más importante de todas, es la que vivimos en nuestro primer año de vida, porque es
la que decide como va a ser nuestro comportamiento futuro, a nivel de la
personalidad o manera de ser, nuestro
desarrollo Psicológico, nuestro
progreso físico y emocional, nuestra vida sentimental y la manera como el hombre se comportará por el
resto de su existencia.
Pero antes de seguir adelante, miremos con
detenimiento cuáles son esas etapas:
La primera
etapa es llamada por los sabios: La infancia, que comprende el primer año de
vida, tal vez el más importante de todos; los dos que le siguen y de los tres a
los seis años.
La segunda
estaría centrada entre los seis y los doce años y a esta la llamamos: La edad o
etapa escolar.
La tercera
y segunda en importancia, es: La adolescencia que está enmarcada entre los doce
y los diez y ocho años.
A
continuación aparece la etapa de la edad adulta que está entre los diez y ocho
y los cuarenta años.
Después
aparece la etapa o edad de la Madurez, que va de los cuarenta a los sesenta
años.
Y por
último aparece la etapa o edad dorada, que va desde los sesenta años hasta el
momento de la muerte.
Estas son
las que anuncian los grandes Psicólogos de la tierra, pero para mí, únicamente
serían: La infancia, hasta los ocho años; la adolescencia, hasta los veinte
años; la adulta, hasta los cincuenta años; y la vejez, hasta la muerte.
En esta
obra, me propongo mostrar con sencillez, mucha sabiduría, lenguaje ameno y
anécdotas que ilustran bien los temas, todo lo que se debe hacer y lo que no se
puede hacer, para que los humanos sean modelos de comportamiento, ciudadanos de
bien y personas útiles a la sociedad.
Estas
experiencias, fueron vividas a lo largo de mi vida de maestro, por espacio de
treinta y siete años, en donde aprendí, no la Psicología clásica, sino la
tradicional, que es la visión del pueblo, concentrada en pequeñas dosis de
saber.
La obra,
será una buena herramienta, para los padres de familia, las asociaciones de
padres de familia, los maestros y las personas que manejan entidades con el
cuidado de niños, porque enseña de una manera graciosa y racional, el manejo de
los seres humanos, que tantas amarguras ha causado a nuestra tierra.
Recuerden
como punto final, que cuando los niños llegan a las manos de los educadores, la
personalidad tuvo que haber sido forjada por sus padres o tutores y que en caso
contrario, esas maneras de ser de esos niños, pueden haber sido arruinadas para
siempre.
EL PRIMER AÑO DE VIDA.
Sin lugar a
dudas, el primer año de vida, es el más importante, en las etapas del
desarrollo humano, porque influye en un 90% de la formación de la personalidad
del niño y son los padres de familia, los responsables de su normal desarrollo;
de allí la importancia de haberse capacitado para llegar al matrimonio, con
toda la sabiduría del caso, para la formación de los hijos.
Todos los
fracasos que se presentan en los humanos, a nivel de su personalidad, son
ocasionados por las falencias que sus padres tuvieron en la formación del niño
en ese primer año de vida.
Es muy
importante comprender, que el niño
recién nacido, viene de un ambiente tranquilo, de absoluta contemplación
espiritual, en el cual, no hay: Ruidos, ni sonidos, ni fantasmas, ni nada que
pueda perturbar, la tranquilidad del seno de su madre.
Los
familiares que hablan sin medida; la alegría que expresan por su nacimiento; la
luz eléctrica o la del sol, que él no conoce; los sonidos y los ruidos de las
máquinas y equipos electrónicos; la manipulación de todo aquello que nunca ha
visto, con toda seguridad, lo ponen nervioso y por esa razón, se siente: Solo,
intranquilo y desconfiado y como a la única persona que conoce, a través del
largo contacto de nueve meses del embarazo, es su madre, lo hacen aferrarse a
ella y por eso es esquivo y no quiere, que otras personas lo carguen.
Todas estas
razones, son que hacen que el niño, solo quiere a su madre y en ella pone toda
su confianza y por ese motivo llora cada que alguien distinto a ella, lo carga.
Este
escrito, que no es de mi autoría y que encontré en un periódico local, fue
publicado con motivo de la fiesta de las madres y puede ilustrar excelentemente
el tema que estoy tratando:
“A los tres
años, mamá es buena; a los cinco años, mamá lo sabe todo; a los diez años, mamá
no sabe todas las cosas; a los trece años, hay muchas cosas que mamá no sabe; a
los quince años, mamá no entiende nada; a los veinte años, que pesada te pones
mamá; a los veinticinco años, mamá es comprensiva; a los treinta años, pediré
consejo a mamá; a los cuarenta años, mamá es un ángel; a los cincuenta años,
que bueno que todavía viviera mamá.”
Lo que
acabo de escribir, es lo que exige que mamá, esté lo suficientemente capacita,
para ejercer su labor.
El niño a
pesar de ser tan pequeño, tiene la capacidad para saber si la mamá lo quiere o
no; y aunque no habla, ni escribe, su cerebro es una grabadora de muy alto
poder, que está detectando y grabando, todo lo que pasa a su alrededor.
Este paso
es fundamental en la formación de la personalidad y está imprimiendo carácter
en la mentalidad futura del niño.
Es bueno
decir: Que el niño nace con unos instintos que le permiten conservar su vida y
perpetuar la especie humana en la tierra, pero estos instintos, lo dominan y lo
gobiernan y por esta razón algunos padres de familia dicen: Este niño va a ser
malcriado, rebelde y fastidioso; este concepto debe ser revisado cuidadosamente
por los que piensan así, porque es casi seguro, que no conocen estas normas del
comportamiento infantil.
Saber
manejar al niño en este primer año, es lo que decide si su hijo será un buen
ciudadano o se perderá para siempre.
Esta
anécdota podrá ilustrar mejor el tema que estoy tratando:
En una casa
del pueblo, la abuela era la encargada de cuidar los niños, porque los dos
padres trabajaban y el día que nace el último hijo, la abuela entra en el
cubículo en donde está su hija en recuperación del parto y cuando ve al recién
nacido, dice: “Gas que pereza, más muchachos”. Era un clamor justo, porque ella
estaba cansada de bregar a tres de sus hermanos y ahora le tocaba otro más;
pero el recién nacido le captó lo que dijo y nunca se dejó cargar de ella, porque
entraba en pánico y en coma de ira. Cuando la abuela estaba muriendo, le
contaron al joven que ya era un adolescente: Tu abuela está muriendo y él
respondió: Ojalá se muera esa vieja.
Los padres
deben conocer muy bien los instintos que el niño trae al nacer, para que le
sirven, como son y cuando aprende a dominarlos.
Este
aspecto es muy importante, porque si los padres conocen muy bien la manera de
pensar de sus recién nacidos, los pueden orientar de la forma más perfecta; les
pueden corregir cualquier problema o defecto que se presente; les pueden
enseñar aquellas cosas que no saben hacer; y la personalidad de sus hijos se
irá puliendo, a lo largo de la formación de la vida en familia.
Cualquier
desprevenido personaje, que no sabe de la formación de la personalidad, ignora
que si a los niños recién nacidos, no les satisfacemos y atendemos con gusto
sus necesidades personales, les estamos deslustrando y destruyendo su manera de
ser, para toda la vida y con esa actitud, estamos formando un monstruo, que será
un estorbo para la familia, para la sociedad y para sus congéneres.
Los grandes
criminales de la tierra y esos a quienes llamamos Psicópatas, fueron niños que
nacieron en familias, que no conocían estas normas y por esa razón, sus
personalidades fueron arruinadas para siempre.
Por lo que
he explicado, el niño, que es una grabadora de muy buena calidad, sabe si su
madre: Lo cuida, lo atiende, lo brega y le da cariño y ternura; o las cosas que
hace por él, las hace de prisa y sin el cariño necesario y esta circunstancia
es la que va puliendo al criminal del futuro.
Cuando al
niño, no le brindamos estos cuidados con el mayor de los gustos, su
personalidad sale parecida al mal trato que le estamos dando y él, a lo largo
de toda su vida, estará haciendo todo a regañadientes y sin ningún carisma.
Un axioma
es algo que tiene que ser así, gústenos o no nos guste.
Me parece
muy importante que los padres de familia conozcan de memoria este axioma: “El recién nacido, solo desea hacer su
voluntad, porque sus instintos lo dominan y lo gobiernan”
Este
párrafo debiera estar grabado con tintes indelebles en los cerebros de todas
aquellas personas que se deciden por el matrimonio y por la crianza de sus
hijos, porque sirve de base para que ellos aprendan y para que tomen la
decisión de formar a sus hijos con las normas que toda sociedad exige, pero
recuerden que esas normas se enseñan con cariño y sin ningún asomo de fuerza o
autoritarismo, porque el niño a pesar de estar tan pequeño, también tiene su
punto de vista: “Soy autónomo y sé tomar mis propias decisiones”.
Cuando un
padre de familia, llega al colegio o a la escuela diciendo: Este muchacho se me
salió de las manos y me quiere pegar, fue porque no supo dominar sus impulsos,
con todo el cariño y la ternura de padre, pero con la seguridad de ser el
formador de él, y estoy seguro de que siempre lo dejó hacer lo que le viniera
en gana, con absoluta libertad para que tomara sus propias decisiones, en el
primer año de vida.
Recordemos
que esa libertad absoluta, es lo que llamamos en la moral: Libertinaje.
Produce
mucha angustia, ver a un padre de familia, repitiendo una orden para su hijo,
diez y quince veces y el niño, con su actitud, está mostrando que la cosa no es
con él; recordemos los viejos tiempos, cuando un padre de familia hablaba,
temblaban hasta las piedras, esta situación era muy exagerada, porque se veía a
las claras que en ese hogar, habían instalado una pequeña inquisición, pero
recordemos que el refrán latino dice: “In medio virtus est” que traduce: En el
medio está la virtud, o el sabio refrán castizo, cuando habla de la posición de
la vela de los santos: “Ni tanto que queme el santo, ni tampoco que no
alumbre”.
Este
fenómeno, se debe al mismo problema, porque sus padres, no supieron dar las
órdenes adecuadas en el primer año de vida del niño.
En ese
primer año de vida, el niño debe recibir instrucciones sobre la obediencia,
dadas con cariño, comprensión y dulzura, pero con mucha firmeza, para indicarle
que hay un principio de autoridad, que tendrá que respetar por toda su vida.
En esencia,
lo que hay que decidir en ese primer año de vida, es aquello del principio de
autoridad, para que el recién nacido entienda, que hay unas personas de las
cuales recibimos órdenes, a las que tenemos que respetar, cuando hablan.
No se me
diga que para hacer esta labor correctamente, hay que maltratar al infante,
porque como está tan pequeño, con una voz recia, con un palmotear de manos o
una palmadita, que no deje huellas en el cuerpo, el niño entiende y aprende a
obedecer.
Hay una
instrucción muy importante, acerca de la formación sexual del niño, en su
primer año de vida: Recuerden que lo órganos genitales de los niños, también
sienten pequeñas emociones y por esa razón ellos se tocan esas partes. No es
justo, que una madre o un padre castiguen a esos niños, porque según ellos
opinan: “Ese niño salió grosero”. Estos castigos solo producen frustraciones en
el infante y cambios en el comportamiento sexual, para la etapa de la
adolescencia.
Es
importante que esta labor esté acompañada de una buena educación, sabias enseñanzas
y lo más importante: De buenos ejemplos de vida.
Porque
tenemos que recordar algo de mucha importancia: Cuando un padre de familia
enseña a sus hijos que fumar es muy nocivo para la salud, se supone que quien
está dando la orientación, no fuma; de lo contrario, los hijos estarían
contestando: ¿Y al Alcalde, quién lo ronda? Porque si estas fumando, a ti
también te puede destruir el organismo; y asumen, que el consejo, no es tan
verídico o que los quieren privar de algo, que es muy útil y provechoso.
Cuando el
niño chupa todos los objetos que tiene en sus manos, no está haciendo algo
malo, sino que se está poniendo en comunicación con las cosas que lo rodean;
esta es una necesidad sentida del niño, que lo tranquiliza, le desarrolla la
inteligencia, porque con los sentidos del gusto y el tacto, está conociendo
todo lo que cae en sus manos; podríamos decir, que esa es su manera de
comunicarse con todos.
Más
adelante, cuando los primeros dientes vayan a nacer, el niño chupará con mayor
intensidad, este fenómeno se debe a que las encías, rascan y duelen, porque las
piezas dentales, están rompiendo la carne para aparecer.
Es bueno
comprarle al niño, para esta etapa de su vida, el juguete especializado, que
consiste en una especie de colombina de plástico, que tiene unas pequeñas
prominencias, que sirven para que el infante se pueda rascar con toda la gana.
Recordemos
que no se puede cohibir al niño de la acción de chupar todas las cosas, porque
ese es el medio de trasporte que él tiene, para llevar la información al disco
duro del cerebro, con el fin de que en próximas veces, sea capaz de reconocer,
esos objetos, porque ya los tiene codificados en su computadora.
Hay una
condición indispensable, para que la personalidad y la inteligencia del
infante, se desarrollen en forma normal: Que el niño tenga una buena
alimentación.
El niño
debe conocer todo lo que lo rodea: Flores, olores, cosas, colores, árboles,
animales, personas y muchas otras más; Esto permite que el niño ejercite sus
cinco sentidos: Ver, oír, oler, gustar y palpar, aunque yo sostengo que son
seis los sentidos que tenemos, porque el pene y la vulva son los órganos de un
sentido muy importante, para los humanos y que me atreví a llamar: El sentido
de la comunicación íntima, que tantas amarguras causa, a quienes no conocen a
fondo, las ciencias biológicas.
Si al niño,
no le damos estas oportunidades, le va a costar mucha dificultad comunicarse
con los demás, y posiblemente va a tener problemas, para: Hablar, escribir y
razonar.
Estas
observaciones del niño, son las que le permiten el desarrollo normal de su
inteligencia, que deberá estar lista y bien organizada, alrededor de los quince
años de vida.
Aunque la
inteligencia, se trasmite genéticamente,
podemos pulir y hacer desarrollar muy bien la del niño, en su primer año de
vida, si le damos la oportunidad de analizar todo lo que ocurre a su alrededor
y lo dejamos para que con sus sentidos y su manera de aprender, la vaya
mejorando. No impidamos ninguna acción que pueda mejorar este conocimiento.
Uno de los grandes fracasos de la humanidad,
radica en que los niños, no hayan recibido una formación adecuada de su
inteligencia. Esta formación les corresponde a los padres o a sus tutores, en
defecto de estos; y cuando esta formación falla, las
inteligencias se atrofian y de aquí salen los grandes monstruos
que ha manejado el género humano.
Es bueno
que tengamos en cuenta: Cuando el niño nace, no le interesan: Ni las personas,
ni los animales, ni las cosas, ni los juguetes, estos cachivaches, como se les
pudiera llamar, no le interesan, no le gustan, ni los quiere y solo aprende a
interesarse por ellos, cuando los ha manipulado y se los ha metido a la boca.
En el
primer año de vida, el niño, no piensa, no entiende y no resuelve nada, este es
el momento preciso para que la madre le enseñe a querer y a distinguir el bien
y el mal; lo que se puede hacer y lo que no debe hacer y el mejor ejercicio
para lograrlo, es permitirle que: Toque, coja, se mueva, lleve las cosas a la
boca y las identifique, porque esto desarrolla y despierta su inteligencia.
Esta es una
de las normas más sabias, para la formación de las personalidades de sus hijos
y por esta razón, ojalá todos la escriban en sus cerebros con rasgos
indelebles.
El niño solo comprende lo que debe hacer y lo que no puede
hacer, a los once meses de vida.
Este
conocimiento es uno de los que al niño le causa más dificultad aprender.
En términos
generales, la infancia es la etapa más importante, para que la inteligencia se
desenvuelva, con toda normalidad.
Hablemos un
poco de los genotipos y los fenotipos: Estas dos palabras tan parecidas,
significan cosas muy diferentes: La primera son genes que los padres trasmiten
a sus hijos y que integran las trazas del genoma humano(Es decir el plano de
construcción de cada persona). Como los ojos azules, el color de la piel, la
textura de las piezas dentales, las facciones, etc. Estos genomas, son que
hacen que la inteligencia sea como la de sus padres.
Pero lo
fenotipos, son cosas muy sutiles, como el hecho de que el niño duerma sobre el
brazo derecho metido bajo la almohada, como lo hace su madre; o el niño pestañea con el ojo izquierdo, como
lo hace su padre; o tiene el tic de mover la cabeza hacia el lado derecho, como
lo hace su abuela.
Hay dos
palabras muy importantes, que tenemos que saber manejar, cuando de la formación
de los niños se trata, para que no vayamos a confundir la tierra con la pomada:
Cariño y mimos.
Posiblemente
son dos términos muy parecidos, pero no son iguales, porque el primero es el
amor con que papá y mamá cuidan, orientan y conducen a sus hijos; y el segundo
son los defectos que se pueden presentar con el cariño, que lo pueden
desfigurar y lo convierten en el peor enemigo, de la formación de la
personalidad de sus hijos.
Doy un
ejemplo: En un hogar en donde viven papá, mamá y los abuelos paternos, el padre
llega con un queso de banco para hacer la merienda de esa noche, pero resulta
que al niño que tiene 14 meses de nacido le da, por coger el queso, para jugar
en el suelo con él y su padre reprocha la acción, pero el abuelo que es un
hombre muy complaciente, dice: Déjalo que lo dañe y juegue con él, que yo voy y
compro otro. Este es un verdadero caos ocasionado por los mimos del abuelo.
Es de suma importancia saber que el niño al nacer, es un ser:
Egocéntrico, es decir: Todo está fundamentado en él, pero esto tiene sus
razones, porque el infante tiene como norma: Satisfacer sus deseos y hacer lo
que más le conviene.
El gran
rajatablas en la formación de la personalidad de los niños, es saberlos formar,
para ser: Malgeniados, alegres, odiosos, cariñosos, miedosos o descomplicados;
Quien creyera que esa capacidad la tienen que manejar e imponer los padres o
los tutores del niño, con las vivencias del diario quehacer, demos algunos
ejemplos, pero no podemos citar todos los casos, porque esos relatos coparían
un libro completo.
En una
familia, las relaciones son excelentes entre los padres, los hijos y los demás
familiares; No pelean, no gritan, no se insultan cuando conversan, no se dicen
malas expresiones, etc. La grabadora del niño estará recopilando todas esas
manifestaciones, para ponerlas en práctica, todo el resto de su vida.
Pero si el
caso es al contrario, gritan, se insultan, se tiran con lo que encuentran a su
paso, nadie razona, las malas palabras llueven; estamos formando un niño
agresivo, que siempre va a tener disturbios; en los establecimientos de
educación, no lo van a soportar; la sociedad lo va a rechazar y estas
amarguras, lo irán volviendo, cada vez peor, hasta convertirlo en un
desechable.
Si
suponemos que en una familia, siempre están metiéndoles miedo a todos y
asuntándolos a cada paso: Ojo a la Llorona; cuidado con el Caballo tres patas;
te va a salir la Madre monte; en ese lugar sale el demonio. Esas expresiones de
terror irán puliendo a un niño amargado y miedoso, que no va a ser capaz de
liberarse de sus familiares y siempre va poner problema en donde esté.
Según el
estilo de música que se interprete delante del niño, serán los sentimientos de
ternura o desfachatez de nuestro infante.
Con estos
ejemplos, espero que me hayan entendido, cuales son las cosas que se deben
hacer delante de los niños, para que su personalidad sea modelo de virtudes.
El color
que se emplea para pintar la casa en donde estamos formando al niño, también
influye en su futura personalidad; voy a dar unos ejemplos, para que me
entiendan mejor este tema:
Si la casa
en donde vive el niño, está pintada de colores cálidos, como el rojo o el
naranja, la vida futura del niño, será muy agitada.
Si los
colores son fríos, como el azul o el verde mar, el niño tendrá una personalidad
agradable.
No son
buenos los colores neutros, como los grises, los cafés o las tierras y sienas,
para pintar las casas en donde viven los niños o los ancianos, porque los
atropellan: La tristeza y la nostalgia.
Lo ideal,
para escoger las pinturas de las casa, son los tonos pasteles, que están tan de
moda en nuestra época, como: El amarillo otoñal, el azul celeste, el verde mar,
el color melón y tantos otros que hay en los catálogos modernos de pintura.
Hablemos
ahora de los cuidados del embarazo, porque muchas personas no saben las
terribles consecuencias que generan, cuando se llevan de cualquier manera y sin
ninguna orientación.
Cuando Ud.
Esta en embarazo y sin hacerse una ecografía, para saber el sexo de su hijo,
hace comentarios como este: Cuando nazca mi hijo le voy a comprar un pantaloncito
azul y unas botas de vaquero, Si lo que está gestando es una niña, tángalo por
seguro, que va a nacer con problemas de identidad sexual.
Esto ha
sido comprobado a nivel científico, porque los Espartanos, que eran un pueblo
europeo muy aguerrido, mantenían a sus parturientas en salas grades decoradas
con escenas de guerras, para que sus hijos salieran buenos guerreros.
Si una
madre maneja un embarazo lleno de angustias, tristeza y desolación, el pobre
niño que va a nacer, será un desdichado, que cuando llegue a la edad de los
quince años, casi con seguridad, estará pensando en un suicidio.
Si una
madre es parrandista, callejera, trasnochadora y alcohólica, no es raro que el
niño que va a nacer, sea un enfermizo, que estará de médico en médico y de
hospital en hospital.
En los
meses del embarazo, no se deben tener: Angustias, sustos, alegrías, grandes
emociones o cualquier circunstancia que altere el corazón y los sentimientos,
porque eso se traduce en mala salud, para el futuro niño.
Sopetrán,22 de Noviembre del 2016.
Darío Sevillano Álvarez.
En esta etapa, el niño comienza su desarrollo Psicológico; aprende a
tomar decisiones por sí mismo y cosa
importantísima, empieza a reunirse con la sociedad en que vive.
Pero lo más importante de esta etapa, radica en que el niño aprenderá
a ser obediente, recuerden si no es aquí, nunca lo será.
De la obediencia que
le enseñemos en este momento de su vida, dependerá todo lo que el infante va a
hacer, con su personalidad obediente.
Es aquí cuando el padre de familia y sobre todo la madre, van a
imponer su principio de autoridad, para siempre y de esta circunstancia depende
que algunos padres, muy acongojados digan:
“No puedo con éste muchacho”; “Esta
porquería se me salió de las manos”.
Uno de los grandes problemas de los docentes, radica en que cuando el
niño llega a la escuela, no sabe ser obediente y esa personalidad, ya no tiene
remedio, por aquello de que:
“Árbol que nace torcido, nunca su rama endereza”.
Pero la gran amargura, no es precisamente que no obedezca, sino que
como el maestro, lo tiene que someter a unas normas de comportamiento, por
aquello del reglamento interno del plantel, el niño prefiere retirarse, que
obedecer.
Un alto porcentaje de la deserción escolar, tan nociva en los
planteles educativos, es causada por ese mal comportamiento de los padres, al
no haber enseñado a su niño, el factor obediencia.
Pero la gran maravilla de esta etapa, está centrada en que el niño
aprende a ser aseado:
No orinarse en la ropa; no defecarse en los pantalones;
mantener organizado el rincón de sus juguetes, etc.
Este aprendizaje, le cuesta mucha dificultad al niño, pero hay que
enseñárselo con cariño y firmeza, recuerden que de estas enseñanzas, dependerá
el resto de su vida.
Para lograr nuestro cometido, nos podemos valer de pequeños trucos,
como estos:
Mi amor, si me cuantas cuando vas a hacer pipí, te regalo un confite.
Bebé si me dices cuando quieres hacer popó, te doy una galleta.
Si ordenas el rincón de tus juguetes, te puedo regalar uno nuevo.
No cometamos el error de castigar al niño, porque se orina o se
ensucia en la ropa; estos castigos, le generarían, problemas de impotencia y
frigidez, en su vida adulta.
No se crea, que para educar al infante en estos aspectos hay que
castigarlo con:
Correazos, gritos, maltratos y otros castigos de dolor o
infamantes, porque no es necesario.
Solo hay que elevar un poco la voz o
ejecutar una acción ligeramente brusca, como tomarlo del brazo y sacudirlo,
para que entienda que le estamos dando una orden.
Recordemos que los castigos de dolor y los infamantes, es decir aquellos
que ofenden al infante, como las palabras vulgares, son muy peligrosos, porque
generan odios, que el niño puede conservar a lo largo de su vida, en contra de
sus genitores y esa será una barrera eterna, para lograr la comunicación
amable, entre los miembros de la familia.
Conozco el caso de un joven que ya es adulto, que cuando tenía 13
años, su padre le dijo: Tú eres una porcelana muy estorbosa, refiriéndose a que
era muy bonito, pero que no aportaba dinero para su crianza, en la actualidad
el joven no vive con su familia y su madre sufre mucho por eso.
Tenemos que estar evaluando permanentemente estas acciones, para saber
si el niño, las está aprendiendo, las
está poniendo en práctica y sobre todo como las está recibiendo, para montar
las acciones que continúan en la formación de su personalidad.
Es éste el momento, para que le enseñemos al niño a ser independiente,
es decir, que aprenda a tomar decisiones por su propia cuanta y que su madre no
tenga que estar tan pendiente de él.
Esto, lo vamos a lograr con unos truquitos, que no son difíciles y que
la personalidad de nuestro protagonista los va a asimilar muy bien.
Dejémosle que se desplace libremente por toda la casa, sin darle
ninguna orientación.
Si tiene que subir o bajar unas escalas, no le ayudemos, pero estemos
atentos, que no vaya a tropezar o a
caerse, pues cualquier percance que se le presente, irá en contra de su
formación, porque el miedo de que le vuelva a pasar, no lo dejará actuar con
tranquilidad.
Si el niño, está analizando algo, para conocerlo, esto es pura
filosofía, no se lo impidamos, porque hace parte de su aprendizaje.
Si el niño quiere estar en un
lugar determinado de la casa, dejémosle y analicemos, que es lo que le agrada
de ese lugar; también nosotros necesitamos aprender, cuales son los gustos del
infante.
En esencia, es bueno dejar que el niño, en esta etapa, aprenda a
hacer, por su cuenta, las cosas que hacía, con la ayuda de su madre.
Este
aprendizaje le permitirá, ser independiente y tener una personalidad
estructurada.
Como conclusión, debemos decir: Es necesario, en esta etapa, obligar
al niño a que tome sus propias decisiones, al igual que la familia lo hace y
hacer que las tome de acuerdo con las reglas que le hemos enseñado.
Ha llegado el momento de presentar a nuestro protagonista a los demás
niños de la familia y de la cuadra y es necesario tener mucha sabiduría para
logar éste encuentro; es preciso recordar:
Que el niño había nacido egocéntrico
y aquí, va a tener que dejar esa costumbre y aprenderá a ser sociable.
Posiblemente unos niños, resultarán muy tímidos, a esos tendremos que
orientarlos, para que se incorporen con los demás; otros serán extrovertidos,
es decir muy bullangueros y festivos, a esos tendremos que saberlos corregir,
con acciones agradables, para que los demás no se sientan eclipsados por ellos;
posiblemente algunos serán imperiosos, es decir quieren mandar a los demás, a
esos tendremos que ordenarles con cariño y precisión, que esa no es la norma
para vivir con los demás; estos últimos, posiblemente serán buenos líderes.
Fíjense como todo se puede lograr, sin aplicar las normas de la vieja
guardia, cuando todo se hacía a base de rejo, o como decía el refrán:
“La letra
con sangre entra”.
Es de anotar, y siempre lo entendí así, que esos niños que intentan
manipular a todos los otros, con quienes juegan; posiblemente serán:
Unos
grandes líderes; unos buenos empresarios y hasta se pudiera decir que unos
buenos políticos o gobernantes.
Si el niño no comparte sus juguetes y los quiere todos para él,
debemos enseñarle a compartir; pero en éste caso, no necesitamos la fuerza,
sino el convencimiento oportuno y sabio:
Préstale tu juguete a tu amiguito; el
no te lo va a dañar; como se ven de bonitos jugando juntos, etc.
A medida que progresamos con la formación de la personalidad del niño,
se nos presentan nuevos retos en los que será necesario aprender, los trucos
correspondientes para llegar a estructurar, esa manera de ser de nuestro
pequeño infante.
El paso que sigue, es empezar a contrariarlo, para enseñarle, que hay
cosas que se pueden hacer y cosas que no se deben realizar, porque tiene que
aprender las reglas del comportamiento humano, como ser sociable.
Recordemos aquello de que el niño sigue siendo egocéntrico y para
sacarlo de ese estado, hay que contrariarlo, porque si los padres son
condescendientes, con todo lo que el infante quiere, se les sale de las manos,
para toda la vida.
Las técnicas para lograr este objetivo, son:
Si el niño está jugando con unos amiguitos y llega la hora del
almuerzo, hay que parar el juego, para ir a almorzar y después de dar la orden,
no se puede dilatar el tiempo, ni cambiarla; si esto ocurre, el niño no
aprenderá a obedecer oportunamente.
Recuerden que hay padres llenos de amarguras por esta razón, porque a
veces hablan con sus hijos y ellos ni siquiera se dan cuenta, que lo están
haciendo.
Aquí es bueno anotar:
Una orden se da una sola vez, y si no es
cumplida, hay que proceder a hacerla
cumplir, pase lo que pase; porque si el formador del niño, se aguanta sus
desplantes, con una vez que lo haga, estará más perdido que embolatado.
Ese
niño se va a mandar solo, como decimos en el argot popular.
Pero continuemos con las técnicas que estamos aprendiendo:
Algunos
permisos que nos piden, se pueden dar, sin que el niño se perjudique, pero es
muy importante, negarlos, de primera mano, para observar las reacciones del
infante; si vemos que acepta con tranquilidad la negativa, podemos decirle:
Como eres tan obediente, te voy a conceder el permiso que estás pidiendo.
Con ésta acción, salen fortalecidos los dos bandos, porque el niño fue
probado en su obediencia y el padre conserva el principio de autoridad, tan
desmejorado en nuestros tiempos.
Una buena estrategia, podría ser, ordenar al niño, que haga algo:
Descansar un rato;
sentarse a ver un libro de dibujos agradables; no hacer tanto ruido con sus
juguetes; hacer un pequeño trabajo; sentarse a ordenar sus juguetes; etc.
Porque con esto estamos creando en el niño, el habito de manejar los horarios,
tal vez, por aquello que enseñara San Pablo:
“Tempus tacenci et tempus
loquendi”.
Que traducido al Español, es aquella retahíla: Hay tiempo para
comer, tiempo para dormir, tiempo para estudiar, tiempo para descansar, etc.
Lo importante es que los formadores de las personalidades, tengan en
cuenta, que a los niños les hace falta contrariarlos, para fijar en su mente,
que hay quien ordena y quien cumpla y que las órdenes del que los forma son de
obligatorio cumplimiento.
Insisto en que es malo, desagradable y muy peligroso, dar éstas
órdenes, acompañadas del castigo de dolor o el infamante, porque el niño, no
estará aprendiendo a obedecer, sino cuidándose del rejo y las palabras que le
decimos.
Esto equivale a decir que la formación del niño se estará destruyendo
peligrosamente y podríamos aplicar aquella norma:
No tengas miedo a desobedecer; cuídate del castigo de tu
padre.
Pero hay un factor muy peligroso, cuando las órdenes se dan a base de
castigo:
El niño se está degenerando tanto, que dice: Voy a desobedecer, que
importa, que me den una pela.
El paso siguiente, será enseñar a nuestro pequeño protagonista, las
costumbres y creencias de la familia, del barrio, del pueblo, de la nación.
Etc.
Esto se puede lograr de muchas maneras:
La principal sería, llevar al
niño a los eventos, para que aprenda haciendo.
Si hay un cumpleaños, nuestro hombre estará presente y le enseñaremos,
que se acostumbra dar un regalo; si es un desfile, asistiendo a él, aprenderá
él porque de esa celebración, con una pequeña historieta, que le vamos a
contar, mientras trascurre el evento; si es la navidad, el niño, que está con
todos los miembros de su familia, aprenderá a celebrarla, cuando sea un adulto;
si es un entierro, estará aprendiendo, que a todos nos toca morir y que esta no
es una de las mejores fiestas que celebramos; si nos acostamos o levantamos,
debemos enseñarle a orar, cada uno en su credo, con el fin de estructurarle sus
creencias religiosas; si es un paseo familiar, estará aprendiendo, que a veces
el descanso, es muy importante.
No me identifico mucho, con aquello de meter al niño en un credo
religioso, cuando el no es capaz de elegir; me gustaría, pero es un criterio
personal, que los humanos, cuando son mayores, decidan cual va a ser su
orientación religiosa.
Es bueno advertir, que si los padres, no alcanzan a llevar a su niño a
todos los eventos, por falta de tiempo o por falta de dinero, deben enseñar estas
normas en las reuniones familiares, que a diario se hacen, en casi todos los
hogares, con unas historias que sean bien agradables.
El siguiente paso, es de vital importancia, le enseñaremos a respetar
a sus amigos y familiares; éstas enseñanzas deben ser vivencias de familia, en
donde le mostramos a nuestro pupilo, que a las personas que nos rodean, hay que
respetarlas y quererlas.
A veces, nos tocará fingir, para que el niño aprenda. Ej.:
Si el niño está peleando con un amigo, por algo que es justo, no lo
vayamos a apoyar; es necesario ponernos del lado del amigo, así tengamos que
sacrificar la razón del infante.
En estos casos, después de arreglado el
problema, iremos donde el amigo, sin la presencia del niño, le haremos ver, que
no tenía la razón y que se la dimos, para enseñarles a los dos, que los amigos
no pelean.
Cuando el niño pelea con sus amigos o los estruja, es bueno aplicar
una sanción, que lleve al infante a pensar:
Cometí un error, no lo volveré a
hacer.
La sanción podría ser: Privarlo de jugar con ese amigo, por espacio de
uno o dos días.
Nunca cometamos el error de aplaudir esas malas acciones de nuestro
protagonista, porque eso se traducirá en un mal comportamiento que el niño va a
adquirir, para el resto de su vida.
Analicen con mucha serenidad, las normas que estoy exponiendo, para
que no cometan el atropello de maltratar al niño.
Recuerden que cuando él, ve
ese mal comportamiento de sus formadores, solo aprenderá a ser, un ser
repugnante a la sociedad y a la familia y todos se estarán quejando de sus
malas acciones.
Conocí el caso de un amigo que ensenaba a sus pequeños hijos:
No se
dejan molestar de nadie, tengan un cuchillo listo, para que se los bajen de
encima.
Cuando sus niños estuvieron adultos, dos de ellos fueron a pagar condenas,
por asesinato.
Mi pregunta sería: ¿A quién debieran haber condenado?
Para lograr que el niño aprenda todas las normas de comportamiento que
estoy enseñando, es necesario tener una buena dosis de paciencia, si nos
desesperamos, perderemos el tiempo que llevamos enseñando y nuestro hombre se
convertirá en un estorbo público.
Todos estos aprendizajes del niño, dependen de la buena voluntad con
que sus formadores lo hagan; si la actitud del formador, es negligente,
arrogante o muy de régimen militarizado, el niño se estará descomponiendo cada
vez más.
Es muy importante, no caer en la mucha tolerancia;
No ser indiferentes
con el niño; no sobreprotegerlo; no rechazarlo.
Aquí pudiéramos decir, como el adagio
popular:”En el camino se ajustan las cargas”.
Tres cosas son importantes en la conducción de un infante:
Saberlo
reprender; no aplicar castigos dolorosos infamantes y un buen manejo de sus
actividades diarias.
Como el niño en esta etapa es supremamente celoso, no podemos correr
el riesgo de que pierda, la buena imagen que de nosotros tiene y por esa razón,
debemos distinguir muy bien:
Cuáles son las faltas que hay que sancionar y
cuáles se pueden aceptar.
Cuando un padre de familia o es su defecto el formador de un niño, no
tiene las cualidades que he venido anunciando, el niño no aprende; rechaza las
costumbres que le estamos enseñando; no obedece, así lo acabemos a rejo y se
vuelve:
Bravo, agresivo y tímido.
Los niños muy rechazados o muy maltratados, se vuelven tímidos, medio
bobos e hipócritas; y sus padres o formadores, creen erróneamente que son muy
dóciles, cuando de verdad, están planeando ser rebeldes en extremo.
Ahora que estoy terminando esta etapa, quisiera decir algunas cosas
importantes acerca del castigo:
Cuando un castigo se impone, debe cumplirse al pié de la letra; en
caso contrario, estaríamos perdiendo el principio de autoridad, que debemos
tener frente al niño.
Si aplicamos un castigo y luego nos damos cuenta, que es injusto, hay
que levantarlo de inmediato y presentar las debidas disculpas al niño, para que
vea que somos justos.
Cuando uno de los padres, aplica un castigo y el otro, se da cuenta,
que es injusto, no se debe hacer el pronunciamiento delante del niño, porque
estaría desautorizando a quien lo aplica; esto se conversaría a nivel privado,
entre los padres o formadores.
Aquí es donde se conocen los verdaderos formadores, porque sus conversaciones, con el infante, le van
aclarando todas estas dudas.
En esta etapa, es muy importante recordar que el niño es superceloso y
quiere manipular a sus padres, para que todos los cuidados sean para él, pero
si hay más hermanos, los padres deben mostrar que son iguales de cariñosos y de
exigentes con todos; porque si centramos la atención en uno solo, esto hará que
ese personaje, se pierda para siempre y tal vez, se vuelva un inútil, perezoso
y buena vida; y que sus hermanos alimenten odios contra él, y contra sus padres.
Esta etapa, es de suma importancia, porque en ella, el niño, descubre
las cosas y las personas y aprende a quererlas, aunque no las vea.
Es aquí, precisamente en donde le vamos a enseñar a nuestro
protagonista, cuales son los demás miembros de la familia, que no están con
nosotros, por ausencia o por muerte; cuales son nuestros mejores amigos; de
cuales tenemos que cuidarnos; cuales son las comodidades que disfrutamos, de
acuerdo a nuestra posición económica, etc.
La madre y los que rodean al niño son los responsables de que aprenda
a hablar y aunque su lenguaje, no sea apropiado, sabe decir todo lo que quiere.
Podríamos decir, que el niño es como los loros:
“Que si saben lo que dicen;
nunca dicen lo que saben.
Recordemos que para aprender un idioma, no se debe hacer con las
normas fundamentales a bordo, sino memorizando palabras y tratando de
juntarlas, para darle sentido de idea, a las frases y cuando hacemos esto y lo
dominamos, procedemos a aprender la gramática, la ortografía y la ortología.
Es posible que el niño, no sepa decir correctamente las palabras, como
por ejemplo:
Por decir escaparate, dice escarapate; para decir almohada dice
almuada; o para decir, toalla, dice toballa; y al formar una frase puede decir
unos errores, como: mi pantalón esta rompido; por decir, mi pantalón se rompió;
me estaba escaramando a un árbol; por decir, me estaba encaramando a un árbol.
Voy a dar algunos ejemplos, para que no corran el riesgo de molestar
al niño cuando hace o dice cosas que no son.
Pero lo importante del aprendizaje, es que el niño sabe expresar sus
ideas.
A veces, cuenta historias que no han pasado; otras veces, cuanta cosas
que ha realizado y que en verdad, no fueron así; dice mentiras y cosas
fantásticas, etc.
Pero todas estas acciones van conduciendo a nuestro hombre a su
destino.
Como punto final, digamos que el desarrollo físico y la inteligencia
del niño, no caminan al mismo ritmo, porque las dos cosas necesitan de unas
circunstancias especiales, para que puedan darse, como:
Una buena alimentación;
un buen trato; unos conocimientos importantes en sus formadores y la mejor
buena voluntad para sacarlo adelante.
Sopetrán, 15 de Enero del 2017.
Darío Sevillano Álvarez.
EDAD DE LOS
TRES A LOS SEIS AÑOS DE VIDA:
Es este, un
momento importante para lograr un buen desarrollo Psicológico, un mejor auge de
la inteligencia; una buena incorporación al medio ambiente y lo más importante,
introducimos al niño en el conocimiento de todo aquello que tiene que ver, con
su identidad sexual.
Hasta los
tres años, el niño no sabe que unas personas son hombres y otras son mujeres,
es decir que no sabe identificar su sexo.
¿Cómo llegará a entender este asunto,
tan importante?
Aquí es
donde vamos a ver la sabiduría de los que están formando al niño, para que
aprenda estas diferencias, las vea con normalidad y las asimile sin sobre
saltos.
Veamos cómo
se puede realizar esta tarea:
La única
forma sabia, para que el niño aprenda estas diferencias, es que nuestro
infante, observe en las horas del baño, con el candor propio de los niños, que
hay seres diferentes a él.
Alguna vez,
me gané la mala voluntad de un Párroco, por haber enseñado estas normas, en una reunión de padres de familia; se me
trató de corruptor, porque según decía el Sacerdote, esas observaciones del
niño, eran pecaminosas.
¿Qué falta de conocimientos Psicológicos, la que
acompañaba a este clérigo?
Me gustaría decir: “Que la ignorancia, es atrevida”.
Miremos las
circunstancias que rodean a estas observaciones, para que no corramos el
riesgo, de asustar al infante y nuestra labor de formadores, se pueda arruinar.
Al niño; en
el primer día de observación, lo va a sorprender, la diferencia tan notable que
existe entre él y la niña, que está viendo; aquí entrará la malicia del
formador, para hacer las orientaciones del caso; para responder acertadamente
las preguntas que surjan de los dos niños; las palabras tan sabias que tendrá
que utilizar en sus respuestas y lo más importante, sabrá contestar la verdad,
sin ningún tipo de camuflaje.
El niño, a
nivel de este tema:
Toca, mira y pregunta.
Hay que tener cuidado, cuando pone
en práctica uno de estos tres verbos, porque si toca, no sería aconsejable,
regañar, sancionar o impedirlo; si mira, no podemos escandalizarnos, pues la
observación que está haciendo, será de mucha utilidad, para su vida futura; si
pregunta, debemos contestar, la verdad, sin tapujos, sin pena, sin malicia y
sobre todo, con muy buena didáctica.
Cualquiera
acción que no sepamos hacer, respecto a esta orientación, podrá influir en la
identidad sexual del niño y lo molestará toda su vida.
Conocí a
una madre, llena de la mejor buena voluntad para formar a su hijo, que cuando
supo una acción relacionada con la sexualidad del niño, que estaba tocando a
una niña, con la cual jugaba, procedió a castigarlo fuertemente, porque según
ella, su niño, había resultado grosero y materialista.
Las consecuencias de
esta mala acción de la madre, mal capacitada para orientar al su hijo, no se
dejaron esperar, porque el infante, entendió que esa acción era mala y no podía
volver a realizarla….
El joven en su adolescencia, tomó la identidad homosexual.
En este
aspecto tenemos que ser supremamente cuidadosos, para que más tarde, no
tengamos que arrepentirnos de las malas acciones en la formación del niño.
Sería muy
recomendable, en las charlas que a diario hace la familia, en la sala de televisión;
en el comedor; o en las sentadas vespertinas a recibir aire fresco, en la
puerta de la casa; hablar con sencillez, franqueza y buena didáctica, sobre
estos temas, que son tan interesantes, en la formación de los niños.
Si no lo
hacemos, los niños buscarán información en sus amigos y como estos no saben decir
las cosas, con la suficiente sabiduría, lo que conseguimos, es la
descomposición de los infantes.
Es
importantísimo saber:
Que esos tocamientos que los niños hacen en la infancia,
no les producen placer, ni son pecaminosos, porque ellos, aún no tiene
desarrolladas las glándulas:
Gonadotrópicas, que aparecen en la adolescencia y
son las responsables de la actividad sexual, propia de esa etapa.
Hay un
placer que si sienten los niños y no debe ser sancionado, porque podría generar
problemas para la vida futura, es de tocarse los órganos genitales y de
colocarse en la cama en una posición adecuada, para que se pueda presentar ese disfrute.
De igual forma se tocan el ombligo y las orejas o alguna parte de sus cuerpos.
Con los
castigos que los padres aplicamos, por estas que mal creemos, son faltas graves
de los niños, lo único que conseguimos, es que ellos, nos pierda la confianza;
investiguen por su propia cuenta; aprendan a hacer las cosas al escondido; y desfiguren su futura
formación.
Estas malas acciones, que cometemos los padres, han creado el famoso
tabú del sexo, que no es otra cosa que la ignorancia crasa, por descubrirlo.
Si queremos
una ayuda bien didáctica, para enseñar estos temas, acudamos a la naturaleza,
que a diario, nos enseña, con los animales a bordo, todos los mecanismos de la
reproducción.
A esto le podríamos llamar, como dicen en las trasmisiones de
televisión:
En vivo y en directo.
Quiero
centrar este párrafo en unas preguntas, que a mi modo de ver las cosas, son las
más frecuentes, entre los niños de la edad que estoy tratando.
¿Por qué los
niños y las niñas, son diferentes? ¿Por qué esa señora, está tan gorda? ¿Puedo
yo, tener un niño? ¿Cómo nacen los niños? Y muchas otras, que el niño en su
capacidad de investigación, va concibiendo.
Recuerden que las respuestas deben
ser las más oportunas, con toda la franqueza y la precisión, para que el
infante quede satisfecho.
Si no
contestamos la verdad, el niño lo descubre y tiene la capacidad de buscar la
verdadera respuesta, con cualquier otra persona.
En muchas
ocasiones, nos sentimos avergonzados y muy desconcertados, por las preguntas
tan inoportunas, que según nuestro criterio, hace el niño y nos vemos obligados
a regañarlo, a desviarle la conversación y hasta a castigarlo.
Creen Uds.
¿Qué esa sea la mejor forma de manejar al niño?
¿Por qué nos cuesta tanto
trabajo contestarle?
Recordemos
que el niño en su inocencia, sabe asimilar la verdad y es mejor que la conozca
de parte de sus formadores, que de otras fuentes.
Las
respuestas para el niño, no son tratados científicos, sino explicaciones
someras, que le satisfagan.
En esta
etapa, pasa una cosa de vital importancia para la vida del niño, que tiene que
ver con modelos de comportamiento contrarios y este aprendizaje será decisivo
en su vida futura.
Los varones se apegan más a la madre y las mujeres se apegan
más al padre.
Es
importante que los formadores del niño, no se atrevan a reprochar esta actitud
y en cuanto sea posible, no se debe discutir ese tema con ellos, ni
sancionarlos; a los seis años, esto desaparecerá sin dejar huellas.
Es muy
nocivo que papá o mamá, premien a esos hijos que tanto los quieren, porque se
corre el riesgo de ofender a los demás miembros de la familia.
La virtud
en los formadores se presenta, cuando se muestran indiferentes.
Recuerden que
el aprendizaje que están haciendo los niños, es nada más, ni nada menos que
analizar las diferencias entre ser papá o ser mamá.
Estas
razones, nos llevan a la conclusión de que es necesario ser muy tolerantes con
los hijos, que atraviesan este ciclo de su formación y que están aprendiendo
distintas formas de actuar.
Cuando el
niño aprende en forma correcta, esto de los modelos de comportamiento, puede
llegar en forma normal a la etapa de la adolescencia.
La mayor
importancia de este cambio, en los modelos de comportamiento, es que el niño le
pierde el miedo, al sexo contrario; que aprende a quererlo; se complace
haciéndolo.
Si el niño no pasa por este ciclo, se pueden presentar cambios en
su identidad sexual, en la etapa de la adolescencia.
Como punto
final, con este bagaje, el hombre aprende a ser un niño y la mujer sabe que es
una niña y que los dos pertenecen a una familia.
En esta
etapa, también el infante aprende aquello de tener:
Enojo, rabia, miedo, celos,
curiosidad, alegría y es de vital importancia que los padres o formadores, lo
orienten para que, a pesar de sentirlos, los pueda manejar.
Esta es la
época en que el niño empieza a pensar mejor, sin que esto signifique, que ya
piensa como un adulto; también aprende la forma de obrar y de obedecer.
A pesar de
esto, le cuesta dificultad, obedecer y obrar, como nosotros queremos que lo
haga.
No
cometamos el error de decirle al niño: Usted tiene que pensar como yo, ya
usted, está muy grandecito, recordemos que los niños nacen sin ningún tipo de
educación y somos nosotros, los que tenemos que formarlos; nuestro primer
objetivo debe ser:
Enseñarles a dominar sus instintos y aprender a obedecer.
El buen
ejemplo de los padres y formadores, será la mejor forma de aprendizaje del
niño.
No montemos
nuestra enseñanza, en el castigo y los regímenes militares, porque estaremos
destruyendo la personalidad de los infantes.
Es bueno,
que antes de terminar ésta etapa, de tanta importancia para la formación del
niño, miremos otros factores de mucha trascendencia, en la formación de su
personalidad.
Al infante,
como a cualquier ser humano, se le presentan las rabias, el enojo, las peleas,
el negativismo y la timidez y nosotros como formadores, debemos comprender las
causas íntimas de estas manifestaciones, para distinguir, si son reacciones
normales y si se producen por motivos que puedan preocuparnos.
Cuando
comprendemos bien, estos problemas que se le presentan a nuestro pupilo, en su
manera de comportarse, nos habremos convertido en los mejores formadores.
Hay unas
manifestaciones que no tienen importancia y que pudiéramos clasificar, como
normales y otras pueden ser síntomas serios de que el niño, va a tener
problemas en el futuro.
Iniciemos
cuidadosamente este estudio, que será de mucha utilidad, para los dos bandos:
La mayoría
de los niños, tiene unos comportamientos, que no son normales, delante de sus
familiares y amigos, como:
Pelearse con todos y contestar no, a todo lo que se
les pregunta; a esto le llamamos en Psicología, el negativismo; también es
necesario saber las causas de algunas anomalías, como:
La falta de sueño; el
deseo de comer abundantemente; mojarse en la cama; los vómitos; el desgano por
las comidas; el placer por las golosinas; enojarse a toda hora y en forma
exagerada o ser muy tímido; a veces son terriblemente peleadores y se vuelven
agresivos; etc.
Aunque
estas maneras de comportarse, son normales en esa etapa, cuando se vuelven muy
reiterativas, el niño no progresa en su formación y en este momento, es cuando
los formadores tenemos que actuar y se hace necesario conocer las causas que
las producen, para aplicar los correctivos adecuados.
Las
principales causas de estas anomalías, pueden ser:
Al niño no
le hemos brindado el cariño y la ternura que necesita; no le hemos regalado,
nuestro calor humano, conversando con él y comprendiéndolo; hemos sido
indiferentes con él, en su primer ciclo de vida; lo hemos mimado demasiado; hemos
sido muy tolerantes; lo hemos castigado en forma exagerada; le hemos exigido
demasiado; hemos tenido problemas de familia delante de él; Uno de los padres
abandonó el hogar; ha muerto uno de los padres o murieron los dos, etc.
Recordemos
que el niño, no desea ser malo, ni disfruta esa condición; solo se está
haciendo sentir, para que sepan que existe y que necesita de ciertos cuidados.
Los
castigos, no corrigen estas manifestaciones, sino que las complican y las
vuelven cada vez más frecuentes, más duraderas y más críticas.
Veamos cada
una de estas manifestaciones por aparte y miremos lo que se puede hacer por
nuestros niños:
La
pataleta, rabia o pelotera, que se presenta cuando el niño llora, grita, se
tira al suelo, se revuelca, se da golpes y hasta se pone morado, puede durar de
veinte minutos a media hora y cuando se declara, es inútil tratar de detenerla,
porque el infante pierde el control de sus actos, la descarga de adrenalina es
fatal y solo debemos esperar, que reaccione por sus propios medios; no es el
momento para aplicar un castigo fuerte, ni se debe maltratar al niño.
Cuanto se
debe hacer, es esperar con paciencia e ignorar lo que está pasando; ojalá,
dejarlo solo para que sepa que no nos importa lo que está haciendo.
Si las
pataletas son de cuando en vez, no debemos asustarnos y se considera como un
asunto normal; pero si son muy frecuentes, vale la pena investigar la causa,
para corregirla.
Las causas
podrían ser:
Le exigimos mucha obediencia, para su edad; le castigamos muy duro
y con mucha frecuencia; lo toleramos más de la cuenta; lo mimamos
exageradamente; no le hemos brindado el cariño que necesita.
También se
pueden presentar en esta edad, algunos trastornos de salud, que son normales y
que a veces los padres, convertimos en cosas graves, por falta de información
oportuna.
Son ellos:
La falta de sueño o desvelo; la dificultad para mover el aparato digestivo o
estreñimiento; orinarse en la cama; comer a toda hora; comer tierra o comerse
las uñas; deseo frecuente de trasbocar; gaguera o tartamudeo.
El primer
paso, es llevarlo al médico, para que descubra el problema de salud, que pueda
estar produciendo esos síntomas.
Si el
médico, no encuentra una causa justa, para que se estén presentando esas
manifestaciones, debemos buscar la solución por el lado de la Psicología así:
Padres que odian a sus hijos; tal vez les toleran todo lo que hacen; son
indiferentes con ellos o los miman demasiado; cuando les enseñan normas muy
severas y difíciles de cumplir; cuando se burlan de él o le exigen cosas que no
es capaz de hacer; cuando los amenazan con abandonarlos o llevarlos a un
internado; creo que todo se resume en poco amor para el infante.
Recordemos
que el niño tiene unos instintos que le sirven para conservar su vida, como:
El
hambre, la sed, el deseo de dormir, evitar el dolor y el peligro.
El niño, en
la formación de su personalidad, necesita:
El alimento para formar su cuerpo y
el cariño y la ternura, para la formación de su personalidad.
Conocí una
familia, en la cual, los dos primeros hijos, fueron bien formados y los últimos
dos muy mimados; ahora los dos bien formados son personas responsables y llenas
de satisfacciones, por todas las cosas buenas que han realizado; los dos
mimados, son un par de sinvergüenzas, que como dice el adagio, son:
“Dos
estorbos públicos.
Lo malo para ellos, es que los padres murieron y no tienen
quien los siga mimando.
También
conocí el caso de un joven al cual formaron a punto de rejo y no tuvo la
oportunidad de disfrutar su niñez, porque los que lo formaron, creían: “Que el
rejo es curativo”. Este joven cuando creció, se volvió un peligro social y un grupo,
mal llamado, de limpieza social, lo mató.
Están por
millares los ejemplos de este tipo de niños, valdría la pena pensar en esos
casos, para no tener remordimientos futuros, que pudieran complicar nuestra
conciencia a la hora de partir.
Sopetrán, Febrero 14 del 2017.
Darío Sevillano Álvarez.
LA EDAD
ESCOLAR, DE SEIS A DOCE AÑOS.
Recordemos
que el gran fracaso de la humanidad actual, radica en que los padres de
familia, no han recibido la capacitación adecuada para formar a sus hijos en
los primeros seis años y cuando llegan a la edad escolar, su personalidad, trae
una cantidad de malformaciones, que en ningún caso se pueden corregir.
Por esta
razón, los adolescentes modernos, son de difícil comportamiento y decimos con
un modismo de actualidad:
“Los jóvenes de esta época son inmanejables”.
Serían unos
hombres de bien, si les hubiéramos puesto toda la atención que merecía la
formación de la vida en familia, pero como reza el viejo dicho:
“Hijo de tigre
sale pintado”.
Para significar como a esos padres, que nadie formó para la vida
marital, no les podemos exigir una buena orientación en la calidad de sus
conocimientos, porque:
“El olmo no da peras”.
Esta es
precisamente la razón, que me lleva a escribir todas aquellas normas, que están
diseñadas, de tiempos atrás y que nadie ha querido poner en práctica.
Hay otra
expresión que es muy común en nuestros días, pero que no tiene fundamento:
“Los
maestros de ahora, no sirven para nada”.
Esta forma de decir las cosas es muy
injusta con el gremio de docentes, porque ellos han sido capacitados, con todos
los mandatos de la ley para orientar, formar e instruir a sus alumnos; pero
nada pueden hacer, si los niños llegan con todos los vicios que he anunciado, a
la edad escolar.
Entremos
pues en la edad escolar, que también tiene su importancia, porque en ella los
niños se vuelven rebeldes y difíciles de manejar y veamos que pueden hacer los
padres y maestros, para corregir estas anomalías.
También es
importante decir:
Que la escuela para el niño, a veces es muy agradable, porque
le sirve, como cambio de ambiente, para descansar de los asuntos de su hogar;
pero otras veces, el niño siente angustia para llegar a ella, por tener que
cumplir con un reglamento o por tener que concentrar su mente, para el
aprendizaje, de todas aquellas cosas nuevas que el maestro le quiere enseñar.
Esta etapa
necesita una orientación especial de los padres, formadores y docentes y esas
son las normas que vamos a aprender, para que nuestro alumno, sienta placer, en
el plantel educativo y lo tenga como su segundo hogar.
Quien
creyera que la personalidad del maestro, para la nueva etapa del niño, es de
vital importancia, porque la formación en ella, radica en las buenas maneras
que el docente practique, para llevar al infante a ser un buen elemento;
también aquí, son importantes:
El cariño y la ternura, son necesarios, acompañados
de una voz de mando agradable, que sepa conducir el aprendizaje y aceptar el cumplimiento
de las normas del reglamento interno del plantel, a nuestro protagonista y una
didáctica impecable, para que nuestro infante sea abstraído por la ciencia, la
cultura y la tecnología.
Sin estas
condiciones, el proceso de orientación-enseñanza-aprendizaje, sería un rotundo
fracaso y el niño estaría arruinando la personalidad, que hubieran podido estructurarle
sus padres.
Una de las
cosas bonitas de esta etapa, es el hecho, muy significativo, que el niño quiera
hacer parte de un grupo o barra, esto es muy saludable para la vida social de
nuestro futuro ciudadano.
Nuestra
actitud en este período, debe ser muy vigilante, porque unos niños se dejan
llevar por las propuestas de otros y no todo lo que los amigos proponen es de
buena calidad, para las costumbres del hombre del futuro.
También se
puede presentar el fenómeno de que unos niños son buenos alumnos y muy
estudiosos y otros, son perezosos, malgeniados y no aprenden con facilidad.
Todas estas
observaciones, son las que hacen del maestro, un buen docente, porque tiene que
especializar la enseñanza y adaptarla a la manera de ser de cada uno de sus
alumnos; a esto le llamamos en educación:
Enseñanza personalizada, que es una
didáctica especial para cada niño.
Para los
padres de familia, la edad escolar, se vuelve un motivo de preocupación, porque
los niños, ya tienen otro punto de referencia, para calificarlos, haciendo
comparaciones con sus maestros y decidiendo, si sus padres son más importantes
que los docentes; o son más brutos que ellos; o saben dar las órdenes en una
forma más adecuada, etc.
Como
consecuencia lógica, los niños cuando encuentran en sus maestros:
Comprensión y
ternura, se vuelven rebeldes, con sus padres y posiblemente no quieren acatar
sus mandatos.
La edad escolar,
se podría catalogar como una etapa de transición, en la que el niño pasa de ser
un miembro de familia, a convertirse en un ser sociable y se prepara para la
adolescencia, que sin lugar a dudas será una prueba de resistencia, a sus
principios, enseñanzas y costumbres.
Las
enseñanzas que el niño va a aprender en la edad escolar, le servirán por el
resto de su vida, para poderse vincular con la sociedad, con sus estudios, con
su trabajo y con la posible formación de una nueva familia.
Este es el
momento oportuno en que el maestro empieza a exigir a su alumno, para que
cumpla con unas tareas, unas lecciones, un reglamento interno y unas
responsabilidades individuales, disciplinas que sin lugar a dudas, estarán
formando al hombre del futuro. Se podría decir:
“Que la escuela forja, los
hombres del mañana”.
La escuela,
no podrá establecer diferencias, para exigir el cumplimiento del deber; es
decir no se harán excepciones entre pobres y ricos; fuertes o débiles; blancos
o negros; amistosos o no.
Porque la ley es diseñada para que todos la cumplan, con
el fin de aplicar el viejo refrán:
Dura lex, sed lex. (Dura es la ley, pero es
la ley).
En el
aprendizaje escolar, el niño debe aceptar que sus maestros y compañeros, a
veces tiene que ser sus jueces, para dictaminar si lo que hace es bueno o malo;
si esto no ocurre el futuro ciudadano, tendrá grandes problemas en la vida
adulta, porque siempre estará creyendo en el sofisma:
“Yo me mando y hago lo
que me da la gana”.
Esta
circunstancia obliga al infante a renunciar a muchos de sus deseos; disimular
sus defectos y someterse a las nuevas normas
de comportamiento social.
Cuando los
maestros no hemos practicado esta norma, hemos permitido la descomposición
social que estamos viviendo y que está acabando con el principio de autoridad y
el estado de derecho.
En la
escuela, el niño va a ampliar los conocimientos que empezó a aprender en su
hogar; incluirá en su agenda:
Nuevas costumbres y creencias que irán
conformando su rol de conocimientos.
Por muchos
esfuerzos que haga la escuela, para formar al niño, jamás podrá sustituir las
enseñanzas y orientaciones del hogar, que siempre tendrá la misión de hacer
personalidades, que sean capaces de sobrevivir en medio de las tormentas que
ofrece la sociedad.
Aquí podríamos refrescar la norma del gran filósofo:
“El
hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”.
Es de suma
importancia, que en esta etapa, el niño sienta el patrocinio de sus padres, sin
que se convierta en alcahuetería, para que en ningún momento se sienta:
Solo o
agobiado.
La parte de
la sexualidad, se calma un poco en este período de vida, pero no desaparece por
completo y por esa razón, los padres, maestros y formadores, deberán estar
pendientes de cualquier inquietud, que el niño tenga, para que se la resuelvan
adecuadamente.
Uno de los
grades interrogantes que nos hacemos, con los niños en esta edad, es:
¿Por qué
mi hijo, que era tan obediente y tan especial, se está volviendo rebelde y
desatento?
Para darnos
la respuesta, recordemos que el infante, ya es un niño sociable y pertenece al
mundo de la ciencia y estas dos razones, hacen que necesite mayor
independencia, para pensar y actuar; y como su personalidad, todavía, no está
bien estructurada, él manifiesta esa necesidad, en forma de rebeldía y
desobediencia.
Esta
disciplina hará que el niño, al llegar a la adolescencia, sea capaz de pensar y
obrar por su propia cuenta y no necesitará la supervisión de sus formadores.
Por eso es importante dejar que en la edad escolar, aunque nos sintamos
incómodos, el niño vaya siendo cada vez, más independiente.
Todos estos
fenómenos, que ocurren en la estructura personal de nuestros hijos, aunque nos
molesten, son los responsables de que nuestro adolescente, vaya a ser un buen
elemento.
Si hacemos
un balance entre lo bueno, lo malo y lo feo, del hogar y la escuela, podemos
concluir, el por qué los niños, muestran diferentes formas de comportamiento,
al llegar a la edad escolar.
Veamos este
tema con más detenimiento:
Para algunos, la llegada a la escuela, es una
circunstancia normal, estos niños fueron formados con mucho cariño, por sus padres
y estaban preparados para hacerlo.
Otros
niños, no se adaptan fácilmente al plantel educativo y todas las cosas nuevas,
les producen:
Angustia, miedo, rabia y temor; estos fueron los niños, que no
recibieron una formación adecuada de sus
padres o formadores, en su infancia y le tocará al docente, revestirse
de paciencia, para manejarlos; hacerles un remedial que trate de corregir las
fallas que ellos tuvieron, con el fin de introducirlos en ese mundo, para el
cual no habían sido preparados.
Pero,
¿Cuáles son las cosas buenas y malas que tiene la escuela?
Las buenas son:
Conocer una casa distinta a esa en que vivimos; estar relacionado con muchos
amigos, que no son nuestros familiares; aprender a leer y a escribir; conocer
al maestro, que si es un personaje carismático, se convertirá en nuestro
segundo padre o madre; aprender a jugar de una manera diferente; relacionarnos
con la sociedad; conocer los números y aprender sus secretos; y muchas otras
cosas más que se me salen del tintero.
Las malas
serían: Hacer tareas; memorizar lecciones; someterse a un régimen
disciplinario; obedecer en todo momento; levantarse temprano, para llegar a
tiempo; limitar el tiempo para los juegos, solo a las horas de los recreos;
mantener la atención, cuando el maestro explica; aprender a tomar decisiones
por mi propia cuenta; tratar con mucho respeto a los maestros y compañeros.
Si
revisamos cuidadosamente, estos dos párrafos, nos damos cuenta que las
responsabilidades, son más amplias que los beneficios y esta es la razón por la
cual, el niño siente pereza para asistir a la escuela.
Nosotros
que estamos de una edad respetable, creemos que esas no son penas, porque
manejamos otro tipo de problemas, que a veces resultan de difícil solución;
pero para el niño, que está empezando a vivir, esas responsabilidades, son muy
duras y él cree que no va a ser capaz de cumplir con ellas.
Tomemos dos
ejemplos de problemas para que veamos que tengo la razón:
Cuando a un niño, por
accidente se le derrama una libra de azúcar, que llevaba en la mano, se le
presenta un problema, casi de difícil solución; esto para nosotros nada
significa y decimos: Compraré otra libra.
Cuando la pelota con que un niño, está
jugando y por accidente cae a un solar ajeno; el niño se angustia y llora,
porque cree que perdió una joya; para nosotros este no es un problema, porque
vamos donde nuestro vecino, le pedimos el favor de que abra la puerta de su
solar y asunto arreglado.
Como
conclusión, digamos que cada edad tiene sus propias angustias y que es
necesario enseñarle al individuo, como se pueden solucionar, para que no
produzcan dolor.
Ha llegado
la hora de hablar sobre el maestro, porque es el elemento clave, para que esta
etapa pueda ser quemada adecuadamente por el niño y las cosas que aprenda en
ella, sean de mucho provecho para su vida futura.
Muchos
creemos que la única importancia del maestro, es la de transmitir
conocimientos, a sus alumnos; pero este concepto es totalmente erróneo, porque
debe ser un modelo de comportamiento impecable, para que ellos, vean en él,
casi a un ser supremo; todas las cosas que hace, dice, elabora, manipula y
crea, son sagradas para sus pupilos y esto se convierte en el peor dolor de
cabeza, de la etapa escolar, cuando, como dice el adagio: “De todo se ve, en la
viña del señor”; encontramos maestros de todos los pesos y calibres.
A lo largo
de mi vida profesional, escuché a muchos jóvenes, que contaban:
Haber aprendido
a fumar, porque su maestro lo hacía y se le veía muy bien.
Pero si ponemos
ejemplos de todas y cada una de la acciones de los docentes, podríamos estar
descubriendo las causas más profundas de la descomposición actual.
En esencia,
el maestro es modelo de virtudes; el que todo lo sabe; el instructor; el
educador; el orientador; el segundo padre; el mejor amigo; el que mejor lo
comprende; el que se interesa por él y lo más importante:
Es su ángel guardián,
casi como dicen los religiosos, su ángel protector.
Es bueno recordar, la
traducción literal de la palabra maestro, hija ilustre de la lengua latina: “Magis
ter”, que a la letra dice: tres veces más.
Eso somos: tres veces más
importantes; tres veces más sabios; tres veces más alegres; tres veces más
comprensivos; tres veces más cariñosos; tres veces más amables:” Et alibi
aliorum plurimorum”, como dijo el apóstol: Y muchos otros más adjetivos
calificativos, que nos muestran en la mejor posición de la pirámide social.
Por estas
razones, no he hablado en esta etapa de los castigos dolorosos, infamantes u
otros que se puedan aplicar, porque hay que recordar:
Que estamos en pleno
siglo XXI, en el cual, la tecnología de punta a nivel educativo, debe haber
acabado con todas esas prácticas.
Concluyamos
pues, que el maestro, debe ser:
Preparado, buen didacta, es decir:
Tener en su
disco duro, los dones de la palabra y la escritura, para que sea conciso y
agradable en sus explicaciones; tener una personalidad uno A, porque ese modo
de ser, va a captar toda la atención de sus discípulos; ser amable, para que
sus alumnos vean en él, a un ser especial; bondadoso, para que los infantes,
aprendan esa hermosa virtud; decir siempre la verdad y los cuatro adjetivos que
no podían faltar:
Honrado, educado, responsable y justo.
La manera
de ser del maestro, puede disminuir o aumentar, los problemas del niño, todo
dependerá, como los trate; pero hay cosas que el docente no puede hacer:
Cambiar la manera de ser o personalidad de los niños, que los padres formaron
en los primeros seis años de vida.
Hay una
falsa creencia en los padres de familia, al matricular sus hijos en nuestras
aulas, cuando dicen:
Ahí les queda mi hijo para que lo formen.
Nosotros no
formamos, nuestra misión es educar, orientar y trasmitir, todo lo que tiene que
ver con:
El saber, la moral, la cultura, la ciencia, la tecnología, la vida
social y sus costumbres; y tratamos de enderezar, algunos malos comportamientos,
que el niño adquirió en su hogar.
Hay ciertas
frases, que a veces los docentes pronunciamos y que son fatales en la buena
educación y comportamiento social del niño, cuáles son:
Este idiota; pero
antes, hijo de un maleante; bruto como la mamá; gamín como los hermanos; esta
porquería, no va a salir adelante; desordenado como el papá, etc.
Estas frases
y otras muchas más, acaban con la personalidad que pueda tener el niño, descomponen
su actitud y se quedan guardadas en su cerebro, con rasgos impecables, le
generan odios y resentimientos contra el docente y no lo dejan progresar
adecuadamente.
Produce
escozor, ver la actitud de algunos docentes y administrativos, que todo lo
componen, con la frase:
“Te salís”, Estos pobres maestros, que parece no tienen
don de mando, ni autoridad suficiente para hacerse oír de sus alumnos, lo
componen todo, con la expulsión de las clases:
Que si conversa; que si mastica
chicle; que si los zapatos, no son los del uniforme; que si no está atento, tal
vez a una explicación, no muy didáctica; que si el peinado o el pelo, no son
adecuados, para estar en su clase; son tantas y tan bobas las razones de esta
echadas de las aulas, que no alcanzo a traerlas a la mente.
Recuerden
que nuestra misión es muy sublime; que si preparamos bien los temas que vamos a
explicar, todos estarán atentos; que los zapatos, el peinado o el pelo, no son
los que aprenden; que masticar chicle, no es un pecado contra el saber; que
hacer un comentario al compañero cercano, no impide el aprendizaje del alumno;
en fin para mí, ninguna suspensión de clase tiene justificación.
A nosotros nos
pagan muy bien, para que realicemos nuestro trabajo y en ningún reglamento
dice: Que nos contrataron para acabar con la juventud.
Todas estas
acciones de los docentes y administrativos, son bobaliconadas, que muestran a
las claras, la mala calidad de algunos, que posiblemente sobran, en el gremio.
Conocí el
caso de una educadora, que no tenía mucho en su disco duro; jamás preparó una
clase; vivía de grito en grito con sus alumnos y ahora, goza de una buena
jubilación, porque la muy sagaz, cambiaba de actitud, cuando estaba frente a
las autoridades educativas.
Aquí se pudiera aplicar, la famosa frase del perrito,
en los viejos computadores, cuando decía: “¿Qué es esto?”.
Hubo otra
docente, que me decía:
Cierto que eso de que la luna gira alrededor de la
tierra y la tierra gira al redor del sol, es pura baba; Ud. ¿Si cree qué unas
naves espaciales han subido a la luna y otras van casi en los límites del
sistema solar? ¡Mamolas¡
Esas son carajadas que dicen en las noticias, cuando
no tiene de que hablar.
Esta también está jubilada y haciendo uso de buen retiro,
como dicen los militares.
A veces uno no sabe: ¿En qué país vivimos?
Pero no se
crea, que estoy justificando todas aquellas malas costumbres, que los alumnos practican
en los planteles educativos; lo que sostengo, es que hay métodos más
convincentes, para corregirlos, como:
Las anotaciones en el libro del alumno,
suman puntos para recibirlo en el plantel, el próximo año; si esto consta en el
reglamento interno, el alumno sabrá si se expone a ese castigo.
A los que
mastican chicle en el aula, costumbre pésima de la humanidad moderna, se pueden
castigar de la siguiente manera:
Aquellos que no mastican chicle en el salón,
se les dará al final del mes una tarde deportiva, con juegos bien organizados y
participarán en una rifa semestral.
Entre aquellos que utilizan el motilado y
los peinados normales, para asistir al plantel, se les hará menciones de honor
en los actos, culturales y de entrega de notas, para que los padres de familia
y los demás asistentes, conozcan esas personalidades agradables, con que cuenta
la institución.
Ahora
miremos, como pueden influir, los compañeros de estudio en la forma de ser de
nuestros hijos:
Ya habíamos visto, como los niños en la edad escolar, se
integran a unos grupos sociales que hay en los establecimientos educativos y
decíamos que esto es muy sano, siempre y cuando estemos vigilantes, para
corregir cualquier anomalía que se presente; desviar cualquier mala orientación
que los compañeros formulen; e influenciar a distancia, para que las cosas que
hacen y dicen, sean de buena calidad.
Recordemos que en un plantel educativo,
hay niños de todas las condiciones:
Buenos y malos, pero si el infante, fue
bien formado en su hogar, sabrá escoger del montón, aquellos que están de
acuerdo con las normas que aprendió, cuando sus padres estructuraron su personalidad.
En este
aspecto, la pericia de los padres y maestros es decisiva, para que las sanas
costumbres, el buen desempeño y todo lo que tiene que ver con la buena
formación de los escolares, pueda salir adelante.
Casi
siempre, los niños de más baja edad, no integran estos grupos y el fenómeno, se
observa más en las niñas que en los varones; sería ideal que todos participaran
de esta moda, porque en ella los niños aprenden: a ser sociables y tratar bien
a los demás; a conocer distintas maneras de ser; a descubrir que todos tenemos
problemas, angustias y preocupaciones y debemos aprender a solucionarlos; a
descubrir las cualidades y defectos de los demás; y a valorar a cada uno, por
tener una personalidad muy definida y tan diferente a la suya.
También
estos grupos, le permiten compartir:
Inquietudes, intereses, gustos, maneras de
jugar y lo más importante:
Descubre las clases sociales; las diferencias que
hay entre él y los demás; que los problemas que él maneja, son muy distintos a
los de los otros niños y con estas observaciones, aprende a ser:
Generoso,
justo y tolerante (virtud tan escasa en la humanidad moderna).
En esencia,
con los grupos que conforma y las observaciones que hace, el niño está
aprendiendo:
A compartir con sus amigos y verlos, como ellos son; y a descubrir
las capacidades, cualidades y defectos, de cada uno de sus compañeros de
estudio.
En la edad
escolar, se le presentan al niño algunas dificultades, que lo llevan a no poder
aprender y a fugarse de las clases.
Los padres de familia y los maestros, nos
tenemos que volver casi magos, para descubrir las causas de estos dos
fenómenos, que sin duda alguna, llevarán al niño a un rotundo fracaso.
Empecemos
con la primera dificultad:
El niño no aprende, dicen las malas lenguas, porque
la escuela o el maestro pueden ser malos; o porque el niño es muy bruto.
No comparto
estas opiniones, porque son peyorativas, es decir son cosas que se dicen a topa
tolondra.
La raíz de este mal, hay que buscarla en causas más profundas y en
razones que sean bien fundamentadas.
Una base
bien estructurada, es creer que el niño, tiene un retardo mental, es decir que
su inteligencia, su memoria y su voluntad, no tienen la misma capacidad de los
otros niños.
Las causas
profundas de éste mal, pueden ser:
La madre durante el embarazo, padeció de
sarampión o viruela; o le tomaron una radiografía (Recuerden que esos rayos con
que las toman, son muy potentes y producen muchos problemas de salud a quienes
se los aplican).
También
puede ser causa fundamentada, que el feto o el niño, ya nacido, haya sufrido un
golpe fuerte en su cabeza; o esté padeciendo una enfermedad, que afecta su
cerebro.
Pero hay
una causa Psicológica, de mucha importancia:
Cuando al niño en sus tres
primeros años de vida, le negamos, el cariño y la ternura que necesitaba; sus
facultades mentales no pudieron adquirir la madurez para:
Asimilar, pensar,
aprender, hacer tareas, ilustrar
trabajos,
Y siempre será un pelele, que servirá de escarnio, para sus
compañeros de trabajo. (Las cosas que le negamos, pudieron haber sido: Una
buena alimentación; un buen afecto; no haberlo dejado utilizar sus seis
sentidos; no haberle ayudado a moverse cómodamente en su cuna y luego en el
espacio del hogar).
Pero antes
de terminar este tema, tan interesante, miremos otros factores que pueden
influir en el retardo del niño:
El niño puede estar sufriendo, problemas para
ver y por esta razón, no puede mirar al tablero, ni hacer las copias oportunamente,
ni las ilustraciones que el maestro ha dibujado; es posible que no hayamos
detectado que el niño padece de una sordera:
Leve, mediana o profunda y esta
razón es suficiente para que el aprendizaje, no se pueda dar; otros padecen del
estómago, el intestino, los riñones o cualquier otro proceso de salud, que no lo
deja concentrarse; también es una causa y muy peligrosa:
El hambre, porque
muchas veces, da con rabia.
Estas son
causas físicas, pero se consiguen unas psicológicas, que acaban con los niños,
como:
Cuando los padres viven muy lejos de él; cuando pelean y discuten mucho,
delante de él; cuando el infante, no tiene tranquilidad en su hogar; la
enfermedad de cualquier miembro de su familia; la falta de trabajo de sus
genitores, para poder cumplir con las tareas de manutención; la muerte de un
ser querido.
Recuerden
que los niños, casi nunca anuncian que tiene estas preocupaciones, su manera de
hacérnoslo saber, es no asimilar las enseñanzas del maestro; fugarse de la
escuela; no hacer las tareas; no copiar en los cuadernos y todo tipo de
manifestaciones extravagantes.
Hay un
comportamiento extraño de los niños, para manifestar que están tristes:
Se
ponen necios; juegan todo el día; hablan más de la cuenta; no obedecen, pelean;
dicen palabras, etc.
También hay
una lista negra de expresiones de los padres de familia, que influyen en las
determinaciones del niño, respecto la asistencia a los planteles educativos,
las más comunes podrían ser: “El estudio, no sirve para nada” “Ese maestro es
muy malo” “Que maestro tan bruto” “Para conseguir dinero, es mejor trabajar, que
estudiar” “Yo no estudié y mire todo lo que soy” “No se mate estudiando, que yo
le doy, lo que necesita”.
Estas
expresiones, hacen que el estudiante, pierda el interés por sus estudios y que
se dedique a estar, como dicen ahora: Relajado.
Conocí
algunos casos especiales de niños que no sentían amor al estudio, ni a los
maestros, ni a las actividades escolares y que solo se preocupaban, por conocer
intimidades de la vida sexual, esto posiblemente se debía a que a esos
infantes, nadie les había enseñado esas disciplinas en los seis primeros años
de vida.
Hay veces
en que el ladrón, está en la casa, es decir, la causa del mal puede provenir de
la misma escuela:
Un maestro muy bravo; un docente muy brusco; un maestro que
no sabe enseñar, porque su didáctica, está muy lejos de ser agradable y
comprensible; un maestro que se burla de los alumnos y les pone apodos; unos
niños triscones; unos alumnos revoltosos, malgeniados, problemáticos y
pandilleros.
Todas estas
son causas muy íntimas del problema y la sabiduría del docente radica en
investigar y descubrir, esos motivos que alejan los niños de los planteles y
aplicar los correctivos adecuados para que el mal desaparezca.
Hay algo
muy interesante, que se puede presentar en una aula de clases:
Los niños que se
atrasan sistemáticamente:
La principal razón de ese problema, puede estar en
que el niño es demasiado inteligente y pierde el interés de copiar, porque ve,
que las enseñanzas de sus maestros, son fáciles de captar y no necesitan memorias
escritas.
Otras veces
es porque escribe muy lento y deja de copiar, para que no se buen de él.
Éste mal
debe ser corregido, con mucha prudencia, para que el niño, no vaya a sentirse
lesionado, por sus padres y maestros.
Un truco de buena calidad, podría ser:
Ofrecerle al infante un paseo en el mes de vacaciones, si aprende a llevar al
orden del día sus cuadernos.
Recuerden que estos estímulos, son de obligatorio
cumplimiento; de lo contrario, estaríamos perdiendo credibilidad y confianza,
del niño hacia nosotros.
Es bueno
recordar, aunque sé que me vuelvo, demasiado cansón, que ninguno de los
problemas que hemos venido manejando, se puede tratar a base de castigos;
porque esto equivale a decir:
Estamos empeorando el mal.
La edad
escolar, es muy propia para que el niño se vuelva:
Rebelde, peleador,
mentiroso, cleptómano (roba las cosas, sin necesidad de hacerlo), insoportable,
necio y problemático; y a nivel de costumbres:
Se come las uñas; chupa dedo;
tiene pesadillas; tiene algún tipo de tic nervioso; y se moja en la cama.
Afortunadamente
estas costumbres y manías de la etapa, desaparecen cuando llega a los doce años
y empieza a ser un adolescente.
Casi todas las madres dicen:
Mi niño ya se está
volviendo más seriecito.
Esto quiere decir:
Que el niño, está pasando de la
niñez, a la adolescencia.
Muchos
padres de familia, no saben distinguir:
Si un niño es inquieto, travieso y
desobediente o si es rebelde; esta dificultad también la tiene algunos
docentes.
Recuerden que la rebeldía es:
Mantenerse de mal genio, no hacer caso
a nada y a nadie; ser indisciplinado, por naturaleza; presentar peleas, por
todo lo que pasa; insultar a sus padres y maestros; ser rebelde, por todo y con
todos….
Generalmente
la rebeldía tiene unas causas íntimas:
El niño fue castigado muy fuerte por sus
padres, durante la niñez; casi siempre fue tratado con brusquedad (como decimos
en Antioqueño) “A las patadas”; otras veces, se puede presentar el caso, que el
niño estuvo siempre muy sometido a reglamentos fuertes y de tendencia militar;
posiblemente, sus padres nunca se preocuparon por él; también se pueden
considerar como causas: El odio, con que fue tratado; y el exceso de mimos.
Si
quisiéramos trabajar con un niño rebelde, sería imposible utilizar los
castigos, porque se volvería más rebelde; lo más oportuno sería buscar la causa
o causas íntimas del problema y tratar de corregirlas.
Demos dos
ejemplos, para sirvan de modelos:
Si la causa íntima, fueron los mimos; debemos
exigirle más y hacer que trabaje a mejor ritmo.
Si la causa fueron los malos
tratos y las muchas exigencias en el rol familiar; dejémosle descansar de esas
extravagancias y pongámosle a vivir en una forma más relajada.
Estoy seguro de
que su rebeldía ira cediendo poco a poco, porque éste es un mal muy difícil de
erradicar y lo digo, por mi propia experiencia.
Las peleas
de los niños, son casi una cosa normal, debido a que ellos siguen siendo
egocéntricos, es decir, que todo debe girar alrededor de ellos.
Este mal se
puede corregir fácilmente, con charlas de convivencia social; carteles y
escritos, que hablen de la hermosa virtud que es la: Tolerancia.
Es bueno
enseñar en esta etapa la famosa frase: Compartir lo que tenemos, con los demás,
porque como dice el proverbio:”El pan partido, lo aumenta Dios”.
Esta tarea,
necesita tiempo y mucha paciencia y se debe enseñar, durante los seis años de
la etapa escolar.
Las
mentiras, diría yo, son un arte importante en la vida del escolar, porque, no
las dice para engañarnos, sino porque su imaginación es muy hábil; como no
saben razonar, se equivoca; esto hace parte del aprendizaje de saber hablar.
Es
bueno aprender a manejar su lenguaje y saber decidir:
Lo que es verdad y la
parte de fantasía, que el escolar maneja.
Hay un
aspecto muy importante en esto de las mentiras, cuando un niño llega a los doce
años y lo sigue haciendo, valdría la pena investigar, el por qué.
Podría ser
por una de éstas causas:
No está siendo bien tratado; tiene miedo a los
castigos fuertes y los regaños, subidos de tono; quiere proteger a alguien, que
aprecia mucho; sus padres, no se preocupan por él y busca llamar la atención
con sus mentiras; o a escuchado a los mayores, mintiendo, por cualquier
circunstancia.
Hablemos un
poco de la cleptomanía o robo, porque los niños en esa etapa, cogen las cosas,
no por robarlas, sino porque le gustan y aún no sabe que tienen un dueño y que
es necesario devolverlas; hay dos términos que él, no sabe distinguir: Ajeno y
propio y además el egocentrismo, le hace creer, que todo le pertenece.
Si al
terminar la etapa escolar, continúa el vicio de tomar las cosas ajenas, a pesar
de haberle enseñado el respeto por ellas; hay que investigar lo que está
pasando y podría ser una de éstas causas:
No le han enseñado el concepto de
ajeno; se lo han enseñado a medias; ha observado ese comportamiento en sus
padres, formadores o maestros (ha visto a uno de ellos robando cosas ajenas);
ha recibido el consejo de robar, de alguno de su rol (si te roban el cuaderno,
róbale uno a tu compañero); la falta de cariño, puede llevarlo a éstos
extremos, porque él, trata de llenar el vacío de sus buenas relaciones, con los
objetos que roba.
No hay en la enseñanza, peor cosa: Que un buen consejo,
acompañado de un mal ejemplo.
Pero hay dos causas, que valdría le pena
estudiar:
El hambre y el retardo mental, también lo llevan al robo.
Como punto
final, recordemos que el medio en que el niño se desenvuelve, lo puede inclinar
por el robo:
En la vereda, el barrio o la calle en que vive, se presenta con
frecuencia el robo, en los niños y ellos, lo adquieren, por imitación.
Es
importante recordar el por qué de las pesadillas, los tics nerviosos, la
chupada de dedo y las mojadas en la cama, porque todo se resume en
preocupaciones que el niño tiene y las manifiesta de esa manera.
Lo más
recomendable, no es quitarle el vicio que tiene o castigarlo; sino averiguar
las causas que lo producen y corregirlas.
Nada más
importante, para terminar la etapa escolar, que hablar de las manifestaciones
de:
Cariño, alegría, curiosidad, enojo y celos, de los niños en ésta edad.
El cariño
de los niños en ésta etapa, casi siempre se manifiesta con los animales, pero
también lo demuestran con sus padres y maestros, haciendo todo tipo de cosas,
que a ellos les agradan, para que vean que ya no es un niño,sino una personita que empieza a desarrollarse.
También los
niños empiezan a mostrar alegría, por todo lo especial que les pasa y es bueno
aclarar, que lo hacen con normalidad, no en explosiones, como lo hacían cuando
eran unos infantes.
La
curiosidad, sigue siendo una pionera muy importante, en la edad escolar y como
ya sabe buscar en los libros, o preguntarles a sus amigos y profesores, lo hace
con normalidad, para saciarla.
Los
insultos y golpes, propios de ésta etapa, son la mejor manifestación de que
siente celos por algo que ocurre, como quitarle el aprecio de sus maestros, sus
padres o sus amigos.
El enojo,
también acompaña a la etapa y cuando lo está sintiendo, hace cosas que puedan
ofender a sus padres, amigos y maestros, como:
Gestos, palabras y gritos.
A veces el
niño se pone malgeniado, para mostrarles a sus formadores, que ya no es un
niño, sino un hombre grande; esto lo hace casi siempre cuando nos reímos de él,
lo criticamos o lo castigamos injustamente.
Para nadie
es un secreto, que el niño a la edad de los siete años, empieza a distinguir,
entre el bien y el mal y puede tomar decisiones respecto a este tema; pero a
sus diez años, con la ayuda de los procesos educativos, que va manejando la
escuela; el niño empieza a ser más inteligente.
Sus facultades mentales:
Inteligencia, memoria y voluntad, se van mostrando en un perfil muy
satisfactorio y el infante se vuelve por naturaleza, un ser obediente y sumiso.
Sin
embargo, no podemos exigirle mucho, porque el refrán es muy sabio:
“Cada tejo,
con su aparejo”.
Esto quiere decir:
Que
irá perfeccionando el camino de la obediencia, a lo largo de la adolescencia y
cada vez, alcanzará un peldaño en la escala de valores, de la ética y la moral.
Esta
primera faceta de su inteligencia, tiene
que ver con los animales, vegetales y cosas tangibles, es decir cosas
concretas; porque las cosas abstractas, todavía no las maneja con precisión.
Ejemplo y gracia:
El manejo de los números,
Este es el motivo fundamental por
el cual, cuando está sumando o restando, tiene que contar en los dedos, porque
su imaginación no sabe abstraerse.
De los diez
años hacia arriba, empieza a conocer las cantidades y sabe decidir entre tres o
cuatro monedas, cual es la de mayor valor; distingue, entre: Ayer, hoy y
mañana; da la razón a quien la tiene; y encontrará la causa de las cosas (lo
que dice el axioma: Causa efecto).
Fueran muy
distintas las cosas para los niños, si los maestros y padres de familia,
pusiéramos en práctica, todas aquellas cosas que hemos aprendido de la edad
escolar; pero nosotros como humanos que somos, siempre estamos mostrando el
viejo proverbio latino:
“Hómine est errare”, que a la letra dice: Es propio del
hombre equivocarse.
LA ADOLESCENCIA, DE LOS DOCE A LOS DIEZ Y OCHO AÑOS.
Para mí, la adolescencia es la etapa más difícil, del desarrollo
humano; porque el organismo sufre algunos cambios, que se reflejan en la manera
de ser; la persona adquiere la independencia absoluta de sus padres y
formadores; aquel que era un niño, se convierte en hombre adulto y decide,
sobre:
Sus gustos, sus costumbres, su credo religioso, su identidad sexual y
muchas cosas más.
Es aquí, en donde se ve con mucha claridad, cual fue la técnica con
que los padres, maestros y formadores, le enseñaron al niño, unas buenas
normas, para la estructura de su personalidad y a partir de éste momento,
aparecen todos los inconvenientes que hubiera podido tener la formación, por:
Defecto, exceso, falta de conocimientos, negligencia o cualquier otro factor
que los tutores del infante, no hubieran puesto en práctica.
Al final de ésta etapa, muchos padres, maestros y formadores de los
niños, se dan golpes de pecho y lamentan su: “Mea culpa”, por no haber logrado
que su niño, fuera un hombre útil a la sociedad, a la familia y al estado; pero
este problema, no tiene solución y los diez y ocho años, de formación, estarán
completamente arruinados.
Los cambios de que hablo, exigen un trato diferente, para nuestro
personaje, que ya no va a ser Juancito, ni Martica, sino que les diremos:
Juan
y Marta.
El factor más determinante de esta etapa, es el biológico, porque el
organismo está mostrando unos cambios de mucha importancia, que muestran a las
claras, la vida adulta.
Lo más grave de esta, es el cambio a nivel de comportamiento que
experimentan los jóvenes.
Se podría decir que sus padres no representan mucho
para ellos, porque no los tienen en cuenta para tomar decisiones; para
ausentarse de la casa; para buscar sus amigos; para asistir a todo tipo de
reuniones; y quien sabe cuántas otras cosas más, porque eso depende de cada
personalidad.
Se podría decir:
Que cada persona actúa según su criterio.
Pero todos estos desplantes, de nuestro hombre nuevo, dependerán de la
formación que le hayamos impartido a lo largo de los diez y ocho años de
tutoría.
Si la formación, no fue la más acertada, tendremos muchos dolores de
cabeza, pero las cosas ya no tendrán solución.
Empecemos la adolescencia, con los cambios corporales, que son las
grandes características de la etapa.
En los dos sexos, el cuerpo va mostrando
unas novedades, como cambios en los tamaños de los órganos genitales;
desarrollo de las glándulas mamarias, sobre todo en la mujer; segregaciones
especiales, como: La producción de espermatozoides y un líquido que llamamos
semen, en el cual, éstos viven, en el hombre y los ciclos menstruales, con su
respectiva liberación de óvulos, en la mujer; grandes cambios en la voz, más
notorios en los varones; deseos especiales, relacionados con la vida íntima, a
nivel de hombres y mujeres, a los cuales, los menos sabios, llaman: Pasiones;
crecen vellos o pelos, en las axilas, en las partes bajas del vientre y a los
varones, en la barba y el bigote; y muchas cosas más que van mostrando a los
humanos en su verdadera dimensión.
El por qué de estos cambios, lo produce una glándula pequeña, del
tamaño de una semilla, llamada:
La pituitaria o hipófisis, situada en el
cerebro, que empieza a segregar, de los diez o doce años en adelante,
dependiendo de la constitución física de cada persona, una hormona llamada:
Gonadotropina,
que actúa sobre las glándulas pares de los aparatos reproductores de los
hombres y las mujeres (testículos y ovarios) y sobre las mamas o senos de las
mujeres.
Estos cambios, no se presentan de un día para otro, sino que se toman,
entre seis y ocho años, para su desarrollo normal y éste período, es al que
llamamos adolescencia.
Pero éstos cambios en los humanos, generan ciertos comportamientos en
la manera de ser o personalidad, como ser:
Ofuscados, inquietos, impertinentes,
desordenados, irascibles y se ofenden por las cosas más triviales; es decir muy
susceptibles a entristecerse, por cualquier bobada que les decimos.
Estos
comportamientos, son propios de la adolescencia, pero muy razonables, por todas
aquellas cosas que están pasando en la evolución de sus cuerpos.
Cuando pasa la adolescencia, podemos decir, sin riesgo de
equivocarnos, que el infante, se convirtió en un adulto.
No en vano, las antiguas
leyes, tal vez más sabias, que ciertas leyes modernas, decían que el ciudadano
era aquella persona que había cumplido los diez y ocho años.
Recuerden que
ahora, quieren que las personas tengan derecho a ser ciudadanos, con le edad de
catorce años, experiencia poco calificada, para tomar decisiones sabias.
Veamos algunos intríngulis de esta etapa:
Entre los doce y los catorce
años, nuestros adolescentes, no están de acuerdo con las enseñanzas de sus
padres y maestros y todo lo componen con decir:
Mis padres y maestros, son
ridículos, porque no saben comprender a la juventud y las leyes que dictan, son
pasadas de moda y no se compadecen con nuestra edad; en esencia, son viejos que
no saben pensar como los jóvenes; tampoco se identifican con las creencias y
costumbres de las familias, barrios o veredas, en donde viven, porque las
encuentran:
Viejas y pasadas de moda, para la edad que ellos viven; no se
identifican con el hecho de tener que obedecer, para ellos, esto de la
obediencia, es cuestión de bobos y les produce rabia y burla; cuando se enojan,
reaccionan en forma: Dura, altanera y muy grosera; cada vez que se les presenta
la oportunidad, de contradecir a sus padres, maestros y amigos, lo hacen con
mucha fuerza, de una manera imprudente y poco respetuosa.
La única respuesta a este memorial de agravios, es el hecho, tan
importante, de que los adolescentes, quieren independizarse de sus padres,
maestros y tutores y creen que es la forma más correcta de hacerlo.
Recuerden
que los jóvenes de esa edad, se creen dueños del universo, por esa razón, creen
que para independizarse, deben ponerse en contra de aquellos que siempre han
velado por su bien.
Recordemos el viejo dicho, que en su sabiduría aclara:”Un padre y una
madre, nunca se equivocan, cuando orientan a sus hijos” y yo agregaría:
Que los
únicos consejos sabios, que el hombre recibe en su vida, son los de sus padres,
que los dan sin ánimo de conseguir favores o beneficios.
Conocí a una madre que al momento de ver a su hijo, próximo a unirse a
una ilustrísima dama, le dijo:”Muy bonita tu novia, muy joven, se ve
estructurada; pero es hija de una señora que procreó doce hijos y once de
ellos, son de dudosa procedencia, es decir que la gente suponía, no eran hijos
del marido.
El joven replicó:
”Para mí ese no es un problema, porque yo la puedo
formar a mi gusto”.
Pasaron los años y el matrimonio se disolvió, porque la
joven resultó coqueta y enamorada de otros que no eran su esposo.
La madre
había tenido la razón.
Hay una cosas que los padres de familia, no entienden bien y es bueno
aclararlas, por lo menos para que sepan cual debe ser su actitud, frente a esos
malos comportamientos de sus hijos, recordemos algunas de ellas:
Son rebeldes
con la autoridad; no les gusta hablar con los miembros de su familia; se
aburren fácilmente y cambian de actividad, con mucha frecuencia; son muy
inquietos; van de una fiesta a otra; quieren estar en todos los paseos y con
todos los amigos; no les gusta permanecer en la casa.
Ellos no tienen la razón,
pero creen que haciendo estas cosas, les muestran a sus padres y maestros, que
ya no son unos niños, sino unos adultos.
Los padres se confunden y creen que han perdido a sus hijos, pero esa
calentura les pasa y después de los veinticinco años, estarán regresando a la
normalidad.
Es de muy mal sabor, tratar de contrariarlos, porque nos exponemos
a los desplantes, los insultos y hasta los irrespetos.
Recordemos que un joven
en esa edad, no razona, está ciego y solo hace lo que le viene en gana.
Son muchas las circunstancias que un joven en su adolescencia, tiene
que aprender a manejar:
No se puede quedar toda la vida, como un recién nacido,
esperando a que los demás resuelvan por él; cuando era un niño, hasta las cosas
más sencillas, tenían que resolverlas los padres y tutores, ahora él enfrentará
la vida a solas; cuando forme una familia, no podrá esperar a que su compañero
o compañera, sus padres y sus amigos, le resuelvan los problemas que se
presentan; no podrá, nuestro adolescente, dejar que sus padres ordenen por él,
a su nueva familia; (algunos padres buscan esto y lo consiguen, pero esas
familias, casi nunca prosperan, porque la independencia es absolutamente
necesaria); aparentemente esos jefes de hogar se ven resignados a su suerte,
pero no son felices.
Podríamos aplicar esta frase que se me viene a la cabeza:
En la
infancia, eres feliz, dependiendo de tus padres; para ser feliz en la
adolescencia, debes independizarte de ellos.
Los padres, cometen un error craso, al creer que tal vez los
adolescentes, no tiene la experiencia suficiente, para manejar sus vidas y por
esta razón se quieren meter en ellas; a esos padres se les podría preguntar:
¿Y
Ud. Cómo aprendió a obrar, cuando era un adolescente?
Si aprendió, con la ayuda
de sus padres, posiblemente nunca pudo dar las órdenes a su gusto y esos es lo
que quiere hacer con su hijo; si aprendió solo, su hijo también lo puede hacer,
porque la manera más sabia para tener experiencia, es aprendiendo de la vida y
dejando que nos de palo, como decimos los Antioqueños.
Recordemos que la vida
es una carrera de éxitos y fracasos.
Dediquemos unos párrafos, para hablar de los instintos sexuales, que a
partir de éste momento vamos a llamar: Comunicación íntima.
Manejar el sentido de la comunicación íntima en los humanos, es una de
las cosas más difíciles que hay, porque es casi la esencia de nuestro ser y si
ustedes han observado a los animales, que son iguales a nosotros en ese
aspecto, todos dependen de él, para salir adelante.
Hay una serie de conceptos religiosos, manejados con poca
responsabilidad, sobre cómo tenemos que ser a nivel de la comunicación íntima,
para mantener de nuestro lado al ser supremo; pero estos principios, no los
comparto, porque ningún humano, por tarado que sea, deja de experimentar el
placer, que este sentido proporciona y mal haríamos en pensar, que la gracia
Divina, nos exime de tener esas inclinaciones, porque son propias de la
naturaleza humana y porque están incorporadas a nuestro ser, en una forma
inseparable.
El adolescente, como animal racional que es y como que acaba de
recibir esos dones, porque así se les debe nominar, dada la importancia que
tienen para el normal desarrollo de la naturaleza humana, el único deseo que
siente, es poderlos practicar, para sentirse cómodo y para utilizar los regalos
que Dios en su sabiduría le ha concedido.
Desgraciadamente, muchos fanáticos religiosos o maniáticos de sus
creencias, gritan a los cuatro vientos, que estas acciones son malas y
pecaminosas.
Esto a mí, no me produce rabia, sino una inmensa tristeza, de ver
como hay humanos, que no manejan bien su rol.
Claro está, que muchos desesperos de los adolescentes, por practicar
la comunicación íntima, se pudieron haber prevenido, si hubiéramos enseñado a
nuestros niños, que estas cosas iban a pasar y como se debieran manejar; pero
como para los padres y maestros, la comunicación íntima, se ha convertido en un
Tabú, del cual no se puede hablar, por el temor de escandalizar a los niños;
las consecuencias son fatales y nada se puede hacer para corregirlas.
En la adolescencia, es donde resultan los perfiles visibles de las
identidades sexuales y es aquí, en donde los padres y maestros tenemos que
saber tomar las posiciones más adecuadas, para no ofender a los jóvenes y
saberlos guiar, por el camino que han elegido.
El padre de familia y el maestro sabios, se conocerán en este momento
de la vida de los jóvenes, porque sabrán aceptar, con mucho respeto, la
adopción que sus hijos y alumnos han hecho.
Y sabrán dar los consejos
oportunos, para que sus muchachos, puedan manejar con sabiduría, aquello que
eligieron.
No me identifico con aquellos que atropellan a los jóvenes, por la
elección de su identidad sexual; ni aplaudo a los padres que expulsan esos
jóvenes de sus hogares; porque con esa actitud, los están condenando al
fracaso, a la depravación y la descomposición total de sus personalidades.
No
quisiera tener un cargo de conciencia de esta magnitud, a la hora de mi muerte.
Hay un tabú al cual todos le tiene pavor:
La masturbación, sobre ella
se han escrito todo tipo de pendejadas, y hay quienes sostienen, que es el
pecado más fuerte que se comete.
Yo no estaría tan seguro de hacer estas afirmaciones,
porque para mí la tengo, como una necesidad sentida de la naturaleza humana.
No
quiero hacer más comentarios, porque hay del mundo por los escandalosos y no
quisiera saber, que cuando alguien lea mi obra, justifica en ella sus culpas.
La masturbación es un mal necesario y los jóvenes irán perdiendo
interés por ella, cuando empiezan a relacionarse con su sexo contrario o se
declaran personas homosexuales o bisexuales.
Recordemos que esta práctica, no
causa enfermedades físicas, como:
Impotencia, frigidez, esterilidad u
homosexualidad; pero no es el mejor método, para utilizar el sentido de la
comunicación íntima.
Lo más importante sería decir:
Que acuden a ella, como lenitivo, para
curar sus problemas:
Los afligidos, los resentidos, los malqueridos y todos
aquellos, que por alguna razón, no pueden cumplir con las funciones del sentido
de la comunicación íntima.
Es importante aclarar, que si los padres y tutores, formaron al niño
con las normas que he enseñado, la adolescencia, no les causará tantas
amarguras y los jóvenes, después de sus diez y ocho años, saldrán adelante sin
muchos tropiezos.
Pero aquellos infantes que fueron maltratados y manejados:”A
tontas y a locas”, como dice el refrán, serán un rotundo fracaso.
Respecto a la identidad sexual de sus hijos, tengan el cuidado de
saberla manejar y si ven que las cosas que hace, no son muy comprometedoras, con
un cambio brusco de identidad, busque ayuda en personas especializadas, para
que manejen el caso y logren los correctivos adecuados.
Con esto me estoy
refiriendo a aquellos jóvenes que solo son amanerados, pero que no han tomado
una identidad.
Esto lo digo con muy buena experiencia y cuando se hacen
procedimientos adecuados, las cosas mejoran notablemente.
Nótese bien, que la masturbación y los problemas de la identidad
sexual, no se pueden corregir, apunto de castigos, porque el individuo
aprenderá a manejar las cosas con mucha discreción y solo se estará burlando de
los castigos y consejos de sus padres.
Otra de las consecuencias de estos castigos, sería el hecho, muy
peligroso, de que nuestro joven esté manejando una doble personalidad, fenómeno
social muy común, que genera grandes angustias a la sociedad moderna.
En este momento de la vida, nuestros hijos agregan a su lista de
amores, el de su noviazgo, es decir, ya no solo quieren a papá, a mamá, a sus
hermanos, a sus maestros y a sus amigos, sino que tienen, el dulce regalo de la
vida:
Una persona del sexo contrario a quien querer.
Recordemos que alguien en son de chala, decía:
”Novio, significa, que
no vio nada”, esto para decir:
Que los jóvenes, en la adolescencia, no se
enamoran de las personas, como tal, sino de eso que llaman amor y que es un
asunto tan complejo y tan delicado; porque hay de aquel, que se atreva a decir,
cualquier defecto de la persona amada o a dar un concepto, que no esté de acuerdo,
con su noviazgo…
La garrotera es de proporciones.
Son tales los efectos de eso que llamamos amor, cosa muy complicada y
más compleja que el misterio de Santísima Trinidad, que los novios, no ven los
defectos de su parte contraria y cuando alguien les insinúa, algo al respecto
con la persona amada, la respuesta es:
”Lo que nos gusta, nos sabe”; “Con amor
se vive debajo de un árbol”; “Cuando uno quiere, tiene que olvidarse de los
defectos de su parte contraria”; pero la realidad, es otra:”Amor con hambre y
malos tratos, no dura” y a este fenómeno, le debemos , la gran cantidad de
matrimonios desechables, que a diario vemos.
El manejo que los jóvenes hacen de esta, su edad más importante, estará
de acuerdo con las normas que impartimos en las etapas que el niño y el escolar
superaron.
Recordemos que una personalidad, que ya está estructurada, no se puede
cambiar; solo se podría remendar y:
”Zapato remendado se ve muy feo”.
Hacer la
personalidad de un niño, es facilísimo; mejorar la de un adolescente, es
difícil; corregir la de un adulto, es imposible.
Ahora miremos:
Por qué es importante que el adolescente tenga unos
amigos; cuál es la razón, para que algunos se dejen llevar de las malas
compañías; la importancia que tiene, que el adolescente escoja una profesión o
un oficio; y por qué, algunos regresan a la normalidad y otros, se llenan de
vicios y malas costumbres.
Esto de tener unos amigos, no es un problema para los adolescentes,
porque ellos, como no son aceptados en los grupos de adultos y sobre todo, no
se les deja opinar, cuando los mayores conversamos, se sienten solos y por ésta
razón tienen que integrar grupos de jóvenes de su misma edad.
Pero como en estos grupos, se discuten:
Ideas, inquietudes, problemas,
ideales, sueños, vicios y travesuras; es lógico que los jóvenes aprenden en ellos,
un poco de todo lo que se dice y se hace.
Aquí es donde entran a jugar, las enseñanzas que les hemos impartido y
tienen un papel protagónico:
La falta de cariño que les hemos negado; los
problemas del hogar; las discusiones entre los esposos; la educación muy de
corte militar; o la formación demasiado débil.
Este es el momento preciso, en
que el joven se descarría, porque casi siempre elige los amigos que no pueden
brindarles lo mejor y se vuelven tan fastidiosos, que no les importa si a sus
padres, tutores y maestros, les disguste su actitud.
Es éste, el momento más oportuno, para que el adolescente, se incline
por una profesión u oficio.
Algunos, como han ayudado a sus padres, familiares
y amigos, en algo que ellos hacen, ya están matriculados para siempre en esas
disciplinas (agricultores, pescadores, artes manuales, cerámica, tallas de
madera, pintura, escultura, etc.).
Otros quieren aprender a trabajar en una
forma independiente, porque no les gusta lo que sus familiares hacen; algunos
quieren estudiar en profesiones, como:
Mecánica, enfermería, sastrería,
medicina, abogacía y tantas otras cosas, que en el momento se pueden hacer,
desde las aulas.
Pero sería inaceptable, que los jóvenes, quieran permanecer en sus hogares,
vegetando y aplicando la palabra clave de la época:
Relajados, porque se
convertiría en la peor de las alcahueterías y estaríamos descomponiendo al
individuo, para siempre.
Conozco cantidad de éstos casos y tanto la persona que vegeta, como aquellas
que lo mantienen, terminan cansados con su invento.
En la mayoría de estos
casos, esa persona que tanto alcahueteamos, se convierte en el pelele de la
familia y siempre está representando, a la oveja negra del rebaño.
Hay muchos padres de familia, que quieren obligar a sus hijos a que
tomen una profesión u oficio, que a ellos les gusta; pero en un alto
porcentaje, a los hijos esa profesión u oficio, no les agrada, esto sería desastroso
para el joven adolescente.
También se puede citar aquí, el caso tan común, de
algunos padres, que eligen la pareja para sus hijos; esto es el colmo del
atrevimiento y a esos padres, se les debía castigar, como a criminales.
También se da el caso de padres de familia muy pobres, que no tienen
los recursos económicos suficientes, para complacer al hijo en aquello de su
profesión u oficio, en estos casos, sería importante solicitar ayuda del Icetex
o de entidades y amigos.
Porque eso de la profesión o el oficio, como casi siempre es para toda
la vida, si no es del agrado de la persona, terminará aburriéndose y haciendo
aburrir a quienes lo tiene que soportar.
Como punto final, hablemos un poco acerca de los vicios que el
adolescente adquiere en esta etapa, y tratemos de orientarnos, para que sepamos
cómo debemos actuar, cuando estos factores se presentan.
Aunque es muy difícil, lograr que un joven deje atrás los vicios que
ha adquirido, en la actualidad, existen métodos muy convincentes, para lograr
este propósito.
Las armas más poderosas para conseguirlo son:
Comprensión y
ayuda con cariño.
Empecemos con la delincuencia, tan frecuente en nuestros días, porque
a los jóvenes modernos se les metió en la cabeza, que no hay cosa mejor, que:
El dinero fácil de conseguir.
Este mal, lo generan los siguientes factores:
El
deseo de las aventuras; la ambición del poder y el dinero; la miseria en que
viven; y las malas compañías.
Pero las causas más íntimas del problema, están
en el hogar, en donde no brindábamos cariño; castigábamos con crueldad;
odiábamos a nuestros hijos; los mimábamos mucho; éramos muy tolerantes; o les
exigíamos en exceso.
Pero hay unas causas más severas, de este mal:
Los hogares
destruidos por las diferencias, peleas y mal entendimiento entre los esposos; y
la desintegración familiar.
Lo más difícil es, que la delincuencia no se alivia con remedios o con
castigos; sino que es necesario buscar
una persona especializada en este tipo de problemas, como los Psicólogos
reeducadores, tan escasos en nuestro medio.
También son frecuentes en nuestros jóvenes las drogas y el
alcoholismo, que se presentan por los siguientes motivos:
Por ensayar y en el
ensayo se quedan; por dárselas de grandes personajes, fantasía imposible de
lograr, con esa práctica; porque están confundidos, con los problemas propios
de la adolescencia; y por las preocupaciones que a diario se les presentan.
Los que adquieren el vicio, por los motivos que he anunciado, son de
fácil manejo y con un tratamiento adecuado, pueden volver a la normalidad.
Pero hay un bando muy peligroso de manejar:
Aquellos que han vivido
experiencias muy fuertes en su niñez y en su edad escolar:
Estos, beben, toman
droga, fuman cigarrillo o marihuana; consumen y aspiran, todo tipo de
pendejadas, para calmar su angustia y encontrar la forma de disimular sus
problemas y se aferran cada día más a los vicios y la depravación.
Para estos
la curación sería como dicen en las clínicas, cuando tenemos un enfermo muy
grave:
El paciente es de pronóstico reservado.
Como punto final de la adolescencia, veamos como fue el proceso de de
formación de la inteligencia de nuestro elemento humano.
Recordemos que este proceso, empezó en la etapa de la niñez, continuó
en la edad escolar y ahora se está perfeccionado en la adolescencia.
También es
bueno decir, que la inteligencia viene programada, por la genética del
individuo, es decir por la herencia de su familia.
Pero la adolescencia, es un período muy importante, para que nuestro
joven, desarrolle lo mejor que pueda, sus facultades mentales y por esa razón
discute con todo el mundo; pregunta cuanta cosa se le ocurre; no da la razón
fácilmente; y todo lo analiza, lo descompone y lo desbarata, para saber el por
qué de cada cosa.
La parte más fundamental de la etapa, es que aprende a
abstraerse.
No todos pueden lograr estos objetivos, porque sus padres o tutores,
no los dejan tener la libertad que necesitan para hacerlo, o porque ellos y sus
tutores, imponen sus criterios, sobre los del joven.
En la adolescencia, es donde se adquieren casi todas las experiencias
importantes, para manejar el largo
camino de la vida y por esta razón el joven debe vivirla lo más cómodo que
pueda y con todas las garantías que necesita, para poder salir adelante.
LA VIDA ADULTA, VEJEZ, MADUREZ Y EDAD DORADA,
DE LOS VEINTE AÑOS EN ADELANTE.
Sin lugar a dudas, esta es la etapa plena de los humanos, la más
sublime, en donde mostramos, todo lo que aprendimos, para la formación de nuestra
manera de ser o personalidad; pero a la vez, es la más complicada, porque en
ella es, en donde su majestad el hombre sabio, tiene que saberse desenvolver,
con pasos firmes y certeros, para que
su existencia pueda ser agradable, para
él y para los demás.
Es aquí, en donde mostramos, como fue nuestro aprendizaje a lo largo
de los primeros diez y ocho años de vida; y precisamente, en ella, es donde
salen a flote, todos aquellos errores que cometieron las personas que nos
formaron.
No crean Uds. Que es fácil desenvolverse, en un mundo cambiante, en el
cual, encontramos:
Alegrías, tristezas, ambiciones, necesidades, problemas,
soluciones, intrigas, tragedias y todo tipo de circunstancias, que siempre
están esperando ser solucionadas, por el sabio de la creación o fiera
inteligente, como yo lo llamo, para diferenciarlo de las otras, que no saben
razonar.
Pero de nada hubiera servido la razón, sin un fundamento serio y
estructurado, como es el que nos proporciona una personalidad bien formada, con
todos los elementos de juicio necesarios, para distinguir entre el mal y el
bien; lo que se puede hacer y lo que no se puede; la forma de conducirnos en
medio de la sociedad, para la que fuimos preparados; la manera de orientar nuestras
familias; el modo de resolver los problemas, aplicando aquello de la sabiduría
Salomónica; la varita mágica para escoger las personas que nos acompañarán a
formar nuestro rol; el buen manejo de las ofensas, que a diario recibimos de
nuestros semejantes; y todas aquellas cosas que se presentan, en nuestra lucha
diaria por vivir; porque creo:
Que la palabra vida, podría ser sinónimo de
problema.
Todas estas circunstancias, se podrían incluir en la definición
descriptiva de la palabra adulto, porque para los que sabemos de etimología en
los idiomas, este bello vocablo, significa: Llegando a su mayor crecimiento
físico y espiritual y adquiriendo al grado más alto de perfección.
Es mucha la satisfacción que se siente, cuando hemos llegado bien, a
éste noble título, que no se consigue en ningún plantel educativo y que solo se
adquiere, en diez y ocho años de existencia, en la Real Academia de la Vida.
Ojalá todos pudiéramos ostentar, con orgullo, en las paredes de nuestros
hogares, este diploma, que se adquiere a base de esfuerzos y que es el único
que nos acredita, para: Saber vivir.
Para mí tengo, que la clave de la felicidad del hombre, está centrada,
en el manejo de su personalidad.
Esta razón, debía despertar en los padres de
familia y en los maestros, la ambición de aprender a ser unos buenos formadores
de sus hijos y alumnos, para que en sus años viejos, pudieran experimentar, los
reflejos de la buena formación que dieron a sus pupilos.
Cuando el hombre en su vida adulta, logra ubicarse en un trabajo o en
un oficio, que sean de su agrado y que le produzcan el dinero necesario para
salir adelante, en la parte económica; creo que ha llegado a la mejor posición
que los humanos aspiramos y debe tratar de mantenerse en ella, para que su
felicidad, no sufra percances.
Aunque el poder y el dinero, son los dos grandes
enemigos de la humanidad, es necesario tenerlos, así sea en menor cuantía, para
poder tener derecho, como dicen en las corporaciones públicas: A voz y voto.
Tampoco es justo, que en nuestra vida adulta, nos quedemos vegetando y
esperando que nos den todo lo que necesitamos, así sea en nuestra casa paterna,
porque no hay peor maldición, que mantener vagos.
Ahora hablemos un poco sobre el trabajo, una frase muy célebre
dice:
”El trabajo dignifica al hombre”.
En algunos lugares, el trabajo solo es
para los hombres y las damas, se dedican a los oficios domésticos; pero la
sociedad moderna, con los derechos de la mujer a bordo, publican a los cuatro
vientos, que tanto el hombre, como la mujer, tiene derecho al trabajo; esto me
parece algo muy sabio y no digamos que trabajamos, para ganarnos la vida, sino
porque el trabajo, sea cual fuere, en el:
Campo, en la oficina, en la industria, en la fábrica, en la vida de los negocios
o en cualquier otra actividad, hace que las personas se sientan:
Felices,
útiles, satisfechas e importantes.
Recuerden que el trabajo, es el único medio
que nos sirve para demostrar lo que somos capaces de hacer y lo que sabemos.
Muchas personas se sienten mal en el trabajo y se aburren en él,
porque el sueldo es bajo; no escalan posiciones; no se sienten estimulados por
sus jefes; no los tratan bien; o las condiciones de trabajo son desfavorables.
Es bueno analizar estos casos, porque la causa íntima del problema, puede ser:
La mala preparación académica; no aprenden a hacer bien, las cosas; no tiene
buenas relaciones humanas, con sus jefes y compañeros; tiene problemas en su
personalidad, (inseguridad, cree que lo que hace, no es bueno; siente que nadie
lo respalda; piensa que no lo comprenden o desconfían de él); y por estas
razones, cambia de puesto, como se cambia un cepillo de dientes y la verdad es
que en ningún lugar se amaña.
Cuando llegamos a nuestra vida adulta, debemos recibir con alegría, las oportunidades que se nos presentan;
aceptar con gusto, las responsabilidades que adquirimos; abrirnos camino para
salir adelante y decir como la canción:
“Caminante no hay camino, se hace
camino al andar”.
Muchos adultos, se comportan como niños, eso se debe a la mala
formación que recibieron en las tres etapas anteriores y ese problema no tiene
remedio, porque a esos individuos, no les formaron su personalidad.
Aquí se
pudiera decir:
Las faltas que el adulto comete, son responsabilidad de los que
lo formaron y si preguntáramos:
¿Quiénes formaron a esos?
La respuesta sería en
cadena, como el efecto dominó, porque muchos, no saben para que constituyen un
hogar (creen que si tienen con que comprar la comida, una casa para vivir y la
comodidad de buscar al médico, es suficiente).
Muchas veces, queda faltando lo
principal:
No recibieron una formación para la vida en familia.
Es bueno aclarar, que nadie llega a la edad adulta, sin haber tenido
problemas y sin haber sostenido relaciones que no son convenientes, porque hemos
vivido en medio de la sociedad y nuestra formación de la personalidad, no fue
adquirida en una isla, lejos de toda contaminación.
También es bueno decir:
Que todos los adultos tenemos necesidades sin
satisfacer; problemas imborrables de la infancia; malos manejos de la edad
escolar; y muchos vacíos de la adolescencia; pero no es la vida adulta, el
escenario propio, para las lamentaciones; sino el espacio para resolver todo
aquello, que no pudimos logar en nuestra larga carrera de formación.
Los adultos que logramos cumplir con nuestra tarea, así no hubiéramos
tenido la mejor formación de nuestra personalidad, somos héroes que hemos
puesto de nuestra parte, para superar las dificultades y salir adelante.
Aquellos que no son capaces de superarse y que viven buscando la
justificación de su irresponsabilidad, en la mala formación que recibieron; son
personas mediocres y poco calificadas, para cumplir con las responsabilidades
propias de un adulto.
La felicidad en un adulto, no consiste en estarse lamentando de sus
problemas y frustraciones; sino en saberlos manejar aceptarlos y balancear,
como dicen los políticos, los pesos y contrapesos, para establecer un
equilibrio, que deje sentir, todas aquellas cosas buenas que la vida nos ofrece
y aprender a disfrutarlas.
Nada más interesante para complementar éste artículo, que agregar el
bambuco Colombiano: Soñando con el abuelo, escrito por Fausto
SOÑANDO CON EL ABUELO
De Luis Javier Piedrahita.
Fausto. Ritmo de bambuco.
Anoche estuve soñando que hablaba
con mis abuelos
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no pasa un día sin algo que lamentar.
Aquí el hermano traiciona y se ufana al traicionar
y el hermano va y nos vende y luego viene a cobrar
aquí el mundo está al revés, nadie quiere trabajar
y las gentes que trabajan las arrasan sin piedad.
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no pasa un día sin algo que lamentar.
Aquí el hermano traiciona y se ufana al traicionar
y el hermano va y nos vende y luego viene a cobrar
aquí el mundo está al revés, nadie quiere trabajar
y las gentes que trabajan las arrasan sin piedad.
Al ladrón tratan señor y al señor
como un pirata
del que hay que aplastar la flor y reventarle la mata
se volvió palabra Dios y hay sin hechos mil corbatas
y el amor es un amor en la medida en que pagan.
de la iglesia suya, abuelo ya casi no queda nada
los curas que no son santos la quieren manipulada
el verde de las haciendas se cubrió de sangre y balas
y las nanas de los niños tabletean de metrallas.
del que hay que aplastar la flor y reventarle la mata
se volvió palabra Dios y hay sin hechos mil corbatas
y el amor es un amor en la medida en que pagan.
de la iglesia suya, abuelo ya casi no queda nada
los curas que no son santos la quieren manipulada
el verde de las haciendas se cubrió de sangre y balas
y las nanas de los niños tabletean de metrallas.
Ya no quiero ser cobarde, usted me
enseñó valor
por eso para quedarme quiero hallar la solución
la sonrisa del abuelo no sé por qué, me dio paz
y esperé por un momento que empezara a aconsejar.
Me dijo: con miedo mijo, no cambia lo que suceda
para integrar la familia haga todo lo que pueda
no sea extranjero en su tierra, viva siempre como piensa
para que cargue tranquilo, livianita su conciencia.
por eso para quedarme quiero hallar la solución
la sonrisa del abuelo no sé por qué, me dio paz
y esperé por un momento que empezara a aconsejar.
Me dijo: con miedo mijo, no cambia lo que suceda
para integrar la familia haga todo lo que pueda
no sea extranjero en su tierra, viva siempre como piensa
para que cargue tranquilo, livianita su conciencia.
Orgulloso de su raza practique su
identidad
verá que con eso encaba la paz y la libertad
piense que si los dividen sobre ustedes reinarán
alrededor de la iglesia se encuentra la identidad.
Usted puede ser amigo de todo el que le parezca
pero hay que sacar del alma al que le siembra maleza
para que un día sin pena si a sus nietos aconseja
que lo acompañen sus himnos levantando su cabeza.
verá que con eso encaba la paz y la libertad
piense que si los dividen sobre ustedes reinarán
alrededor de la iglesia se encuentra la identidad.
Usted puede ser amigo de todo el que le parezca
pero hay que sacar del alma al que le siembra maleza
para que un día sin pena si a sus nietos aconseja
que lo acompañen sus himnos levantando su cabeza.
Anoche estuve soñando que hablaba
con mis abuelos
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no queda nada que podamos controlar.
No se olvide nunca, mijo, que para ser buen hermano
no hay que dar de lo que sobra, sino lo que está faltando
no se amañe con colores ni banderas de apariencia
vote siempre por un hombre transparente de conciencia.
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no queda nada que podamos controlar.
No se olvide nunca, mijo, que para ser buen hermano
no hay que dar de lo que sobra, sino lo que está faltando
no se amañe con colores ni banderas de apariencia
vote siempre por un hombre transparente de conciencia.
Cuando conocemos, con pelos y señales, todas la normas que se aplican,
para la formación de la personalidad, en las tres etapas anteriores y tenemos
la oportunidad de estar viviendo la edad adulta; somos capaces de aplicar los
correctivos necesarios, para que nuestra manera de ser, que tuvo sus tropiezos,
aparente estar en absoluta calma.
Para eso es la voluntad, una de las
facultades del alma.
Este mismo conocimiento, nos da la ilustración suficiente,
para analizar nuestro comportamiento diario y hace el milagro de aprender a manejarlo.
Estudiemos un poco el tema de la formación de un hogar y veamos lo que
los adultos quieren hacer con sus vidas.
Aunque las costumbres, sobre este
tema, cambian mucho de un lugar a otro, el fin que buscamos, es el mismo:
La
formación de una familia.
Para logar que este proyecto sea muy bueno, es necesario prepararse,
sobre todo en lo que tiene que ver con la formación y educación de sus hijos.
Si esto no ocurre, el matrimonio será un rotundo fracaso, porque los hijos, van
a ser, unos estorbos públicos, se podría decir:
”Que regalados, son caros”, como
decía mi abuelo.
Esta circunstancia es la que tiene tan descompuesta, la
sociedad actual y la que ha hecho que el principio de autoridad y el estado de
derecho, estén en vía de extinción.
Pero, ¿Qué es el matrimonio?
Es el acto por medio del cual buscamos
una persona de género contrario, que: Nos de amor, seguridad, que sea nuestro
complemento, que nos ayude, que nos apoye, que comparta con nosotros, sus penas
y alegrías, que nos permita utilizar el sentido de la comunicación íntima y
entre los dos tengamos unos hijos.
Pero amoldarse a la vida marital, no es lo más fácil de hacer, porque
ese comportamiento, necesita una estructura muy singular, que todos los
humanos, no tenemos.
Aunque los esposos sean del mismo lugar, tienen grandes diferencias,
que deben aprender a manejar, con tiempo y paciencia, como: Venir de distintas
familias; tener distintas creencias; sus costumbres son muy diferentes; sus
modos de ser o personalidades, no son iguales; cada uno, tiene un estilo de
vida; y los problemas no son comunes.
Todo lo anterior, más el hecho muy significativo de tener que convivir
y compartir los afanes del diario vivir, hasta situaciones muy comunes, como
que uno de los dos no sea ordenado y el otro sí; hacen que en los matrimonios,
se presenten problemas, casi todos los días y lo más importante, sería aprender
a manejar los hechos, para que la pareja pueda vivir en paz.
Eso es el
matrimonio, tener mucha madurez, para:
Recibir, ceder, respetar, exigir justamente
y reconocer, cuáles son nuestras falencias a nivel de la personalidad.
Hay que tener en cuenta una circunstancia muy especial:
Por mucho amor
que el matrimonio brinde, no será remplazado, por el amor que recibimos en
nuestra infancia y por esa razón a veces nos cansamos de los amores zalameros
de nuestro complemento.
Hay unos problemas especiales, que es bueno conocer, para que no salte
la liebre en cualquier lugar, la mala salud y la economía precaria, son
responsables de muchos de los tropiezos que se presentan en los matrimonios.
Una de las grandes claves, para tener éxito en el matrimonio, es saber
dialogar, todos los problemas que se presentan y convivir con mucha alegría,
las cosas buenas que nos pasan.
No es justo, quedarse callado, resignarse o no opinar, porque esto no
aporta a la solución de los problemas; tampoco son agradables, las discusiones
acaloradas, las peleas y los gritos, porque lo que se necesita, es un apoyo y
unas soluciones, para resolver, la lucha diaria.
La felicidad de un adulto, no consiste en que nunca se presenten los
problemas; sino en que todos los que lleguen, queden resueltos
satisfactoriamente.
Ojalá todos los problemas del matrimonio, sean resueltos
por los esposos; pero si no es posible, hay que acudir a personas con sabiduría
calificada, para que ayuden a buscar las soluciones.
Entremos ahora en un tema de vital importancia, como es: La vida de la
comunicación íntima de una pareja; porque este afecto, es el que hace el
milagro de mantener unidos a los esposos.
El factor más determinante, en el matrimonio, es el hecho de que los
contrayentes, están buscando una fórmula mágica, para vivir mejor; para
complementarse; para resolver problemas conjuntos; y para procrear unos hijos.
En muchas entrevistas que hice durante el manejo de mi vida profesional,
cuando pregunté: ¿Cómo es el manejo de las relaciones íntimas?
La respuesta me
lo dijo todo:
No nos preocupamos por esas bobadas.
Quien creyera que a pesar de
ser bobadas, son las únicas que pueden realizar el milagro de la unión.
La comunicación íntima, aunque no es el todo en el matrimonio, se
juega el papel principal, en esa novela.
Recordemos que en ella, se unen los
cuerpos; se fusionen los genes; se expresa el amor mutuo; se satisface el deseo
sexual; se mejoran los sentimientos; se muestran los afectos; es decir, hay una
fusión de personalidades.
Hay unas diferencias entre los dos sexos, que vale la pena tener en
cuenta:
El hombre, se escita con más facilidad que la mujer y está presto a
realizar el acto de comunicación íntima, desde el momento en que empieza; la
mujer necesita ciertos estímulos, como palabras dulces, mucho cariño,
demostraciones de amor sincero; pues de lo contrario el acto será un rotundo
fracaso.
Si esto no se tiene en cuenta, la mujer, llegará a aborrecer la
comunicación íntima y no querrá hablar de eso con el esposo.
No se puede dejar que este hecho sea muy prolongado o se interrumpa
para siempre, porque ahí estará el fracaso de la pareja.
Se presentan dos factores muy peligrosos, en la vida de las familias:
La impotencia sexual y la frigidez.
Porque como tienen que ver con la
comunicación íntima de los esposos, si se manifiestan, destruyen esa unidad.
Las principales causas de ellas son:
Las más íntimas, se pueden buscar
en la mala formación que los infantes, los escolares y los adolescentes
sufrieron; pero pueden ser enfermedades, que se presentan y es el médico, el
único que puede tratar el mal.
Casi todas las impotencias y frigideces, tiene cura, siempre y cuando
busquemos la causa que las produce y le apliquemos el remedio.
Cuando se presentan estos problemas, hay que acudir de inmediato, ante
personal calificado, para que ordene lo que se debe hacer en forma instantánea.
También es bueno que miremos, cuales efectos produce en la pareja, la
llegada de los hijos, pues la mayor alegría que un humano tiene, es cuando se
convierte en padre o madre.
La llegada de los hijos, hace más estable el matrimonio, porque
completa las ambiciones de la pareja, pues de todos es sabido:
Que aquellos que
se casan, siempre lo hacen, para formar una familia con hijos.
La llegada de los hijos, cambia el tren de vida de los esposos y las
tareas que se van a realizar, a partir de ese momento, serán totalmente
diferentes, a las que venían haciendo.
Es el momento preciso, para mostrar todo
lo que aprendimos en nuestro largo curso de personalidad, en relación con la formación
de nuestros niños.
Es aquí en donde vamos a conocer los verdaderos padres.
No hago una lista de las tareas que deben realizar los padres, porque
casi toda la gente, las sabe de memoria y porque el libro quedaría con más
páginas, que una biblia católica.
Los hijos producen muchas alegrías, pero también generan tristezas;
representan la más grande de las felicidades; mejoran la unión de la pareja; y
son el mejor anhelo de nuestras vidas.
Algún sabio decía:”Hijos, ni nazcan; ni mueran”.
Para significar que
los hijos generan muchas ansiedades y que nos preocupan nueve meses, antes de
nacer y toda una vida, después de que mueren.
Los hijos influyen notablemente en las vidas de sus padres; les
cambian casi todas sus costumbres; les arrebatan casi todo su tiempo; los
abstraen por completo; los obligan a establecer un orden distinto, de los
horarios, adaptado a las necesidades de ellos; en fin, toda la organización
familiar, a partir de la llegada de los niños, dará un giro de 180 grados.
Desde la infancia, el ser humano aprende los oficios de la Paternidad
y la maternidad, observando cómo sus padres se desempeñan en esa labor y por
esta razón, es tan importante tratar bien a los niños, que como queda dicho,
son unas grabadoras, captando lo bueno, lo malo y lo feo que con ellos hacemos;
luego aprenden con otros adultos y cuando se enfrentan a esa responsabilidad,
ponen en práctica todas aquellas cosas que han aprendido en su largo trajinar
por la vida.
Cuando las personas, no saben cumplir con estas responsabilidades, hay
que buscar las causas, en una de estas circunstancias:
Los niños han sido
castigados cruelmente por sus padres; los padres se burlaban de ellos; en algún
momento los abandonaron; nunca los quisieron.
Es bueno recordar, que cualquier desperfecto que resulta en:
Los
esposos, padres, trabajadores, vecinos, amigos o ciudadanos, incapaces de
cumplir con sus responsabilidades, es una consecuencia lógica, de la mala
formación de esos niños.
En resumen, podemos decir:
Que los desvelos, sacrificios, paciencia y
cariño, con que los padres tratan a sus hijos, dan como resultado, adultos
capaces de: obrar bien; cumplir con sus responsabilidades, en la familia, el
trabajo, el barrio, la vereda y en general con la sociedad, la patria y la
religión.
No hemos considerado un punto importante, el hecho de que algunos
adultos, no buscan pareja, sino que se dedican a vivir, su vida honorable de
solteros o buscan refugio en la vida religiosa.
Los dos estados, son preciosos, el primero, porque la persona soltera,
como no tiene que asistir a su pareja o a sus hijos, se puede dedicar de tiempo
completo a cumplir con sus deberes de ciudadano.
Conozco muchos casos de personas, que manejan este estado, con lujo de
competencia y de pronto ahora que soy separado, (treinta y dos años, gozando de
la jubilación del matrimonio), puedo hacer eso mismo y se establecer las
diferencias con la vida marital.
En esencia, no se crea, que los solterones, como se les dicen
despectivamente, son amargados empedernidos y tal vez estorbos de la sociedad;
porque estos dos criterios, estarían pasados de moda; exagerados en su
concepción; y muy injustos con ese respetable gremio, que vive a todo chorro,
disfrutando de:
Un bel vivir, tutta la vita onora. Y que traduce: Un buen
vivir, hace honorable la existencia.
Si miramos al grupo que se acoge
a la vida religiosa; lo sé de memoria, porque estuve en varios
claustros; es la mejor vida, por la tranquilidad que se respira; el ambiente de
paz en que se vive; la espiritualidad, que a diario renace; el sistema de
organización, a nivel temporal y espiritual que se adquiere; que son motivos
suficientes, para que cualquier adulto pueda aspirar a entrar en las filas de
este conglomerado.
No sabemos calcular el bien que muchos adultos hacen en este último
grupo, porque la mayoría de ellos son buenos, pero como de todo se ve en la
viña del Señor, no faltan los malos y las personas poco sabias y los juzgan a
todos, por algunas manzanas podridas, que puedan resultar.
Como todo lo que hacemos en esta tierra, se aproxima el final del
hombre y empiezan a surgir una serie de problemas, que si no tenemos buena
sabiduría, para manejarlos, nos arruinaran por completo.
El primer problema, es el hecho de que la edad vieja trae consigo el
desgaste de algunos órganos y por ésta razón, se presentan la menopausia y el
climaterio, circunstancia para la cual debemos estar bien preparados, porque no
hay cosa peor, que sentirse inútil.
Las razones de desgaste y las manías que algunos adquirimos durante la
vida adulta, hacen que nos volvamos estorbosos, hasta para nuestros familiares
más cercanos.
Sería muy importante que fuéramos capaces de detectarlas, a
tiempo, para hacer el correctivo oportuno, con el fin de no volvernos una carga
muy pesada, para nuestros seres queridos.
Sería muy bonito, que los ancianos, siempre estuviéramos sonriendo;
todo la compusiéramos con un buen gesto; y ayudáramos, con nuestro
comportamiento, a que los nuestros, nos vieran con orgullo, por nuestra
experiencia y nuestros años de vida.
Algunos ancianos, sin quererlo, cogen unos movimientos raros en sus
cuerpos, a los que llamamos tics, en estos casos, es importante detectar cual
es el que hemos adquirido y al pié del espejo, tratemos de corregirlo.
Como punto final, me resta decir, que la mejor etapa de la vida que he
quemado, es mi vejez, llena de éxitos, de amigos, de satisfacciones, de muchos
triunfos a nivel de mis investigaciones; me siento respaldado por todos; me
considero un anciano joven y esa es la más importante de mis posesiones.
Los dejo en aras del recuerdo, con la letra de la canción: El camino
de la vida, un vals de Héctor Ochoa.
De prisa como el viento van pasando,
Los días y las noches de la infancia;
Un ángel nos depara sus cuidados,
Mientras sus manos tejen las distancias.
Después llegan los años juveniles,
Los juegos, los amigos, el colegio,
El alma ya define sus perfiles
Y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño.
Y brotan como un manantial,
Las mieles del primer amor,
El alma ya quiere volar
Y vuela tras una ilusión
Y aprendemos, que el dolor y la alegría,
Son la esencia permanente de la vida.
Y luego, cuando somos dos,
En busca de un mismo ideal,
Formamos un nido de amor,
Refugio que se llama hogar
Y empezamos otra etapa en el camino,
Un hombre, una mujer,
Unidos por la fe y la esperanza.
Los frutos de la unión, que Dios bendijo,
Alegran el hogar, con su presencia,
A quien se quiere más, sino a los hijos,
Son la prolongación de la existencia.
Después, cuantos esfuerzos y desvelos,
Para que no les falte, nunca nada,
Para que cuando crezcan, lleguen lejos
Y puedan alcanzar, esa felicidad tan anhelada.
Y luego, cuando ellos se van, algunos sin decir adiós,
El frio de la soledad, golpea nuestro corazón
Y es por eso amor mío, que te pido,
Por una y otra vez, si llego a la vejez, que estés conmigo.
Como ven, Héctor se me adelantó, porque en ésta pieza literaria,
resumió el contenido de mi ensayo.
Epílogo:
Llegar
a la vejez, como yo lo he logrado, es un gran triunfo de la buena formación que
recibí de mis padres, mis superiores de los seminarios, mis orientadores en la
función docente, que realicé por espacio de treinta y siete años y a los que
después de haberme jubilado, tuvieron en cuenta mis conocimientos para manejar
de alguna manera la sociedad sopetranera a nivel de muchas disciplinas
importantes del saber humano.
Una
de las mayores fortunas que puedo ostentar, es el hecho de que cumplí con el
dicho popular:
“Antes de morir, siembre un árbol; tenga un hijo; y escriba un
libro”.
Pero en mi larga carrera de éxitos, sembré 150.000 árboles en las
laderas de la quebrada la Sopetrana, cuando era el presidente del grupo
ecológico; tuve varios hijos, de los cuales me siento orgulloso, porque
heredaron los saberes que manejo; y en vez de uno, logré escribir diez libros,
a saber:
“Yo vivo en Sopetrán un paraíso de América”, que es una buena
monografía del pueblito;
“Tratado de métrica, un buen compendio de normas ,
para manejar esta difícil ciencia”;
“Las etapas del desarrollo humano, bajo la
lente de la Psicología tradicional”, un buen libro para aprender a la formación
de la vida en familia;
“Filosofía de la palabra paz” un buen tratado de
píldoras filosóficas, para obtener la paz en la tierra;
“El Rincón de los
animales” en donde explico todos los conocimientos para comprender y manejar
los animales;
“El rincón de las plantas”, un verdadero tratado de biología
vegetal;
“las plantas y la salud” un buen escrito sobre homeopatía, con todas
las prescripciones, indicaciones y contraindicaciones, en el manejo de la
plantas medicinales;
“Teosofía pragmática”, libro en donde plasmé mi concepción
sobre Dios y la vida espiritual;
“Ciencia, cultura, tecnología y religión” un
largo escrito con artículos separados sobre cosas relacionadas con estos temas;
“Los grandes secretos del idioma español” que aún estoy escribiendo, en donde
cuento todos los intríngulis del idioma español, uno de los más difíciles del
planeta.
A
pesar de que la pobreza que manejaban mis padres, para llevarme a la
universidad pública, logré muchos triunfos con mis saberes empíricos y gozo entre
las gentes que me conocen, de un prestigio, como un ciudadano distinguido a
nivel de:
Las ciencia, la cultura y la tecnología.
Creo
que realicé mi proyecto de vida y que estoy listo, para el viaje del más allá,
porque los días que me faltan, son unas horas extras que me están dando para
disfrutar de aquellas bondades, con que la naturaleza me concibió.
No
he empacado, porque esa es una garantía de viaje, dada la razón de que el
destino no da preaviso y cuando la muerte llega, en un abrir y cerrar de ojos,
nos aplican la sentencia del calvario:
“Todo está consumado”.
Sopetrán,
Junio 22 del 2014.
Darío Sevillano Álvarez.
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