Las etapas del desarrollo humano bajo la lente de la Psicología tradicional.


LAS ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO, BAJO LA LENTE DE


LA PSICOLOGÍA TRADICIONAL.




PRÓLOGO:

A la edad de veintiún años, ingresé al magisterio del Departamento de Antioquia, gracias a la mediación del Doctor Pedro Nel Baena Pineda, que para la época, era el jefe de alfabetización y tutelaba la zona del nordeste Antioqueño.

Una de mis grandes preocupaciones, era el manejo de los niños, porque no había sido formado para hacerlo, debido a que mi preparación era concebida, para el sacerdocio.

Pero como decimos los Antioqueños, que no damos un paso hacia atrás, ni para coger impulso: “En el camino se ajustan las cargas”. Me tocó aprender haciendo, que es la mejor disciplina, con que funcionamos los humanos, en nuestra larga carrera de triunfos y fracasos.

Intenté poner en práctica, las enseñanzas de los grandes Psicólogos de la tierra, pero cuando leí sus biografías, se me quitaron las ganas de hacerlo, porque en ellas, muestran una mano de locos, tratando de dar consejos que acompañan de muy malos ejemplos, como aquel que encerraba a su esposa y a su niña, en la casa, porque era un hombre celoso y se le olvidaba hasta por dos semanas, que ellas comían y bebían.


Entonces me dije: El manejo Psicológico de mis alumnos, lo voy a aprender a base de experiencias, que la vida me enseñe, así sea, esculpiendo en mi ser: Las cañas y las arrugas, que son el mejor trofeo, de la vida en nuestro largo trasegar, por el planeta.


Eso es ésta obra, una serie de vivencias y aprendizajes que adquirí, en los libros y en las personas con experiencia calificada, a la largo de mi carrera docente, por espacio de treinta y siete años; nada nuevo inventado por mí, sino las cosas del diario batallar, como los escritos de los navegantes del espacio infinito, cuando realizan un viaje; acompañadas de la sabiduría popular, herencia que se transmite de palabra a palabra, como la tradición oral.

Lo más significativo de todo, son las explicaciones  a nivel de anécdotas, que me tocó manejar, con los padres de familia y las siete generaciones de educandos, que pasaron por mis manos y pudiera decir con el poeta Carlos Mazo Argüelles:


“Aquí enseñaron con placer mis labios,
Aquí sin inquietud y sin agravios,
Llena el alma de plácidos cariños,
Acaricié la frente de unos niños;
Aquí en la intimidad de los salones,
En esos días claros y lejanos,
Palpitaron cincuenta corazones,
Como un haz de polluelos, en mis manos.”

Espero que este escrito, obra de la: “Sangre, sudor y lágrimas” con que lo procesé, como dijera: Churchill; sirva a los maestros, padres de familia, escuelas de padres, empresas y todo tipo de corporaciones, que involucren el manejo de humanos.


Aspiro a que los docentes incorporen estas enseñanzas en sus charlas con las comunidades educativas y ojalá, los que manejan los credos religiosos, pudieran capacitar a los aspirantes al matrimonio, no con saber: La salve, el padre nuestro, el ave maría, los mandamientos, los sacramentos y las obras de misericordia, porque estas oraciones mejoran la calidad de religiosidad del pueblo, pero nada aportan en la formación de los hijos, que debiera ser la meta colectiva de todas las familias.


DARÍO SEVILLANO ÁLVAREZ.

GENERALIDADES:


Los seres humanos, a lo largo de nuestra existencia, pasamos por unas facetas en el desarrollo de nuestra personalidad, que los Psicólogos han acordado en llamar: Etapas del desarrollo humano.
Vale la pena decir que la más importante de todas, es la que vivimos en nuestro primer año de vida, porque es la que decide como va a ser nuestro comportamiento futuro, a nivel de la personalidad o manera de ser, nuestro desarrollo Psicológico, nuestro progreso físico y emocional, nuestra vida sentimental y la manera como el hombre se comportará por el resto de su existencia.
Pero antes de seguir adelante, miremos con detenimiento cuáles son esas etapas:
La primera etapa es llamada por los sabios: La infancia, que comprende el primer año de vida, tal vez el más importante de todos; los dos que le siguen y de los tres a los seis años.

La segunda estaría centrada entre los seis y los doce años y a esta la llamamos: La edad o etapa escolar.


La tercera y segunda en importancia, es: La adolescencia que está enmarcada entre los doce y los diez y ocho años.

A continuación aparece la etapa de la edad adulta que está entre los diez y ocho y los cuarenta años.

Después aparece la etapa o edad de la Madurez, que va de los cuarenta a los sesenta años.

Y por último aparece la etapa o edad dorada, que va desde los sesenta años hasta el momento de la muerte.

Estas son las que anuncian los grandes Psicólogos de la tierra, pero para mí, únicamente serían: La infancia, hasta los ocho años; la adolescencia, hasta los veinte años; la adulta, hasta los cincuenta años; y la vejez, hasta la muerte.


En esta obra, me propongo mostrar con sencillez, mucha sabiduría, lenguaje ameno y anécdotas que ilustran bien los temas, todo lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer, para que los humanos sean modelos de comportamiento, ciudadanos de bien y personas útiles a la sociedad.

Estas experiencias, fueron vividas a lo largo de mi vida de maestro, por espacio de treinta y siete años, en donde aprendí, no la Psicología clásica, sino la tradicional, que es la visión del pueblo, concentrada en pequeñas dosis de saber.


La obra, será una buena herramienta, para los padres de familia, las asociaciones de padres de familia, los maestros y las personas que manejan entidades con el cuidado de niños, porque enseña de una manera graciosa y racional, el manejo de los seres humanos, que tantas amarguras ha causado a nuestra tierra.

Recuerden como punto final, que cuando los niños llegan a las manos de los educadores, la personalidad tuvo que haber sido forjada por sus padres o tutores y que en caso contrario, esas maneras de ser de esos niños, pueden haber sido arruinadas para siempre.



Sopetrán, noviembre del 2016.


Darío Sevillano Álvarez.




EL PRIMER AÑO DE VIDA.

Sin lugar a dudas, el primer año de vida, es el más importante, en las etapas del desarrollo humano, porque influye en un 90% de la formación de la personalidad del niño y son los padres de familia, los responsables de su normal desarrollo; de allí la importancia de haberse capacitado para llegar al matrimonio, con toda la sabiduría del caso, para la formación de los hijos.

Todos los fracasos que se presentan en los humanos, a nivel de su personalidad, son ocasionados por las falencias que sus padres tuvieron en la formación del niño en ese primer año de vida.

Es muy importante comprender, que el niño  recién nacido, viene de un ambiente tranquilo, de absoluta contemplación espiritual, en el cual, no hay: Ruidos, ni sonidos, ni fantasmas, ni nada que pueda perturbar, la tranquilidad del seno de su madre.

Los familiares que hablan sin medida; la alegría que expresan por su nacimiento; la luz eléctrica o la del sol, que él no conoce; los sonidos y los ruidos de las máquinas y equipos electrónicos; la manipulación de todo aquello que nunca ha visto, con toda seguridad, lo ponen nervioso y por esa razón, se siente: Solo, intranquilo y desconfiado y como a la única persona que conoce, a través del largo contacto de nueve meses del embarazo, es su madre, lo hacen aferrarse a ella y por eso es esquivo y no quiere, que otras personas lo carguen.


Todas estas razones, son que hacen que el niño, solo quiere a su madre y en ella pone toda su confianza y por ese motivo llora cada que alguien distinto a ella, lo carga.

Este escrito, que no es de mi autoría y que encontré en un periódico local, fue publicado con motivo de la fiesta de las madres y puede ilustrar excelentemente el tema que estoy tratando:

“A los tres años, mamá es buena; a los cinco años, mamá lo sabe todo; a los diez años, mamá no sabe todas las cosas; a los trece años, hay muchas cosas que mamá no sabe; a los quince años, mamá no entiende nada; a los veinte años, que pesada te pones mamá; a los veinticinco años, mamá es comprensiva; a los treinta años, pediré consejo a mamá; a los cuarenta años, mamá es un ángel; a los cincuenta años, que bueno que todavía viviera mamá.”


Lo que acabo de escribir, es lo que exige que mamá, esté lo suficientemente capacita, para ejercer su labor.

El niño a pesar de ser tan pequeño, tiene la capacidad para saber si la mamá lo quiere o no; y aunque no habla, ni escribe, su cerebro es una grabadora de muy alto poder, que está detectando y grabando, todo lo que pasa a su alrededor.

Este paso es fundamental en la formación de la personalidad y está imprimiendo carácter en la mentalidad futura del niño.

Es bueno decir: Que el niño nace con unos instintos que le permiten conservar su vida y perpetuar la especie humana en la tierra, pero estos instintos, lo dominan y lo gobiernan y por esta razón algunos padres de familia dicen: Este niño va a ser malcriado, rebelde y fastidioso; este concepto debe ser revisado cuidadosamente por los que piensan así, porque es casi seguro, que no conocen estas normas del comportamiento infantil.
Saber manejar al niño en este primer año, es lo que decide si su hijo será un buen ciudadano o se perderá para siempre.


Esta anécdota podrá ilustrar mejor el tema que estoy tratando:

En una casa del pueblo, la abuela era la encargada de cuidar los niños, porque los dos padres trabajaban y el día que nace el último hijo, la abuela entra en el cubículo en donde está su hija en recuperación del parto y cuando ve al recién nacido, dice: “Gas que pereza, más muchachos”. Era un clamor justo, porque ella estaba cansada de bregar a tres de sus hermanos y ahora le tocaba otro más; pero el recién nacido le captó lo que dijo y nunca se dejó cargar de ella, porque entraba en pánico y en coma de ira. Cuando la abuela estaba muriendo, le contaron al joven que ya era un adolescente: Tu abuela está muriendo y él respondió: Ojalá se muera esa vieja.

Los padres deben conocer muy bien los instintos que el niño trae al nacer, para que le sirven, como son y cuando aprende a dominarlos.

 

Este aspecto es muy importante, porque si los padres conocen muy bien la manera de pensar de sus recién nacidos, los pueden orientar de la forma más perfecta; les pueden corregir cualquier problema o defecto que se presente; les pueden enseñar aquellas cosas que no saben hacer; y la personalidad de sus hijos se irá puliendo, a lo largo de la formación de la vida en familia.

Cualquier desprevenido personaje, que no sabe de la formación de la personalidad, ignora que si a los niños recién nacidos, no les satisfacemos y atendemos con gusto sus necesidades personales, les estamos deslustrando y destruyendo su manera de ser, para toda la vida y con esa actitud, estamos formando un monstruo, que será un estorbo para la familia, para la sociedad y para sus congéneres.

Los grandes criminales de la tierra y esos a quienes llamamos Psicópatas, fueron niños que nacieron en familias, que no conocían estas normas y por esa razón, sus personalidades fueron arruinadas para siempre.
Por lo que he explicado, el niño, que es una grabadora de muy buena calidad, sabe si su madre: Lo cuida, lo atiende, lo brega y le da cariño y ternura; o las cosas que hace por él, las hace de prisa y sin el cariño necesario y esta circunstancia es la que va puliendo al criminal del futuro.
Cuando al niño, no le brindamos estos cuidados con el mayor de los gustos, su personalidad sale parecida al mal trato que le estamos dando y él, a lo largo de toda su vida, estará haciendo todo a regañadientes y sin ningún carisma.

Un axioma es algo que tiene que ser así, gústenos o no nos guste.


Me parece muy importante que los padres de familia conozcan de memoria este axioma: “El recién nacido, solo desea hacer su voluntad, porque sus instintos lo dominan y lo gobiernan

Este párrafo debiera estar grabado con tintes indelebles en los cerebros de todas aquellas personas que se deciden por el matrimonio y por la crianza de sus hijos, porque sirve de base para que ellos aprendan y para que tomen la decisión de formar a sus hijos con las normas que toda sociedad exige, pero recuerden que esas normas se enseñan con cariño y sin ningún asomo de fuerza o autoritarismo, porque el niño a pesar de estar tan pequeño, también tiene su punto de vista: “Soy autónomo y sé tomar mis propias decisiones”.

Cuando un padre de familia, llega al colegio o a la escuela diciendo: Este muchacho se me salió de las manos y me quiere pegar, fue porque no supo dominar sus impulsos, con todo el cariño y la ternura de padre, pero con la seguridad de ser el formador de él, y estoy seguro de que siempre lo dejó hacer lo que le viniera en gana, con absoluta libertad para que tomara sus propias decisiones, en el primer año de vida.

Recordemos que esa libertad absoluta, es lo que llamamos en la moral: Libertinaje.


Produce mucha angustia, ver a un padre de familia, repitiendo una orden para su hijo, diez y quince veces y el niño, con su actitud, está mostrando que la cosa no es con él; recordemos los viejos tiempos, cuando un padre de familia hablaba, temblaban hasta las piedras, esta situación era muy exagerada, porque se veía a las claras que en ese hogar, habían instalado una pequeña inquisición, pero recordemos que el refrán latino dice: “In medio virtus est” que traduce: En el medio está la virtud, o el sabio refrán castizo, cuando habla de la posición de la vela de los santos: “Ni tanto que queme el santo, ni tampoco que no alumbre”.


Este fenómeno, se debe al mismo problema, porque sus padres, no supieron dar las órdenes adecuadas en el primer año de vida del niño.

En ese primer año de vida, el niño debe recibir instrucciones sobre la obediencia, dadas con cariño, comprensión y dulzura, pero con mucha firmeza, para indicarle que hay un principio de autoridad, que tendrá que respetar por toda su vida.

En esencia, lo que hay que decidir en ese primer año de vida, es aquello del principio de autoridad, para que el recién nacido entienda, que hay unas personas de las cuales recibimos órdenes, a las que tenemos que respetar, cuando hablan.

No se me diga que para hacer esta labor correctamente, hay que maltratar al infante, porque como está tan pequeño, con una voz recia, con un palmotear de manos o una palmadita, que no deje huellas en el cuerpo, el niño entiende y aprende a obedecer.

Hay una instrucción muy importante, acerca de la formación sexual del niño, en su primer año de vida: Recuerden que lo órganos genitales de los niños, también sienten pequeñas emociones y por esa razón ellos se tocan esas partes. No es justo, que una madre o un padre castiguen a esos niños, porque según ellos opinan: “Ese niño salió grosero”. Estos castigos solo producen frustraciones en el infante y cambios en el comportamiento sexual, para la etapa de la adolescencia.


Es importante que esta labor esté acompañada de una buena educación, sabias enseñanzas y lo más importante: De buenos ejemplos de vida.

Porque tenemos que recordar algo de mucha importancia: Cuando un padre de familia enseña a sus hijos que fumar es muy nocivo para la salud, se supone que quien está dando la orientación, no fuma; de lo contrario, los hijos estarían contestando: ¿Y al Alcalde, quién lo ronda? Porque si estas fumando, a ti también te puede destruir el organismo; y asumen, que el consejo, no es tan verídico o que los quieren privar de algo, que es muy útil y provechoso.

Cuando el niño chupa todos los objetos que tiene en sus manos, no está haciendo algo malo, sino que se está poniendo en comunicación con las cosas que lo rodean; esta es una necesidad sentida del niño, que lo tranquiliza, le desarrolla la inteligencia, porque con los sentidos del gusto y el tacto, está conociendo todo lo que cae en sus manos; podríamos decir, que esa es su manera de comunicarse con todos.



Más adelante, cuando los primeros dientes vayan a nacer, el niño chupará con mayor intensidad, este fenómeno se debe a que las encías, rascan y duelen, porque las piezas dentales, están rompiendo la carne para aparecer.

Es bueno comprarle al niño, para esta etapa de su vida, el juguete especializado, que consiste en una especie de colombina de plástico, que tiene unas pequeñas prominencias, que sirven para que el infante se pueda rascar con toda la gana.

Recordemos que no se puede cohibir al niño de la acción de chupar todas las cosas, porque ese es el medio de trasporte que él tiene, para llevar la información al disco duro del cerebro, con el fin de que en próximas veces, sea capaz de reconocer, esos objetos, porque ya los tiene codificados en su computadora.

Hay una condición indispensable, para que la personalidad y la inteligencia del infante, se desarrollen en forma normal: Que el niño tenga una buena alimentación.

El niño debe conocer todo lo que lo rodea: Flores, olores, cosas, colores, árboles, animales, personas y muchas otras más; Esto permite que el niño ejercite sus cinco sentidos: Ver, oír, oler, gustar y palpar, aunque yo sostengo que son seis los sentidos que tenemos, porque el pene y la vulva son los órganos de un sentido muy importante, para los humanos y que me atreví a llamar: El sentido de la comunicación íntima, que tantas amarguras causa, a quienes no conocen a fondo, las ciencias biológicas.


Si al niño, no le damos estas oportunidades, le va a costar mucha dificultad comunicarse con los demás, y posiblemente va a tener problemas, para: Hablar, escribir y razonar.

Estas observaciones del niño, son las que le permiten el desarrollo normal de su inteligencia, que deberá estar lista y bien organizada, alrededor de los quince años de vida.

Aunque la inteligencia, se trasmite  genéticamente, podemos pulir y hacer desarrollar muy bien la del niño, en su primer año de vida, si le damos la oportunidad de analizar todo lo que ocurre a su alrededor y lo dejamos para que con sus sentidos y su manera de aprender, la vaya mejorando. No impidamos ninguna acción que pueda mejorar este conocimiento.


Uno de los grandes fracasos de la humanidad, radica en que los niños, no hayan recibido una formación adecuada de su inteligencia. Esta formación les corresponde a los padres o a sus tutores, en defecto de estos; y cuando esta formación falla, las inteligencias se atrofian y de aquí salen los grandes monstruos que ha manejado el género humano.
Es bueno que tengamos en cuenta: Cuando el niño nace, no le interesan: Ni las personas, ni los animales, ni las cosas, ni los juguetes, estos cachivaches, como se les pudiera llamar, no le interesan, no le gustan, ni los quiere y solo aprende a interesarse por ellos, cuando los ha manipulado y se los ha metido a la boca.


En el primer año de vida, el niño, no piensa, no entiende y no resuelve nada, este es el momento preciso para que la madre le enseñe a querer y a distinguir el bien y el mal; lo que se puede hacer y lo que no debe hacer y el mejor ejercicio para lograrlo, es permitirle que: Toque, coja, se mueva, lleve las cosas a la boca y las identifique, porque esto desarrolla y despierta su inteligencia.

Esta es una de las normas más sabias, para la formación de las personalidades de sus hijos y por esta razón, ojalá todos la escriban en sus cerebros con rasgos indelebles.

El niño solo comprende lo que debe hacer y lo que no puede hacer, a los once meses de vida.

Este conocimiento es uno de los que al niño le causa más dificultad aprender.

En términos generales, la infancia es la etapa más importante, para que la inteligencia se desenvuelva, con toda normalidad.

Hablemos un poco de los genotipos y los fenotipos: Estas dos palabras tan parecidas, significan cosas muy diferentes: La primera son genes que los padres trasmiten a sus hijos y que integran las trazas del genoma humano(Es decir el plano de construcción de cada persona). Como los ojos azules, el color de la piel, la textura de las piezas dentales, las facciones, etc. Estos genomas, son que hacen que la inteligencia sea como la de sus padres.


Pero lo fenotipos, son cosas muy sutiles, como el hecho de que el niño duerma sobre el brazo derecho metido bajo la almohada, como lo hace su madre;  o el niño pestañea con el ojo izquierdo, como lo hace su padre; o tiene el tic de mover la cabeza hacia el lado derecho, como lo hace su abuela.

Hay dos palabras muy importantes, que tenemos que saber manejar, cuando de la formación de los niños se trata, para que no vayamos a confundir la tierra con la pomada: Cariño y mimos.

Posiblemente son dos términos muy parecidos, pero no son iguales, porque el primero es el amor con que papá y mamá cuidan, orientan y conducen a sus hijos; y el segundo son los defectos que se pueden presentar con el cariño, que lo pueden desfigurar y lo convierten en el peor enemigo, de la formación de la personalidad de sus hijos.


Doy un ejemplo: En un hogar en donde viven papá, mamá y los abuelos paternos, el padre llega con un queso de banco para hacer la merienda de esa noche, pero resulta que al niño que tiene 14 meses de nacido le da, por coger el queso, para jugar en el suelo con él y su padre reprocha la acción, pero el abuelo que es un hombre muy complaciente, dice: Déjalo que lo dañe y juegue con él, que yo voy y compro otro. Este es un verdadero caos ocasionado por los mimos del abuelo.

Es de suma importancia saber que el niño al nacer, es un ser: Egocéntrico, es decir: Todo está fundamentado en él, pero esto tiene sus razones, porque el infante tiene como norma: Satisfacer sus deseos y hacer lo que más le conviene.


El gran rajatablas en la formación de la personalidad de los niños, es saberlos formar, para ser: Malgeniados, alegres, odiosos, cariñosos, miedosos o descomplicados; Quien creyera que esa capacidad la tienen que manejar e imponer los padres o los tutores del niño, con las vivencias del diario quehacer, demos algunos ejemplos, pero no podemos citar todos los casos, porque esos relatos coparían un libro completo.

En una familia, las relaciones son excelentes entre los padres, los hijos y los demás familiares; No pelean, no gritan, no se insultan cuando conversan, no se dicen malas expresiones, etc. La grabadora del niño estará recopilando todas esas manifestaciones, para ponerlas en práctica, todo el resto de su vida.

Pero si el caso es al contrario, gritan, se insultan, se tiran con lo que encuentran a su paso, nadie razona, las malas palabras llueven; estamos formando un niño agresivo, que siempre va a tener disturbios; en los establecimientos de educación, no lo van a soportar; la sociedad lo va a rechazar y estas amarguras, lo irán volviendo, cada vez peor, hasta convertirlo en un desechable.


Si suponemos que en una familia, siempre están metiéndoles miedo a todos y asuntándolos a cada paso: Ojo a la Llorona; cuidado con el Caballo tres patas; te va a salir la Madre monte; en ese lugar sale el demonio. Esas expresiones de terror irán puliendo a un niño amargado y miedoso, que no va a ser capaz de liberarse de sus familiares y siempre va poner problema en donde esté.

Según el estilo de música que se interprete delante del niño, serán los sentimientos de ternura o desfachatez de nuestro infante.

Con estos ejemplos, espero que me hayan entendido, cuales son las cosas que se deben hacer delante de los niños, para que su personalidad sea modelo de virtudes.


El color que se emplea para pintar la casa en donde estamos formando al niño, también influye en su futura personalidad; voy a dar unos ejemplos, para que me entiendan mejor este tema:

Si la casa en donde vive el niño, está pintada de colores cálidos, como el rojo o el naranja, la vida futura del niño, será muy agitada.

Si los colores son fríos, como el azul o el verde mar, el niño tendrá una personalidad agradable.

No son buenos los colores neutros, como los grises, los cafés o las tierras y sienas, para pintar las casas en donde viven los niños o los ancianos, porque los atropellan: La tristeza y la nostalgia.

Lo ideal, para escoger las pinturas de las casa, son los tonos pasteles, que están tan de moda en nuestra época, como: El amarillo otoñal, el azul celeste, el verde mar, el color melón y tantos otros que hay en los catálogos modernos de pintura.

Hablemos ahora de los cuidados del embarazo, porque muchas personas no saben las terribles consecuencias que generan, cuando se llevan de cualquier manera y sin ninguna orientación.


Cuando Ud. Esta en embarazo y sin hacerse una ecografía, para saber el sexo de su hijo, hace comentarios como este: Cuando nazca mi hijo le voy a comprar un pantaloncito azul y unas botas de vaquero, Si lo que está gestando es una niña, tángalo por seguro, que va a nacer con problemas de identidad sexual.

Esto ha sido comprobado a nivel científico, porque los Espartanos, que eran un pueblo europeo muy aguerrido, mantenían a sus parturientas en salas grades decoradas con escenas de guerras, para que sus hijos salieran buenos guerreros.

Si una madre maneja un embarazo lleno de angustias, tristeza y desolación, el pobre niño que va a nacer, será un desdichado, que cuando llegue a la edad de los quince años, casi con seguridad, estará pensando en un suicidio.


Si una madre es parrandista, callejera, trasnochadora y alcohólica, no es raro que el niño que va a nacer, sea un enfermizo, que estará de médico en médico y de hospital en hospital.

En los meses del embarazo, no se deben tener: Angustias, sustos, alegrías, grandes emociones o cualquier circunstancia que altere el corazón y los sentimientos, porque eso se traduce en mala salud, para el futuro niño.

Sopetrán,22 de Noviembre del 2016.

Darío Sevillano Álvarez.


EL SEGUNDO Y EL TERCER AÑOS DE VIDA:




En esta etapa, el niño comienza su desarrollo Psicológico; aprende a tomar decisiones  por sí mismo y cosa importantísima, empieza a reunirse con la sociedad en que vive.

Pero lo más importante de esta etapa, radica en que el niño aprenderá a ser obediente, recuerden si no es aquí, nunca lo será. 

De la obediencia que le enseñemos en este momento de su vida, dependerá todo lo que el infante va a hacer, con su personalidad obediente.

Es aquí cuando el padre de familia y sobre todo la madre, van a imponer su principio de autoridad, para siempre y de esta circunstancia depende que algunos padres, muy acongojados digan: 

“No puedo con éste muchacho”; “Esta porquería se me salió de las manos”.



Uno de los grandes problemas de los docentes, radica en que cuando el niño llega a la escuela, no sabe ser obediente y esa personalidad, ya no tiene remedio, por aquello de que:

 “Árbol que nace torcido, nunca su rama endereza”.


Pero la gran amargura, no es precisamente que no obedezca, sino que como el maestro, lo tiene que someter a unas normas de comportamiento, por aquello del reglamento interno del plantel, el niño prefiere retirarse, que obedecer.

Un alto porcentaje de la deserción escolar, tan nociva en los planteles educativos, es causada por ese mal comportamiento de los padres, al no haber enseñado a su niño, el factor obediencia.

Pero la gran maravilla de esta etapa, está centrada en que el niño aprende a ser aseado: 

No orinarse en la ropa; no defecarse en los pantalones; mantener organizado el rincón de sus juguetes, etc.

Este aprendizaje, le cuesta mucha dificultad al niño, pero hay que enseñárselo con cariño y firmeza, recuerden que de estas enseñanzas, dependerá el resto de su vida.

Para lograr nuestro cometido, nos podemos valer de pequeños trucos, como estos:


Mi amor, si me cuantas cuando vas a hacer pipí, te regalo un confite.


Bebé si me dices cuando quieres hacer popó, te doy una galleta.

Si ordenas el rincón de tus juguetes, te puedo regalar uno nuevo.

No cometamos el error de castigar al niño, porque se orina o se ensucia en la ropa; estos castigos, le generarían, problemas de impotencia y frigidez, en su vida adulta.

No se crea, que para educar al infante en estos aspectos hay que castigarlo con: 

Correazos, gritos, maltratos y otros castigos de dolor o infamantes, porque no es necesario. 

Solo hay que elevar un poco la voz o ejecutar una acción ligeramente brusca, como tomarlo del brazo y sacudirlo, para que entienda que le estamos dando una orden.

Recordemos que los castigos de dolor y los infamantes, es decir aquellos que ofenden al infante, como las palabras vulgares, son muy peligrosos, porque generan odios, que el niño puede conservar a lo largo de su vida, en contra de sus genitores y esa será una barrera eterna, para lograr la comunicación amable, entre los miembros de la familia.

Conozco el caso de un joven que ya es adulto, que cuando tenía 13 años, su padre le dijo: Tú eres una porcelana muy estorbosa, refiriéndose a que era muy bonito, pero que no aportaba dinero para su crianza, en la actualidad el joven no vive con su familia y su madre sufre mucho por eso.

Tenemos que estar evaluando permanentemente estas acciones, para saber si el niño,  las está aprendiendo, las está poniendo en práctica y sobre todo como las está recibiendo, para montar las acciones que continúan en la formación de su personalidad.

Es éste el momento, para que le enseñemos al niño a ser independiente, es decir, que aprenda a tomar decisiones por su propia cuanta y que su madre no tenga que estar tan pendiente de él.

Esto, lo vamos a lograr con unos truquitos, que no son difíciles y que la personalidad de nuestro protagonista los va a asimilar muy bien.

Dejémosle que se desplace libremente por toda la casa, sin darle ninguna orientación.

Si tiene que subir o bajar unas escalas, no le ayudemos, pero estemos atentos,  que no vaya a tropezar o a caerse, pues cualquier percance que se le presente, irá en contra de su formación, porque el miedo de que le vuelva a pasar, no lo dejará actuar con tranquilidad.

Si el niño, está analizando algo, para conocerlo, esto es pura filosofía, no se lo impidamos, porque hace parte de su aprendizaje.


Si el niño quiere estar  en un lugar determinado de la casa, dejémosle y analicemos, que es lo que le agrada de ese lugar; también nosotros necesitamos aprender, cuales son los gustos del infante.

En esencia, es bueno dejar que el niño, en esta etapa, aprenda a hacer, por su cuenta, las cosas que hacía, con la ayuda de su madre. 

Este aprendizaje le permitirá, ser independiente y tener una personalidad estructurada.

Como conclusión, debemos decir: Es necesario, en esta etapa, obligar al niño a que tome sus propias decisiones, al igual que la familia lo hace y hacer que las tome de acuerdo con las reglas que le hemos enseñado.

Ha llegado el momento de presentar a nuestro protagonista a los demás niños de la familia y de la cuadra y es necesario tener mucha sabiduría para logar éste encuentro; es preciso recordar: 

Que el niño había nacido egocéntrico y aquí, va a tener que dejar esa costumbre y aprenderá a ser sociable.


Posiblemente unos niños, resultarán muy tímidos, a esos tendremos que orientarlos, para que se incorporen con los demás; otros serán extrovertidos, es decir muy bullangueros y festivos, a esos tendremos que saberlos corregir, con acciones agradables, para que los demás no se sientan eclipsados por ellos; posiblemente algunos serán imperiosos, es decir quieren mandar a los demás, a esos tendremos que ordenarles con cariño y precisión, que esa no es la norma para vivir con los demás; estos últimos, posiblemente serán buenos líderes.

Fíjense como todo se puede lograr, sin aplicar las normas de la vieja guardia, cuando todo se hacía a base de rejo, o como decía el refrán: 

“La letra con sangre entra”.

Es de anotar, y siempre lo entendí así, que esos niños que intentan manipular a todos los otros, con quienes juegan; posiblemente serán: 

Unos grandes líderes; unos buenos empresarios y hasta se pudiera decir que unos buenos políticos o gobernantes.


Si el niño no comparte sus juguetes y los quiere todos para él, debemos enseñarle a compartir; pero en éste caso, no necesitamos la fuerza, sino el convencimiento oportuno y sabio: 

Préstale tu juguete a tu amiguito; el no te lo va a dañar; como se ven de bonitos jugando juntos, etc.

A medida que progresamos con la formación de la personalidad del niño, se nos presentan nuevos retos en los que será necesario aprender, los trucos correspondientes para llegar a estructurar, esa manera de ser de nuestro pequeño infante.

El paso que sigue, es empezar a contrariarlo, para enseñarle, que hay cosas que se pueden hacer y cosas que no se deben realizar, porque tiene que aprender las reglas del comportamiento humano, como ser sociable.

Recordemos aquello de que el niño sigue siendo egocéntrico y para sacarlo de ese estado, hay que contrariarlo, porque si los padres son condescendientes, con todo lo que el infante quiere, se les sale de las manos, para toda la vida.


Las técnicas para lograr este objetivo, son:

Si el niño está jugando con unos amiguitos y llega la hora del almuerzo, hay que parar el juego, para ir a almorzar y después de dar la orden, no se puede dilatar el tiempo, ni cambiarla; si esto ocurre, el niño no aprenderá a obedecer oportunamente.

Recuerden que hay padres llenos de amarguras por esta razón, porque a veces hablan con sus hijos y ellos ni siquiera se dan cuenta, que lo están haciendo.

Aquí es bueno anotar: 

Una orden se da una sola vez, y si no es cumplida, hay que proceder a  hacerla cumplir, pase lo que pase; porque si el formador del niño, se aguanta sus desplantes, con una vez que lo haga, estará más perdido que embolatado. 

Ese niño se va a mandar solo, como decimos en el argot popular.

Pero continuemos con las técnicas que estamos aprendiendo: 

Algunos permisos que nos piden, se pueden dar, sin que el niño se perjudique, pero es muy importante, negarlos, de primera mano, para observar las reacciones del infante; si vemos que acepta con tranquilidad la negativa, podemos decirle: 

Como eres tan obediente, te voy a conceder el permiso que estás pidiendo.


Con ésta acción, salen fortalecidos los dos bandos, porque el niño fue probado en su obediencia y el padre conserva el principio de autoridad, tan desmejorado en nuestros tiempos.

Una buena estrategia, podría ser, ordenar  al niño, que haga algo: 

Descansar un rato; sentarse a ver un libro de dibujos agradables; no hacer tanto ruido con sus juguetes; hacer un pequeño trabajo; sentarse a ordenar sus juguetes; etc. 

Porque con esto estamos creando en el niño, el habito de manejar los horarios, tal vez, por aquello que enseñara San Pablo: 

“Tempus tacenci et tempus loquendi”. 

Que traducido al Español, es aquella retahíla: Hay tiempo para comer, tiempo para dormir, tiempo para estudiar, tiempo para descansar, etc.

Lo importante es que los formadores de las personalidades, tengan en cuenta, que a los niños les hace falta contrariarlos, para fijar en su mente, que hay quien ordena y quien cumpla y que las órdenes del que los forma son de obligatorio cumplimiento.


Insisto en que es malo, desagradable y muy peligroso, dar éstas órdenes, acompañadas del castigo de dolor o el infamante, porque el niño, no estará aprendiendo a obedecer, sino cuidándose del rejo y las palabras que le decimos. 

Esto equivale a decir que la formación del niño se estará destruyendo peligrosamente y podríamos aplicar aquella norma: 

No tengas miedo  a desobedecer; cuídate del castigo de tu padre.

Pero hay un factor muy peligroso, cuando las órdenes se dan a base de castigo: 

El niño se está degenerando tanto, que dice: Voy a desobedecer, que importa, que me den una pela.

El paso siguiente, será enseñar a nuestro pequeño protagonista, las costumbres y creencias de la familia, del barrio, del pueblo, de la nación. Etc.

Esto se puede lograr de muchas maneras: 

La principal sería, llevar al niño a los eventos, para que aprenda haciendo.

Si hay un cumpleaños, nuestro hombre estará presente y le enseñaremos, que se acostumbra dar un regalo; si es un desfile, asistiendo a él, aprenderá él porque de esa celebración, con una pequeña historieta, que le vamos a contar, mientras trascurre el evento; si es la navidad, el niño, que está con todos los miembros de su familia, aprenderá a celebrarla, cuando sea un adulto; si es un entierro, estará aprendiendo, que a todos nos toca morir y que esta no es una de las mejores fiestas que celebramos; si nos acostamos o levantamos, debemos enseñarle a orar, cada uno en su credo, con el fin de estructurarle sus creencias religiosas; si es un paseo familiar, estará aprendiendo, que a veces el descanso, es muy importante.


No me identifico mucho, con aquello de meter al niño en un credo religioso, cuando el no es capaz de elegir; me gustaría, pero es un criterio personal, que los humanos, cuando son mayores, decidan cual va a ser su orientación religiosa.

Es bueno advertir, que si los padres, no alcanzan a llevar a su niño a todos los eventos, por falta de tiempo o por falta de dinero, deben enseñar estas normas en las reuniones familiares, que a diario se hacen, en casi todos los hogares, con unas historias que sean bien agradables.

El siguiente paso, es de vital importancia, le enseñaremos a respetar a sus amigos y familiares; éstas enseñanzas deben ser vivencias de familia, en donde le mostramos a nuestro pupilo, que a las personas que nos rodean, hay que respetarlas y quererlas.


A veces, nos tocará fingir, para que el niño aprenda. Ej.:

Si el niño está peleando con un amigo, por algo que es justo, no lo vayamos a apoyar; es necesario ponernos del lado del amigo, así tengamos que sacrificar la razón del infante. 

En estos casos, después de arreglado el problema, iremos donde el amigo, sin la presencia del niño, le haremos ver, que no tenía la razón y que se la dimos, para enseñarles a los dos, que los amigos no pelean.

Cuando el niño pelea con sus amigos o los estruja, es bueno aplicar una sanción, que lleve al infante a pensar: 

Cometí un error, no lo volveré a hacer. 

La sanción podría ser: Privarlo de jugar con ese amigo, por espacio de uno o dos días.

Nunca cometamos el error de aplaudir esas malas acciones de nuestro protagonista, porque eso se traducirá en un mal comportamiento que el niño va a adquirir, para el resto de su vida.

Analicen con mucha serenidad, las normas que estoy exponiendo, para que no cometan el atropello de maltratar al niño. 

Recuerden que cuando él, ve ese mal comportamiento de sus formadores, solo aprenderá a ser, un ser repugnante a la sociedad y a la familia y todos se estarán quejando de sus malas acciones.


Conocí el caso de un amigo que ensenaba a sus pequeños hijos: 

No se dejan molestar de nadie, tengan un cuchillo listo, para que se los bajen de encima. 

Cuando sus niños estuvieron adultos, dos de ellos fueron a pagar condenas, por asesinato. 

Mi pregunta sería: ¿A quién debieran haber condenado?

Para lograr que el niño aprenda todas las normas de comportamiento que estoy enseñando, es necesario tener una buena dosis de paciencia, si nos desesperamos, perderemos el tiempo que llevamos enseñando y nuestro hombre se convertirá en un estorbo público.

Todos estos aprendizajes del niño, dependen de la buena voluntad con que sus formadores lo hagan; si la actitud del formador, es negligente, arrogante o muy de régimen militarizado, el niño se estará descomponiendo cada vez más.


Es muy importante, no caer en la mucha tolerancia; 

No ser indiferentes con el niño; no sobreprotegerlo; no rechazarlo. 

Aquí pudiéramos decir, como el adagio popular:”En el camino se ajustan las cargas”.

Tres cosas son importantes en la conducción de un infante: 

Saberlo reprender; no aplicar castigos dolorosos infamantes y un buen manejo de sus actividades diarias.

Como el niño en esta etapa es supremamente celoso, no podemos correr el riesgo de que pierda, la buena imagen que de nosotros tiene y por esa razón, debemos distinguir muy bien: 

Cuáles son las faltas que hay que sancionar y cuáles  se pueden aceptar.

Cuando un padre de familia o es su defecto el formador de un niño, no tiene las cualidades que he venido anunciando, el niño no aprende; rechaza las costumbres que le estamos enseñando; no obedece, así lo acabemos a rejo y se vuelve: 

Bravo, agresivo y tímido.


Los niños muy rechazados o muy maltratados, se vuelven tímidos, medio bobos e hipócritas; y sus padres o formadores, creen erróneamente que son muy dóciles, cuando de verdad, están planeando ser rebeldes en extremo.

Ahora que estoy terminando esta etapa, quisiera decir algunas cosas importantes acerca del castigo:

Cuando un castigo se impone, debe cumplirse al pié de la letra; en caso contrario, estaríamos perdiendo el principio de autoridad, que debemos tener frente  al niño.

Si aplicamos un castigo y luego nos damos cuenta, que es injusto, hay que levantarlo de inmediato y presentar las debidas disculpas al niño, para que vea que somos justos.

Cuando uno de los padres, aplica un castigo y el otro, se da cuenta, que es injusto, no se debe hacer el pronunciamiento delante del niño, porque estaría desautorizando a quien lo aplica; esto se conversaría a nivel privado, entre los padres o formadores.


Aquí es donde se conocen los verdaderos formadores, porque  sus conversaciones, con el infante, le van aclarando todas estas dudas.

En esta etapa, es muy importante recordar que el niño es superceloso y quiere manipular a sus padres, para que todos los cuidados sean para él, pero si hay más hermanos, los padres deben mostrar que son iguales de cariñosos y de exigentes con todos; porque si centramos la atención en uno solo, esto hará que ese personaje, se pierda para siempre y tal vez, se vuelva un inútil, perezoso y buena vida; y que sus hermanos alimenten odios contra él, y contra sus padres.

Esta etapa, es de suma importancia, porque en ella, el niño, descubre las cosas y las personas y aprende a quererlas, aunque no las vea.

Es aquí, precisamente en donde le vamos a enseñar a nuestro protagonista, cuales son los demás miembros de la familia, que no están con nosotros, por ausencia o por muerte; cuales son nuestros mejores amigos; de cuales tenemos que cuidarnos; cuales son las comodidades que disfrutamos, de acuerdo a nuestra posición económica, etc.


La madre y los que rodean al niño son los responsables de que aprenda a hablar y aunque su lenguaje, no sea apropiado, sabe decir todo lo que quiere. 

Podríamos decir, que el niño es como los loros:

 “Que si saben lo que dicen; nunca dicen lo que saben.

Recordemos que para aprender un idioma, no se debe hacer con las normas fundamentales a bordo, sino memorizando palabras y tratando de juntarlas, para darle sentido de idea, a las frases y cuando hacemos esto y lo dominamos, procedemos a aprender la gramática, la ortografía y la ortología.

Es posible que el niño, no sepa decir correctamente las palabras, como por ejemplo: 

Por decir escaparate, dice escarapate; para decir almohada dice almuada; o para decir, toalla, dice toballa; y al formar una frase puede decir unos errores, como: mi pantalón esta rompido; por decir, mi pantalón se rompió; me estaba escaramando a un árbol; por decir, me estaba encaramando a un árbol.

Voy a dar algunos ejemplos, para que no corran el riesgo de molestar al niño cuando hace o dice cosas que no son.

Pero lo importante del aprendizaje, es que el niño sabe expresar sus ideas.


A veces, cuenta historias que no han pasado; otras veces, cuanta cosas que ha realizado y que en verdad, no fueron así; dice mentiras y cosas fantásticas, etc. 

Pero todas estas acciones van conduciendo a nuestro hombre a su destino.

Como punto final, digamos que el desarrollo físico y la inteligencia del niño, no caminan al mismo ritmo, porque las dos cosas necesitan de unas circunstancias especiales, para que puedan darse, como: 

Una buena alimentación; un buen trato; unos conocimientos importantes en sus formadores y la mejor buena voluntad para sacarlo adelante.

Sopetrán, 15 de Enero del 2017.

Darío Sevillano Álvarez.


EDAD DE LOS TRES A LOS SEIS AÑOS DE VIDA:


Es este, un momento importante para lograr un buen desarrollo Psicológico, un mejor auge de la inteligencia; una buena incorporación al medio ambiente y lo más importante, introducimos al niño en el conocimiento de todo aquello que tiene que ver, con su identidad sexual.





Hasta los tres años, el niño no sabe que unas personas son hombres y otras son mujeres, es decir que no sabe identificar su sexo. 

¿Cómo llegará a entender este asunto, tan importante?

Aquí es donde vamos a ver la sabiduría de los que están formando al niño, para que aprenda estas diferencias, las vea con normalidad y las asimile sin sobre saltos.

Veamos cómo se puede realizar esta tarea:

La única forma sabia, para que el niño aprenda estas diferencias, es que nuestro infante, observe en las horas del baño, con el candor propio de los niños, que hay seres diferentes a él.


Alguna vez, me gané la mala voluntad de un Párroco, por haber enseñado estas normas,  en una reunión de padres de familia; se me trató de corruptor, porque según decía el Sacerdote, esas observaciones del niño, eran pecaminosas. 

¿Qué falta de conocimientos Psicológicos, la que acompañaba a este clérigo?

 Me gustaría decir: “Que la ignorancia, es atrevida”.


Miremos las circunstancias que rodean a estas observaciones, para que no corramos el riesgo, de asustar al infante y nuestra labor de formadores, se pueda arruinar.

Al niño; en el primer día de observación, lo va a sorprender, la diferencia tan notable que existe entre él y la niña, que está viendo; aquí entrará la malicia del formador, para hacer las orientaciones del caso; para responder acertadamente las preguntas que surjan de los dos niños; las palabras tan sabias que tendrá que utilizar en sus respuestas y lo más importante, sabrá contestar la verdad, sin ningún tipo de camuflaje.

El niño, a nivel de este tema: 

Toca, mira y pregunta. 

Hay que tener cuidado, cuando pone en práctica uno de estos tres verbos, porque si toca, no sería aconsejable, regañar, sancionar o impedirlo; si mira, no podemos escandalizarnos, pues la observación que está haciendo, será de mucha utilidad, para su vida futura; si pregunta, debemos contestar, la verdad, sin tapujos, sin pena, sin malicia y sobre todo, con muy buena didáctica.

Cualquiera acción que no sepamos hacer, respecto a esta orientación, podrá influir en la identidad sexual del niño y lo molestará toda su vida.


Conocí a una madre, llena de la mejor buena voluntad para formar a su hijo, que cuando supo una acción relacionada con la sexualidad del niño, que estaba tocando a una niña, con la cual jugaba, procedió a castigarlo fuertemente, porque según ella, su niño, había resultado grosero y materialista. 

Las consecuencias de esta mala acción de la madre, mal capacitada para orientar al su hijo, no se dejaron esperar, porque el infante, entendió que esa acción era mala y no podía volver a realizarla….

El joven en su adolescencia, tomó la identidad homosexual.

En este aspecto tenemos que ser supremamente cuidadosos, para que más tarde, no tengamos que arrepentirnos de las malas acciones en la formación del niño.

Sería muy recomendable, en las charlas que a diario hace la familia, en la sala de televisión; en el comedor; o en las sentadas vespertinas a recibir aire fresco, en la puerta de la casa; hablar con sencillez, franqueza y buena didáctica, sobre estos temas, que son tan interesantes, en la formación de los niños.



Si no lo hacemos, los niños buscarán información en sus amigos y como estos no saben decir las cosas, con la suficiente sabiduría, lo que conseguimos, es la descomposición de los infantes.

Es importantísimo saber: 

Que esos tocamientos que los niños hacen en la infancia, no les producen placer, ni son pecaminosos, porque ellos, aún no tiene desarrolladas las glándulas: 

Gonadotrópicas, que aparecen en la adolescencia y son las responsables de la actividad sexual, propia de esa etapa.


Hay un placer que si sienten los niños y no debe ser sancionado, porque podría generar problemas para la vida futura, es de tocarse los órganos genitales y de colocarse en la cama en una posición adecuada, para que se pueda presentar ese disfrute. 

De igual forma se tocan el ombligo y las orejas o alguna parte de sus cuerpos.


Con los castigos que los padres aplicamos, por estas que mal creemos, son faltas graves de los niños, lo único que conseguimos, es que ellos, nos pierda la confianza; investiguen por su propia cuenta; aprendan a hacer las cosas  al escondido; y desfiguren su futura formación. 

Estas malas acciones, que cometemos los padres, han creado el famoso tabú del sexo, que no es otra cosa que la ignorancia crasa, por descubrirlo.

Si queremos una ayuda bien didáctica, para enseñar estos temas, acudamos a la naturaleza, que a diario, nos enseña, con los animales a bordo, todos los mecanismos de la reproducción. 

A esto le podríamos llamar, como dicen en las trasmisiones de televisión:

 En vivo y en directo.


Quiero centrar este párrafo en unas preguntas, que a mi modo de ver las cosas, son las más frecuentes, entre los niños de la edad que estoy tratando.

 ¿Por qué los niños y las niñas, son diferentes? ¿Por qué esa señora, está tan gorda? ¿Puedo yo, tener un niño? ¿Cómo nacen los niños? Y muchas otras, que el niño en su capacidad de investigación, va concibiendo. 

Recuerden que las respuestas deben ser las más oportunas, con toda la franqueza y la precisión, para que el infante quede satisfecho.


Si no contestamos la verdad, el niño lo descubre y tiene la capacidad de buscar la verdadera respuesta, con cualquier otra persona.

En muchas ocasiones, nos sentimos avergonzados y muy desconcertados, por las preguntas tan inoportunas, que según nuestro criterio, hace el niño y nos vemos obligados a regañarlo, a desviarle la conversación y hasta a castigarlo.

Creen Uds. ¿Qué esa sea la mejor forma de manejar al niño? 

¿Por qué nos cuesta tanto trabajo contestarle?

Recordemos que el niño en su inocencia, sabe asimilar la verdad y es mejor que la conozca de parte de sus formadores, que de otras fuentes.


Las respuestas para el niño, no son tratados científicos, sino explicaciones someras, que le satisfagan.

En esta etapa, pasa una cosa de vital importancia para la vida del niño, que tiene que ver con modelos de comportamiento contrarios y este aprendizaje será decisivo en su vida futura. 

Los varones se apegan más a la madre y las mujeres se apegan más al padre.

Es importante que los formadores del niño, no se atrevan a reprochar esta actitud y en cuanto sea posible, no se debe discutir ese tema con ellos, ni sancionarlos; a los seis años, esto desaparecerá sin dejar huellas.

Es muy nocivo que papá o mamá, premien a esos hijos que tanto los quieren, porque se corre el riesgo de ofender a los demás miembros de la familia.


La virtud en los formadores se presenta, cuando se muestran indiferentes. 

Recuerden que el aprendizaje que están haciendo los niños, es nada más, ni nada menos que analizar las diferencias entre ser papá o ser mamá.


Estas razones, nos llevan a la conclusión de que es necesario ser muy tolerantes con los hijos, que atraviesan este ciclo de su formación y que están aprendiendo distintas formas de actuar.

Cuando el niño aprende en forma correcta, esto de los modelos de comportamiento, puede llegar en forma normal a la etapa de la adolescencia.

La mayor importancia de este cambio, en los modelos de comportamiento, es que el niño le pierde el miedo, al sexo contrario; que aprende a quererlo; se complace haciéndolo. 

Si el niño no pasa por este ciclo, se pueden presentar cambios en su identidad sexual, en la etapa de la adolescencia.

Como punto final, con este bagaje, el hombre aprende a ser un niño y la mujer sabe que es una niña y que los dos pertenecen a una familia.

En esta etapa, también el infante aprende aquello de tener: 

Enojo, rabia, miedo, celos, curiosidad, alegría y es de vital importancia que los padres o formadores, lo orienten para que, a pesar de sentirlos, los pueda manejar.


Esta es la época en que el niño empieza a pensar mejor, sin que esto signifique, que ya piensa como un adulto; también aprende la forma de obrar y de obedecer.

A pesar de esto, le cuesta dificultad, obedecer y obrar, como nosotros queremos que lo haga.

No cometamos el error de decirle al niño: Usted tiene que pensar como yo, ya usted, está muy grandecito, recordemos que los niños nacen sin ningún tipo de educación y somos nosotros, los que tenemos que formarlos; nuestro primer objetivo debe ser: 

Enseñarles a dominar sus instintos y aprender a obedecer.

El buen ejemplo de los padres y formadores, será la mejor forma de aprendizaje del niño.

No montemos nuestra enseñanza, en el castigo y los regímenes militares, porque estaremos destruyendo la personalidad de los infantes.


Es bueno, que antes de terminar ésta etapa, de tanta importancia para la formación del niño, miremos otros factores de mucha trascendencia, en la formación de su personalidad.

Al infante, como a cualquier ser humano, se le presentan las rabias, el enojo, las peleas, el negativismo y la timidez y nosotros como formadores, debemos comprender las causas íntimas de estas manifestaciones, para distinguir, si son reacciones normales y si se producen por motivos que puedan preocuparnos.

Cuando comprendemos bien, estos problemas que se le presentan a nuestro pupilo, en su manera de comportarse, nos habremos convertido en los mejores formadores.

Hay unas manifestaciones que no tienen importancia y que pudiéramos clasificar, como normales y otras pueden ser síntomas serios de que el niño, va a tener problemas en el futuro.

Iniciemos cuidadosamente este estudio, que será de mucha utilidad, para los dos bandos:


La mayoría de los niños, tiene unos comportamientos, que no son normales, delante de sus familiares y amigos, como: 

Pelearse con todos y contestar no, a todo lo que se les pregunta; a esto le llamamos en Psicología, el negativismo; también es necesario saber las causas de algunas anomalías, como: 

La falta de sueño; el deseo de comer abundantemente; mojarse en la cama; los vómitos; el desgano por las comidas; el placer por las golosinas; enojarse a toda hora y en forma exagerada o ser muy tímido; a veces son terriblemente peleadores y se vuelven agresivos; etc.

Aunque estas maneras de comportarse, son normales en esa etapa, cuando se vuelven muy reiterativas, el niño no progresa en su formación y en este momento, es cuando los formadores tenemos que actuar y se hace necesario conocer las causas que las producen, para aplicar los correctivos adecuados.

Las principales causas de estas anomalías, pueden ser:

Al niño no le hemos brindado el cariño y la ternura que necesita; no le hemos regalado, nuestro calor humano, conversando con él y comprendiéndolo; hemos sido indiferentes con él, en su primer ciclo de vida; lo hemos mimado demasiado; hemos sido muy tolerantes; lo hemos castigado en forma exagerada; le hemos exigido demasiado; hemos tenido problemas de familia delante de él; Uno de los padres abandonó el hogar; ha muerto uno de los padres o murieron los dos, etc.


Recordemos que el niño, no desea ser malo, ni disfruta esa condición; solo se está haciendo sentir, para que sepan que existe y que necesita de ciertos cuidados.

Los castigos, no corrigen estas manifestaciones, sino que las complican y las vuelven cada vez más frecuentes, más duraderas y más críticas.

Veamos cada una de estas manifestaciones por aparte y miremos lo que se puede hacer por nuestros niños:

La pataleta, rabia o pelotera, que se presenta cuando el niño llora, grita, se tira al suelo, se revuelca, se da golpes y hasta se pone morado, puede durar de veinte minutos a media hora y cuando se declara, es inútil tratar de detenerla, porque el infante pierde el control de sus actos, la descarga de adrenalina es fatal y solo debemos esperar, que reaccione por sus propios medios; no es el momento para aplicar un castigo fuerte, ni se debe maltratar al niño. 

Cuanto se debe hacer, es esperar con paciencia e ignorar lo que está pasando; ojalá, dejarlo solo para que sepa que no nos importa lo que está haciendo.


Si las pataletas son de cuando en vez, no debemos asustarnos y se considera como un asunto normal; pero si son muy frecuentes, vale la pena investigar la causa, para corregirla.

Las causas podrían ser: 

Le exigimos mucha obediencia, para su edad; le castigamos muy duro y con mucha frecuencia; lo toleramos más de la cuenta; lo mimamos exageradamente; no le hemos brindado el cariño que necesita.

También se pueden presentar en esta edad, algunos trastornos de salud, que son normales y que a veces los padres, convertimos en cosas graves, por falta de información oportuna.

Son ellos: 

La falta de sueño o desvelo; la dificultad para mover el aparato digestivo o estreñimiento; orinarse en la cama; comer a toda hora; comer tierra o comerse las uñas; deseo frecuente de trasbocar; gaguera o tartamudeo.


El primer paso, es llevarlo al médico, para que descubra el problema de salud, que pueda estar produciendo esos síntomas.

Si el médico, no encuentra una causa justa, para que se estén presentando esas manifestaciones, debemos buscar la solución por el lado de la Psicología así: 

Padres que odian a sus hijos; tal vez les toleran todo lo que hacen; son indiferentes con ellos o los miman demasiado; cuando les enseñan normas muy severas y difíciles de cumplir; cuando se burlan de él o le exigen cosas que no es capaz de hacer; cuando los amenazan con abandonarlos o llevarlos a un internado; creo que todo se resume en poco amor para el infante.

Recordemos que el niño tiene unos instintos que le sirven para conservar su vida, como: 

El hambre, la sed, el deseo de dormir, evitar el dolor y el peligro.

El niño, en la formación de su personalidad, necesita: 

El alimento para formar su cuerpo y el cariño y la ternura, para la formación de su personalidad.


Conocí una familia, en la cual, los dos primeros hijos, fueron bien formados y los últimos dos muy mimados; ahora los dos bien formados son personas responsables y llenas de satisfacciones, por todas las cosas buenas que han realizado; los dos mimados, son un par de sinvergüenzas, que como dice el adagio, son: 

“Dos estorbos públicos. 

Lo malo para ellos, es que los padres murieron y no tienen quien los siga mimando.

También conocí el caso de un joven al cual formaron a punto de rejo y no tuvo la oportunidad de disfrutar su niñez, porque los que lo formaron, creían: “Que el rejo es curativo”. Este joven cuando creció, se volvió un peligro social y un grupo, mal llamado, de limpieza social, lo mató.


Están por millares los ejemplos de este tipo de niños, valdría la pena pensar en esos casos, para no tener remordimientos futuros, que pudieran complicar nuestra conciencia a la hora de partir.

Sopetrán, Febrero 14 del 2017.

Darío Sevillano Álvarez.


LA EDAD ESCOLAR, DE SEIS A DOCE AÑOS.


Recordemos que el gran fracaso de la humanidad actual, radica en que los padres de familia, no han recibido la capacitación adecuada para formar a sus hijos en los primeros seis años y cuando llegan a la edad escolar, su personalidad, trae una cantidad de malformaciones, que en ningún caso se pueden corregir.


Por esta razón, los adolescentes modernos, son de difícil comportamiento y decimos con un modismo de actualidad: 

“Los jóvenes de esta época son inmanejables”.

Serían unos hombres de bien, si les hubiéramos puesto toda la atención que merecía la formación de la vida en familia, pero como reza el viejo dicho: 

“Hijo de tigre sale pintado”. 

Para significar como a esos padres, que nadie formó para la vida marital, no les podemos exigir una buena orientación en la calidad de sus conocimientos, porque: 

“El olmo no da peras”.


Esta es precisamente la razón, que me lleva a escribir todas aquellas normas, que están diseñadas, de tiempos atrás y que nadie ha querido poner en práctica.


Hay otra expresión que es muy común en nuestros días, pero que no tiene fundamento: 

“Los maestros de ahora, no sirven para nada”. 

Esta forma de decir las cosas es muy injusta con el gremio de docentes, porque ellos han sido capacitados, con todos los mandatos de la ley para orientar, formar e instruir a sus alumnos; pero nada pueden hacer, si los niños llegan con todos los vicios que he anunciado, a la edad escolar.

Entremos pues en la edad escolar, que también tiene su importancia, porque en ella los niños se vuelven rebeldes y difíciles de manejar y veamos que pueden hacer los padres y maestros, para corregir estas anomalías.

También es importante decir: 

Que la escuela para el niño, a veces es muy agradable, porque le sirve, como cambio de ambiente, para descansar de los asuntos de su hogar; pero otras veces, el niño siente angustia para llegar a ella, por tener que cumplir con un reglamento o por tener que concentrar su mente, para el aprendizaje, de todas aquellas cosas nuevas que el maestro le quiere enseñar.

Esta etapa necesita una orientación especial de los padres, formadores y docentes y esas son las normas que vamos a aprender, para que nuestro alumno, sienta placer, en el plantel educativo y lo tenga como su segundo hogar.


Quien creyera que la personalidad del maestro, para la nueva etapa del niño, es de vital importancia, porque la formación en ella, radica en las buenas maneras que el docente practique, para llevar al infante a ser un buen elemento; también aquí, son importantes: 

El cariño y la ternura, son necesarios, acompañados de una voz de mando agradable, que sepa conducir el aprendizaje y aceptar el cumplimiento de las normas del reglamento interno del plantel, a nuestro protagonista y una didáctica impecable, para que nuestro infante sea abstraído por la ciencia, la cultura y la tecnología.

Sin estas condiciones, el proceso de orientación-enseñanza-aprendizaje, sería un rotundo fracaso y el niño estaría arruinando la personalidad, que hubieran podido estructurarle sus padres.

Una de las cosas bonitas de esta etapa, es el hecho, muy significativo, que el niño quiera hacer parte de un grupo o barra, esto es muy saludable para la vida social de nuestro futuro ciudadano.

Nuestra actitud en este período, debe ser muy vigilante, porque unos niños se dejan llevar por las propuestas de otros y no todo lo que los amigos proponen es de buena calidad, para las costumbres del hombre del futuro.


También se puede presentar el fenómeno de que unos niños son buenos alumnos y muy estudiosos y otros, son perezosos, malgeniados y no aprenden con facilidad.

Todas estas observaciones, son las que hacen del maestro, un buen docente, porque tiene que especializar la enseñanza y adaptarla a la manera de ser de cada uno de sus alumnos; a esto le llamamos en educación: 

Enseñanza personalizada, que es una didáctica especial para cada niño.

Para los padres de familia, la edad escolar, se vuelve un motivo de preocupación, porque los niños, ya tienen otro punto de referencia, para calificarlos, haciendo comparaciones con sus maestros y decidiendo, si sus padres son más importantes que los docentes; o son más brutos que ellos; o saben dar las órdenes en una forma más adecuada, etc.

Como consecuencia lógica, los niños cuando encuentran en sus maestros:

 Comprensión y ternura, se vuelven rebeldes, con sus padres y posiblemente no quieren acatar sus mandatos.


La edad escolar, se podría catalogar como una etapa de transición, en la que el niño pasa de ser un miembro de familia, a convertirse en un ser sociable y se prepara para la adolescencia, que sin lugar a dudas será una prueba de resistencia, a sus principios, enseñanzas y costumbres.

Las enseñanzas que el niño va a aprender en la edad escolar, le servirán por el resto de su vida, para poderse vincular con la sociedad, con sus estudios, con su trabajo y con la posible formación de una nueva familia.

Este es el momento oportuno en que el maestro empieza a exigir a su alumno, para que cumpla con unas tareas, unas lecciones, un reglamento interno y unas responsabilidades individuales, disciplinas que sin lugar a dudas, estarán formando al hombre del futuro. Se podría decir: 

“Que la escuela forja, los hombres del mañana”.

La escuela, no podrá establecer diferencias, para exigir el cumplimiento del deber; es decir no se harán excepciones entre pobres y ricos; fuertes o débiles; blancos o negros; amistosos o no. 

Porque la ley es diseñada para que todos la cumplan, con el fin de aplicar el viejo refrán: 

Dura lex, sed lex. (Dura es la ley, pero es la ley).


En el aprendizaje escolar, el niño debe aceptar que sus maestros y compañeros, a veces tiene que ser sus jueces, para dictaminar si lo que hace es bueno o malo; si esto no ocurre el futuro ciudadano, tendrá grandes problemas en la vida adulta, porque siempre estará creyendo en el sofisma:

 “Yo me mando y hago lo que me da la gana”.

Esta circunstancia obliga al infante a renunciar a muchos de sus deseos; disimular sus defectos y someterse a las nuevas normas  de comportamiento social.

Cuando los maestros no hemos practicado esta norma, hemos permitido la descomposición social que estamos viviendo y que está acabando con el principio de autoridad y el estado de derecho.

En la escuela, el niño va a ampliar los conocimientos que empezó a aprender en su hogar; incluirá en su agenda: 

Nuevas costumbres y creencias que irán conformando su rol de conocimientos.

Por muchos esfuerzos que haga la escuela, para formar al niño, jamás podrá sustituir las enseñanzas y orientaciones del hogar, que siempre tendrá la misión de hacer personalidades, que sean capaces de sobrevivir en medio de las tormentas que ofrece la sociedad. 

Aquí podríamos refrescar la norma del gran filósofo: 

“El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”.


Es de suma importancia, que en esta etapa, el niño sienta el patrocinio de sus padres, sin que se convierta en alcahuetería, para que en ningún momento se sienta: 

Solo o agobiado.

La parte de la sexualidad, se calma un poco en este período de vida, pero no desaparece por completo y por esa razón, los padres, maestros y formadores, deberán estar pendientes de cualquier inquietud, que el niño tenga, para que se la resuelvan adecuadamente.

Uno de los grades interrogantes que nos hacemos, con los niños en esta edad, es: 

¿Por qué mi hijo, que era tan obediente y tan especial, se está volviendo rebelde y desatento?

Para darnos la respuesta, recordemos que el infante, ya es un niño sociable y pertenece al mundo de la ciencia y estas dos razones, hacen que necesite mayor independencia, para pensar y actuar; y como su personalidad, todavía, no está bien estructurada, él manifiesta esa necesidad, en forma de rebeldía y desobediencia.


Esta disciplina hará que el niño, al llegar a la adolescencia, sea capaz de pensar y obrar por su propia cuenta y no necesitará la supervisión de sus formadores. 

Por eso es importante dejar que en la edad escolar, aunque nos sintamos incómodos, el niño vaya siendo cada vez, más independiente.

Todos estos fenómenos, que ocurren en la estructura personal de nuestros hijos, aunque nos molesten, son los responsables de que nuestro adolescente, vaya a ser un buen elemento.

Si hacemos un balance entre lo bueno, lo malo y lo feo, del hogar y la escuela, podemos concluir, el por qué los niños, muestran diferentes formas de comportamiento, al llegar a la edad escolar.


Veamos este tema con más detenimiento: 

Para algunos, la llegada a la escuela, es una circunstancia normal, estos niños fueron formados con mucho cariño, por sus padres y estaban preparados  para hacerlo.

 Otros niños, no se adaptan fácilmente al plantel educativo y todas las cosas nuevas, les producen: 

Angustia, miedo, rabia y temor; estos fueron los niños, que no recibieron una formación adecuada de sus  padres o formadores, en su infancia y le tocará al docente, revestirse de paciencia, para manejarlos; hacerles un remedial que trate de corregir las fallas que ellos tuvieron, con el fin de introducirlos en ese mundo, para el cual no habían sido preparados.



Pero, ¿Cuáles son las cosas buenas y malas que tiene la escuela? 

Las buenas son: Conocer una casa distinta a esa en que vivimos; estar relacionado con muchos amigos, que no son nuestros familiares; aprender a leer y a escribir; conocer al maestro, que si es un personaje carismático, se convertirá en nuestro segundo padre o madre; aprender a jugar de una manera diferente; relacionarnos con la sociedad; conocer los números y aprender sus secretos; y muchas otras cosas más que se me salen del tintero.

Las malas serían: Hacer tareas; memorizar lecciones; someterse a un régimen disciplinario; obedecer en todo momento; levantarse temprano, para llegar a tiempo; limitar el tiempo para los juegos, solo a las horas de los recreos; mantener la atención, cuando el maestro explica; aprender a tomar decisiones por mi propia cuenta; tratar con mucho respeto a los maestros y compañeros.

Si revisamos cuidadosamente, estos dos párrafos, nos damos cuenta que las responsabilidades, son más amplias que los beneficios y esta es la razón por la cual, el niño siente pereza para asistir a la escuela.

Nosotros que estamos de una edad respetable, creemos que esas no son penas, porque manejamos otro tipo de problemas, que a veces resultan de difícil solución; pero para el niño, que está empezando a vivir, esas responsabilidades, son muy duras y él cree que no va a ser capaz de cumplir con ellas.



Tomemos dos ejemplos de problemas para que veamos que tengo la razón:

 Cuando a un niño, por accidente se le derrama una libra de azúcar, que llevaba en la mano, se le presenta un problema, casi de difícil solución; esto para nosotros nada significa y decimos: Compraré otra libra. 

Cuando la pelota con que un niño, está jugando y por accidente cae a un solar ajeno; el niño se angustia y llora, porque cree que perdió una joya; para nosotros este no es un problema, porque vamos donde nuestro vecino, le pedimos el favor de que abra la puerta de su solar y asunto arreglado.

Como conclusión, digamos que cada edad tiene sus propias angustias y que es necesario enseñarle al individuo, como se pueden solucionar, para que no produzcan dolor.


Ha llegado la hora de hablar sobre el maestro, porque es el elemento clave, para que esta etapa pueda ser quemada adecuadamente por el niño y las cosas que aprenda en ella, sean de mucho provecho para su vida futura.


Muchos creemos que la única importancia del maestro, es la de transmitir conocimientos, a sus alumnos; pero este concepto es totalmente erróneo, porque debe ser un modelo de comportamiento impecable, para que ellos, vean en él, casi a un ser supremo; todas las cosas que hace, dice, elabora, manipula y crea, son sagradas para sus pupilos y esto se convierte en el peor dolor de cabeza, de la etapa escolar, cuando, como dice el adagio: “De todo se ve, en la viña del señor”; encontramos maestros de todos los pesos y calibres.

A lo largo de mi vida profesional, escuché a muchos jóvenes, que contaban:

 Haber aprendido a fumar, porque su maestro lo hacía y se le veía muy bien.

 Pero si ponemos ejemplos de todas y cada una de la acciones de los docentes, podríamos estar descubriendo las causas más profundas de la descomposición actual.


En esencia, el maestro es modelo de virtudes; el que todo lo sabe; el instructor; el educador; el orientador; el segundo padre; el mejor amigo; el que mejor lo comprende; el que se interesa por él y lo más importante: 

Es su ángel guardián, casi como dicen los religiosos, su ángel protector. 

Es bueno recordar, la traducción literal de la palabra maestro, hija ilustre de la lengua latina: “Magis ter”, que a la letra dice: tres veces más. 

Eso somos: tres veces más importantes; tres veces más sabios; tres veces más alegres; tres veces más comprensivos; tres veces más cariñosos; tres veces más amables:” Et alibi aliorum plurimorum”, como dijo el apóstol: Y muchos otros más adjetivos calificativos, que nos muestran en la mejor posición de la pirámide social.

Por estas razones, no he hablado en esta etapa de los castigos dolorosos, infamantes u otros que se puedan aplicar, porque hay que recordar: 

Que estamos en pleno siglo XXI, en el cual, la tecnología de punta a nivel educativo, debe haber acabado con todas esas prácticas.


Concluyamos pues, que el maestro, debe ser: 

Preparado, buen didacta, es decir: 

Tener en su disco duro, los dones de la palabra y la escritura, para que sea conciso y agradable en sus explicaciones; tener una personalidad uno A, porque ese modo de ser, va a captar toda la atención de sus discípulos; ser amable, para que sus alumnos vean en él, a un ser especial; bondadoso, para que los infantes, aprendan esa hermosa virtud; decir siempre la verdad y los cuatro adjetivos que no podían faltar: 

Honrado, educado, responsable y justo.

La manera de ser del maestro, puede disminuir o aumentar, los problemas del niño, todo dependerá, como los trate; pero hay cosas que el docente no puede hacer: 

Cambiar la manera de ser o personalidad de los niños, que los padres formaron en los primeros seis años de vida.

Hay una falsa creencia en los padres de familia, al matricular sus hijos en nuestras aulas, cuando dicen: 

Ahí les queda mi hijo para que lo formen. 

Nosotros no formamos, nuestra misión es educar, orientar y trasmitir, todo lo que tiene que ver con: 

El saber, la moral, la cultura, la ciencia, la tecnología, la vida social y sus costumbres; y tratamos de enderezar, algunos malos comportamientos, que el niño adquirió en su hogar.


Hay ciertas frases, que a veces los docentes pronunciamos y que son fatales en la buena educación y comportamiento social del niño, cuáles son: 

Este idiota; pero antes, hijo de un maleante; bruto como la mamá; gamín como los hermanos; esta porquería, no va a salir adelante; desordenado como el papá, etc. 

Estas frases y otras muchas más, acaban con la personalidad que pueda tener el niño, descomponen su actitud y se quedan guardadas en su cerebro, con rasgos impecables, le generan odios y resentimientos contra el docente y no lo dejan progresar adecuadamente.

Produce escozor, ver la actitud de algunos docentes y administrativos, que todo lo componen, con la frase: 

“Te salís”, Estos pobres maestros, que parece no tienen don de mando, ni autoridad suficiente para hacerse oír de sus alumnos, lo componen todo, con la expulsión de las clases: 

Que si conversa; que si mastica chicle; que si los zapatos, no son los del uniforme; que si no está atento, tal vez a una explicación, no muy didáctica; que si el peinado o el pelo, no son adecuados, para estar en su clase; son tantas y tan bobas las razones de esta echadas de las aulas, que no alcanzo a traerlas a la mente.


Recuerden que nuestra misión es muy sublime; que si preparamos bien los temas que vamos a explicar, todos estarán atentos; que los zapatos, el peinado o el pelo, no son los que aprenden; que masticar chicle, no es un pecado contra el saber; que hacer un comentario al compañero cercano, no impide el aprendizaje del alumno; en fin para mí, ninguna suspensión de clase tiene justificación. 

A nosotros nos pagan muy bien, para que realicemos nuestro trabajo y en ningún reglamento dice: Que nos contrataron para acabar con la juventud.

Todas estas acciones de los docentes y administrativos, son bobaliconadas, que muestran a las claras, la mala calidad de algunos, que posiblemente sobran, en el gremio.

Conocí el caso de una educadora, que no tenía mucho en su disco duro; jamás preparó una clase; vivía de grito en grito con sus alumnos y ahora, goza de una buena jubilación, porque la muy sagaz, cambiaba de actitud, cuando estaba frente a las autoridades educativas. 

Aquí se pudiera aplicar, la famosa frase del perrito, en los viejos computadores, cuando decía: “¿Qué es esto?”.


Hubo otra docente, que me decía: 

Cierto que eso de que la luna gira alrededor de la tierra y la tierra gira al redor del sol, es pura baba; Ud. ¿Si cree qué unas naves espaciales han subido a la luna y otras van casi en los límites del sistema solar? ¡Mamolas¡

 Esas son carajadas que dicen en las noticias, cuando no tiene de que hablar.

 Esta también está jubilada y haciendo uso de buen retiro, como dicen los militares. 

A veces uno no sabe: ¿En qué país vivimos?

Pero no se crea, que estoy justificando todas aquellas malas costumbres, que los alumnos practican en los planteles educativos; lo que sostengo, es que hay métodos más convincentes, para corregirlos, como: 

Las anotaciones en el libro del alumno, suman puntos para recibirlo en el plantel, el próximo año; si esto consta en el reglamento interno, el alumno sabrá si se expone a ese castigo. 

A los que mastican chicle en el aula, costumbre pésima de la humanidad moderna, se pueden castigar de la siguiente manera: 

Aquellos que no mastican chicle en el salón, se les dará al final del mes una tarde deportiva, con juegos bien organizados y participarán en una rifa semestral. 

Entre aquellos que utilizan el motilado y los peinados normales, para asistir al plantel, se les hará menciones de honor en los actos, culturales y de entrega de notas, para que los padres de familia y los demás asistentes, conozcan esas personalidades agradables, con que cuenta la institución.


Ahora miremos, como pueden influir, los compañeros de estudio en la forma de ser de nuestros hijos: 

Ya habíamos visto, como los niños en la edad escolar, se integran a unos grupos sociales que hay en los establecimientos educativos y decíamos que esto es muy sano, siempre y cuando estemos vigilantes, para corregir cualquier anomalía que se presente; desviar cualquier mala orientación que los compañeros formulen; e influenciar a distancia, para que las cosas que hacen y dicen, sean de buena calidad. 

Recordemos que en un plantel educativo, hay niños de todas las condiciones: 

Buenos y malos, pero si el infante, fue bien formado en su hogar, sabrá escoger del montón, aquellos que están de acuerdo con las normas que aprendió, cuando sus padres estructuraron su personalidad.

En este aspecto, la pericia de los padres y maestros es decisiva, para que las sanas costumbres, el buen desempeño y todo lo que tiene que ver con la buena formación de los escolares, pueda salir adelante.


Casi siempre, los niños de más baja edad, no integran estos grupos y el fenómeno, se observa más en las niñas que en los varones; sería ideal que todos participaran de esta moda, porque en ella los niños aprenden: a ser sociables y tratar bien a los demás; a conocer distintas maneras de ser; a descubrir que todos tenemos problemas, angustias y preocupaciones y debemos aprender a solucionarlos; a descubrir las cualidades y defectos de los demás; y a valorar a cada uno, por tener una personalidad muy definida y tan diferente a la suya.

También estos grupos, le permiten compartir: 

Inquietudes, intereses, gustos, maneras de jugar y lo más importante:

 Descubre las clases sociales; las diferencias que hay entre él y los demás; que los problemas que él maneja, son muy distintos a los de los otros niños y con estas observaciones, aprende a ser: 

Generoso, justo y tolerante (virtud tan escasa en la humanidad moderna).

En esencia, con los grupos que conforma y las observaciones que hace, el niño está aprendiendo: 

A compartir con sus amigos y verlos, como ellos son; y a descubrir las capacidades, cualidades y defectos, de cada uno de sus compañeros de estudio.




En la edad escolar, se le presentan al niño algunas dificultades, que lo llevan a no poder aprender y a fugarse de las clases. 

Los padres de familia y los maestros, nos tenemos que volver casi magos, para descubrir las causas de estos dos fenómenos, que sin duda alguna, llevarán al niño a un rotundo fracaso.

Empecemos con la primera dificultad: 

El niño no aprende, dicen las malas lenguas, porque la escuela o el maestro pueden ser malos; o porque el niño es muy bruto.

No comparto estas opiniones, porque son peyorativas, es decir son cosas que se dicen a topa tolondra. 

La raíz de este mal, hay que buscarla en causas más profundas y en razones que sean bien fundamentadas.

Una base bien estructurada, es creer que el niño, tiene un retardo mental, es decir que su inteligencia, su memoria y su voluntad, no tienen la misma capacidad de los otros niños.


Las causas profundas de éste mal, pueden ser: 

La madre durante el embarazo, padeció de sarampión o viruela; o le tomaron una radiografía (Recuerden que esos rayos con que las toman, son muy potentes y producen muchos problemas de salud a quienes se los aplican).


También puede ser causa fundamentada, que el feto o el niño, ya nacido, haya sufrido un golpe fuerte en su cabeza; o esté padeciendo una enfermedad, que afecta su cerebro.

Pero hay una causa Psicológica, de mucha importancia: 

Cuando al niño en sus tres primeros años de vida, le negamos, el cariño y la ternura que necesitaba; sus facultades mentales no pudieron adquirir la madurez para: 

Asimilar, pensar, aprender, hacer tareas,  ilustrar trabajos, 

Y siempre será un pelele, que servirá de escarnio, para sus compañeros de trabajo. (Las cosas que le negamos, pudieron haber sido: Una buena alimentación; un buen afecto; no haberlo dejado utilizar sus seis sentidos; no haberle ayudado a moverse cómodamente en su cuna y luego en el espacio del hogar).

Pero antes de terminar este tema, tan interesante, miremos otros factores que pueden influir en el retardo del niño: 

El niño puede estar sufriendo, problemas para ver y por esta razón, no puede mirar al tablero, ni hacer las copias oportunamente, ni las ilustraciones que el maestro ha dibujado; es posible que no hayamos detectado que el niño padece de una sordera: 

Leve, mediana o profunda y esta razón es suficiente para que el aprendizaje, no se pueda dar; otros padecen del estómago, el intestino, los riñones o cualquier otro proceso de salud, que no lo deja concentrarse; también es una causa y muy peligrosa: 

El hambre, porque muchas veces, da con rabia.

Estas son causas físicas, pero se consiguen unas psicológicas, que acaban con los niños, como: 

Cuando los padres viven muy lejos de él; cuando pelean y discuten mucho, delante de él; cuando el infante, no tiene tranquilidad en su hogar; la enfermedad de cualquier miembro de su familia; la falta de trabajo de sus genitores, para poder cumplir con las tareas de manutención; la muerte de un ser querido.

Recuerden que los niños, casi nunca anuncian que tiene estas preocupaciones, su manera de hacérnoslo saber, es no asimilar las enseñanzas del maestro; fugarse de la escuela; no hacer las tareas; no copiar en los cuadernos y todo tipo de manifestaciones extravagantes.



 Hay un comportamiento extraño de los niños, para manifestar que están tristes: 

Se ponen necios; juegan todo el día; hablan más de la cuenta; no obedecen, pelean; dicen palabras, etc.

También hay una lista negra de expresiones de los padres de familia, que influyen en las determinaciones del niño, respecto la asistencia a los planteles educativos, las más comunes podrían ser: “El estudio, no sirve para nada” “Ese maestro es muy malo” “Que maestro tan bruto” “Para conseguir dinero, es mejor trabajar, que estudiar” “Yo no estudié y mire todo lo que soy” “No se mate estudiando, que yo le doy, lo que necesita”.

Estas expresiones, hacen que el estudiante, pierda el interés por sus estudios y que se dedique a estar, como dicen ahora: Relajado.



Conocí algunos casos especiales de niños que no sentían amor al estudio, ni a los maestros, ni a las actividades escolares y que solo se preocupaban, por conocer intimidades de la vida sexual, esto posiblemente se debía a que a esos infantes, nadie les había enseñado esas disciplinas en los seis primeros años de vida.


Hay veces en que el ladrón, está en la casa, es decir, la causa del mal puede provenir de la misma escuela: 

Un maestro muy bravo; un docente muy brusco; un maestro que no sabe enseñar, porque su didáctica, está muy lejos de ser agradable y comprensible; un maestro que se burla de los alumnos y les pone apodos; unos niños triscones; unos alumnos revoltosos, malgeniados, problemáticos y pandilleros.

Todas estas son causas muy íntimas del problema y la sabiduría del docente radica en investigar y descubrir, esos motivos que alejan los niños de los planteles y aplicar los correctivos adecuados para que el mal desaparezca.


Hay algo muy interesante, que se puede presentar en una aula de clases: 

Los niños que se atrasan sistemáticamente:

 La principal razón de ese problema, puede estar en que el niño es demasiado inteligente y pierde el interés de copiar, porque ve, que las enseñanzas de sus maestros, son fáciles de captar y no necesitan memorias escritas.

Otras veces es porque escribe muy lento y deja de copiar, para que no se buen de él.


Éste mal debe ser corregido, con mucha prudencia, para que el niño, no vaya a sentirse lesionado, por sus padres y maestros. 

Un truco de buena calidad, podría ser: 

Ofrecerle al infante un paseo en el mes de vacaciones, si aprende a llevar al orden del día sus cuadernos. 

Recuerden que estos estímulos, son de obligatorio cumplimiento; de lo contrario, estaríamos perdiendo credibilidad y confianza, del niño hacia nosotros.

Es bueno recordar, aunque sé que me vuelvo, demasiado cansón, que ninguno de los problemas que hemos venido manejando, se puede tratar a base de castigos; porque esto equivale a decir: 

Estamos empeorando el mal.

La edad escolar, es muy propia para que el niño se vuelva: 

Rebelde, peleador, mentiroso, cleptómano (roba las cosas, sin necesidad de hacerlo), insoportable, necio y problemático; y a nivel de costumbres: 

Se come las uñas; chupa dedo; tiene pesadillas; tiene algún tipo de tic nervioso; y se moja en la cama.


Afortunadamente estas costumbres y manías de la etapa, desaparecen cuando llega a los doce años y empieza a ser un adolescente. 

Casi todas las madres dicen: 

Mi niño ya se está volviendo más seriecito. 

Esto quiere decir: 

Que el niño, está pasando de la niñez, a la adolescencia.

Muchos padres de familia, no saben distinguir: 

Si un niño es inquieto, travieso y desobediente o si es rebelde; esta dificultad también la tiene algunos docentes. 

Recuerden que la rebeldía es: 

Mantenerse de mal genio, no hacer caso a nada y a nadie; ser indisciplinado, por naturaleza; presentar peleas, por todo lo que pasa; insultar a sus padres y maestros; ser rebelde, por todo y con todos….

Generalmente la rebeldía tiene unas causas íntimas: 

El niño fue castigado muy fuerte por sus padres, durante la niñez; casi siempre fue tratado con brusquedad (como decimos en Antioqueño) “A las patadas”; otras veces, se puede presentar el caso, que el niño estuvo siempre muy sometido a reglamentos fuertes y de tendencia militar; posiblemente, sus padres nunca se preocuparon por él; también se pueden considerar como causas: El odio, con que fue tratado; y el exceso de mimos.


Si quisiéramos trabajar con un niño rebelde, sería imposible utilizar los castigos, porque se volvería más rebelde; lo más oportuno sería buscar la causa o causas íntimas del problema y tratar de corregirlas.

Demos dos ejemplos, para sirvan de modelos: 

Si la causa íntima, fueron los mimos; debemos exigirle más y hacer que trabaje a mejor ritmo. 

Si la causa fueron los malos tratos y las muchas exigencias en el rol familiar; dejémosle descansar de esas extravagancias y pongámosle a vivir en una forma más relajada. 

Estoy seguro de que su rebeldía ira cediendo poco a poco, porque éste es un mal muy difícil de erradicar y lo digo, por mi propia experiencia.

Las peleas de los niños, son casi una cosa normal, debido a que ellos siguen siendo egocéntricos, es decir, que todo debe girar alrededor de ellos. 

Este mal se puede corregir fácilmente, con charlas de convivencia social; carteles y escritos, que hablen de la hermosa virtud que es la: Tolerancia. 

Es bueno enseñar en esta etapa la famosa frase: Compartir lo que tenemos, con los demás, porque como dice el proverbio:”El pan partido, lo aumenta Dios”.


Esta tarea, necesita tiempo y mucha paciencia y se debe enseñar, durante los seis años de la etapa escolar.

Las mentiras, diría yo, son un arte importante en la vida del escolar, porque, no las dice para engañarnos, sino porque su imaginación es muy hábil; como no saben razonar, se equivoca; esto hace parte del aprendizaje de saber hablar. 

Es bueno aprender a manejar su lenguaje y saber decidir: 

Lo que es verdad y la parte de fantasía, que el escolar maneja.

Hay un aspecto muy importante en esto de las mentiras, cuando un niño llega a los doce años y lo sigue haciendo, valdría la pena investigar, el por qué. 

Podría ser por una de éstas causas: 

No está siendo bien tratado; tiene miedo a los castigos fuertes y los regaños, subidos de tono; quiere proteger a alguien, que aprecia mucho; sus padres, no se preocupan por él y busca llamar la atención con sus mentiras; o a escuchado a los mayores, mintiendo, por cualquier circunstancia.

Hablemos un poco de la cleptomanía o robo, porque los niños en esa etapa, cogen las cosas, no por robarlas, sino porque le gustan y aún no sabe que tienen un dueño y que es necesario devolverlas; hay dos términos que él, no sabe distinguir: Ajeno y propio y además el egocentrismo, le hace creer, que todo le pertenece.


Si al terminar la etapa escolar, continúa el vicio de tomar las cosas ajenas, a pesar de haberle enseñado el respeto por ellas; hay que investigar lo que está pasando y podría ser una de éstas causas: 

No le han enseñado el concepto de ajeno; se lo han enseñado a medias; ha observado ese comportamiento en sus padres, formadores o maestros (ha visto a uno de ellos robando cosas ajenas); ha recibido el consejo de robar, de alguno de su rol (si te roban el cuaderno, róbale uno a tu compañero); la falta de cariño, puede llevarlo a éstos extremos, porque él, trata de llenar el vacío de sus buenas relaciones, con los objetos que roba. 

No hay en la enseñanza, peor cosa: Que un buen consejo, acompañado de un mal ejemplo. 

Pero hay dos causas, que valdría le pena estudiar: 

El hambre y el retardo mental, también lo llevan al robo. 

Como punto final, recordemos que el medio en que el niño se desenvuelve, lo puede inclinar por el robo: 

En la vereda, el barrio o la calle en que vive, se presenta con frecuencia el robo, en los niños y ellos, lo adquieren, por imitación.




Es importante recordar el por qué de las pesadillas, los tics nerviosos, la chupada de dedo y las mojadas en la cama, porque todo se resume en preocupaciones que el niño tiene y las manifiesta de esa manera. 

Lo más recomendable, no es quitarle el vicio que tiene o castigarlo; sino averiguar las causas que lo producen y corregirlas.

Nada más importante, para terminar la etapa escolar, que hablar de las manifestaciones de: 

Cariño, alegría, curiosidad, enojo y celos, de los niños en ésta edad.

El cariño de los niños en ésta etapa, casi siempre se manifiesta con los animales, pero también lo demuestran con sus padres y maestros, haciendo todo tipo de cosas, que a ellos les agradan, para que vean que ya no es un niño,sino una personita que empieza a desarrollarse.


También los niños empiezan a mostrar alegría, por todo lo especial que les pasa y es bueno aclarar, que lo hacen con normalidad, no en explosiones, como lo hacían cuando eran unos infantes.


La curiosidad, sigue siendo una pionera muy importante, en la edad escolar y como ya sabe buscar en los libros, o preguntarles a sus amigos y profesores, lo hace con normalidad, para saciarla.

Los insultos y golpes, propios de ésta etapa, son la mejor manifestación de que siente celos por algo que ocurre, como quitarle el aprecio de sus maestros, sus padres o sus amigos.

El enojo, también acompaña a la etapa y cuando lo está sintiendo, hace cosas que puedan ofender a sus padres, amigos y maestros, como: 

Gestos, palabras y gritos.

A veces el niño se pone malgeniado, para mostrarles a sus formadores, que ya no es un niño, sino un hombre grande; esto lo hace casi siempre cuando nos reímos de él, lo criticamos o lo castigamos injustamente.

Para nadie es un secreto, que el niño a la edad de los siete años, empieza a distinguir, entre el bien y el mal y puede tomar decisiones respecto a este tema; pero a sus diez años, con la ayuda de los procesos educativos, que va manejando la escuela; el niño empieza a ser más inteligente. 

Sus facultades mentales: 

Inteligencia, memoria y voluntad, se van mostrando en un perfil muy satisfactorio y el infante se vuelve por naturaleza, un ser obediente y sumiso.


Sin embargo, no podemos exigirle mucho, porque el refrán es muy sabio: 

“Cada tejo, con su aparejo”. 

Esto quiere  decir: 

Que irá perfeccionando el camino de la obediencia, a lo largo de la adolescencia y cada vez, alcanzará un peldaño en la escala de valores, de la ética y la moral.

Esta primera faceta  de su inteligencia, tiene que ver con los animales, vegetales y cosas tangibles, es decir cosas concretas; porque las cosas abstractas, todavía no las maneja con precisión. 

Ejemplo y gracia: 

El manejo de los números, 

Este es el motivo fundamental por el cual, cuando está sumando o restando, tiene que contar en los dedos, porque su imaginación no sabe abstraerse.


De los diez años hacia arriba, empieza a conocer las cantidades y sabe decidir entre tres o cuatro monedas, cual es la de mayor valor; distingue, entre: Ayer, hoy y mañana; da la razón a quien la tiene; y encontrará la causa de las cosas (lo que dice el axioma: Causa efecto).

Fueran muy distintas las cosas para los niños, si los maestros y padres de familia, pusiéramos en práctica, todas aquellas cosas que hemos aprendido de la edad escolar; pero nosotros como humanos que somos, siempre estamos mostrando el viejo proverbio latino: 

“Hómine est errare”, que a la letra dice: Es propio del hombre equivocarse.


LA ADOLESCENCIA, DE LOS DOCE A LOS DIEZ Y OCHO AÑOS.


Para mí, la adolescencia es la etapa más difícil, del desarrollo humano; porque el organismo sufre algunos cambios, que se reflejan en la manera de ser; la persona adquiere la independencia absoluta de sus padres y formadores; aquel que era un niño, se convierte en hombre adulto y decide, sobre: 

Sus gustos, sus costumbres, su credo religioso, su identidad sexual y muchas cosas más.

Es aquí, en donde se ve con mucha claridad, cual fue la técnica con que los padres, maestros y formadores, le enseñaron al niño, unas buenas normas, para la estructura de su personalidad y a partir de éste momento, aparecen todos los inconvenientes que hubiera podido tener la formación, por: 

Defecto, exceso, falta de conocimientos, negligencia o cualquier otro factor que los tutores del infante, no hubieran puesto en práctica.

Al final de ésta etapa, muchos padres, maestros y formadores de los niños, se dan golpes de pecho y lamentan su: “Mea culpa”, por no haber logrado que su niño, fuera un hombre útil a la sociedad, a la familia y al estado; pero este problema, no tiene solución y los diez y ocho años, de formación, estarán completamente arruinados.

Los cambios de que hablo, exigen un trato diferente, para nuestro personaje, que ya no va a ser Juancito, ni Martica, sino que les diremos: 

Juan y Marta.


El factor más determinante de esta etapa, es el biológico, porque el organismo está mostrando unos cambios de mucha importancia, que muestran a las claras, la vida adulta.

Lo más grave de esta, es el cambio a nivel de comportamiento que experimentan los jóvenes. 

Se podría decir que sus padres no representan mucho para ellos, porque no los tienen en cuenta para tomar decisiones; para ausentarse de la casa; para buscar sus amigos; para asistir a todo tipo de reuniones; y quien sabe cuántas otras cosas más, porque eso depende de cada personalidad. 

Se podría decir: 

Que cada persona actúa según su criterio.

Pero todos estos desplantes, de nuestro hombre nuevo, dependerán de la formación que le hayamos impartido a lo largo de los diez y ocho años de tutoría. 

Si la formación, no fue la más acertada, tendremos muchos dolores de cabeza, pero las cosas ya no tendrán solución.


Empecemos la adolescencia, con los cambios corporales, que son las grandes características de la etapa. 

En los dos sexos, el cuerpo va mostrando unas novedades, como cambios en los tamaños de los órganos genitales; desarrollo de las glándulas mamarias, sobre todo en la mujer; segregaciones especiales, como: La producción de espermatozoides y un líquido que llamamos semen, en el cual, éstos viven, en el hombre y los ciclos menstruales, con su respectiva liberación de óvulos, en la mujer; grandes cambios en la voz, más notorios en los varones; deseos especiales, relacionados con la vida íntima, a nivel de hombres y mujeres, a los cuales, los menos sabios, llaman: Pasiones; crecen vellos o pelos, en las axilas, en las partes bajas del vientre y a los varones, en la barba y el bigote; y muchas cosas más que van mostrando a los humanos en su verdadera dimensión.

El por qué de estos cambios, lo produce una glándula pequeña, del tamaño de una semilla, llamada: 

La pituitaria o hipófisis, situada en el cerebro, que empieza a segregar, de los diez o doce años en adelante, dependiendo de la constitución física de cada persona, una hormona llamada: 

Gonadotropina, que actúa sobre las glándulas pares de los aparatos reproductores de los hombres y las mujeres (testículos y ovarios) y sobre las mamas o senos de las mujeres.


Estos cambios, no se presentan de un día para otro, sino que se toman, entre seis y ocho años, para su desarrollo normal y éste período, es al que llamamos adolescencia.

Pero éstos cambios en los humanos, generan ciertos comportamientos en la manera de ser o personalidad, como ser: 

Ofuscados, inquietos, impertinentes, desordenados, irascibles y se ofenden por las cosas más triviales; es decir muy susceptibles a entristecerse, por cualquier bobada que les decimos. 

Estos comportamientos, son propios de la adolescencia, pero muy razonables, por todas aquellas cosas que están pasando en la evolución de sus cuerpos.

Cuando pasa la adolescencia, podemos decir, sin riesgo de equivocarnos, que el infante, se convirtió en un adulto. 

No en vano, las antiguas leyes, tal vez más sabias, que ciertas leyes modernas, decían que el ciudadano era aquella persona que había cumplido los diez y ocho años. 

Recuerden que ahora, quieren que las personas tengan derecho a ser ciudadanos, con le edad de catorce años, experiencia poco calificada, para tomar decisiones sabias.


Veamos algunos intríngulis de esta etapa: 

Entre los doce y los catorce años, nuestros adolescentes, no están de acuerdo con las enseñanzas de sus padres y maestros y todo lo componen con decir: 

Mis padres y maestros, son ridículos, porque no saben comprender a la juventud y las leyes que dictan, son pasadas de moda y no se compadecen con nuestra edad; en esencia, son viejos que no saben pensar como los jóvenes; tampoco se identifican con las creencias y costumbres de las familias, barrios o veredas, en donde viven, porque las encuentran: 

Viejas y pasadas de moda, para la edad que ellos viven; no se identifican con el hecho de tener que obedecer, para ellos, esto de la obediencia, es cuestión de bobos y les produce rabia y burla; cuando se enojan, reaccionan en forma: Dura, altanera y muy grosera; cada vez que se les presenta la oportunidad, de contradecir a sus padres, maestros y amigos, lo hacen con mucha fuerza, de una manera imprudente y poco respetuosa.

La única respuesta a este memorial de agravios, es el hecho, tan importante, de que los adolescentes, quieren independizarse de sus padres, maestros y tutores y creen que es la forma más correcta de hacerlo. 

Recuerden que los jóvenes de esa edad, se creen dueños del universo, por esa razón, creen que para independizarse, deben ponerse en contra de aquellos que siempre han velado por su bien.

Recordemos el viejo dicho, que en su sabiduría aclara:”Un padre y una madre, nunca se equivocan, cuando orientan a sus hijos” y yo agregaría:

 Que los únicos consejos sabios, que el hombre recibe en su vida, son los de sus padres, que los dan sin ánimo de conseguir favores o beneficios.


Conocí a una madre que al momento de ver a su hijo, próximo a unirse a una ilustrísima dama, le dijo:”Muy bonita tu novia, muy joven, se ve estructurada; pero es hija de una señora que procreó doce hijos y once de ellos, son de dudosa procedencia, es decir que la gente suponía, no eran hijos del marido. 

El joven replicó:

”Para mí ese no es un problema, porque yo la puedo formar a mi gusto”. 

Pasaron los años y el matrimonio se disolvió, porque la joven resultó coqueta y enamorada de otros que no eran su esposo. 

La madre había tenido la razón.


Hay una cosas que los padres de familia, no entienden bien y es bueno aclararlas, por lo menos para que sepan cual debe ser su actitud, frente a esos malos comportamientos de sus hijos, recordemos algunas de ellas: 

Son rebeldes con la autoridad; no les gusta hablar con los miembros de su familia; se aburren fácilmente y cambian de actividad, con mucha frecuencia; son muy inquietos; van de una fiesta a otra; quieren estar en todos los paseos y con todos los amigos; no les gusta permanecer en la casa.

 Ellos no tienen la razón, pero creen que haciendo estas cosas, les muestran a sus padres y maestros, que ya no son unos niños, sino unos adultos.


Los padres se confunden y creen que han perdido a sus hijos, pero esa calentura les pasa y después de los veinticinco años, estarán regresando a la normalidad. 

Es de muy mal sabor, tratar de contrariarlos, porque nos exponemos a los desplantes, los insultos y hasta los irrespetos. 

Recordemos que un joven en esa edad, no razona, está ciego y solo hace lo que le viene en gana.

Son muchas las circunstancias que un joven en su adolescencia, tiene que aprender a manejar: 

No se puede quedar toda la vida, como un recién nacido, esperando a que los demás resuelvan por él; cuando era un niño, hasta las cosas más sencillas, tenían que resolverlas los padres y tutores, ahora él enfrentará la vida a solas; cuando forme una familia, no podrá esperar a que su compañero o compañera, sus padres y sus amigos, le resuelvan los problemas que se presentan; no podrá, nuestro adolescente, dejar que sus padres ordenen por él, a su nueva familia; (algunos padres buscan esto y lo consiguen, pero esas familias, casi nunca prosperan, porque la independencia es absolutamente necesaria); aparentemente esos jefes de hogar se ven resignados a su suerte, pero no son felices.


Podríamos aplicar esta frase que se me viene a la cabeza: 

En la infancia, eres feliz, dependiendo de tus padres; para ser feliz en la adolescencia, debes independizarte de ellos.

Los padres, cometen un error craso, al creer que tal vez los adolescentes, no tiene la experiencia suficiente, para manejar sus vidas y por esta razón se quieren meter en ellas; a esos padres se les podría preguntar: 

¿Y Ud. Cómo aprendió a obrar, cuando era un adolescente? 

Si aprendió, con la ayuda de sus padres, posiblemente nunca pudo dar las órdenes a su gusto y esos es lo que quiere hacer con su hijo; si aprendió solo, su hijo también lo puede hacer, porque la manera más sabia para tener experiencia, es aprendiendo de la vida y dejando que nos de palo, como decimos los Antioqueños. 

Recordemos que la vida es una carrera de éxitos y fracasos.


Dediquemos unos párrafos, para hablar de los instintos sexuales, que a partir de éste momento vamos a llamar: Comunicación íntima.

Manejar el sentido de la comunicación íntima en los humanos, es una de las cosas más difíciles que hay, porque es casi la esencia de nuestro ser y si ustedes han observado a los animales, que son iguales a nosotros en ese aspecto, todos dependen de él, para salir adelante.

Hay una serie de conceptos religiosos, manejados con poca responsabilidad, sobre cómo tenemos que ser a nivel de la comunicación íntima, para mantener de nuestro lado al ser supremo; pero estos principios, no los comparto, porque ningún humano, por tarado que sea, deja de experimentar el placer, que este sentido proporciona y mal haríamos en pensar, que la gracia Divina, nos exime de tener esas inclinaciones, porque son propias de la naturaleza humana y porque están incorporadas a nuestro ser, en una forma inseparable.


El adolescente, como animal racional que es y como que acaba de recibir esos dones, porque así se les debe nominar, dada la importancia que tienen para el normal desarrollo de la naturaleza humana, el único deseo que siente, es poderlos practicar, para sentirse cómodo y para utilizar los regalos que Dios en su sabiduría le ha concedido.

Desgraciadamente, muchos fanáticos religiosos o maniáticos de sus creencias, gritan a los cuatro vientos, que estas acciones son malas y pecaminosas. 

Esto a mí, no me produce rabia, sino una inmensa tristeza, de ver como hay humanos, que no manejan bien su rol.


Claro está, que muchos desesperos de los adolescentes, por practicar la comunicación íntima, se pudieron haber prevenido, si hubiéramos enseñado a nuestros niños, que estas cosas iban a pasar y como se debieran manejar; pero como para los padres y maestros, la comunicación íntima, se ha convertido en un Tabú, del cual no se puede hablar, por el temor de escandalizar a los niños; las consecuencias son fatales y nada se puede hacer para corregirlas.

En la adolescencia, es donde resultan los perfiles visibles de las identidades sexuales y es aquí, en donde los padres y maestros tenemos que saber tomar las posiciones más adecuadas, para no ofender a los jóvenes y saberlos guiar, por el camino que han elegido.

El padre de familia y el maestro sabios, se conocerán en este momento de la vida de los jóvenes, porque sabrán aceptar, con mucho respeto, la adopción que sus hijos y alumnos han hecho. 

Y sabrán dar los consejos oportunos, para que sus muchachos, puedan manejar con sabiduría, aquello que eligieron.


No me identifico con aquellos que atropellan a los jóvenes, por la elección de su identidad sexual; ni aplaudo a los padres que expulsan esos jóvenes de sus hogares; porque con esa actitud, los están condenando al fracaso, a la depravación y la descomposición total de sus personalidades. 

No quisiera tener un cargo de conciencia de esta magnitud, a la hora de mi muerte.

Hay un tabú al cual todos le tiene pavor: 

La masturbación, sobre ella se han escrito todo tipo de pendejadas, y hay quienes sostienen, que es el pecado más fuerte que se comete. 

Yo no estaría tan seguro de hacer estas afirmaciones, porque para mí la tengo, como una necesidad sentida de la naturaleza humana. 

No quiero hacer más comentarios, porque hay del mundo por los escandalosos y no quisiera saber, que cuando alguien lea mi obra, justifica en ella sus culpas.

La masturbación es un mal necesario y los jóvenes irán perdiendo interés por ella, cuando empiezan a relacionarse con su sexo contrario o se declaran personas homosexuales o bisexuales. 

Recordemos que esta práctica, no causa enfermedades físicas, como: 

Impotencia, frigidez, esterilidad u homosexualidad; pero no es el mejor método, para utilizar el sentido de la comunicación íntima.



Lo más importante sería decir: 

Que acuden a ella, como lenitivo, para curar sus problemas: 

Los afligidos, los resentidos, los malqueridos y todos aquellos, que por alguna razón, no pueden cumplir con las funciones del sentido de la comunicación íntima.

Es importante aclarar, que si los padres y tutores, formaron al niño con las normas que he enseñado, la adolescencia, no les causará tantas amarguras y los jóvenes, después de sus diez y ocho años, saldrán adelante sin muchos tropiezos. 

Pero aquellos infantes que fueron maltratados y manejados:”A tontas y a locas”, como dice el refrán, serán un rotundo fracaso.


Respecto a la identidad sexual de sus hijos, tengan el cuidado de saberla manejar y si ven que las cosas que hace, no son muy comprometedoras, con un cambio brusco de identidad, busque ayuda en personas especializadas, para que manejen el caso y logren los correctivos adecuados. 

Con esto me estoy refiriendo a aquellos jóvenes que solo son amanerados, pero que no han tomado una identidad. 

Esto lo digo con muy buena experiencia y cuando se hacen procedimientos adecuados, las cosas mejoran notablemente.


Nótese bien, que la masturbación y los problemas de la identidad sexual, no se pueden corregir, apunto de castigos, porque el individuo aprenderá a manejar las cosas con mucha discreción y solo se estará burlando de los castigos y consejos de sus padres.

Otra de las consecuencias de estos castigos, sería el hecho, muy peligroso, de que nuestro joven esté manejando una doble personalidad, fenómeno social muy común, que genera grandes angustias a la sociedad moderna.

En este momento de la vida, nuestros hijos agregan a su lista de amores, el de su noviazgo, es decir, ya no solo quieren a papá, a mamá, a sus hermanos, a sus maestros y a sus amigos, sino que tienen, el dulce regalo de la vida: 

Una persona del sexo contrario a quien querer.


Recordemos que alguien en son de chala, decía:

”Novio, significa, que no vio nada”, esto para decir: 

Que los jóvenes, en la adolescencia, no se enamoran de las personas, como tal, sino de eso que llaman amor y que es un asunto tan complejo y tan delicado; porque hay de aquel, que se atreva a decir, cualquier defecto de la persona amada o a dar un concepto, que no esté de acuerdo, con su noviazgo…

La garrotera es de proporciones.

Son tales los efectos de eso que llamamos amor, cosa muy complicada y más compleja que el misterio de Santísima Trinidad, que los novios, no ven los defectos de su parte contraria y cuando alguien les insinúa, algo al respecto con la persona amada, la respuesta es:

”Lo que nos gusta, nos sabe”; “Con amor se vive debajo de un árbol”; “Cuando uno quiere, tiene que olvidarse de los defectos de su parte contraria”; pero la realidad, es otra:”Amor con hambre y malos tratos, no dura” y a este fenómeno, le debemos , la gran cantidad de matrimonios desechables, que a diario vemos.


El manejo que los jóvenes hacen de esta, su edad más importante, estará de acuerdo con las normas que impartimos en las etapas que el niño y el escolar superaron.

Recordemos que una personalidad, que ya está estructurada, no se puede cambiar; solo se podría remendar y:

”Zapato remendado se ve muy feo”. 

Hacer la personalidad de un niño, es facilísimo; mejorar la de un adolescente, es difícil; corregir la de un adulto, es imposible.

Ahora miremos: 

Por qué es importante que el adolescente tenga unos amigos; cuál es la razón, para que algunos se dejen llevar de las malas compañías; la importancia que tiene, que el adolescente escoja una profesión o un oficio; y por qué, algunos regresan a la normalidad y otros, se llenan de vicios y malas costumbres.

Esto de tener unos amigos, no es un problema para los adolescentes, porque ellos, como no son aceptados en los grupos de adultos y sobre todo, no se les deja opinar, cuando los mayores conversamos, se sienten solos y por ésta razón tienen que integrar grupos de jóvenes de su misma edad.

Pero como en estos grupos, se discuten: 

Ideas, inquietudes, problemas, ideales, sueños, vicios y travesuras; es lógico que los jóvenes aprenden en ellos, un poco de todo lo que se dice y se hace.


Aquí es donde entran a jugar, las enseñanzas que les hemos impartido y tienen un papel protagónico: 

La falta de cariño que les hemos negado; los problemas del hogar; las discusiones entre los esposos; la educación muy de corte militar; o la formación demasiado débil. 

Este es el momento preciso, en que el joven se descarría, porque casi siempre elige los amigos que no pueden brindarles lo mejor y se vuelven tan fastidiosos, que no les importa si a sus padres, tutores y maestros, les disguste su actitud.

Es éste, el momento más oportuno, para que el adolescente, se incline por una profesión u oficio. 

Algunos, como han ayudado a sus padres, familiares y amigos, en algo que ellos hacen, ya están matriculados para siempre en esas disciplinas (agricultores, pescadores, artes manuales, cerámica, tallas de madera, pintura, escultura, etc.). 

Otros quieren aprender a trabajar en una forma independiente, porque no les gusta lo que sus familiares hacen; algunos quieren estudiar en profesiones, como: 

Mecánica, enfermería, sastrería, medicina, abogacía y tantas otras cosas, que en el momento se pueden hacer, desde las aulas.


Pero sería inaceptable, que los jóvenes, quieran permanecer en sus hogares, vegetando y aplicando la palabra clave de la época: 

Relajados, porque se convertiría en la peor de las alcahueterías y estaríamos descomponiendo al individuo, para siempre.

Conozco cantidad de éstos casos y tanto la persona que vegeta, como aquellas que lo mantienen, terminan cansados con su invento. 

En la mayoría de estos casos, esa persona que tanto alcahueteamos, se convierte en el pelele de la familia y siempre está representando, a la oveja negra del rebaño.

Hay muchos padres de familia, que quieren obligar a sus hijos a que tomen una profesión u oficio, que a ellos les gusta; pero en un alto porcentaje, a los hijos esa profesión u oficio, no les agrada, esto sería desastroso para el joven adolescente. 

También se puede citar aquí, el caso tan común, de algunos padres, que eligen la pareja para sus hijos; esto es el colmo del atrevimiento y a esos padres, se les debía castigar, como a criminales.


También se da el caso de padres de familia muy pobres, que no tienen los recursos económicos suficientes, para complacer al hijo en aquello de su profesión u oficio, en estos casos, sería importante solicitar ayuda del Icetex o de entidades y amigos.

Porque eso de la profesión o el oficio, como casi siempre es para toda la vida, si no es del agrado de la persona, terminará aburriéndose y haciendo aburrir a quienes lo tiene que soportar.

Como punto final, hablemos un poco acerca de los vicios que el adolescente adquiere en esta etapa, y tratemos de orientarnos, para que sepamos cómo debemos actuar, cuando estos factores se presentan.

Aunque es muy difícil, lograr que un joven deje atrás los vicios que ha adquirido, en la actualidad, existen métodos muy convincentes, para lograr este propósito. 

Las armas más poderosas para conseguirlo son: 

Comprensión y ayuda con cariño.


Empecemos con la delincuencia, tan frecuente en nuestros días, porque a los jóvenes modernos se les metió en la cabeza, que no hay cosa mejor, que: 

El dinero fácil de conseguir. 

Este mal, lo generan los siguientes factores: 

El deseo de las aventuras; la ambición del poder y el dinero; la miseria en que viven; y las malas compañías. 

Pero las causas más íntimas del problema, están en el hogar, en donde no brindábamos cariño; castigábamos con crueldad; odiábamos a nuestros hijos; los mimábamos mucho; éramos muy tolerantes; o les exigíamos en exceso. 

Pero hay unas causas más severas, de este mal: 

Los hogares destruidos por las diferencias, peleas y mal entendimiento entre los esposos; y la desintegración familiar.

Lo más difícil es, que la delincuencia no se alivia con remedios o con castigos;  sino que es necesario buscar una persona especializada en este tipo de problemas, como los Psicólogos reeducadores, tan escasos en nuestro medio.


También son frecuentes en nuestros jóvenes las drogas y el alcoholismo, que se presentan por los siguientes motivos: 

Por ensayar y en el ensayo se quedan; por dárselas de grandes personajes, fantasía imposible de lograr, con esa práctica; porque están confundidos, con los problemas propios de la adolescencia; y por las preocupaciones que a diario se les presentan.

Los que adquieren el vicio, por los motivos que he anunciado, son de fácil manejo y con un tratamiento adecuado, pueden volver a la normalidad.

Pero hay un bando muy peligroso de manejar: 

Aquellos que han vivido experiencias muy fuertes en su niñez y en su edad escolar: 

Estos, beben, toman droga, fuman cigarrillo o marihuana; consumen y aspiran, todo tipo de pendejadas, para calmar su angustia y encontrar la forma de disimular sus problemas y se aferran cada día más a los vicios y la depravación. 

Para estos la curación sería como dicen en las clínicas, cuando tenemos un enfermo muy grave: 

El paciente es de pronóstico reservado.

Como punto final de la adolescencia, veamos como fue el proceso de de formación de la inteligencia de nuestro elemento humano.


Recordemos que este proceso, empezó en la etapa de la niñez, continuó en la edad escolar y ahora se está perfeccionado en la adolescencia. 

También es bueno decir, que la inteligencia viene programada, por la genética del individuo, es decir por la herencia de su familia.

Pero la adolescencia, es un período muy importante, para que nuestro joven, desarrolle lo mejor que pueda, sus facultades mentales y por esa razón discute con todo el mundo; pregunta cuanta cosa se le ocurre; no da la razón fácilmente; y todo lo analiza, lo descompone y lo desbarata, para saber el por qué de cada cosa. 

La parte más fundamental de la etapa, es que aprende a abstraerse.

No todos pueden lograr estos objetivos, porque sus padres o tutores, no los dejan tener la libertad que necesitan para hacerlo, o porque ellos y sus tutores, imponen sus criterios, sobre los del joven.


En la adolescencia, es donde se adquieren casi todas las experiencias importantes, para manejar el  largo camino de la vida y por esta razón el joven debe vivirla lo más cómodo que pueda y con todas las garantías que necesita, para poder salir adelante.

LA VIDA ADULTA, VEJEZ, MADUREZ Y EDAD DORADA,

DE LOS VEINTE AÑOS EN ADELANTE.


Sin lugar a dudas, esta es la etapa plena de los humanos, la más sublime, en donde mostramos, todo lo que aprendimos, para la formación de nuestra manera de ser o personalidad; pero a la vez, es la más complicada, porque en ella es, en donde su majestad el hombre sabio, tiene que saberse desenvolver, con pasos firmes y  certeros, para que su  existencia pueda ser agradable, para él y para los demás.

Es aquí, en donde mostramos, como fue nuestro aprendizaje a lo largo de los primeros diez y ocho años de vida; y precisamente, en ella, es donde salen a flote, todos aquellos errores que cometieron las personas que nos formaron.


No crean Uds. Que es fácil desenvolverse, en un mundo cambiante, en el cual, encontramos: 

Alegrías, tristezas, ambiciones, necesidades, problemas, soluciones, intrigas, tragedias y todo tipo de circunstancias, que siempre están esperando ser solucionadas, por el sabio de la creación o fiera inteligente, como yo lo llamo, para diferenciarlo de las otras, que no saben razonar.



Pero de nada hubiera servido la razón, sin un fundamento serio y estructurado, como es el que nos proporciona una personalidad bien formada, con todos los elementos de juicio necesarios, para distinguir entre el mal y el bien; lo que se puede hacer y lo que no se puede; la forma de conducirnos en medio de la sociedad, para la que fuimos preparados; la manera de orientar nuestras familias; el modo de resolver los problemas, aplicando aquello de la sabiduría Salomónica; la varita mágica para escoger las personas que nos acompañarán a formar nuestro rol; el buen manejo de las ofensas, que a diario recibimos de nuestros semejantes; y todas aquellas cosas que se presentan, en nuestra lucha diaria por vivir; porque creo: 

Que la palabra vida, podría ser sinónimo de problema.

Todas estas circunstancias, se podrían incluir en la definición descriptiva de la palabra adulto, porque para los que sabemos de etimología en los idiomas, este bello vocablo, significa: Llegando a su mayor crecimiento físico y espiritual y adquiriendo al grado más alto de perfección.


Es mucha la satisfacción que se siente, cuando hemos llegado bien, a éste noble título, que no se consigue en ningún plantel educativo y que solo se adquiere, en diez y ocho años de existencia, en la Real Academia de la Vida. 

Ojalá todos pudiéramos ostentar, con orgullo, en las paredes de nuestros hogares, este diploma, que se adquiere a base de esfuerzos y que es el único que nos acredita, para: Saber vivir.


Para mí tengo, que la clave de la felicidad del hombre, está centrada, en el manejo de su personalidad. 

Esta razón, debía despertar en los padres de familia y en los maestros, la ambición de aprender a ser unos buenos formadores de sus hijos y alumnos, para que en sus años viejos, pudieran experimentar, los reflejos de la buena formación que dieron a sus pupilos.


Cuando el hombre en su vida adulta, logra ubicarse en un trabajo o en un oficio, que sean de su agrado y que le produzcan el dinero necesario para salir adelante, en la parte económica; creo que ha llegado a la mejor posición que los humanos aspiramos y debe tratar de mantenerse en ella, para que su felicidad, no sufra percances. 

Aunque el poder y el dinero, son los dos grandes enemigos de la humanidad, es necesario tenerlos, así sea en menor cuantía, para poder tener derecho, como dicen en las corporaciones públicas: A voz y voto.



Tampoco es justo, que en nuestra vida adulta, nos quedemos vegetando y esperando que nos den todo lo que necesitamos, así sea en nuestra casa paterna, porque no hay peor maldición, que mantener vagos.


Ahora hablemos un poco sobre el trabajo, una frase muy célebre dice:

”El trabajo dignifica al hombre”. 

En algunos lugares, el trabajo solo es para los hombres y las damas, se dedican a los oficios domésticos; pero la sociedad moderna, con los derechos de la mujer a bordo, publican a los cuatro vientos, que tanto el hombre, como la mujer, tiene derecho al trabajo; esto me parece algo muy sabio y no digamos que trabajamos, para ganarnos la vida, sino porque el trabajo, sea cual fuere, en el:  Campo, en la oficina, en la industria, en la fábrica, en la vida de los negocios o en cualquier otra actividad, hace que las personas se sientan: 

Felices, útiles, satisfechas e importantes. 

Recuerden que el trabajo, es el único medio que nos sirve para demostrar lo que somos capaces de hacer y lo que sabemos.


Muchas personas se sienten mal en el trabajo y se aburren en él, porque el sueldo es bajo; no escalan posiciones; no se sienten estimulados por sus jefes; no los tratan bien; o las condiciones de trabajo son desfavorables. 

Es bueno analizar estos casos, porque la causa íntima del problema, puede ser: 

La mala preparación académica; no aprenden a hacer bien, las cosas; no tiene buenas relaciones humanas, con sus jefes y compañeros; tiene problemas en su personalidad, (inseguridad, cree que lo que hace, no es bueno; siente que nadie lo respalda; piensa que no lo comprenden o desconfían de él); y por estas razones, cambia de puesto, como se cambia un cepillo de dientes y la verdad es que en ningún lugar se amaña.

Cuando llegamos a nuestra vida adulta, debemos recibir con alegría, las oportunidades que se nos presentan; aceptar con gusto, las responsabilidades que adquirimos; abrirnos camino para salir adelante y decir como la canción: 

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Muchos adultos, se comportan como niños, eso se debe a la mala formación que recibieron en las tres etapas anteriores y ese problema no tiene remedio, porque a esos individuos, no les formaron su personalidad. 

Aquí se pudiera decir: 

Las faltas que el adulto comete, son responsabilidad de los que lo formaron y si preguntáramos: 

¿Quiénes formaron a esos? 

La respuesta sería en cadena, como el efecto dominó, porque muchos, no saben para que constituyen un hogar (creen que si tienen con que comprar la comida, una casa para vivir y la comodidad de buscar al médico, es suficiente). 

Muchas veces, queda faltando lo principal: 

No recibieron una formación para la vida en familia.


Es bueno aclarar, que nadie llega a la edad adulta, sin haber tenido problemas y sin haber sostenido relaciones que no son convenientes, porque hemos vivido en medio de la sociedad y nuestra formación de la personalidad, no fue adquirida en una isla, lejos de toda contaminación.

También es bueno decir: 

Que todos los adultos tenemos necesidades sin satisfacer; problemas imborrables de la infancia; malos manejos de la edad escolar; y muchos vacíos de la adolescencia; pero no es la vida adulta, el escenario propio, para las lamentaciones; sino el espacio para resolver todo aquello, que no pudimos logar en nuestra larga carrera de formación.

Los adultos que logramos cumplir con nuestra tarea, así no hubiéramos tenido la mejor formación de nuestra personalidad, somos héroes que hemos puesto de nuestra parte, para superar las dificultades y salir adelante.


Aquellos que no son capaces de superarse y que viven buscando la justificación de su irresponsabilidad, en la mala formación que recibieron; son personas mediocres y poco calificadas, para cumplir con las responsabilidades propias de un adulto.

La felicidad en un adulto, no consiste en estarse lamentando de sus problemas y frustraciones; sino en saberlos manejar aceptarlos y balancear, como dicen los políticos, los pesos y contrapesos, para establecer un equilibrio, que deje sentir, todas aquellas cosas buenas que la vida nos ofrece y aprender a disfrutarlas.

Nada más interesante para complementar éste artículo, que agregar el bambuco Colombiano: Soñando con el abuelo, escrito por Fausto

SOÑANDO CON EL ABUELO

De Luis Javier Piedrahita. Fausto.  Ritmo de bambuco.

Anoche estuve soñando que hablaba con mis abuelos
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no pasa un día sin algo que lamentar.
Aquí el hermano traiciona y se ufana al traicionar
y el hermano va y nos vende y luego viene a cobrar
aquí el mundo está al revés, nadie quiere trabajar
y las gentes que trabajan las arrasan sin piedad.
Al ladrón tratan señor y al señor como un pirata
del que hay que aplastar la flor y reventarle la mata
se volvió palabra Dios y hay sin hechos mil corbatas
y el amor es un amor en la medida en que pagan.
de la iglesia suya, abuelo ya casi no queda nada
los curas que no son santos la quieren manipulada
el verde de las haciendas se cubrió de sangre y balas
y las nanas de los niños tabletean de metrallas.
Ya no quiero ser cobarde, usted me enseñó valor
por eso para quedarme quiero hallar la solución
la sonrisa del abuelo no sé por qué, me dio paz
y esperé por un momento que empezara a aconsejar.
Me dijo: con miedo mijo, no cambia lo que suceda
para integrar la familia haga todo lo que pueda
no sea extranjero en su tierra, viva siempre como piensa
para que cargue tranquilo, livianita su conciencia.



Orgulloso de su raza practique su identidad
verá que con eso encaba la paz y la libertad
piense que si los dividen sobre ustedes reinarán
alrededor de la iglesia se encuentra la identidad.
Usted puede ser amigo de todo el que le parezca
pero hay que sacar del alma al que le siembra maleza
para que un día sin pena si a sus nietos aconseja
que lo acompañen sus himnos levantando su cabeza.
Anoche estuve soñando que hablaba con mis abuelos
y les pregunté llorando: qué puedo hacer por mi pueblo?
aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad
aquí ya no queda nada que podamos controlar.
No se olvide nunca, mijo, que para ser buen hermano
no hay que dar de lo que sobra, sino lo que está faltando
no se amañe con colores ni banderas de apariencia
vote siempre por un hombre transparente de conciencia.

Cuando conocemos, con pelos y señales, todas la normas que se aplican, para la formación de la personalidad, en las tres etapas anteriores y tenemos la oportunidad de estar viviendo la edad adulta; somos capaces de aplicar los correctivos necesarios, para que nuestra manera de ser, que tuvo sus tropiezos, aparente estar en absoluta calma. 

Para eso es la voluntad, una de las facultades del alma. 

Este mismo conocimiento, nos da la ilustración suficiente, para analizar nuestro comportamiento diario y hace el milagro de aprender a manejarlo.

Estudiemos un poco el tema de la formación de un hogar y veamos lo que los adultos quieren hacer con sus vidas. 

Aunque las costumbres, sobre este tema, cambian mucho de un lugar a otro, el fin que buscamos, es el mismo: 

La formación de una familia.

Para logar que este proyecto sea muy bueno, es necesario prepararse, sobre todo en lo que tiene que ver con la formación y educación de sus hijos. 

Si esto no ocurre, el matrimonio será un rotundo fracaso, porque los hijos, van a ser, unos estorbos públicos, se podría decir:

”Que regalados, son caros”, como decía mi abuelo. 

Esta circunstancia es la que tiene tan descompuesta, la sociedad actual y la que ha hecho que el principio de autoridad y el estado de derecho, estén en vía de extinción.


 Pero, ¿Qué es el matrimonio? 

Es el acto por medio del cual buscamos una persona de género contrario, que: Nos de amor, seguridad, que sea nuestro complemento, que nos ayude, que nos apoye, que comparta con nosotros, sus penas y alegrías, que nos permita utilizar el sentido de la comunicación íntima y entre los dos tengamos unos hijos.

Pero amoldarse a la vida marital, no es lo más fácil de hacer, porque ese comportamiento, necesita una estructura muy singular, que todos los humanos, no tenemos.

Aunque los esposos sean del mismo lugar, tienen grandes diferencias, que deben aprender a manejar, con tiempo y paciencia, como: Venir de distintas familias; tener distintas creencias; sus costumbres son muy diferentes; sus modos de ser o personalidades, no son iguales; cada uno, tiene un estilo de vida; y los problemas no son comunes.


Todo lo anterior, más el hecho muy significativo de tener que convivir y compartir los afanes del diario vivir, hasta situaciones muy comunes, como que uno de los dos no sea ordenado y el otro sí; hacen que en los matrimonios, se presenten problemas, casi todos los días y lo más importante, sería aprender a manejar los hechos, para que la pareja pueda vivir en paz. 

Eso es el matrimonio, tener mucha madurez, para: 

Recibir, ceder, respetar, exigir justamente y reconocer, cuáles son nuestras falencias a nivel de la personalidad.

Hay que tener en cuenta una circunstancia muy especial: 

Por mucho amor que el matrimonio brinde, no será remplazado, por el amor que recibimos en nuestra infancia y por esa razón a veces nos cansamos de los amores zalameros de nuestro complemento.

Hay unos problemas especiales, que es bueno conocer, para que no salte la liebre en cualquier lugar, la mala salud y la economía precaria, son responsables de muchos de los tropiezos que se presentan en los matrimonios.


Una de las grandes claves, para tener éxito en el matrimonio, es saber dialogar, todos los problemas que se presentan y convivir con mucha alegría, las cosas buenas que nos pasan.

No es justo, quedarse callado, resignarse o no opinar, porque esto no aporta a la solución de los problemas; tampoco son agradables, las discusiones acaloradas, las peleas y los gritos, porque lo que se necesita, es un apoyo y unas soluciones, para resolver, la lucha diaria.

La felicidad de un adulto, no consiste en que nunca se presenten los problemas; sino en que todos los que lleguen, queden resueltos satisfactoriamente. 

Ojalá todos los problemas del matrimonio, sean resueltos por los esposos; pero si no es posible, hay que acudir a personas con sabiduría calificada, para que ayuden a buscar las soluciones.

Entremos ahora en un tema de vital importancia, como es: La vida de la comunicación íntima de una pareja; porque este afecto, es el que hace el milagro de mantener unidos a los esposos.


El factor más determinante, en el matrimonio, es el hecho de que los contrayentes, están buscando una fórmula mágica, para vivir mejor; para complementarse; para resolver problemas conjuntos; y para procrear unos hijos.

En muchas entrevistas que hice durante el manejo de mi vida profesional, cuando pregunté: ¿Cómo es el manejo de las relaciones íntimas? 

La respuesta me lo dijo todo: 

No nos preocupamos por esas bobadas. 

Quien creyera que a pesar de ser bobadas, son las únicas que pueden realizar el milagro de la unión.

La comunicación íntima, aunque no es el todo en el matrimonio, se juega el papel principal, en esa novela. 

Recordemos que en ella, se unen los cuerpos; se fusionen los genes; se expresa el amor mutuo; se satisface el deseo sexual; se mejoran los sentimientos; se muestran los afectos; es decir, hay una fusión de personalidades.


Hay unas diferencias entre los dos sexos, que vale la pena tener en cuenta: 

El hombre, se escita con más facilidad que la mujer y está presto a realizar el acto de comunicación íntima, desde el momento en que empieza; la mujer necesita ciertos estímulos, como palabras dulces, mucho cariño, demostraciones de amor sincero; pues de lo contrario el acto será un rotundo fracaso. 

Si esto no se tiene en cuenta, la mujer, llegará a aborrecer la comunicación íntima y no querrá hablar de eso con el esposo.

No se puede dejar que este hecho sea muy prolongado o se interrumpa para siempre, porque ahí estará el fracaso de la pareja.

Se presentan dos factores muy peligrosos, en la vida de las familias: 

La impotencia sexual y la frigidez. 

Porque como tienen que ver con la comunicación íntima de los esposos, si se manifiestan, destruyen esa unidad.

Las principales causas de ellas son: 

Las más íntimas, se pueden buscar en la mala formación que los infantes, los escolares y los adolescentes sufrieron; pero pueden ser enfermedades, que se presentan y es el médico, el único que puede tratar el mal.


Casi todas las impotencias y frigideces, tiene cura, siempre y cuando busquemos la causa que las produce y le apliquemos el remedio.

Cuando se presentan estos problemas, hay que acudir de inmediato, ante personal calificado, para que ordene lo que se debe hacer en forma instantánea.

También es bueno que miremos, cuales efectos produce en la pareja, la llegada de los hijos, pues la mayor alegría que un humano tiene, es cuando se convierte en padre o madre.

La llegada de los hijos, hace más estable el matrimonio, porque completa las ambiciones de la pareja, pues de todos es sabido: 

Que aquellos que se casan, siempre lo hacen, para formar una familia con hijos.

La llegada de los hijos, cambia el tren de vida de los esposos y las tareas que se van a realizar, a partir de ese momento, serán totalmente diferentes, a las que venían haciendo. 

Es el momento preciso, para mostrar todo lo que aprendimos en nuestro largo curso de personalidad, en relación con la formación de nuestros niños.

 Es aquí en donde vamos a conocer los verdaderos padres.


No hago una lista de las tareas que deben realizar los padres, porque casi toda la gente, las sabe de memoria y porque el libro quedaría con más páginas, que una biblia católica.

Los hijos producen muchas alegrías, pero también generan tristezas; representan la más grande de las felicidades; mejoran la unión de la pareja; y son el mejor anhelo de nuestras vidas.

Algún sabio decía:”Hijos, ni nazcan; ni mueran”. 

Para significar que los hijos generan muchas ansiedades y que nos preocupan nueve meses, antes de nacer y toda una vida, después de que mueren.

Los hijos influyen notablemente en las vidas de sus padres; les cambian casi todas sus costumbres; les arrebatan casi todo su tiempo; los abstraen por completo; los obligan a establecer un orden distinto, de los horarios, adaptado a las necesidades de ellos; en fin, toda la organización familiar, a partir de la llegada de los niños, dará un giro de 180 grados.


Desde la infancia, el ser humano aprende los oficios de la Paternidad y la maternidad, observando cómo sus padres se desempeñan en esa labor y por esta razón, es tan importante tratar bien a los niños, que como queda dicho, son unas grabadoras, captando lo bueno, lo malo y lo feo que con ellos hacemos; luego aprenden con otros adultos y cuando se enfrentan a esa responsabilidad, ponen en práctica todas aquellas cosas que han aprendido en su largo trajinar por la vida.

Cuando las personas, no saben cumplir con estas responsabilidades, hay que buscar las causas, en una de estas circunstancias: 

Los niños han sido castigados cruelmente por sus padres; los padres se burlaban de ellos; en algún momento los abandonaron; nunca los quisieron.

Es bueno recordar, que cualquier desperfecto que resulta en: 

Los esposos, padres, trabajadores, vecinos, amigos o ciudadanos, incapaces de cumplir con sus responsabilidades, es una consecuencia lógica, de la mala formación de esos niños.

En resumen, podemos decir: 

Que los desvelos, sacrificios, paciencia y cariño, con que los padres tratan a sus hijos, dan como resultado, adultos capaces de: obrar bien; cumplir con sus responsabilidades, en la familia, el trabajo, el barrio, la vereda y en general con la sociedad, la patria y la religión.


No hemos considerado un punto importante, el hecho de que algunos adultos, no buscan pareja, sino que se dedican a vivir, su vida honorable de solteros o buscan refugio en la vida religiosa.

Los dos estados, son preciosos, el primero, porque la persona soltera, como no tiene que asistir a su pareja o a sus hijos, se puede dedicar de tiempo completo a cumplir con sus deberes de ciudadano.

Conozco muchos casos de personas, que manejan este estado, con lujo de competencia y de pronto ahora que soy separado, (treinta y dos años, gozando de la jubilación del matrimonio), puedo hacer eso mismo y se establecer las diferencias con la vida marital.


En esencia, no se crea, que los solterones, como se les dicen despectivamente, son amargados empedernidos y tal vez estorbos de la sociedad; porque estos dos criterios, estarían pasados de moda; exagerados en su concepción; y muy injustos con ese respetable gremio, que vive a todo chorro, disfrutando de: 

Un bel vivir, tutta la vita onora. Y que traduce: Un buen vivir, hace honorable la existencia.

Si miramos al grupo que se acoge  a la vida religiosa; lo sé de memoria, porque estuve en varios claustros; es la mejor vida, por la tranquilidad que se respira; el ambiente de paz en que se vive; la espiritualidad, que a diario renace; el sistema de organización, a nivel temporal y espiritual que se adquiere; que son motivos suficientes, para que cualquier adulto pueda aspirar a entrar en las filas de este conglomerado.

No sabemos calcular el bien que muchos adultos hacen en este último grupo, porque la mayoría de ellos son buenos, pero como de todo se ve en la viña del Señor, no faltan los malos y las personas poco sabias y los juzgan a todos, por algunas manzanas podridas, que puedan resultar.


Como todo lo que hacemos en esta tierra, se aproxima el final del hombre y empiezan a surgir una serie de problemas, que si no tenemos buena sabiduría, para manejarlos, nos arruinaran por completo.

El primer problema, es el hecho de que la edad vieja trae consigo el desgaste de algunos órganos y por ésta razón, se presentan la menopausia y el climaterio, circunstancia para la cual debemos estar bien preparados, porque no hay cosa peor, que sentirse inútil.

Las razones de desgaste y las manías que algunos adquirimos durante la vida adulta, hacen que nos volvamos estorbosos, hasta para nuestros familiares más cercanos. 

Sería muy importante que fuéramos capaces de detectarlas, a tiempo, para hacer el correctivo oportuno, con el fin de no volvernos una carga muy pesada, para nuestros seres queridos.

Sería muy bonito, que los ancianos, siempre estuviéramos sonriendo; todo la compusiéramos con un buen gesto; y ayudáramos, con nuestro comportamiento, a que los nuestros, nos vieran con orgullo, por nuestra experiencia y nuestros años de vida.


Algunos ancianos, sin quererlo, cogen unos movimientos raros en sus cuerpos, a los que llamamos tics, en estos casos, es importante detectar cual es el que hemos adquirido y al pié del espejo, tratemos de corregirlo.

Como punto final, me resta decir, que la mejor etapa de la vida que he quemado, es mi vejez, llena de éxitos, de amigos, de satisfacciones, de muchos triunfos a nivel de mis investigaciones; me siento respaldado por todos; me considero un anciano joven y esa es la más importante de mis posesiones.

Los dejo en aras del recuerdo, con la letra de la canción: El camino de la vida, un vals de Héctor Ochoa.

De prisa como el viento van pasando,
Los días y las noches de la infancia;
Un ángel nos depara sus cuidados,
Mientras sus manos tejen las distancias.
Después llegan los años juveniles,
Los juegos, los amigos, el colegio,
El alma ya define sus perfiles
Y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño.
Y brotan como un manantial,
Las mieles del primer amor,
El alma ya quiere volar
Y vuela tras una ilusión
Y aprendemos, que el dolor y la alegría,
Son la esencia permanente de la vida.
Y luego, cuando somos dos,
En busca de un mismo ideal,
Formamos un nido de amor,
Refugio que se llama hogar
Y empezamos otra etapa en el camino,
Un hombre, una mujer,
Unidos por la fe y la esperanza.
Los frutos de la unión, que Dios bendijo,
Alegran el hogar, con su presencia,
A quien se quiere más, sino a los hijos,
Son la prolongación de la existencia.
Después, cuantos esfuerzos y desvelos,
Para que no les falte, nunca nada,
Para que cuando crezcan, lleguen lejos
Y puedan alcanzar, esa felicidad tan anhelada.
Y luego, cuando ellos se van, algunos sin decir adiós,
El frio de la soledad, golpea nuestro corazón
Y es por eso amor mío, que te pido,
Por una y otra vez, si llego a la vejez, que estés conmigo.

Como ven, Héctor se me adelantó, porque en ésta pieza literaria, resumió el contenido de mi ensayo.


Epílogo:

Llegar a la vejez, como yo lo he logrado, es un gran triunfo de la buena formación que recibí de mis padres, mis superiores de los seminarios, mis orientadores en la función docente, que realicé por espacio de treinta y siete años y a los que después de haberme jubilado, tuvieron en cuenta mis conocimientos para manejar de alguna manera la sociedad sopetranera a nivel de muchas disciplinas importantes del saber humano.

Una de las mayores fortunas que puedo ostentar, es el hecho de que cumplí con el dicho popular: 

“Antes de morir, siembre un árbol; tenga un hijo; y escriba un libro”. 

Pero en mi larga carrera de éxitos, sembré 150.000 árboles en las laderas de la quebrada la Sopetrana, cuando era el presidente del grupo ecológico; tuve varios hijos, de los cuales me siento orgulloso, porque heredaron los saberes que manejo; y en vez de uno, logré escribir diez libros, a saber: 

“Yo vivo en Sopetrán un paraíso de América”, que es una buena monografía del pueblito; 

“Tratado de métrica, un buen compendio de normas , para manejar esta difícil ciencia”; 

“Las etapas del desarrollo humano, bajo la lente de la Psicología tradicional”, un buen libro para aprender a la formación de la vida en familia;

 “Filosofía de la palabra paz” un buen tratado de píldoras filosóficas, para obtener la paz en la tierra; 

“El Rincón de los animales” en donde explico todos los conocimientos para comprender y manejar los animales; 

“El rincón de las plantas”, un verdadero tratado de biología vegetal; 

“las plantas y la salud” un buen escrito sobre homeopatía, con todas las prescripciones, indicaciones y contraindicaciones, en el manejo de la plantas medicinales; 

“Teosofía pragmática”, libro en donde plasmé mi concepción sobre Dios y la vida espiritual; 

“Ciencia, cultura, tecnología y religión” un largo escrito con artículos separados sobre cosas relacionadas con estos temas; 

“Los grandes secretos del idioma español” que aún estoy escribiendo, en donde cuento todos los intríngulis del idioma español, uno de los más difíciles del planeta.

A pesar de que la pobreza que manejaban mis padres, para llevarme a la universidad pública, logré muchos triunfos con mis saberes empíricos y gozo entre las gentes que me conocen, de un prestigio, como un ciudadano distinguido a nivel de: 

Las ciencia, la cultura y la tecnología.

Creo que realicé mi proyecto de vida y que estoy listo, para el viaje del más allá, porque los días que me faltan, son unas horas extras que me están dando para disfrutar de aquellas bondades, con que la naturaleza me concibió.

No he empacado, porque esa es una garantía de viaje, dada la razón de que el destino no da preaviso y cuando la muerte llega, en un abrir y cerrar de ojos, nos aplican la sentencia del calvario: 

“Todo está consumado”.

Sopetrán, Junio 22 del 2014.

Darío Sevillano Álvarez.

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