martes, 13 de agosto de 2024

Consideraciones especiales sobre la parroquia de nuestra señora de la Asunción.

 

Consideraciones especiales.

Muchos amigos que tengo en la parroquia de nuestra Señora de la Asunción de Sopetrán, han venido diciéndome:

Que berraquera de Párroco el que tenemos.

Yo les respondo que opino lo mismo, porque he visto la buena voluntad que tiene para administrar la parroquia y lo efectivo que es, cuando de mejorar los bienes parroquiales se trata.

Soy uno de los servidores de la parroquia, porque manejo el reloj de la Basílica y porque ayudo en algunas actividades del ente parroquial y por esa razón, casi todos los días voy a la casa cural, para meter la mano en aquellas cosas que son de mi incumbencia.

Puedo contar con mucho agrado que el Padre:

Eddy Alberto Valencia Vázquez, ha iniciado algunas obras parroquiales que demandan muchas erogaciones económicas, como es la reforma de los techos de la Basílica que, en el momento actual valen, unos cincuenta millones de pesos y para financiar estos gastos, se ha abierto la cuenta de ahorros de Bancolombia número 240- 680838-49, en la cual los feligreses de buena voluntad, pueden consignar sus donaciones.

Ahora que tenemos la fortuna de tener un párroco que, quiere la parroquia y sus bienes, tenemos que entender que debemos patrocinar todas sus ideas, colaborándole económicamente, para que pueda sacar adelante, todos los proyectos que apuntan a mejorar la entidad eclesiástica que le entregaron.

Pero debemos recordar que desde cuando llegó a la parroquia el Padre Rogelio Rodríguez Graciano que, a mi modo de ver las cosas, fue hasta su administración, el mejor que habíamos tenido desde la época de 1945, hasta nuestros días, porque en los primeros cuatro años de su gobierno, supo administrar los dineros parroquiales y empezamos a ver, la época de oro de nuestro ente parroquial.

Corrimos con la fortuna de que nuestro arzobispo:

Monseñor Hugo Alberto Torres Marín, nos mandó al padre Eddy que, está mostrando la buena capacidad que tiene para gobernar el ente parroquial y muestra mucho interés, para sacar adelante los bienes parroquiales.

Quiero traer a la memoria la administración del padre: Rafael Vélez que, en el altar de San Isidro que, se realizaba para esa época el día de Corpus Cristi, contó con la generosidad de los fieles y solo en ganado, le donaron 40 reses; y con ese dinero compró la casa del Doctor Abundio Posada, la tumbó y construyó, la casa parroquial, que hoy tenemos, construida en el orden arquitectónico italiano.

Pero a medida que pasaron los años, los párrocos olvidaron las obras parroquiales y se dedicaron a otro tipo de cosas, que la feligresía reprochó y en la actualidad, en los altares de San Isidro, las ofrendas son demasiado pobres a tal punto que solo dan gallinas y frutas.

Valdría la pena, mejorar las donaciones de la feligresía, dada la razón de que nuestro párroco, es un buen administrador y solo tiene en su mente, sacar adelante la parte eclesiástica que le encomendaron.

Todos somos testigos presenciales de que, a la basílica, le caen muchas goteras, que perjudican, las celebraciones del culto.

Recuerden que estas goteras también, pueden producir daños en las imágenes y en los elementos que conforman la decoración de nuestro templo, como: Altares, confesonarios, bancas, etc.


Es de lógica saber que, un administrador sin pesos, no puede emprender ninguna obra de envergadura, porque los materiales de construcción y los obreros en el momento actual, están muy caros y nadie trabaja por amor al arte, toda vez que cada persona, tiene unas obligaciones económicas con sus seres queridos.

Señores ganaderos, cuando ustedes regalan uno de sus animales, para las obras parroquiales, lo que consiguen es la bendición de sus rebaños; la mejoría de crías sanas y vigorosas; y la bendición de sus bienes.

Me gustaría que toda la feligresía, se vinculara a las obras parroquiales, porque al final de cuentas, esas obras, son nuestras y el sacerdote cuando lo trasladan para otro lugar, no se las puede llevar entre sus pertenencias.

Sopetrán, agosto 11 del 2024.

Darío Sevillano Álvarez.