sábado, 2 de octubre de 2021

La dormición de Nuestra Señora.

 

¿Cómo les parece la nueva advocación que hicieron de nuestra señora, la virgen María?

La Palabra dormición, es un nombre o sustantivo femenino del idioma español, que se deriva de la palabra latina: Dormicionis, que traduce al español: Transito o somnolencia, que fue el acontecimiento que le ocurrió a Nuestra Señora a la hora de morir, cuando unos ángeles vinieron del cielo y la transportaron por los aires, hasta llevarla a la gloria eterna, en cuerpo y alma.

Observen las concepciones que, de ese acontecimiento histórico, han hecho los grandes pintores; esta escena provoca mirarla, porque es una forma agradable de indicar el tránsito de nuestra señora.


Hasta aquí, todo está muy bien, pero en los ochenta y un años que tengo, nunca había visto a nuestra señora de los Dolores en semejante apuro y en tan horrible posición, porque si quieren representar el tránsito de nuestra señora, no debía ser con la virgen de los Dolores, ni debiera ser en esa forma tan irrespetuosa; porque si quieren representar esa escena, lo pudieran hacer, colocándola en una especie de cofre de muerto, parecido al santo sepulcro y no en esa forma, que más bien parece que la dolorosa, se hubiera accidentado y estuviera con una fractura en la columna vertebral.

No me estoy burlando de esa imagen, porque tiene una cara preciosa, una diadema de mucho valor artístico, un vestido muy apropiado a la virgen de los dolores; solo crítico, la posición en que la tienen.

Tenemos que recordar, que la asunción de nuestra señora, es uno de los grandes dogmas de nuestra religión católica y si alguno de nosotros, no cree en ese dogma, la legislación eclesiástica indica, que: Anátema sit, es decir que sea excomulgado.

Recordemos que este dogma, fue proclamado por el Papa Pio XII, el 1 de noviembre de 1950.

También es importante recordar: Que los sopetraneros, celebramos los días 15, de los meses de agosto, dos festividades: La Asunción de nuestra Señora y la fiesta de nuestra ilustre patrona, la virgen de Sopetrán, que son dos advocaciones totalmente distintas; porque la Asunción sube al cielo y la de Sopetrán, baja a la tierra para liberar a cuatrocientos católicos, que iban a ser degollados delante del califa: Al Mamún.

Observen como en ningún óleo de nuestra señora de la asunción aparece la virgen de los dolores.

Si observen con mucho detenimiento, esta escena de la dormición de nuestra señora, es totalmente distinta a la que están representando con la virgen de los dolores.

Hay muchas formas de representar esta escena bíblica, pero no con la virgen de los Dolores.

En esta escena, la virgen está rodeada de los apóstoles y sus amigos, a la hora de su muerte.

Ahora veamos otras formas de concebir la asunción de nuestra señora.

Recuerdo que cuando era niño, en una misa especial del día quince de agosto, el párroco de nuestro pueblo, el sacerdote Francisco Yepes, hizo esta catequesis:

La virgen fue llevada a los cielos por muchos ángeles y al llegar a la gloria eterna, los grandes músicos del cielo, tocaron el himno nacional, para indicar la alegría que los embargaba.

El dogma no toca algunas cuestiones muy relacionadas con él, como si la Virgen murió o no, y si la respuesta es afirmativa, si resucitó.

Estas cuestiones han quedado a la libre aceptación y discusión de los fieles, sobre todo de los teólogos.

Lo enseñado por Pío XII en la Constitución “Munificentissimus Deus “es “:

Que la Inmaculada Madre De Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.

Recordemos pues el Papa goza de la prerrogativa de la infalibilidad, como nos enseñó el Concilio Vaticano I del año 1870.

Para terminar, quiero que vean el cuadro original de nuestra señora de Sopetrán, que conservamos en la basílica, que está dedicada a nuestra señora de la Asunción.

Este cuadro fue donado por Dona María de Austria, cuando gobernó a España, mientras su hijo cumplía la mayoría de edad.


Para protegerlo de las inclemencias del tiempo, el cuadro está protegido por un cristal grueso, que le quita mucho esplendor a la obra de arte, del período barroco.

Sopetrán, agosto 16 del 2021.


Darío Sevillano Álvarez.








viernes, 6 de agosto de 2021

Importante sopetranero muere a sus 75 años.

 

Gabriel Escobar Gaviria, uno de los grandes hijos de Sopetrán.

Con 75 años de edad, ha muerto en Envigado aquel que siempre mostró a un gran aprecio, por su patria chica, en sus escritos, en sus blogs Gers, en sus constantes visitas a la Virgen Morena, y en su actitud personal, como todos los miembros de esa ilustre familia: Sixta Tulia, Ester, Inés, Raquel y José Luis, que siempre estuvieron pendientes de su pueblo, para sacarlo adelante.


Con este escrito, muestra el diario el colombiano, la terrible pérdida, de este ilustre amigo:

“Se murió Sófocles, el de la Gazapera, el columnista que ejercía el escrutinio de la palabra escrita. Se llamaba Gabriel Escobar Gaviria y durante 28 años obró como un consumado cazador de gazapos. Habilidad llevada al esplendor por el inolvidable Roberto Cadavid Misas, Argos, quien marcó época en el diario como ingenioso gramático, y que él terminó reemplazando desde que envió una carta de lector para advertir tres errores en un mismo escrito.

Eso sí, sin los dos apellidos para que no sonara su corrección como firmada por un hermano del capo del narcotráfico. Desde entonces, su columna fue infaltable y ratificó su disciplina a blindar el idioma, oficio que, según contaba, empezó en su vida cuando corregía los errores ortográficos de sus compañeros de universidad. Ingenio que también ejerció en El Colombiano de Medellín en su columna Vista de Lince, firmada por Abel Méndez, y en el Diario del Otún de Pereira”.

Cuando me conoció, por medio de uno de mis escritos, sobre nuestra Señora de Sopetrán, me abrió las puertas de su Blogger, los Gavirias de Sopetrán y el él tuve la oportunidad de salir del anonimato y entrar por la puerta grande, en los medios masivos de comunicación

Podría decir, sin hacer exageraciones, que me dedicó, con mucha especialidad ese Blogger y publicó en él, más de doscientos artículos, que fueron consultados por miles de ciudadanos del planeta.

En las estadísticas de ese Blogger, siempre encontrábamos, grandes cantidades de usuarios de la internet que nos leían.

“Nacido en Sopetrán (Antioquia), en la casa que hoy vive la familia Carvallo Hoyos, en la calle del Caño, Gabriel Escobar Gaviria, se educó con los salesianos, de ellos heredó su interminable estudio del latín, y terminó en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, donde se graduó de ingeniero eléctrico.

Trabajó para la empresa antioqueña de energía y desplegó conocimiento en el país extendiendo redes de transmisión y centrales telefónicas hasta que se jubiló.

Pero en su incansable ajetreo profesional nunca le faltó tiempo para lo suyo.

Su disciplina de escritor, más que de lector, con extraordinarias crónicas que fue obsequiando a los contertulios de su conversación permanente. 

Comida para gatos, En Sincelejo no hay alzhéimer, La cordura del perro, La lección de la anciana, el legado de un hombre que se esforzaba encontrando gazapos para gozarse a los amigos, y que deja a su esposa, sus dos hijos y al entorno de sus cercanos y familia, el testimonio de una vida digna de ser exaltada”.


“Una persona que cuando hablaba enseñaba”, resume su amigo Luis Fernando Múnera, que lo exalta como un hombre “sin sombras, alegre, optimista y dispuesto a ponerle picante a la vida”, que deja en las páginas de El Espectador su memoria de acompañamiento a la tarea diaria de construir el periódico.

Con su lupa desde Medellín a lo escrito aquí o en la periferia, con la misma precisión con la que trazó su ruta como ingeniero electricista, cómo él prefería definirse.

Su fina lupa de conocimientos gramaticales del idioma español, lo llevó a crear un espacio, para anunciar todos los gazapos, es decir las formas no aceptables de la escritura del idioma.

MINUTO DE LECTURA.

En la cola de rata

Un ingeniero electricista de profesión, con más de 27 años de experiencia como columnista, cuenta sus anécdotas sobre la gramática y la ortografía.

“Yo me empecé a dar cuenta de que algunos compañeros de mi universidad tenían muy mala ortografía.

Sin embargo, había entre ellos –no recuerdo el nombre, pero le decíamos Manizales- que nos daba conferencias de lo importante de la ortografía y eso nos ayudaba a ver la manera correcta de escribir las palabras.

Desde aquellas reuniones me surgió el interés por saber la manera correcta de escribir y me pregunté a mí mismo por qué no tenía los errores de los demás.

 Resulta que yo hice todo el bachillerato en un seminario salesiano y allí me reforzaron la escritura en latín.

Gracias al seminario y a aquellas conferencias, me di cuenta de que las faltas de ortografía se pueden evitar con un buen uso y conocimiento del latín.



La forma de escribir dice mucho de uno.

 Aunque mi carrera principal es ingeniería, yo lo tomé más bien como un pasatiempo.

Uno muy importante.

Existía un ingeniero civil llamado Roberto Cadavid Misas, Argos, que tuvo la columna de nombre Gazapera, que aparecía en El Espectador los miércoles, por unos 5 o 6 años.

Fue una sección de opinión con contenido muy bien recibido.

Entonces, yo siempre compraba el periódico cada vez que salía su publicación.

Roberto murió y dejó de salir su sección, por lo cual, asumió la dirección de ella uno de los hermanos del difunto director, Guillermo Cano.

A pesar del cambio de autor, Gabriel seguía comprando El Espectador para leer la Gazapera, hasta que un día cualquiera, vio unos 4 o 5 errores en una de las columnas y decidió enviarles una carta con el seudónimo de Sófocles para comentarles dichas equivocaciones.

No le puse mis dos apellidos, Escobar Gaviria, debido al incidente de la muerte de Guillermo Cano a causa de Pablo Escobar Gaviria; no creí que una carta criticando El Espectador, proveniente de alguien con los mismos apellidos que el narcotraficante que le hizo tanto daño al periódico estuviera bien.

Después, en una edición posterior de la columna, apareció la carta que les mandé con los errores que señalé. Además, exaltaron aquellas críticas y pidieron que el autor de aquella carta se comunicara con ellos.

Lo hice, les dije mis intenciones y la explicación de mis dos apellidos, me terminaron ofreciendo la columna Gazapera y seguí con el seudónimo de Sófocles.

Tengo la columna desde 1993, y aunque me cortaron la columna debido a la crisis financiera del periódico durante unos años, pude continuar escribiendo en octubre del 2000 y hasta hoy sigue intacta.

Además de El Espectador, trabajé en El Colombiano con una columna llamada “Vista de lince” y en El Diario del Otún, de Pereira, en el cual todavía escribo, con el seudónimo de Abel Méndez.

También escribí algunas columnas para la emisora del CIPA (Círculo de Periodistas y Comunicadores de Antioquia).

Son cosas varias, relacionadas con la ortografía y la gramática

Empecé en El Diario del Otún de Pereira a mediados de 1995.

 

Es uno de los periódicos que más me gustaban de Pereira. Un día leí la bandera del periódico y me di cuenta de que el director era Javier Ignacio Ramírez Múnera, un ingeniero electricista compañero mío de la promoción de ingenieros de la Bolivariana de 1971.

 Inmediatamente tomé el teléfono y pedí que me dejaran hablar con el director. Fue algo así:

—Hombre Javier, imagínate que desde hace días vengo comprando con regularidad un periódico pereirano que se llama El Diario del Otún y los errores que encuentro hacen parte de mi columna de El Espectador que se llama Gazapera.

Hoy me di cuenta de que vos sos el director.

—Como así, entonces ¿vos sos Sófocles?

Dos meses después, me llamó y me pidió que le hiciera una columna similar.

Apareció Taller del idioma, escrito por Abel Méndez. Todavía la escribo igual que a la Gazapera.

Entré a finales de 1995, meses después de haber empezado a trabajar en El Diario del Otún.

Alberto Piedrahita Barrientos, mi primer decano en la UPB, que tenía una finca en Santafé de Antioquia y me hacía visitas en la oficina de El Espectador, me felicitaba por mi columna en El Espectador y me aseguraba que me conseguiría una columna en El Colombiano.

Pasaron dos años sin contacto con él hasta que un día me llamó y me dijo que me tenía el puesto listo.

Cuando llegué a la sede de El Colombiano, Alberto me dijo que en el nombre de la columna introdujera la palabra «lince». Como si yo lo hubiera pensado antes, le dije de una vez, Vista de lince, nombre que gustó sobremanera a los directivos del diario.

Allí hablamos con el subdirector y firmamos el contrato.

¿Cuál es la forma más correcta para tener una buena ortografía?

Abrir el diccionario.

La gente es muy perezosa para abrir el diccionario. Tener cuidado con el mal uso y exageración de las comillas simples y dobles; es un error común tanto en periodistas como escritores.

Todo lo “encomillan”.

La gente debería leer los manuales de ortografía que saca la RAE, ya que son muy importantes y aseguran un buen conocimiento de la escritura.

La Ortografía de la lengua española (2010) es el mejor libro que han sacado sobre la forma de escribir y ya está en la página web.

También existe Fundeu que saca recomendaciones de escritura muy importantes.

Uno de los problemas actuales en la escritura es el uso de términos prestados de otras lenguas.

Aunque eso demuestra que está viva y evoluciona, para Escobar representa a veces un problema.

¿Qué pasa hoy en día?

Que todo el mundo se dedica a mirar el inglés, entonces el latín pasa a un segundo plano; como es el caso de los extranjerismos mal utilizados en la lengua castellana.

Era casi obligatorio, hacer este homenaje, al que fuera uno de los mejores amigos de Sopetrán y tal vez uno de sus hijos más ilustres.

Sopetrán, agosto 4 del 2021.

Darío Sevillano Álvarez.















lunes, 5 de julio de 2021

Que podemos decir de la gestión presidencial del doctor Iván Duque.

 

Concienzudo análisis, sobre la gestión del presidente Iván Duque.

La falta de sabiduría en el manejo de la nación por parte del presidente Iván Duque, deja mucho que desear a la ciudadanía colombiana.

Los dos años de su período de gobierno, han convertido a Colombia, en uno de los países, más mal gobernados de América latina.

Creo que lo que voy a escribir, no es un atropello a su gestión; sino un análisis concienzudo de la mala gestión conque nos ha gobernado.


El prefacio de mi escrito podría estar sintetizado en estas palabras:

En sus dos años de gobierno, la nación está sumida en una profunda crisis, que difícilmente va a poder manejar, porque la pandemia del Covid 19, acabó con la economía del país y la cantidad de muertos que estamos aportando, nos muestran como uno de los países americanos más mal manejados en ese sentido; la violencia que ha generado el mal manejo de los acuerdos de paz, firmados con la famosa guerrilla de las FARC, que uno no entiende, porque ni ellos, ni el gobernante, han sido capaces de cumplir lo pactado; la ola de ciudadanos venezolanos, sin perspectivas de detenerse, que nos está llevando a grandes problemas económicos y de seguridad social, porque no todos los que acogemos, son mansas palomas; y la circunstancia muy desagradable de que su gran padrino político, el expresidente Álvaro Uribe, esté atravesando una peligrosa crisis político-judicial, de muchas proporciones, que, nos están mostrando ante el mundo, como un país sin gobernante.

Todas estas falencias, no han dejado que el gobierno de Duque, haya podido encontrar el balance de la reactivación productiva, en medio de la maldita pandemia China y por esas razones, no ha logrado los propósitos que tenía cuando asumió el poder, en su discurso tan concitador del día de su posesión.

Hace dos años Duque pronunció desde la Plaza Bolívar, en el centro de Bogotá, un emotivo discurso de posesión. Contra viento y lluvia, aseguró que con él llegaba a la Presidencia de Colombia “una nueva generación” de líderes que no "gobernaría con espejo retrovisor” y estaría “dedicada a promover el entendimiento, el trabajo en equipo y la construcción de consensos”.

                                    

Pero la terrible realidad es que está haciendo lo contrario, de esas hermosas palabras, que al parecer se las llevó el ventarrón que estaba haciendo en esa lluviosa tarde.

Minutos antes de esas preciosas palabras, el famoso presidente del senado, había pronunciado unas palabras poco conciliadoras, que mostraban a Colombia, como un país sin gobernantes y parece que esa maldición le cayó al presidente Duque, porque está llevando del bulto en las encuestas de opinión, que lo muestran como un presidente de bajo perfil.


Los grandes sabios de las encuestas opinan que la indecisión ha sido una de las principales características, de los dos años de gestión de nuestro presidente.

Analicemos con tranquilidad este asunto:

Iván Duque se hizo elegir con una agenda que proponía cambiar algunos puntos del Acuerdo de Paz alcanzado con las FARC, especialmente la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la participación de los antiguos comandantes de las FARC en política.

En la práctica los cambios habrían significado remover los cimientos de lo pactado.

Dos años después de haberse posesionado no ha logrado ninguna de las dos promesas.

Presentó unas objeciones a la JEP que generaron protestas ciudadanas y se hundieron en el Congreso.

No las volvió a presentar.

                                  

 También impulsó una reforma constitucional para que, en el futuro, delitos como el narcotráfico y el secuestro no sean amnistiables.

Aunque fue aprobada, en nada cambió la participación política del hoy partido FARC.

Uno de los cambios más visibles fue retórico.

Duque paró de hablar de “implementación del Acuerdo de Paz” para hablar de “paz con legalidad”.

Al mismo tiempo, el Gobierno se ha esforzado por mostrarle a la comunidad internacional, especialmente a la ONU y a la Unión Europea, cómo está poniendo en marcha lo acordado.

Pero todos sabemos, que ni los guerrilleros de las FARC, ni el gobierno, le han puesto todo su empeño, a los acuerdos pactados en la Habana.


Aunque Emilio Archila, el consejero para la estabilización de los acuerdo de paz, se ha esforzado por meterle a la comunidad internacional, las mentiras de que todo está marchando a las mil maravillas, los que aquí vivimos, sabemos con absoluta seguridad que las cosas van de guate mala, para guate peor y prueba de lo que estoy afirmando, es que los disturbios de las guerrillas que, se hacían a nivel de los campos;  en el momento actual se apoderaron de las grandes ciudades, para acabar con el patrimonio de la nación y desestabilizar a l gobierno.

 “En un documento enviado a medios de comunicación, el Gobierno resaltó varios logros de los últimos dos años: Una reducción del 9% en el área sembrada de cultivos ilícitos en el país; una disminución del 19% en casos de secuestro, en comparación con el mismo periodo de 2019, y la creación del Plan de Acción Oportuna (PAO) para la protección de líderes sociales.

Sin embargo, la ruta para reducir los niveles de violencia en Colombia aún no está clara.

Juan Carlos Garzón, director del Área de Dinámicas del Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), resaltó que “la indecisión de este Gobierno es general y la implementación de los acuerdos de paz, ha sido casi nula.

Un ejemplo de esta indecisión es la lucha contra los cultivos declarados ilícitos.

Duque propuso retomar la fumigación aérea con glifosato que, aunque no estaría en contra del Acuerdo de Paz, sí rayaría con la estrategia planteada en él, que ve la fumigación como último recurso y para cultivos a gran escala.

El presidente planteó la medida, pero la Corte Constitucional reafirmó una serie de requisitos muy específicos para poder reanudar la aspersión y el Gobierno todavía no ha cumplido los requisitos exigidos para retomarla.

Duque, no insistió con la estrategia de ´mano dura´ de la aspersión aérea, pero tampoco le ha invertido con suficiente ahínco a las estrategias de sustitución voluntaria de cultivos de coca.

La sustitución, explica Garzón, iba a avanzar con las comunidades y como parte de una estrategia integral para transformar el campo colombiano.

“Eso no ha pasado.

Se convirtió en un programa más de erradicación voluntaria que de sustitución”, dijo el analista.

Hoy, hay pocos proyectos productivos andando para las familias que buscan dejar la coca y a la estrategia le falta dinero para funcionar.

Otro ejemplo de falta de una ruta clara es la Reforma Rural Integral, uno de los pilares del Acuerdo de Paz.

El Gobierno ha resaltado la realización de 888 obras comunitarias en los 170 municipios más afectados por la violencia, también llamados municipios PDET, como un importante logro de la implementación y una forma de revitalizar el campo colombiano.

También pidió un préstamo al BID y otro al Banco Mundial para hacer un catastro multipropósito, un estudio importante para avanzar en la formalización de la tierra en Colombia, que hoy es informal en un 80%.

Las pequeñas obras de infraestructura comunitaria aportan, pero no resuelven el problema estructural de la tenencia de la tierra en Colombia, explica Garzón.

La apuesta grande es el catastro multipropósito, pero aún falta una decisión firme de financiar a las entidades responsables de realizarlo.

“En el Plan de Desarrollo el Gobierno se puso la meta de actualizar el 60% del catastro, pero a hoy estamos en el 5%.

Difícilmente el Gobierno en dos años y con problemas de financiación en las instituciones que participan en el ejercicio, va a llegar a cumplir la meta”, dice Garzón.

Luis Alberto Rodríguez, director del Departamento Nacional de Planeación, afirma que el catastro multipropósito avanzará más rápido en los siguientes dos años, porque se han eliminado los problemas técnicos, se realizó la consulta previa y se consiguió la financiación.

“En el tercer y cuarto año debemos ver la implementación”, dijo Rodríguez.

Otro tema intrínsecamente ligado con la paz es la seguridad.

Hasta el momento no se ha visto una ruta clara para disminuir los niveles de violencia en el país.

En los dos primeros años del Gobierno Duque los homicidios de líderes sociales aumentaron un 32%, según cifras de la FIP.

Las víctimas de masacres aumentaron un 30%, notificó el Ministerio de Defensa.

Los enfrentamientos entre grupos armados, señala la FIP, aumentaron en un 107% en los dos años que lleva Duque en comparación con los dos años anteriores.

Los casos de confinamiento, comunidades que se ven acorraladas por organizaciones armadas, subieron un 193%, según cifras de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

El senador Roy Barreras, presidente de la Comisión de Paz del Senado, resume la implementación del Acuerdo de Paz de la siguiente manera:

“Hay una implementación lenta, absolutamente frágil, la inmensa mayoría de los 13.000 excombatientes que dejaron las armas hoy no tienen proyectos productivos, hay más de 200 firmantes del Acuerdo de Paz que han sido asesinados y vamos para más de 500 líderes sociales que han muerto, incluyendo el número más alto de líderes ambientalistas”.


El legislador también se refirió a la suspensión de los diálogos con el ELN, otro cambio fuerte del Gobierno Duque.

“Cuando no hay diálogo hay guerra”, dijo en entrevista con la Agencia Anadolu.

Añadió que en Colombia se abandonó una lógica de negociación y lo que quedó fue “la toma del territorio por grupos ilegales con el consecuente escalamiento de la violencia”.

El segundo año de la gestión de Duque ha sido copado por la emergencia de la COVID-19.

La pandemia tomó a todo el mundo por sorpresa, pero ha golpeado con especial fuerza a los países latinoamericanos que tienen ciudades sobrepobladas y con altos niveles de pobreza.

Colombia, en relación con países como México, Brasil y Ecuador, ha logrado controlar mejor los contagios.

Duque decretó antes que otros países de la región la Emergencia Sanitaria y la Emergencia Social y Económica. Además, el Gobierno ha asignado COP 6,8 billones adicionales al sector de la salud para la mitigación de la emergencia y está realizando cerca de 30.000 pruebas al día para identificar nuevos casos de COVID-19.

El presidente ha tenido que enfrentar la pandemia con un país atrasado en materia de servicios básicos e infraestructura hospitalaria.

Las fallas y la corrupción históricos del sector de la salud se han manifestado, por ejemplo, en la toma y procesamiento de pruebas COVID-19.

En el país hay más de 11.400 muestras por resolver por parte de las Entidades Prestadoras de Salud (EPS), que se están demorando hasta 72 días para entregar los resultados de los exámenes, según cifras de la Procuraduría General de la Nación.

La Superintendencia de Salud señaló que ya hay 15 EPS con medidas cautelares por fallas en la prestación de sus servicios durante la emergencia sanitaria.

Lo que nos está pasando en el momento actual, demuestra que el gobernante, no ha tomado las decisiones necesarias para controlar la pandemia, que día a día, está tomando más fuerza.


Pero además de los problemas estructurales del sistema de salud, el presidente ha tenido algunas salidas en falso.

Un ejemplo fue impulsar el primer día sin IVA en el que, en un momento crítico de la pandemia, se vieron grandes aglomeraciones de gente buscando comprar productos a bajos precios.

El ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, salió ese mismo día a defender la decisión adoptada por el Gobierno. Dijo que los tumultos habían sido hechos aislados y que la jornada había sido positiva para la reactivación económica y laboral del país.

 
Sin embargo, el segundo día sin IVA se hizo con un mayor énfasis en el comercio electrónico y el tercero, que había sido anunciado, no se realizó.

Carlos Álvarez, médico infectólogo y uno de los asesores del Gobierno para la atención de la pandemia, le dijo a la Agencia Anadolu que, aunque es obvio que cualquier actividad que lleve al desconfinamiento aumenta el riesgo de contagios, “no creo que (el día sin IVA) haya sido el mayor error que se ha cometido”.

Señala que otros hechos, como las reuniones familiares en el Día del Padre, pudieron haber tenido más impacto en el aumento de contagios a nivel nacional.

Álvarez defiende la gestión de Duque durante la pandemia afirmando que el país ha tenido un aumento del 25% en las Unidades de Cuidados Intensivos, un hecho que “ha implicado una labor titánica”. “En este momento los pacientes se han atendido y no les ha faltado ventilador”, dice el experto, quien califica ese hecho como un éxito.

Para el senador Roy Barreras, opositor al Gobierno de Duque, el día sin IVA fue producto de una estrategia improvisada. 

Añade que la actual administración desaprovechó la cuarentena inicial, durante las primeras semanas de la pandemia, y no adecuó con suficiente agilidad el sistema hospitalario.

“Los trabajadores de la salud siguen en más de un 70% sin contratos de trabajo y a muchos les deben hasta 11 meses de salario a pesar de que el Gobierno concentró COP 25 billones de recursos de las regiones para concentrarlo en el manejo de la pandemia”, dijo el legislador.

Para el legislador, la palabra indecisión se puede escribir en mayúsculas para describir la gestión de Duque.

“La contracción económica más grande en los últimos 100 años”

Antes de que comenzara la pandemia, el Gobierno Duque sacaba la cabeza por la recuperación en la confianza inversionista y la disminución de la inflación. El primer punto era una realidad en medio de un agitado contexto social en los países vecinos, mientras Colombia mostraba una fase de aceleración económica importante.

“El año pasado por fin tuvimos un crecimiento del 3% y antes de la pandemia las cifras eran bastantes positivas. De hecho, en febrero, cuando el Dane [Departamento Administrativo Nacional de Estadística] publicó el Indicador de seguimiento a la economía, que está vinculado con la medición del crecimiento del PIB, este era superior al 4%, y seguía consolidando una senda de recuperación luego del enorme choque que sufrió la economía colombiana en el 2014”, afirma Luis Fernando Mejía, director del centro de investigación económica y social Fedesarrollo.

“Esto también estaba jalonado por un aumento de la inversión privada, que nosotros creemos, estaba muy relacionado con las medidas implementadas en la reforma tributaria del 2018 y 2019, que introdujeron un descuento importante para el IVA pagado en los bienes de capital, algo que siempre se había pedido en el país pero que, por cuestiones fiscales, no se había podido implementar”.

Pese a que 2020 auguraba un importante crecimiento económico y mientras las cifras controladas de la inflación también eran presentadas como grandes logros del Gobierno, estas se vieron manchadas por el retroceso en indicadores como la distribución del ingreso, la pobreza y la baja confianza del consumidor. Esto sin mencionar una tasa de desempleo que en enero rondaba los 12.9%, de acuerdo con el Dane.

“Uno de los grandes lunares del Gobierno era el desempleo, que, a pesar de una aceleración gradual de la actividad económica, continuaba aumentado y venía en alza desde el 2015.

 Incluso, en 2019 que fue un año de alto crecimiento económico por encima del 3%, tuvimos un desempleo promedio del 10.5%”, asegura Mejía.

Hernando Gómez Buendía dice:

Un país que se construye a base de mentiras cotidianas acaba por vivir de mentiras permanentes y por eso no puede resolver sus problemas de verdad.

Ese podría ser el resumen de la historia de Colombia y el resumen, además, de las noticias y debates que cada día ocupan a los medios y a las redes sociales que tenemos.

No hablo aquí de las fake news —del chip que nos inyectan con la vacuna o del fotomontaje contra alguna persona—. Hablo de las afirmaciones y los silencios de nuestros dirigentes, nuestros analistas y nuestros periodistas, de las personas que hablan en “la esfera de lo público”.

Su truco —y su autoengaño— principal es el silencio o, para ser precisos, la media verdad.

El personaje no inventa mentiras descaradas, sino que dice algo innegable o que cualquiera puede constatar, pero calla o esconde los hechos relevantes que no encajan con su cuento: lo que dice es creíble, pero no es la verdad.

De esta manera el mensaje es creído por quienes simpatizan con el personaje, pero sus malquerientes rechazan o no aceptan la dosis de verdad que este contenía. Por eso los colombianos hemos vivido siempre divididos entre medias verdades diferentes o, para ser precisos, entre mentiras diferentes.

Ya dije que las noticias y debates cotidianos se reducen a las medias verdades, pero aquí puedo apenas mostrar unos pocos ejemplos recientes sobre las mentiras que nos dicen día por día:

— El presidente dijo que el paro había causado 10.000 muertes por COVID-19. Es indudable que las aglomeraciones multiplican los contagios, pero no existe ninguna base para saber si esos contagios y muertes fueron pocos o muchísimos.

— El jefe de la oposición afirma que “en 2018 el voto en blanco fue una complicidad con el uribismo”. Es obvio que esos 806.311 votos le hubieran servido a Petro, pero en primer lugar no le habrían alcanzado (perdió por más de dos millones de votos) y en segundo lugar muchos de ellos habrían ido para Duque.

— La Fiscalía investiga al alcalde de Cali por su manejo del paro. Hubo errores del alcalde más o menos discutibles, pero eso de por sí no es asunto de la Fiscalía, y otros muchos alcaldes también tuvieron errores.

— Dice el ministro de Hacienda que este año creceremos 6 % y esto, seguramente, es lo que indican los cálculos. No aclara, sin embargo, que habíamos caído 6,8 % o que las perspectivas son tan malas que perdimos el grado de inversión.

— ¡Si hasta la propia Comisión de la Verdad vive de medias verdades! Pastrana anuncia que va a comparecer para negar las medias verdades de Santos, igual que Gaviria y Samper comparecieron para explicarnos los aciertos o los éxitos que a ojos vistas no tuvieron.

Esas mentiras cotidianas alimentan mentiras duraderas. Que el paro fue cosa de terroristas o de jóvenes que sueñan, que fue un triunfo de la gente o que aquí no pasó nada, que el confinamiento fue excesivo o que no fue suficiente, que el tráfico de drogas es culpa de los gringos, que el problema de Colombia es Maduro o el problema es Uribe…

Por eso hemos vivido y seguiremos viviendo —mientras no lo remediemos— de los mitos que producen la violencia y la dificultad para enfrentar y resolver los problemas verdaderos. Son los mitos que exploro y documento en mi libro de historia, actualidad y prospectiva que respetuosamente les invito a consultar.

Me identifico plenamente con este escritito y me atrevo a creer que no vamos a ser capaces de mejorar, mientras sigamos aferrados a las mentiras del gobernante”.

Sopetrán julio 4 del 2921.

Darío Sevillano Álvarez.