miércoles, 17 de abril de 2019

La penitencial de los Cristos.



La penitencial del miércoles, a la que llamamos: La procesión de los Cristos, es un espectáculo religioso.


A las cinco y cuarenta y cinco minutos de la tarde, El Señor Rector de la Basílica, inició la procesión en portales de la cabaña.


En este lugar, cantamos la primera estación.


La banda de música, estaba tocando una hermosa marcha fúnebre, que es lo que más se ajusta a esta hermosa procesión.


Aunque la meteorología, no era la mejor, San Pedro, se manejó muy bien, porque pudimos realizar la procesión sin el rocecito del agua lluvia.



En este lugar el paso principal pudo ser cargado en los hombros de los cargueros, porque los cables del fluido eléctrico, en la primera cuadra, no lo permitieron.


Un pequeño calvario, como este se coloca en cada estación.


Tal como lo anuncia la procesión, en ella solo están los Cristos de la Semana Mayor, este es el Señor Caído.


Este es Jesucristo en el Huerto de los Olivos.



 Este es la representación de la desnudes de Cristo o el Señor de la Peña.


Este es el Jesús en brazos de su Santísima Madre o la famosa Pietá, que se exhibe en los museos del Vaticano.


La procesión marcha, por la calle José María Villa y se está acercando al parque principal.


En el crucero de José María Villa con la carrera Córdoba, hacemos la séptima estación.

Para que admiren la belleza de las imágenes y la decoración de los pasos, que hace nuestro capeler, alcancé a tomar unas fotografías con la luz del sol, cuando eran llevadas, a Campiñas de la Cabaña.

Creo que no necesitan comentario:








Soy sopetranero de pura cepa y estoy orgulloso de tener las imágenes talladas en madera a finales del siglo XIX, que casi ningún municipio posee.

La procesión de hoy estaba acompañada por unos tres cientos feligreses.

Es bueno que sepan que a la procesión de once del viernes, asisten hasta tres mil espectadores y a la del Santo sepulcro, la feligresía y los turistas se desbordan y a veces alcanza a los cuatro mil espectadores.

Sopetrán, Abril 17 del 2019.

Darío Sevillano Álvarez.



Nuestra ceiba del parque, se esta muriendo por descuido de las autoridades.



Al que no ha manejado ganado, la boñiga lo enviste.

Los ciudadanos y las autoridades del pueblo, están muy preocupadas, porque a pesar de que en el mes de Abril, nuestra ceiba del parque, ya contaba, con todo su follaje;  este año no ha logrado recuperarlo, después de la votada de hojas, en el mes de Enero.


Según me contaron en el correo de las brujas, las autoridades, van a ordenar una poda de las partes, que no se han recuperado y si esas operaciones, las hicieran, dos o tres veces, estarían acabando con nuestro árbol emblema, porque el parque, sin su sombra termorreguladora, no se podría visitar entre las ocho de la mañana y las cuatro de la tarde.

Pero no han visto, la verdadera razón, por la que el árbol, no se ha podido recuperar y están buscando el ahogado agua arriba..
Los treinta y cuatro huecos, para llegar con el agua del aneguio, a las raíces profundas del termorregulador, están totalmente obstruidos, llenos de tierra que se ha cristalizado por efectos del calor.


Así están los treinta y  cuatro huecos, a pesar de que estamos en pleno invierno, la tierra que los obstruye, está totalmente seca, lo que quiere decir, que al árbol, no le llega agua hace muchos meses.
Otro factor determinante de esta falta de progreso en la recuperación de las hojas del árbol, se encuentra en el redondel, que le hiciera el constructor del nuestro última remodelación del parque, que se ve a las claras, que es un contratista: Barato, buen explotador del dinero fácil que producen los municipios y que tal vez no conoció en sus estudios la palabra: Biología.
Nuestra ceiba, que es un árbol que puede tener un peso aproximado de quince o veinte toneladas, debe recibir diariamente, cinco toneladas de agua, para que pueda cumplir, con sus funciones de termorregulador de nuestro mejor espacio público.


Miren el estado de los huecos, por donde debiera llegar el agua a las raíces del árbol, es imposible, así tengan la mejor voluntad para anegarlo que el agua pueda entrar a la parte en donde están las raíces.


Observen el redondel que le dejaron los constructores, que parece para un árbol de naranjas de una vivienda y miren con detenimiento que esta cantidad de tierra, hace muchos días que no recibe agua a pesar de que estamos en invierno.


A pesar de que todos los días ha estado lloviendo, miren el estado de sequía de la tierra del redondel.
Les pedimos muy encarecidamente, que no se atrevan a cortarle ramas, al árbol, para lograr recuperarlo; sino que se preocupen por hacerle llegar el agua en abundancia a sus raíces.
Recuerden que el constructor de la última remodelación del parque, le colocó una placa de cemento de 14 centímetros de espesor y esa es la razón técnica de que nuestro apreciado termorregulador se esté secando, porque la única forma de hacerle llegar el agua a sus raíces, sería, pedirle al Espíritu Santo que la haga llegar, por obra y gracia de Dios.
Para que un árbol de ceiba, pueda progresar y ser muy frondoso, lo único que necesita es tener un buen redondel, que le garantice el consumo de agua, como se ve claro en la ceiba que cultivan en la ciudad de Gigante, en el departamento del Huila, en donde se ve muy claro que las personas que tomaron la decisión de sembrar este termorregulador, sabían con pelos y señales, como debieran manejarla.


Observen la frondosidad de esta hermosa ceiba, pero fíjense como el redondel, es de casi diez metros a la redonda y está protegido por una verja, que no deja arrimar: Ni animales, ni humanos.

Sopetrán, Abril 17 del 2019.

Darío Sevillano Álvarez.