viernes, 1 de mayo de 2020

Profunda reflexión.



Las grandes enseñanzas, que nos está dando el coronavirus o CORVID 19.

Todos y cada uno de los miembros de la comunidad humana, hemos venido guardando una serie de recomendaciones, para defendernos de la peligrosa pandemia de moda, llamada: Corvid 19; pero los grandes científicos de la tierra, que viven pendientes de lo que pasa y deja de pasar, están observando cuidadosamente, que las importantes medidas, que hemos tomado, para no contaminarnos de la tan famosa pandemia, están aliviando al planeta de muchas de las angustias, que su majestad el hombre, le ha venido causando, sobre todo en los últimos cien años.


Analicemos con mucha seriedad, este párrafo, que acabo de escribir:

Una de las grandes medidas, es el aislamiento social o cuarentena, que nos prohíbe salir a las calles y no nos permite hacer, ningún tipo de viajes.
 Si miramos con mucho cuidado esta prescripción, toda la tierra ha estado en un silencio sepulcral, porque las fábricas, están apagadas; el ruido de los aviones, carros y otros vehículos, no se siente; el murmullo de los humanos desplazándose por los espacios públicos, desapareció, y esto produce una paz interior, que los animales silvestres, analizan con mucha alegría y por esa razón, se han atrevido a llegar:
A las calles; los parques; los grandes canales, en donde se hace turismo; los canales que unen por vía acuática, las grandes masas de agua; las playas en donde se concentran los conglomerados de turistas; y todos aquellos espacios que los seres irracionales, respetan profundamente, porque son del uso privado, de su majestad el enemigo más peligroso de la naturaleza, para desarrollar en ellos sus actividades.



                       







Estas imágenes, son casi inolvidables, porque para volverlas a ver, tendríamos que estar en otra cuarentena.
Observen como las especies acuáticas, también aprovechan los espacios en que el hombre no transita, en medio de la cuarentena.





Casi todas las fábricas del planeta, apagaron sus calderas y dejaron de producir el famoso CO2, o dióxido de carbono; y como los aviones y otros vehículos, que también producen este peligroso compuesto, no están funcionando, nuestra capa atmosférica , está recibiendo un alivio y en estos días, estamos respirando un aire: Más puro; más saludable; más provechoso para el funcionamiento de nuestros aparatos respiratorios y la contaminación ambiental, que estaba llegando a máximos niveles de descomposición, ha venido recomponiendose.

Este para mí, es uno de los grandes beneficios que nos está regalando el peligroso coronavirus.



La prohibición de la venta de fauna silvestre y el exagerado comercio internacional que se hace con ella, que genera unos 20.000 millones de pesos por año y es el cuarto negocio ilegal más grande del planeta; después de las drogas; el contrabando de personas; y la falsificación a nivel de muchas disciplinas; son factores muy importantes que van a beneficiar a la fauna y a la flora, los dos grandes grupos de seres vivos, que siempre han sido maltratados por los humanos, que vienen propiciando su desaparición del planeta.
Este regalo para mí, es uno de los grandes aciertos que produce el Coronavirus y que nos está enseñando, que si no respetamos nuestra fauna y nuestra flora, más temprano que tarde, nos vamos a lamentar de las nefastas consecuencias que este mal produce, porque cada uno de los seres vivos: Animales, plantas u hombres, tenemos una tarea importante, en relación con la ecología del planeta.
Miremos algunas fotografías de este aspecto:




Hay un informe de una científica italiana, que habla de las destrucciones de los ecosistemas naturales, porque todos sabemos que cada uno de ellos, tiene una misión especial para proteger al planeta y a los seres vivos que lo acompañamos, el texto de esta ponencia es el siguiente:
“La destrucción de los hábitats y la biodiversidad causada por el hombre rompe equilibrios ecológicos que pueden contrarrestar los microorganismos responsables de ciertas enfermedades y crear condiciones favorables para su propagación
Por esta razón y para evitar que el mundo “tenga que seguir enfrentándose a este tipo de situaciones”, la presidenta de WWF Italia, Donatella Bianchi, considera que es esencial “proteger los ecosistemas naturales; conservar las áreas no contaminadas del planeta; combatir el consumo y el tráfico de especies silvestres; reconstruir el equilibrio de los ecosistemas dañados; y detener el cambio climático”.
Pero con la llegada del coronavirus, algunos países han prohibido la negociación con esos seres vivos.



Los ecosistemas casi siempre se destruyen por las necesidades sentidas de los humanos, por conseguir: Dinero; para la construcción de sus viviendas y grandes edificios; para la construcción de infraestructura, como: Estadios, rascacielos, locales estudiantiles; por la minería, y muchos otros factores.
Tenemos que aprender, que por cada ecosistema que destruyamos, se nos van a agudizar las pandemias y otras peripecias, conque no contábamos.
Estas destrucciones, se han venido presentando en los últimos cien años del planeta, porque si recordamos la famosa frase de Hegel, el importante filósofo europeo: "Todo proceso de civilización, genera barbarie”, eso es lo que estamos haciendo: Destruimos los ecosistemas y los reemplazamos por infraestructura, para practicar las operaciones: Científicas, deportivas, culturales, sociales, sanitarias y religiosas del momento.
Antonio Guterres, Secretario general de la ONU, acaba de anunciar:
“Aunque el alivio sea momentáneo y no resuelva, de fondo, la crisis climática actual, lo cierto es que el coronavirus está trayendo buenas noticias al medio ambiente”
Creo que con esto está anunciando, lo que he venido pensando acerca de esta pandemia:
El coronavirus, nos está dando una lección de ecología, para que aprendamos a manejar el planeta y a apreciarlo y cuidarlo, como el dulce hogar de la humanidad, que siempre ha sido.


Si lo que estamos haciendo por culpa del Corvid 19, lo hubiéramos hecho desde hace unos cincuenta años atrás, tendríamos casi listo, nuestro hogar, para muchos años más; pero cada que los científicos especializados en ecología, se han dirigido a los humanos pidiéndoles, que ayuden a cuidar la tierra, los humanos respondemos:
Con que yo haga esta bobada en contra del planeta, no pasa nada; pero como somos una familia muy numerosa y muy distinguida, cada día se cometen casi siete mil millones de acciones, en contra de nuestra querida vivienda.
Se me antoja creer, que estamos viviendo, en medio de una tormenta de situaciones, que lenta pero seguramente, están acabando con los seres vivos.


La pandemia del COVID-19 ha acabado con la densa agenda de reuniones y negociaciones de este año para concretar lo que deparará el futuro para los ecosistemas y fauna silvestre de la Tierra.
En medio de una cadena de reuniones aplazadas, la UICN anunció que el Congreso Mundial de la Naturaleza ha sido pospuesto para enero de 2021. 
Los expertos temen que por la crisis mundial por el coronavirus se está perdiendo un tiempo precioso y esto significa, más tropiezos para el planeta.
Hay otra cantidad de regalos que hemos recibido del coronavirus: ¿Cuáles son?
La alegría de ver a todas las familias del planeta juntas, por espacio de cuarenta o cincuenta días, es casi un prodigio, porque coger a los niños y a los adolescentes en sus hogares, a cualquier hora del día o de la noche, es casi un parto de mula y se puede identificar el fenómeno, como: “Buscar una aguja en un pajar”.
Este regalo, es casi un don de Dios, para que todos estemos en armonía, con: Nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros abuelos, nuestros tíos y todo el combo familiar, que casi nunca, se reúne.


Estoy creyendo que no volveremos a la normalidad porque la normalidad era el problema; y si cumplimos con esas directrices el planeta se recompone, y lo más lógico, es que las sigamos cumpliendo.
 Varios ambientalistas han compartido este presentimiento y se preguntan en un lenguaje, muy preocupante: 

¿Cómo evitar volver a la normalidad?

Sopetrán, abril 30 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez.