Las grandes enseñanzas,
que nos está dando el coronavirus o CORVID 19.
Todos y cada uno de los miembros de
la comunidad humana, hemos venido guardando una serie de recomendaciones, para
defendernos de la peligrosa pandemia de moda, llamada: Corvid 19; pero los
grandes científicos de la tierra, que viven pendientes de lo que pasa y deja de
pasar, están observando cuidadosamente, que las importantes medidas, que hemos
tomado, para no contaminarnos de la tan famosa pandemia, están aliviando al
planeta de muchas de las angustias, que su majestad el hombre, le ha venido
causando, sobre todo en los últimos cien años.
Analicemos con mucha seriedad, este
párrafo, que acabo de escribir:
Una de las grandes medidas, es el
aislamiento social o cuarentena, que nos prohíbe salir a las calles y no nos
permite hacer, ningún tipo de viajes.
Si miramos con mucho cuidado esta
prescripción, toda la tierra ha estado en un silencio sepulcral, porque las fábricas,
están apagadas; el ruido de los aviones, carros y otros vehículos, no se
siente; el murmullo de los humanos desplazándose por los espacios públicos, desapareció,
y esto produce una paz interior, que los animales silvestres, analizan con
mucha alegría y por esa razón, se han atrevido a llegar:
A las calles; los parques; los
grandes canales, en donde se hace turismo; los canales que unen por vía
acuática, las grandes masas de agua; las playas en donde se concentran los
conglomerados de turistas; y todos aquellos espacios que los seres
irracionales, respetan profundamente, porque son del uso privado, de su
majestad el enemigo más peligroso de la naturaleza, para desarrollar en ellos
sus actividades.
Estas imágenes, son casi inolvidables, porque para volverlas a ver,
tendríamos que estar en otra cuarentena.
Observen como las especies acuáticas, también aprovechan los espacios en
que el hombre no transita, en medio de la cuarentena.
Casi todas las fábricas del planeta, apagaron sus calderas y dejaron de
producir el famoso CO2, o dióxido de carbono; y como los aviones y otros
vehículos, que también producen este peligroso compuesto, no están funcionando,
nuestra capa atmosférica , está recibiendo un alivio y en estos días, estamos
respirando un aire: Más puro; más saludable; más provechoso para el funcionamiento
de nuestros aparatos respiratorios y la contaminación ambiental, que estaba
llegando a máximos niveles de descomposición, ha venido recomponiendose.
Este para mí, es uno de los grandes beneficios que nos está regalando el
peligroso coronavirus.
La prohibición de la venta de fauna
silvestre y el exagerado comercio internacional que se hace con ella, que
genera unos 20.000 millones de pesos por año y es el cuarto negocio ilegal más
grande del planeta; después de las drogas; el contrabando de personas; y la
falsificación a nivel de muchas disciplinas; son factores muy importantes que
van a beneficiar a la fauna y a la flora, los dos grandes grupos de seres
vivos, que siempre han sido maltratados por los humanos, que vienen propiciando
su desaparición del planeta.
Este regalo para mí, es uno de los
grandes aciertos que produce el Coronavirus y que nos está enseñando, que si no
respetamos nuestra fauna y nuestra flora, más temprano que tarde, nos vamos a
lamentar de las nefastas consecuencias que este mal produce, porque cada uno de
los seres vivos: Animales, plantas u hombres, tenemos una tarea importante, en
relación con la ecología del planeta.
Miremos algunas fotografías de este
aspecto:
Hay un informe de una científica
italiana, que habla de las destrucciones de los ecosistemas naturales, porque
todos sabemos que cada uno de ellos, tiene una misión especial para proteger al
planeta y a los seres vivos que lo acompañamos, el texto de esta ponencia es el
siguiente:
“La destrucción de los hábitats y la
biodiversidad causada por el hombre rompe equilibrios ecológicos que pueden
contrarrestar los microorganismos responsables de ciertas enfermedades y crear
condiciones favorables para su propagación
Por esta razón y para evitar que
el mundo “tenga que seguir enfrentándose a este tipo de situaciones”, la
presidenta de WWF Italia, Donatella Bianchi, considera que es
esencial “proteger los ecosistemas naturales; conservar las áreas no
contaminadas del planeta; combatir el consumo y el tráfico de especies
silvestres; reconstruir el equilibrio de los ecosistemas dañados; y detener el
cambio climático”.
Pero con la llegada del coronavirus,
algunos países han prohibido la negociación con esos seres vivos.
Los ecosistemas casi siempre se
destruyen por las necesidades sentidas de los humanos, por conseguir: Dinero;
para la construcción de sus viviendas y grandes edificios; para la construcción
de infraestructura, como: Estadios, rascacielos, locales estudiantiles; por la
minería, y muchos otros factores.
Tenemos que aprender, que por cada
ecosistema que destruyamos, se nos van a agudizar las pandemias y otras
peripecias, conque no contábamos.
Estas destrucciones, se han venido
presentando en los últimos cien años del planeta, porque si recordamos la
famosa frase de Hegel, el importante filósofo europeo: "Todo proceso de
civilización, genera barbarie”, eso es lo que estamos haciendo: Destruimos los
ecosistemas y los reemplazamos por infraestructura, para practicar las
operaciones: Científicas, deportivas, culturales, sociales, sanitarias y
religiosas del momento.
Antonio Guterres, Secretario general
de la ONU, acaba de anunciar:
“Aunque el alivio sea momentáneo y no
resuelva, de fondo, la crisis climática actual, lo cierto es que el coronavirus
está trayendo buenas noticias al medio ambiente”
Creo que con esto está anunciando, lo
que he venido pensando acerca de esta pandemia:
El coronavirus, nos está dando una
lección de ecología, para que aprendamos a manejar el planeta y a apreciarlo y
cuidarlo, como el dulce hogar de la humanidad, que siempre ha sido.
Si lo que estamos haciendo por culpa
del Corvid 19, lo hubiéramos hecho desde hace unos cincuenta años atrás,
tendríamos casi listo, nuestro hogar, para muchos años más; pero cada que los
científicos especializados en ecología, se han dirigido a los humanos
pidiéndoles, que ayuden a cuidar la tierra, los humanos respondemos:
Con que yo haga esta bobada en contra
del planeta, no pasa nada; pero como somos una familia muy numerosa y muy
distinguida, cada día se cometen casi siete mil millones de acciones, en contra
de nuestra querida vivienda.
Se me antoja creer, que estamos viviendo,
en medio de una tormenta de situaciones, que lenta pero seguramente, están
acabando con los seres vivos.
La pandemia del COVID-19 ha acabado
con la densa agenda de reuniones y negociaciones de este año para concretar lo
que deparará el futuro para los ecosistemas y fauna silvestre de la Tierra.
En medio de una cadena de reuniones
aplazadas, la UICN anunció que el Congreso Mundial de la Naturaleza ha sido
pospuesto para enero de 2021.
Los expertos temen que por la crisis
mundial por el coronavirus se está perdiendo un tiempo precioso y esto
significa, más tropiezos para el planeta.
Hay otra cantidad de regalos que
hemos recibido del coronavirus: ¿Cuáles son?
La alegría de ver a todas las
familias del planeta juntas, por espacio de cuarenta o cincuenta días, es casi
un prodigio, porque coger a los niños y a los adolescentes en sus hogares, a
cualquier hora del día o de la noche, es casi un parto de mula y se puede
identificar el fenómeno, como: “Buscar una aguja en un pajar”.
Este regalo, es casi un don de Dios,
para que todos estemos en armonía, con: Nuestros padres, nuestros hermanos,
nuestros abuelos, nuestros tíos y todo el combo familiar, que casi nunca, se
reúne.
Estoy creyendo que no volveremos a la
normalidad porque la normalidad era el problema; y si cumplimos con esas
directrices el planeta se recompone, y lo más lógico, es que las sigamos
cumpliendo.
Varios ambientalistas han
compartido este presentimiento y se preguntan en un lenguaje, muy preocupante:
¿Cómo evitar volver a la normalidad?
Sopetrán, abril 30 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez.
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