Las veredas de mi pueblo.


Las veredas de mi pueblo.

Primer informe.

Como lo prometido es deuda, vamos a hacer un recorrido por las veredas de Sopetrán, para que las conozcamos, en toda su extensión y podamos disfrutar de las bellezas naturales, que nuestro clima tropical les ha regalado.

Empezaremos nuestro viaje, por el suburbio: El Chagualal, que como su nombre lo anuncia, es un derivado del árbol conocido con el nombre de Chagualo o Chagualón.

Su clasificación científica es:

Reino: Vegetal.
Clase: Dicotiledóneas.
Orden: Gutiferales.
Familia: Gutíferas.
Género: Clusia.
Especie: Alata.

Es bueno no confundirse con otros tipos de Chagualo, que existen en los bosques tropicales y que se diferencian por su hojas y otros nombres que se les da, según la región, como la Clusia multiflora, la Calophyllum calaba y Calophyllum Marie, especies totalmente diferentes a esta.

Lo más simpático de esta historia, es que en la vereda, no hay un solo árbol de Chagualo, porque nuestros campesinos acabaron con esa especie en el piso térmico cálido, toda vez que es una madera que al ser consumida, genera alto grado de calorías y los alimentos se cocinaban más fácil.


También es bueno decir que en este árbol, las avecillas del cielo, anidan con mucha frecuencia y de los pequeños frutos que produce se alimentan muchas especies animales.


Bosque de Chagualos a orillas de una quebrada.


Bosque de Chagualos a orillas de una quebrada.


Cuando salimos del pueblo, para el suburbio del Chagualal, el paisaje científico, nos muestra las dos antenas que la empresa Comcel tienen en nuestro territorio.


Este es el cruce de la carrera Córdoba con la subida del calvario, nombre con que conocemos al camino viejo de herradura, para llegar al suburbio.

Es bueno contarles que le decimos calvario, porque en dos cuadras de longitud que tiene, registra una diferencia de altura de ciento cincuenta metros.


Desde el calvario, logramos esta preciosa panorámica del sector de tarroliso, como le decimos a la carrera Córdoba, cuando llega a la quebradita o cañada el Limonar.


Al llegar al plan, lo primero que encontramos es el edificio, en donde funciona la Iglesia adventista del séptimo día, en el momento que llegué estaban realizando una función del culto, acompañada de muchos cantos.


Esta es la placa polideportiva de la vereda, si está sola, es porque la hora de la mañana es muy baja y las juventudes, que están en vacaciones, se encuentran descansando.

También es bueno decir: Que la cantidad de basuras acumuladas, no son desorden de la comunidad, sino que las colocaron ahí, porque el recolector va a pasar y no puede entrar a los callejones, por los trabajos de alcantarillado y acueducto, que realiza la empresa: Aguas de Antioquia.


Este es el callejón que conduce a la Brunera y a la planta de tratamiento de aguas, antiguamente, era el camino real de herradura, por donde viajábamos a la ciudad de Medellín.

Para esa época, nos tomaba dos días, ir a la ciudad capital y solo existían tres formas: A pie, a caballo o en silleta. (Los silleteros eran hombres muy fortalecidos que llevaban a las personas en una silleta, colocada sobre sus espaldas).


La imagen de Nuestra Señora: La milagrosa, se mantiene muy bien organizada, por la comunidad Católica, este monumento está situado al frente de la comunidad Adventista.


En este recinto, se reúne la comunidad del suburbio, por las noches y en sus ratos de ocio, para disfrutar: Las riñas de gallos, las parrandas campesinas y todo tipo de celebraciones sociales.


Otro aspecto del mismo lugar.

 

Así son las fincas que abundan en los callejones del suburbio.


Las casas de descanso y las grades villas, son el distintivo propio de nuestra vereda.


Las calles están un poco descompuestas, porque la empresa Aguas de Antioquia está construyendo el acueducto y el alcantarillado.


Así son las viviendas humildes del caserío.


Muchas de las viviendas, son verdaderas casas de descanso.
En ella se ve la decoración navideña, porque el material fue recogido en esa época del año.


Esta es una de las panorámicas bonitas que se logran desde el balcón del Chagualal.


Admiren la calidad de las casas fincas que se consiguen en el suburbio. Son parecidas a las viviendas de la vieja ciudad de Pompeya.


Estas viviendas, se dan unos parecidos a las casas que los Romanos construían para tomarse un descanso.



 Este es el jardín de la vivienda que acabamos de ver.


Así están quedando los Man hold u hombres parados del alcantarillado.


Así se aprecian las serranías de Montegrande y Guayabal, desde el balcón del Chagualal.


Como las viejas villas de la época medieval, casas rodeadas de verjas, estas villas modernas, invitan a vivir en ellas.


En esta otra panorámica, estamos viendo la ciudad, las torres del templo de Nuestra Señora y a la derecha, se ven las serranías de Montegrande, Santa Rita y Palogrande.


Las casa más humildes, también tienen sus bondades.


Esta es una de las antenas que la empresa Comcel tiene para cubrir los teléfonos móviles de sus usuarios.


Esta es la fábrica de textiles, que funciona en el suburbio y que alberga a muchas personas cabezas de familia.


Así luce la otra antena de los teléfonos celulares.


Este es el callejón del lado de la Brunera.



Estos jóvenes, conversan alegremente, mientras los trabajadores de Aguas de Antioquia, organizan las redes del acueducto y el alcantarillado.


El contraste entre los muros de las grades villas y las casa humildes, es muy grande.


Los hombres de Aguas de Antioquia, parecen topos abriendo troneras.


Estas son las grades villas de este callejón.


Esta portada dice mucho, la mansión por dentro es muy bonita.


Así luce otra parte de esta mansión.

La vereda del Chagualal, cifra su economía en los frutales y el cacao, que cultivan en las huertas y en el trabajo en la fábrica de confecciones.

SOPETRÁN, ENERO 12 DEL 2012.

Darío Sevillano Álvarez.


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