La descongelación de los polos terrestres,
otra de las grandes preocupaciones de los moradores del planeta.
El deshielo de los polos en el Ártico
y en la Antártida ya es un hecho demostrado por la comunidad científica
internacional.
El cambio climático, causado
principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, ha afectado a
muchos ecosistemas.
Hay evidencias de que la temperatura
de los océanos ha aumentado, lo que podría ser el detonante original del
adelgazamiento del casquete de hielo.
La temperatura de la superficie de la
Tierra también está cambiando y afectando al calentamiento.
El año 2014 fue el más cálido
registrado desde 1880.
¿Cómo afecta esto a los polos del
planeta?
La situación de deshielo de los
glaciares que está sufriendo la Antártida, se ha catalogado como irreversible.
Por otra parte, la capa de hielo de
los lagos se redujo a un 22% en veinte años, entre 1991 y 2011, como
consecuencia del cambio climático, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
Es indiscutible que los efectos del
cambio climático están repercutiendo en estas zonas frágiles del planeta, donde
una variación en las temperaturas conlleva trágicas consecuencias.
De hecho, si los gases de
efecto invernadero siguen aumentando, el deshielo provocará una elevación del
océano global de entre 1 y 37 centímetros.
Sin embargo, no olvidemos que el
deshielo perturba gravemente la fauna y la flora de las regiones costeras y que
cambia completamente la vida de la zona polar, por ejemplo, el acceso al
alimento de los osos polares.
Se alteran también las corrientes
oceánicas, lo que puede provocar temporales y fenómenos climáticos no
previstos.
De hecho, ya se han observado algunas
situaciones, como en el Océano Ártico, donde se han detectado por primera vez
olas de hasta cinco metros de altura, que se deben en gran medida al rápido
retroceso del hielo.
Un grupo de científicos alertó hoy de
que este año el deshielo del Ártico podría igualar el récord de 2012, cuando se
produjo la mayor pérdida de superficie registrada hasta entonces.
Los físicos polares del centro alemán
Alfred Wegener presentaron sus cálculos en Viena durante la asamblea de la
Unión Europea de Geociencia, en la que explicaron que sus pronósticos se basan
en la evaluación de datos por satélite.
El calentamiento global en el Ártico
es mucho mayor que en otras regiones del planeta por el conocido como
"efecto albedo", que mide la reflexión de la luz solar sobre la
Tierra.
Cuando el albedo tiene valores muy
altos -como en zonas de nieve y hielo- se da un efecto de enfriamiento, ya que
se retiene menos energía en la Tierra; y, al contrario, valores bajos de albedo
provocan un efecto de calentamiento.
Siguen mencionando que: "El
deshielo del Ártico generará también un mayor oleaje en la región, ya que las
capas de hielo suponen una barrera natural para las olas del Atlántico.
Estas olas más potentes acelerarán
también el deshielo en el Ártico, ya que golpearán de forma más virulenta las
masas de hielo.
Además, podría afectar a la capa de hielo
permanente que cubre el suelo en determinados lugares fríos del planeta,
conocido como permafrost, y que contiene metano, un gas de efecto
invernadero".
La costa este de
la Antártida ha perdido la mayoría de sus plataformas de glaciares. Por ello,
apareció una nueva isla en el continente polar.
A mediados de marzo de 2022, los medios alertaron sobre
una tendencia preocupante: ambos polos terrestres registraron
temperaturas 30ºC más calientes que el promedio histórico. Aunque se
encontraban en estaciones diferentes (primavera y otoño, respectivamente), la
tendencia del deshielo en ambos extremos del planeta se estaba descongelando
al mismo ritmo.
Por el contrario, observaciones de la NASA desde el espacio confirman
que el avance del deshielo continúa.
Y, lo que, es más: ha sido tan grave en los últimos meses, que nuevos
territorios antes recubiertos por el hielo polar se están descubriendo.
Tal es el caso de una nueva isla —todavía sin nombre— descubierta
recientemente en la Antártida.
En 2012, el deshielo en Groenlandia
batía récords y la fusión acumulada hasta el
mes de agosto superaba la de todo 2010.
El 97% de la capa de hielo más
superficial se había descongelado durante la ola de calor de ese verano y
provocaba la mayor fusión en 30 años.
Florida desaparecía por completo y
buena parte de China, también, mientras el río Amazonas se desbordaría y
multiplicaría su presencia en Sudamérica.
Hay más de cinco millones de
kilómetros cúbicos de hielo en la Tierra. En 2013, los expertos estimaban
que se necesitarían más de 5.000
años para que se derritiese todo y
eso supondría una elevación del nivel del mar de casi 66 metros.
El dióxido de carbono que emitimos a
la atmósfera acelera el proceso y este vídeo alerta de que a finales del siglo XXI el nivel del
mar crecerá cerca de un metro,
según estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático.
Los glaciares de
la Tierra llevan más de medio siglo retrocediendo en silencio ante el avance
imparable del cambio climático.
No hay rincón del
planeta —excepto el sureste asiático— capaz de resistir los efectos de un
fenómeno que ha derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo
glacial en el mundo desde 1961, según desveló en 2019 un estudio satelital
de la Universidad de Zurich (Suiza), y que amenaza con evaporar más de un
tercio de los glaciares para 2100, tal y como vaticina el Fondo Mundial para
Naturaleza (WWF).
Los glaciares se
clasifican según su morfología —campo de hielo, glaciar de circo,
glaciar de valle, etc.—, el clima —polar, tropical o templado— o
la condición térmica —base fría, caliente o politermal—.
La formación de un
glaciar es un proceso milenario y su tamaño oscilará según la cantidad de hielo
que logre retener a lo largo de su vida.
El comportamiento
de estas masas recuerda mucho al de los ríos, a los que alimentan durante los
deshielos, y su velocidad depende de la fricción y la pendiente del terreno por
el que avanzan.
En total, los
glaciares cubren el 10 % de la superficie terrestre y, junto a las capas
de hielo, suman casi el 70 % del agua dulce del planeta.
El aumento de la temperatura terrestre ha sido, sin duda, el responsable del
derretimiento de los glaciares a lo largo de la historia.
Hoy la rapidez con
la que avanza el cambio climático podría extinguirlos en un tiempo récord
Los
glaciólogos creen que, a pesar de la pérdida masiva de hielo, aún estamos
a tiempo salvar los glaciares de una desaparición anunciada. En las
siguientes líneas desvelamos algunas ideas y propuestas que podrían ayudar a
alcanzar ese objetivo:
Para
salvaguardar los glaciares es imprescindible disminuir las emisiones
mundiales de CO2 un 45 % en la próxima década y a cero
después de 2050 para así frenar el calentamiento global.
La revista
científica Nature sugirió levantar un dique de 100 metros
frente al glaciar Jakobshavn (Groenlandia), el más castigado por el
deshielo del Ártico, para contener su erosión.
Un arquitecto
indonesio, Faris Rajak Kotahatuhaha, fue galardonado por su proyecto Recongelar
el Ártico, que consiste en recoger el agua de los glaciares
derretidos, desalarla y congelarla de nuevo para crear grandes bloques
hexagonales de hielo.
Gracias a su
forma, estos icebergs podrían juntarse y formar masas heladas.
Como ven, estamos
metidos en grave problema, porque si se acaba el hielo en los dos polos
terrestres, se acabarán los climas de la tierra; se extinguirán las corrientes
marinas, que llevan aguas calientes a los lugares fríos de nuestro dulce hogar
y viceversa.
Lo peor de todo es
que ningún morador del planeta quiera colaborar, con las medidas para menguar
el famoso cambio climático y si nadie quiere hacerlo, estamos muy cercanos a la
total destrucción de este querido hogar que llamamos: La tierra.
Sopetrán,
noviembre 6 del 2023.
Darío Sevillano
Álvarez.
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