lunes, 21 de agosto de 2023

El piroceno o la etapa de los grades incendios

 

La era del fuego con los grandes incendios que sufre el planeta, se está convirtiendo en la era del: Piroceno.

La raíz Piro, Del griego antiguo πῦρ ("fuego") y la raíz ceno del griego: καινός (kainos = joven, nuevo), dan origen a un nuevo vocablo que traduce: Era del fuego desbordado que, se está presentando en todos los lugares del planeta y que tiene muy preocupados a los científicos modernos, porque esa cantidad de incendios sin poder controlar, están acabando con nuestro dulce hogar: La tierra.

El fuego ocupa cada vez más espacio en las noticias.

Los incendios de los últimos años nos han estado ganando la partida, una vez tras otra, a lo largo y ancho del globo terráqueo.

El paisaje tiene un papel clave en las emisiones de metano de los arroyos y los ríos.

Los incendios modernos no son como de los otros tiempos, se han vuelto más agresivos y están alterando profundamente las condiciones de la vida en el planeta y nos están exponiendo al albor de lo que podríamos llamar: El Piroceno

Un mundo donde los incendios están sustituyendo al hombre en su papel de escultor de paisajes.

Voy a tratar de explicar lo que ha venido cambiando y hasta que puntos los incendios actuales están afectando la tierra y como pudiéramos revertir esta peligrosa situación.

Es importante advertir, que no siempre fue así y hasta hace muy pocos años, el fuego había sido nuestro mejor amigo.

La domesticación del fuego supuso un acontecimiento fundamental para nuestra especie, tanto a nivel evolutivo como para el desarrollo de las sociedades modernas.

De hecho, una de las primeras tecnologías desarrolladas fue la pírica, con la conquista del fuego. 

Con el control del fuego llegó la gestión del paisaje, y también aprendimos a cocinar. 

Y con la cocción aumentó el valor nutritivo de los alimentos, mientras disminuían el tiempo de digestión y los problemas sanitarios.

Cocinar alimentos permitió aumentar el tamaño de nuestro cerebro y por tanto, nuestra capacidad para razonar.

Si avanzamos el reloj de la historia aceleradamente, nos encontramos con una revolución industrial que fue, en realidad, una revolución pírica.

 Aprendimos a controlar las llamas para poder obtener energía de la quema y se inventaron todo tipo de máquinas, motores, instrumentos y artilugios que nos facilitaron la existencia.

Pero durante la revolución industrial cambiamos de combustible. 

Los fuegos de la industria no se alimentaban de combustibles vivos, vegetales, sino de combustibles fósiles, líticos.

La combustión de paisajes fósiles alteró la atmósfera, y empezamos a calentar el clima.

 El abandono del campo cambió la fisionomía de la tierra, y ahora la biomasa se está acumulando.

Más calor y más combustible: más leña para los incendios.
Y los incendios de ahora se nos escapan. 

Ya no los podemos controlar.

Llevábamos décadas manteniendo las llamas a raya.

La superficie quemada en los bosques había disminuido gracias al desarrollo de nuevas estrategias en la extinción, a mejorar en la formación, y también al aumento desproporcionado en el gasto en medios de extinción.

Pero eso ahora se ha truncado.

Todo apunta a que estamos frente a un punto de inflexión.

Un momento en el que, quizás por primera vez desde la conquista del fuego, estamos perdiendo su control.

Los incendios forestales se escapan con cada vez más frecuencia, estamos dando pasos atrás en su dominio.

Ahora es el fuego quien nos está conquistando.
El dominio del fuego hizo posible el Antropoceno, la Edad del Hombre.

Y la pérdida de su control nos está llevando al Pirocenola Edad del Fuego.

Una edad donde es la llama, y no el azadón, la principal modeladora de nuestros paisajes.

El poder de los nuevos incendios es descomunal.

Los gigaincendios de hace tres años en el sudeste de Australia, por ejemplo, engulleron el 21 % de sus bosques, agrandaron el agujero de la capa de ozono y enfriaron el clima localmente.
Esto ocurrió porque las partículas suspendidas en la columna de humo, los aerosoles, bloquearon la entrada de los rayos del Sol.

Y la destrucción de la capa de ozono alteró las corrientes atmosféricas.

 

Aunque estos efectos fueron transitorios y duraron apenas unos meses.

Cuando los aerosoles finalmente sucumbieron a la gravedad, una gran parte se depositó en el océano Antártico, favoreciendo un crecimiento desorbitado de algas.

Los aerosoles contienen micronutrientes que, como el hierro o el nitrógeno, son esenciales para el fitoplancton.

 Así, los incendios en Australia reverdecieron el océano Antártico.
Aparte de los efectos sobre el planeta, gigaincendios como los de Australia impactan notablemente en infinitud de aspectos sociales como: La salud, la economía y la educación.

Pero esto no solo ocurre en Australia.

 En muchas zonas del mundo, a orillas del Atlántico y del Pacífico, nos encontramos procesos parecidos.

Y si bien es cierto que siempre ha habido incendios catastróficos, y fuera de control, es ahora cuando los vivimos de forma continua.

 Todavía es posible abandonar la senda del Piroceno.

El Pacto Verde Europeo y la imperativa transición energética y ecológica nos dotan de un marco para el desarrollo de políticas efectivas para frenar el Piroceno.

Y las ciencias e ingenierías nos aportan sugerencias e instrucciones detalladas sobre cómo lograrlo:
Favorecer a la ganadería extensiva. Incluyendo el fomento, apoyo y asesoramiento a los pastores en sus tradicionales quemas pascícolas, es decir abundancia de terrenos con pastos para los ganados. 

El pastoreo es un gran aliado para romper la continuidad del combustible, disminuir la intensidad del incendio y aportar una oportunidad a la extinción.
 Recrear la dinámica natural del fuego. Implica introducir el fuego técnico, a través de quemas prescritas de baja intensidad. 

Hablamos de quemas que no dañan, obras de ingeniería basadas en principios ecológicos.

- Desarrollar cortafuegos verdes. La periferia de los ambientes urbanos debería incluir franjas anchas, de gran extensión, desprovistas de vegetación. Pero también se pueden mantener los árboles, si se prefiere, implementando sistemas de riegos prescritos

Se trata de unos aspersores montados sobre grúas, que empapan la vegetación con aguas regeneradas y, por tanto, frenan el avance del fuego.
Disminuir la espesura de los bosques. Implica cortar árboles y mejorar su estado de salud.

Cortar árboles no es deforestar. Al revés, cortar árboles de forma sostenible, disminuyendo la cantidad de combustible, es un gran escudo para proteger los montes de un fuego deforestador.

- Fortalecer la actividad agrícola. 

El freno más efectivo contra los incendios lo encontramos en los cultivos. 

El abandono rural no es cosa del pasado, sino que sigue aumentando a tasas desenfrenadas. Esto resulta paradójico, ya que seguimos comiendo cada día. Por tanto, necesitamos al sector primario.

Estamos viendo los primeros resultados de tener campos fantasmas, deshumanizados.

En el Antropoceno, durante los últimos 12.000 años, los humanos habitaron y aprovecharon el 90 % de los bosques tropicales y el 95 % de los bosques mediterráneos y templados.

 Pero el reciente abandono del campo y la concentración de la vida en las ciudades están alimentando las llamas del Piroceno.
Necesitamos paisajes vivos, habitados. Es la forma de evitar que el fuego siga ocupando el espacio ecológico que dejamos libres los humanos cuando nos marchamos del monte.

Es bueno que recordemos que las naciones unidas tienen un organismo especializado en estos temas

UNEA es el órgano de toma de decisiones relacionadas con el medio ambiente más poderoso del mundo. Es responsable de abordar algunos de los problemas más críticos de nuestro tiempo. Este año, cientos de tomadores de decisiones clave, empresas y representantes de organizaciones intergubernamentales y de la sociedad civil se reunirán para la segunda parte de UNEA-5, que tendrá lugar en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi.

El PNUMA es la autoridad ambiental líder en el mundo. Proporciona liderazgo y alienta el trabajo conjunto en el cuidado del medio ambiente, inspirando, informando y capacitando a las naciones y a los pueblos para mejorar su calidad de vida sin comprometer la de las futuras generaciones.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 en Estocolmo, Suecia, fue la primera conferencia de la ONU en elevar la importancia de los asuntos ambientales. La creación del PNUMA fue uno de los resultados más visibles de esta reunión. El PNUMA fue creado para ser la conciencia ambiental de la ONU y del mundo. Las actividades de conmemoración que se llevarán a cabo hasta 2022 analizarán los significativos avances realizados, así como lo que se avecina en las próximas décadas.

 

Si no ponemos de nuestra parte, sin lugar a dudas estaríamos en el final de los tiempos, producidos por el famoso: Piroceno.

Es importante que todos los moradores del planeta, seamos conscientes de que en nuestras manos está, poder combatir el famoso Piroceno, si no lo hacemos en cuestión de un lustro, nos estaremos lamentando de no haber tomado cartas en el asunto.

Las eras o períodos que ha tenido nuestra tierra son:

Cenozoico significa la etapa en que empezaron a aparecer los primeros seres vivos.

Mesozoico significa la etapa en que apareció la vida intermedia.

Paleozoico es la etapa de la más antigua manifestación de la biodiversidad.

Precámbrico es la etapa en que aparecieron las algas, las cianofíceas, los estromatolitos y los flagelados.

Proterozoica es la etapa en que aparecieron las primeras formas de vida.

Arcaica fue la etapa en que aparecieron los elementos fundamentales de la vida.

Azoica fue la etapa de la tierra en que no hubo ninguna forma de vida.

Pirozoico es el período de los grades incendios que están acabando con el planeta

 

Sopetrán, agosto20 del 2023.

Darío Sevillano Álvarez.














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