¿Por qué la Iglesia Católica en su Biblia,
no habla de la infancia de Jesús, a sabiendas de que es el protagonista del
Nuevo testamento?
Es una verdadera
lástima, que siendo Jesucristo el protagonista del nuevo testamento de la
Biblia Católica, ningún evangelista se haya atrevido a contar, las cosas buenas
y malas, que hizo Jesucristo, en sus veintinueve años de: Infancia,
adolescencia y vida adulta privada.
Este descuido sistemático
de los evangelistas y discípulos de Jesús, es imperdonable, porque todos los
que en Él creemos, debiéramos tener derecho a saber la verdad, sobre las cosas
que hizo en su vida privada el divino Niño.
Mi propósito en
este escrito, es anunciar algunas cosas que escribieron de Él, las personas que
vivieron en su época y que tal vez, por haber hecho las crónicas en una forma
un poco mal contadas, los codificadores de la Biblia, no se atrevieron a
tenerlos en cuenta y creyeron que no eran de una buena fuente.
El mero hecho de
pensar que voy a escribir, sobre un personaje, tan importante, me emociona y me
llena de satisfacción, haber encontrado en algunos escritos apócrifos, ciertas
crónicas sobre la niñez, la adolescencia y parte de la vida adulta de nuestro
protagonista.
Ninguno de los
hechos que voy a contar pertenece a la Biblia Católica, pero esto no quiere
decir, que no sienta todo el respeto y la admiración, que ella se merece.
Mi relato lo voy
a empezar, cuando la sagrada familia, empezó el viaje, hacia las tierras de
Egipto.
En el libro
llamado: La historia de José el carpintero, escrito en el siglo IV, donde Jesús
aparece, contando a sus apóstoles detalles de su niñez, dice: “Bajamos pues a
Egipto y permanecimos por espacio de un año, hasta que el cuerpo de Herodes,
vino a ser pasto de gusanos”.
Uno de los
mejores pasajes del viaje lo cuenta un evangelio apócrifo, cuando dice:
“Muy
cercana a la basílica de la natividad, hay una roca que los peregrinos llaman
el descanso y en latín se le dice:
Virgo lactans o virgen de la leche, porque
en ella, la virgen se sentó y amamantó al niño Jesús, antes de emprender el
viaje”.
En el Cairo, la
capital de Egipto, existe un viejo sicomoro y la tradición, lo respeta, porque
a la sombra de él, la virgen descansó con el niño.
Durante el viaje
por las tierras desérticas, el hambre y la sed, fueron los principales
problemas de la sagrada familia, y al pasar por una palma de dátiles que estaba
llena de frutos sazonados, la Virgen dijo a José, que bueno podernos comer esos
dátiles, José le replica:
Parece raro que viéndolos tan altos te provoque
comerlos y en ese momento el niño actúa y la palma se inclina, para que la virgen
recoja sus frutos.
Cuando la
sagrada familia llegó a las tierras de Egipto, a la ciudad de Alejandría, (recordemos
que esta fue la ciudad que fundó Alejandro Magno, para gobernar su imperio), se
instalaron en la casa de unos parientes y José consiguió trabajo, como carpintero,
pero cuando le vieron sus habilidades de Arquitecto, lo nombraron capataz y
esto le dio la oportunidad de mantener cómodamente a su familia, mientras
estuvieron en esas tierras.
Como el niño
estaba muy pequeño, María no consentía que saliera más allá de donde ella lo
pudiera vigilar y cuidar, pero José la convenció de que el niño debía jugar con
los demás niños de su edad y ella
accedió a dejar que se desenvolviera normalmente.
En el año de
permanencia en Alejandría, el niño gozó de buena salud y se desarrolló
normalmente.
Finalmente José,
María y Jesús, se despidieron de los amigos y parientes de Alejandría y se
embarcaron con un amigo que tenía un barco, hacia la ciudad de Jope, a la que
llegaron a finales de Agosto del año 4 antes de Cristo.
Lo primero que
hicieron, fue trasladarse a Belén y allí estuvieron discutiendo con sus
parientes sobre la conveniencia de vivir en esta ciudad o trasladarse a la
ciudad de Nazaret.
Después de
muchas deliberaciones, José decidió que era más seguro, para el Niño, vivir en
Nazaret que era una ciudad de Galilea, que quedarse en Belén que pertenecía a
Judea.
En los primeros
días del mes de Octubre, salieron de viaje para Nazaret, por el camino de Lida
en Escitópolis, para no dejarse ver mucho de los soldados y amigos del rey,
pero cuatro familiares, los escoltaron, porque ese camino era solitario y los
podían atacar, las bandas de ladrones.
Después de
cuatro días de viaje, llegan a Nazaret y los primeros sorprendidos fueron los
familiares de los dos, porque nadie sabía que ellos habían regresado de Egipto.
Como la casa que
era de su propiedad estaba ocupada por un hermano de José, este procedió a
mudarse y a partir del otro día, la sagrada familia, empieza a vivir su vida
privada, en medio de la mayor tranquilidad.
Es bueno
recordar que la permanencia en la ciudad de Nazaret, va a ser la parte más
grata de la sagrada familia, porque en esa ciudad pasaron muchos años
tranquilos y seguros, además de bien tenidos económicamente.
Al llegar a
Nazaret, se instalaron y debemos recordar, que unas viejas historias del tiempo
de Jesús, escritas por un coetáneo suyo, el joven: Rafael ben Hered, dicen que
en la casa de esta familia siempre hubo, desde la época en que Santa Ana y San
Joaquín vivieron en ella, un criadero de palomas, que aún estaban y el niño
jugaba con ellas, con alguna frecuencia.
En esta ciudad,
es donde José, empieza a mostrar sus grandes habilidades de arquitecto, saber
que le produce el dinero suficiente para mantener a su familia, en una buena
posición social.
Recordemos que
en sus saberes estaba la construcción de grandes edificios, templos y todo lo
relacionado con esta ciencia.
Muy cercanos a
la casa de ellos, había en Nazaret otras familias que contaban con otros cuatro
o cinco niños, que se hicieron buenos amigos del Niño Dios y jugaban con Él,
con alguna frecuencia.
En los
encuentros pueriles, para jugar, con alguna frecuencia, resultaban accidentes,
como siempre ha pasado y una vez, el niño jugaba con los demás amiguitos, en
una terraza y de pronto uno de ellos, se cae y fue tan serio el accidente que
murió instantáneamente; cuando los demás niños vieron lo que ocurría, se fueron
a sus casas y el Niño Jesús, se quedó solo con el muerto; vinieron sus padres y
entraron en pelea con el Niño, porque sostenían que Él, lo había matado:
entonces el Niño, le ordena al muerto que resucitara, para que explicara a sus
padres, lo que había ocurrido y el muerto resucitó.
Cuentan los historiadores
de esa época, que el Niño, era un infante normal y que jugaba a todas aquellas
cosas, que los demás niños jugaban.
Uno de sus
juegos predilectos era jugar con los arroyos, una cosa muy parecida a la que
hacen los niños modernos, cuando hacen puentes sobre ellos y por esos puentes,
pasan sus juguetes.
Si recordamos
que en las tierras de oriente medio, los rebaños de cabras y ovejas o carneros,
son abundantes, también el Niño Dios jugaba con las crías de estos animales,
tal como lo hacen los hijos de los ganaderos modernos.
Pero si
centramos la atención con su hogar de Nazaret, tenemos que mostrar las
habilidades del Niño Dios, para ayudar a José en las labores del taller.
El Niño Jesús,
según dice el Padre Astete, en su catecismo de la doctrina cristina, en la
pregunta número 93, que a la letra dice:
” ¿Dónde vivió Jesús hasta comenzar su
predicación evangélica?
Y la respuesta
dice:” Hasta comenzar su predicación evangélica Jesús vivió en Nazaret,
obedeciendo en todo a María Santísima y a San José y creciendo en sabiduría
estatura y gracia, delante de Dios y de los hombres”.
Aunque muy vaga
la idea, Astete está diciendo que el Niño, era un jovencito muy bien comportado
y sabía querer a sus padres, como cualquier niño de la tierra.
Esta es una
buena evidencia de lo que estoy afirmando.
El
comportamiento el Niño, aunque a veces mostraba todo su poder, era adecuado a
la fortaleza de su cuerpo y a las normas hogareñas, en que se estaba formando.
Dice uno de los
evangelios apócrifos, que cuando tenía unos cinco años, el Niño se acercó a un
charco y empezó a amontonar barro y luego, esculpió una cantidad de pájaros.
Pero eso fue un
día sábado, en que el pueblo de Israel, no podía hacer ningún trabajo; entonces
unos fariseos, lo increparon, porque estaba quebrantando esa norma religiosa,
Él no les prestó importancia, pero cuando los vio muy enojados, dijo:
¿Habré
pecado tanto?
Y luego dio unos golpes en el suelo y los pájaros salieron
volando y cantando.
Un escritor muy
conocido, Germán Arciniegas, escribió este acontecimiento magistralmente y a
esa poesía le colocó el nombre:
El milagro de los pájaros.
Pueden
disfrutarla con todas sus figuras literarias:
EL MILAGRO DE LOS PÁJAROS.
Jesús, en aquel tiempo, en tarde
hermosa,
fragante y rumorosa,
llegó del lago a la desierta orilla,
y junto a sus discípulos sentado,
bajo el fresco arbolado,
fue ante sus pies amontonando arcilla.
Y empezó a modelar mirlas, zorzales,
palomas y turpiales
y jilgueros con arte peregrino;
y los niños al verlo, abandonaron
sus juegos y llegaron
en torno del artífice divino.
Fariseos ceñudos que del templo
regresaban: «qué ejemplo
das tú», gritaron con acento airado;
¿En sábado trabajas? ¿No comprendes
que al Dios del Cielo ofendes?
El día del Señor has profanado.
Alzó como en un ruego la mirada
hacia la turba airada,
y en voz humilde y de cadencia suave,
voz armoniosa de celeste encanto:
¿Habré pecado tanto?
y el pico terminó de un ave.
Y luego ante la turba que con ira
su indiferencia mira,
y que sigue en redor vociferando,
tres golpes dio en el suelo.
fragante y rumorosa,
llegó del lago a la desierta orilla,
y junto a sus discípulos sentado,
bajo el fresco arbolado,
fue ante sus pies amontonando arcilla.
Y empezó a modelar mirlas, zorzales,
palomas y turpiales
y jilgueros con arte peregrino;
y los niños al verlo, abandonaron
sus juegos y llegaron
en torno del artífice divino.
Fariseos ceñudos que del templo
regresaban: «qué ejemplo
das tú», gritaron con acento airado;
¿En sábado trabajas? ¿No comprendes
que al Dios del Cielo ofendes?
El día del Señor has profanado.
Alzó como en un ruego la mirada
hacia la turba airada,
y en voz humilde y de cadencia suave,
voz armoniosa de celeste encanto:
¿Habré pecado tanto?
y el pico terminó de un ave.
Y luego ante la turba que con ira
su indiferencia mira,
y que sigue en redor vociferando,
tres golpes dio en el suelo.
Y al instante, hacia el azul
radiante,
se lanzaron los pájaros cantando.
¿Cuál sería el alboroto que se armó,
cuando los sumos sacerdotes y el sanedrín supieron lo acontecido?
En uno de los capítulos de los
evangelios apócrifos, dice: Todas las cosas que el Niño Jesús decía o pensaba,
inmediatamente se realizan y por esta razón, todos los habitantes de Nazaret,
lo respetaban y creían en lo que les decía.
Un día había un niño cortando leña,
pero su hacha se enredó en el pie y el niño sangro tanto, que se murió; esto
genero mucha expectativa en el público y hasta el Niño Jesús, se apareció a ver
el muerto y cuando se dio cuenta de lo ocurrido, tomó el pie herido del difunto
y le ordenó, que se levantara y siguiera cortando la leña.
Los curiosos, quedaron admirados de
lo que estaban viendo y decían: El poder de Dios está con Él.
Cuando el Niño tenía seis años, la
Virgen lo mandó con un cántaro al hombro, para que trajera agua del pozo; el
Niño se tropezó y al caer al suelo, el cántaro se quebró; entonces el Niño se
fue al pozo, cogió su manto y lo organizó como una vasija, lo llenó de agua y
lo llevó a su casa.
La Virgen estaba admirada de lo que
veía y guardaba todas estas cosas en su corazón de Madre.
Cuando el Niño Dios, tenía ocho años,
se fue con José, para ayudarlo a sembrar
trigo, los granos que el Niño sembró, cuando fueron recolectados, produjeron
muchas medidas, a tal punto, que repartieron a todas las familias y a la
Sagrada Familia, le tocó una buena cantidad del producto.
Un hombre importante del pueblo,
había contratado a José para que le hiciera una cama; cuando José cortó los dos
largueros, uno de ellos quedó más largo que el otro y estaba en un apuro,
porque no tenía más madera para solucionar el error; el Niño le dice:
Coloca
los dos largueros uno encima del otro y cuando vio que había uno más pequeño, tomó su punta y lo haló y los dos
quedaron iguales.
Un día salieron
el Niño Jesús y uno de sus familiares a buscar leña, pero una serpiente mordió
a su familiar en una mano; el niño Jesús, sopló la mano y el niño se curó y la
serpiente murió.
Un día, uno de
los niños vecinos al Niño Dios, murió y su madre estaba muy acongojada; el niño
Dios acudió a verlo y le ordeno al muerto, que resucitara y que siguiera al pie
de su madre acongojada; el niño resucitó y las gentes decían:
Este niño es un
Dios o es un ángel y todo lo que dice se cumple al pie de la letra.
Jesús a lo largo
de sus días, mostró ser muy especial con los niños, estas dos imágenes muestran
distintas escenas, en donde demuestra esta predilección:
La amabilidad de
Jesús hacia los niños es muy especial.
Hay una historia
bastante conmovedora, que me la cantaba mi abuela, sobre el Niño Dios, ella
decía:
¿Conoces la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro?
Contaban los
antiguos cristianos, que esa virgen fue pintada por San Lucas y que representa
un momento terrible, que tuvo el Niño Dios, cuando se acordó de su pasión y
muerte en la cruz y que sintió tanto miedo, que corrió y se subió a los brazos
de nuestra Señora, para que la protegiera y el Padre Eterno, le mandó como
consuelo dos arcángeles:
A San Miguel y a San Gabriel que le estaban mostrándole
los signos de la pasión.
Ellos son la
lanza y la caña con una esponja con hiel y vinagre; y el otro sostiene la cruz
y los clavos.
Observen como al
Niño, casi se la cae la sandalia del pie derecho, en su terrible carrera.
Las letras de
este cuadro, son todas del idioma Griego y se pueden descifrar así:
A los lados
de la cabeza de la virgen dice, la madre de Dios; a un lado del Niño dice
Jesucristo salvador del mundo; Debajo del arcángel de la derecha, dice al
arcángel Miguel; y debajo del otro arcángel dice, el arcángel Gabriel.
Cuando tuve la
oportunidad de constatar la veracidad de la historia de mi abuela, logré saber,
que el cuadro que pintó San Lucas, fue venerado con profundo respeto, por las
comunidades cristianas del oriente de la tierra, pero cuando los Turcos invadieron
la ciudad de Constantinopla, en el año de 1453, en donde lo veneraban, fue
quemado, por estos sinvergüenzas.
El cuadro que
ahora veneran los padres redentoristas, y que está en la Iglesia de San
Alfonso, muy cerca de Santa María la Mayor en Roma, es una obra pintada en
nuestra era y por circunstancias especiales, fue guardada en el Vaticano, bajo
la protección de los Papas, pero cuando los redentoristas le pidieron a Roma,
les concediera volverla a venerar en su Iglesia de San Alfonso, el papa Pío XI
se las devolvió.
Los evangelios
apócrifos, también cuentan la historia de que el Niño Dios, en una de sus
vistas a Jerusalén, estuvo conversando con los doctores de la ley y todos se
quedaron admirados de ver como dominaba todos los documentos relacionados con
las escrituras.
Recuerden
ustedes, que este acontecimiento representa uno de los dolores de Nuestra
Señora, que es la pérdida del Niño; y el hallazgo es un misterio gozoso del
rosario.
Estaban
construyendo una casa y hubo un accidente y uno de los hombres que la
construían murió; Jesús acudió a ver el tumulto que formaban las personas y
cuando se dio cuenta, que uno de los hombres había muerto lo tomó de la mano y
le ordenó que siguiera trabajando y así pasó.
Las gentes se
decían: Este Niño viene del cielo y ha salvado a muchos de la muerte.
Si quisiera
seguir escribiendo, los documentos que tengo en mi mano, me permitirían hacer
dos o tres veces la cantidad de páginas que he escrito, pero creo que con estos
hechos, muchas personas podrán empezar a saber que desde el momento en que nació
el Niño Dios, fue un cúmulo de prodigios y cosas maravillosas, hasta que llegó
a su vida pública, que aunque no está escrita en sus totalidad, nos muestra las
maravillas de su poder infinito.
Para hacer este
escrito, me basé en las siguientes obras:
Evangelio de la
Infancia de Jesús versión Armenia; Evangelio de la infancia de Jesús versión
Árabe; Evangelio apócrifo de la infancia, Pseudo Tomás; libro Urantia; La
historia de José en sus dos versiones: La Árabe y la Armenia; y muchas crónicas
que escuche en los lugares en donde estudié y en mi casa paterna.
Sopetrán, Mayo
17 del 2017.
Darío Sevillano
Álvarez.
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