domingo, 8 de julio de 2018

Nuestra Señora, la Reina de Colombia.


Virgen de Chiquinquirá o la Chinca, patrona de Colombia.


1.            ¿Cuál es origen de la sagrada imagen?
Cuenta la historia que en 1560 llegó como encomendero al pueblo de Suta Boyacá, el español Antonio de Santana, quien como buen cristiano por intermedio del Hno. Dominico Andrés Jadraque, encargó en Tunja a Don Alonso de Narváez una imagen de la Virgen del Rosario
2.           ¿Y cómo se hizo esta pintura?
Se hizo con mezcla de tierras de colores y zumo de hierbas y flores en un lienzo tejido por los indios. Como la tela era más ancha que larga, para llenar los  espacios el pintor colocó a la derecha a San Antonio de Padua por ser el santo del enco­mendero y a la izquierda a San Andrés Apóstol patrono del religioso que había encargado pintar  la imagen. El pintor cobró por este trabajo veinte pesos oro.



Terminado y entregado el cuadro fue colo­cado en 1562 en la Capilla que Santana había construido en su hacienda de Suta para tal fin. Como ésta era de paja y bahareque; pronto se hicieron goteras y el agua dañó tanto la pintura que el padre Leguizamón la hizo quitar del altar y se la entregó a Santana, quien mandó el lienzo como inservible a los aposentos de Chiquinquirá, en 1578, después de haber permanecido en Suta 16 años.
A principios de 1585 llegó de España María Ramos acompañada de sus dos hijos, en busca de su marido Pedro de Santana, quien residía en Tunja, pero por el mal trato que éste le daba, pasó a vivir con la viuda de Antonio de Santana Catalina de Irlos en los aposentos de Chiquinquirá, sitio en aquel entonces apenas conocido y despoblado bajo la juris­dicción de Suta.
Estaba María Ramos arreglando la habitación y con deseos de adquirir una imagen de la Virgen, cuando vio en un cuarto donde dormían los animales, un lienzo abandonado en el que apenas se notaban rastros de alguna pintura, sin que se pudiera descifrar de quién era. Al saber María Ramos que en ese lienzo se había pintado la imagen de la Virgen y que Santana lo había mandado como inservible y que allí lo habían utilizado para asolear trigo, afligida por el descuido con que habían tenido dicha imagen, la arregló como pudo y la colocó en la pared del cuarto donde diariamente rezaba el Santo Rosario.


En esta pequeña capilla, se realizó el milagro de que el óleo volviera a tomar sus colores originales, este parque queda, dos cuadras más debajo de la Basílica.
5.           ¿Cómo fue la milagrosa renovación del lienzo?
El viernes 26 de diciembre de 1586, hizo María Ramos su acostumbrada oración y a eso de las nueve de la mañana iba saliendo del oratorio al tiempo que pasaba por frente a la puerta la india Isabel con un niño de cua­tro años llamado Miguel, quien mirando hacia adentro exclamó: “Miren, miren”. Volvió a mirar la india y asombrada gritó a María Ramos que ya estaba en la puerta, diciéndole: “Mire, mire, Señora, que la Madre de Dios está en vuestro asiento y parece que se está quemando”. Volvió a mirar María Ramos, y llena de asombro vio que la Sagrada Imagen estaba en el suelo y despedía grandes resplandores que iluminaban el cuarto; corriendo se postró a los pies de la Imagen y vio que en el lienzo aparecía bien delineada y en vistosos colores la Imagen de la Santísima Virgen con el Niño en sus brazos y el Rosario en la mano; a los lados aparecían las imágenes de San Antonio y San Andrés. Poco a poco fueron cesando los resplandores y después de una hora María Ramos ayudada de otras' per­sonas levantó el cuadro y lo colocó en el sitio en que antes estaba. El rostro de la Virgen permaneció todo aquel día encendido y después quedó la pintura tal como hoy día apare­ce.
6. Se dice que esta misteriosa iluminación se repitió ante numerosas personas el 30 de julio de 1588 y el 5 de Enero de 1589.
Este suceso se propagó por todas partes, e inmediatamente fueron acudiendo carava­nas de peregrinos a contemplar la Sagrada Imagen renovada. Entre ellos un ciego que, lleno de fe, comenzó a rezar el Santo Rosario y antes de terminarlo recobró completamente la vista.
Los extraordinarios milagros que principiaron a obrarse por intercesión de esta Sagra­da Imagen hicieron que se llevara a cabo un proceso investigativo de estos hechos. Se indagó a María Ramos, a los testigos y a los que habían sido favorecidos con los milagros. El tribunal de investigación comprobó lo extraordinario y sobrenatural de este acon­tecimiento.



Algunas de las personas que viajaron conmigo a esta prestigiosa ciudad.
En Febrero de 1633 el Arzobispo de Santa Fe, Bernardino de Almanza visitó el Santuario de Chiquinquirá y al hallarlo con indecencia y poca autoridad y sin la veneración debida, vio conveniente que el servicio de la Santísima Virgen y aumento de su culto, se entregase el Santuario a Religiosos que engrandecieran el culto. Fue así como la Comunidad de Pa­dres Dominicos tomaron posesión en propie­dad de la Sagrada Imagen y el templo aún en construcción el 30 de Mayo de 1636.
Desde entonces los Dominicos establecie­ron un culto religioso en el Santuario cuyo esplendor no ha sido superado en América.
Como el lugar donde se renovó la Imagen era muy húmedo y poco firme el piso, y los templos allí construidos se derrumbaban por los temblores; se buscó un sitio más firme, y bajo la dirección del arquitecto Hno. Domingo de Petrés, se inició la construcción de la Basílica en enero de 1796 a donde fue trasladada la Sda. Imagen en 1813. Terminado el templo cuya construcción duró 27 años, fue consagrado por el Obispo Rafael Lasso de la Vega, el 23 de septiembre de 1823, y declarado Basílica Menor el 18 de agosto de 1927.


12. Favores Extraordinarios.
Desde que se renovó la Sagrada Imagen de la Virgen se han venido obrando los más estupendos milagros, a diario se presentan curaciones milagrosas de enfermos desahuciados, incrédulos convertidos. Es conmovedor ver a centenares de pecadores que después de 15, 20 y hasta 30 años sin confesión, al ver la sagrada Imagen algo extraordinario los mueve a cambiar de vida y arrepentidos piden confesión. El más incrédulo se conmueve al ver el fervor con que los peregrinos acuden a venerar a la Sma. Virgen, que llorosos y confiados exponen ante ella sus necesidades con una fe que asombra a los mismos sacerdotes.


Nave central de la pequeña capilla.
En 1815 viéndose el ejército patriota sin recursos para proseguir la campaña liberta­dora, el tribuno del pueblo, José Acevedo y Gómez acudió a los guardianes del Santuario, quienes en nombre de la Virgen entregaron para el sostenimiento de la campaña liberta­dora, las joyas de la Virgen consistentes en: collares, zarcillos, cadenas, cruces, sortijas, cintos, rosarios y medallones, todo de oro y plata con esmeraldas incrustadas. Gracias a este donativo los patriotas pudieron llevar a cabo nuestra independencia de España. En agradecimiento, Bolívar visitó tres veces el Santuario: en Enero de 1821, en Septiembre de 1827 y el 19 de Junio de 1828 a su regreso de Bucaramanga, llega a Chiquinquirá y se presenta en la casa cural, toca a la puerta y dejando su muía a un lado, sudoroso y con el traje empolvado saluda al cura y pregunta: “Habrá algún inconveniente para ir ahora a la Iglesia?; y el cura respondió: “No, excelencia, y aunque la hubiera”... “Pues hága­me abrir", dijo Bolívar y entró, se arrodilló y oró ante el Cuadro por largo rato.



Lugar exacto, en donde se operó el milagro de la restauración de los colores naturales.
El 21 de Abril de 1816, el Comandante de las fuerzas patriotas. General Serviez, sacó del templo la sagrada Imagen y en un cajón cubierto con una tolda de campaña la llevó en compañía de sus tropas con el fin de que los fieles por seguir a la Virgen, ingresaran en las filas de su lánguido ejército. Así siguió hasta llegar a Cáqueza donde el 9 de mayo fue res­catada por los realistas y devuelta a su santua­rio.
En 1908 se pidió a la Santa Sede la Coronación canónica de la Sagrada Imagen, petición, que fue despachada favorablemente el 9 de enero de 1910. Comisionado para ejecutar el decreto Monseñor Eduardo Maldonado Calvo, se llevó la Imagen a Bogotá con ocasión del Primer Congreso Mariano Nacional y el 9 de Julio de 1919 después de la Misa Pontifical, y en presencia del Presidente de la República Marco Fidel Suárez, el Nuncio Apostólico, varios Arzobispos y Obispos, el Cuerpo Diplo­mático, el ejército y gran multitud de fieles, fue solemnemente coronada y proclamada Reina de Colombia, en el atrio de la Basílica.


Laberinto subterraneo, que conduce al lugar del famoso milagro.
El cuadro mide 1.13 de alto por 1,26 de ancho; la Imagen de la Sma. Virgen mide 1,05, está de pie sobre la media luna, des­tacándose su modesta actitud y su inefable sonrisa; sus ojos entrecerrados la revisten de una hermosura admirable que mueve a un santo recogimiento, fenómeno ponderado por muchos que se han detenido a contemplarla. Lleva sobre la cabeza una toca blanca, la túni­ca es rosada y el manto azul celeste, un rosario cuelga de la mano izquierda; y con la derecha tiene un cetro; el Niño sustenta en la izquierda un Rosario y en la derecha un pajarito. A primera vista se descubren los vestigios de las goteras que corrieron sobre la pintura. Un fuerte cristal alemán protege el lienzo des­de 1897.
Esta crónica, es un fino regalo del Historiador Santafereño, Doctor Luis Horacio Lora.
Las fotografías fueron tomadas en nuestro viaje al departamento de Boyacá el 20 de Junio del 2017.

Sopetrán, Julio 6 del 2018.
Darío Sevillano Álvarez. 



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