La palomita colorada.
La tortolita, columbina
colorada, cocochita, tierrelita, torcacita colorada, tortolita rojiza,
rola, rolincha, turrugulla, chocolatera, abuelita o Columbina talpacoti,
como la clasificó: Temminck en el año de 1810, es una pequeña columbiforme de América,
que abunda en todos los solares de las antiguas casas sopetraneras.
Su nombre se deriva de la palabra
latina: Columba columbae, que traduce paloma y de la palabra talpacuti de los
idiomas; Nahuati, Tupi y Guarani, del antiguo continente americano, que traduce
rojiza; es decir la palomita de color rojizo, porque la palabra columbina, es
un diminutivo de la raíz latina columba.
Son animales muy graciosos,
tranquilos, inofensivos y bonitos, que se amañan con la compañía de los humanos
y por esa razón siempre están en los lugares que su majestad: El hombre vive.
Una de las principales
características de estos mansos animales, es su canto, porque producen cinco
sonidos diferentes: Cantan, gorjean, arrullan, gimen, piñonean o castañetean.
Estas son sus maneras de comunicarse
con sus congéneres, pero la gente que goza creando mitos y leyendas, dicen que
cuando estas palomitas, cantan de cierta manera, es un anuncio certero de que
alguien se va a morir.
Ese canto, es cuando dicen: Que se va,
que se va, que se va…
Pero en unos solares aledaños a mi
casa, hay varias de ellas y todos los días, cantan de esa manera y casi nunca
se muere un miembro de mi familia.
Esta preciosa avecita, se puede
describir de la siguiente manera:
El macho mide de 15 a 18 cm y pesa de
40 a 56.5 g.
Presenta iris café oscuro con anillo
externo rojo.
Su pico es café a negro y sus patas y
dedos rosa.
La hembra mide de 14 a 18 cm y pesa
35 a 51 g.
Presenta frente, coronilla y nuca
gris.
Su rostro y garganta son rosáceos y
el resto del cuerpo castaño rosa con puntos negros en las alas.
Tiene primarias negras con algo de
rufo en las márgenes internas; sus coberteras infracaudales son de color rufo
oscuro con las plumas centrales cafés y las externas punteadas de castaño
rosáceo.
La hembra es más opaca y pálida que
el macho.
Yo diría que el macho es rojizo y la
hembra es de color café, tirando a marrón.
Recientemente se reportó un caso de
leucismo, palabra griega: λευκός,
que se pronuncia: Leucos y que traduce: De color blanco, porque a veces algún
individuo, resulta de color blanco, como ocurrió en un animal que nació de ese
color. en el departamento del Valle del cauca.
El leucismo es una particularidad
genética en individuos con partes de la piel o plumaje blancos por la ausencia
de pigmentos debido a que la producción o deposición de melaninas es reducida o
ausente.
Estos animales viven en áreas
abiertas y secas, prados, jardines y áreas pobladas.
También puede ser encontrada en áreas
húmedas, matorrales ribereños, áreas cultivadas, bordes de bosque y humedales.
Por lo general, construyen su nido de
ramitas en las copas de los árboles donde pone dos huevos blancos.
Ocasionalmente puede incubar un tercer pichón, pero esto pasa raras
veces.
Su vuelo es rápido, directo y con
aleteos fuertes, como la mayoría de las columbiformes.
Encontramos estas avecitas desde
México hasta la Argentina y el centro de Chile; en Colombia, la encontramos
debajo de los 1.600 metros sobre el nivel del mar; pero en las zonas muy secas,
se puede encontrar en mayores alturas.
Casi siempre
cambian sus nidos después de tres o cuatro incubadas.
Se alimenta de semillas, insectos,
pequeños caracoles y algunas hierbas; pero en los cebaderos las he visto comer:
Arroz, maíz triturado y algunas sobras de las comidas de los humanos.
Es un ave bastante confiada, mansa y
sociable.
Se alimenta en parejas o en grupos de
hasta veinte individuos y en ocasiones vuelan en compañía de otras especies muy
similares.
Camina con mucha elegancia, con pasos
cortos y a veces más rápidos y al volar, produce un aleteo muy sonoro.
Se dejan domesticar fácilmente y he
observado que son muy cariñosas con sus dueños, porque las he visto comer en
sus manos y se dejan acariciar con tranquilidad.
En alguna de las casas en que
antiguamente viví, tenía un cebadero de tucusitas, como les decimos los
sopetraneros y venía a comer hasta veinte y treinta individuos.
Muchas veces son tan especiales, que
se amañan en nuestras casas y fabrican sus nidos en los corredores o en los
arboles del jardín.
No se recomienda tenerlas, en las
casas en donde un de las mascotas es el gato, porque es feliz comiéndoselas.
Aprendamos a querer y a cuidar estos
hermosos animales, que en épocas pasadas, estuvieron casi extinguidas porque
sus hábitats, venían siendo destruidos por los humanos; afortunadamente en el
momento actual, no corren ese riesgo.
Su nido consta de unas ramitas
colocadas en lo alto de un árbol, entre uno y tres metros de altura; pero se
cría muy bien en cautiverio y se reproduce con mucha facilidad, también convive
sin el menor problema con otras especies de tórtolas, sus hijos una vez
abandonan el nido son tolerados en la misma jaula que los padres, aunque los
alejan de las cercanías del nuevo nido.
Es importante contarles que las
actividades de hacer el nido¸ calentar los huevos; y alimentar a sus pichones,
las comparten por igual las hembras y los machos.
Espero que se enamoren de estas
avecitas especiales, que no parecen extrañar la compañía de los humanos.
Sopetrán, Noviembre 5 del 2018.
Darío Sevillano Álvarez.
Preciosa narrativa y hermoso animal
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