Sopetrán tiene una nueva
ave en su fauna.
Un ave de pico alargado, plumaje negro con reflejos azules al sol y
vuelo cadencioso muestra su silueta frecuentemente en los cielos del Valle de
Aburrá.
Muchos ciudadanos se preguntan lo que es: Se han aventurado a decir que
son pequeños gallinazos, pero lo cierto es que se trata del ibis negro o
coquito, un ave zancuda que llegó a la región aproximadamente hace 15 años.
El nombre de su género, Plegadis, procede de la palabra griega: Πλεγαΐς, que se pronuncia plegados, que significa «hoz», en alusión a la forma curvada característica del pico de estos ibis. Una etimología similar a la de su nombre específico, falcinellus, que es el diminutivo de la palabra latina falx que también significa: hoz; Además, tiene la cara pelada para poderla introducir en las aguas donde busca su alimento.
Este animal se encuentra
en las zonas pantanosas de los bordes de la quebradas y ríos.
Estos animales hacen
parte del equipo de limpieza de la naturaleza y se dedican a consumir los
residuos en las cuencas de los pueblos y ciudades.
Estos son los objetos que
se han encontrado en las mollejas de los coquitos:
Alfileres, botones, monedas, tarjetas sim, vidrios, plásticos, colillas
y tuercas.
Estos elementos lastiman sus aparatos digestivos y les pueden causar la
muerte; por esta razón en el área metropolitana del valle de Aburrá, las
autoridades han hecho un convenio con la universidad CES, para que los operen y
los alivien de sus sufrimientos.
Para evitar que estas
importantes especies se compliquen comiendo todo tipo de porquerías que
arrojamos a las basuras, debemos ser conscientes de no arrojar en ellas
aquellos objetos que puedan perjudicarlos.
Les puedo dar unos
consejos relacionados con el manejo de las basuras, para que los coquitos no se
perjudiquen y puedan hacer una buena labor en el ecosistema terrestre.
Reducir los residuos al máximo, evitando los elementos de un solo uso,
en especial plásticos.
Sacar las basuras en el horario de recolección establecido, para evitar
que se acerquen animales a alimentarse.
Las pequeñas basuras como colillas, empaques, palillos, mezcladores
desechables, entre otros, deben disponerse en las canastillas dispuestas para
tal fin.
Los residuos cortopunzantes tienen una disposición especial: Si rompes
botellas, no las dejes en el suelo.
Recoge con cuidado las piezas y ponlas en una caja claramente marcada,
para que los operarios de recolección no se lastimen.
Los coquitos comen:
Lombrices, peces, pequeños crustáceos, insectos acuáticos, moluscos,
animales pequeños granos y hojas.
Existe un coquito gigante que puede llegar a medir un metro de altura;
pero no se encuentra entre nosotros.
El primer naturalista que escribió sobre estos animales fue: Martín
Lichtenstein.
Los coquitos viven en los siguientes países de América: Colombia,
Venezuela, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Podríamos describirlo de
la siguiente manera:
Mide entre 46 y
56 centímetros de longitud y pesa alrededor de 60 gramos.
Presenta un plumaje negro o parduzco oscuro
prácticamente en todo el cuerpo, aunque adquiere unas tonalidades verdosas o
broncíneas metalizadas en cuello y alas.
En la cara,
desde la base del pico hasta la parte posterior de los ojos, tiene una zona de
piel desnuda sin plumas, la cual le da su nombre, de un llamativo color rojizo
o rosáceo.
Tiene un largo
pico curvado que con frecuencia es de este mismo color rojizo o rosado, al
igual que las patas.
No presenta
dimorfismo sexual y los ejemplares juveniles son completamente negros,
incluidos picos, patas y zona desnuda de la cara.
Lo encontramos
en grandes bandadas de su especie o asociado a otras especies; a veces se
mezcla con los animales domésticos.
Son aves poco
territoriales; y se mantienen muy unidos entre bandadas.
No son agresivos
ni entre ellos, ni con los demás animales, siempre y cuando no haya competencia
por alimentación.
Cuando hay lluvias, estas
los favorecen porque pueden desenterrar fácilmente sus alimentos que están
entre el fango.
Las arañas, las hormigas
y las lombrices salen fácilmente a la superficie y las cazan con mucha
facilidad.
A los coquitos también se
les dice: Tara taras, porque el sonido que producen sus siringes se asemeja a esa
expresión.
Estas aves, que no eran
propias de Colombia, llegaron hace unos quince o veinte años y posiblemente nos
acompañen por mucho tiempo.
La época de reproducción
se asocia con las lluvias y por esta razón varía según los lugares en donde
viven.
El cortejo consiste en
una serie de exhibiciones y acicalamientos mutuos.
Anida en colonias en árboles
y arbustos sobre los pantanos y orillas de quebradas y ríos.
Estas colonias casi
siempre se asocian con otras aves como: cormoranes, martinetes, espátulas,
cigüeñas y otras especies de ibis.
Sus nidos son unas
plataformas pequeñas, fabricados con hierbas acuáticas ramas y palos delgados de
unos 35 centímetros de largo.
Por norma general
utilizan el mismo nido, año tras año.
La hembra pone seis
huevos de color azul verdoso.
La incubación dura entre
21 y 23 días y es asistida por los dos padres.
Después de dos semanas de
nacidos los pichones salen del nido y una semana más tarde se valen por sí
mismos.
Las mayores amenazas a las que se encuentran, son:
El cambio climático y la contaminación que pone en
peligro los humedales reduciendo su extensión.
Es de mucha importancia
saber que los humanos tenemos que aprender a cuidar estas especies que
conforman el equipo de limpieza del planeta; porque de forma contraria, estaríamos
acabando con el quinto piso de la pirámide ecológica del planeta, que es la que
mantiene limpia la tierra de todos los contaminantes que su majestad el hombre
esparce por doquier.
Darío Sevillano Álvarez.
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