lunes, 24 de junio de 2024

Un crimen ecológico de muchas proporciones.

Un crimen ecológico imperdonable.

Hoy 24 de junio, cuando me dirigía al parque, para realizar los mandados del diario vivir, me encontré con una realidad que, me puso los pelos de punta, porque estaban cortándole a la ceiba del parque, que es la mejor protección para las horas del calor, sobre todo entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde, cuando lo rayos del sol queman con mucha intensidad a los seres vivos; todos aquellos gajos que aún no han retoñado, solo porque les falta que a los huecos que perforamos en la mole de cemento que cubre las raíces del árbol, no les volvieron a colocar la manguera, por espacio de diez minutos, para que puedan recibir el agua que tanto necesitan, para poder retoñar.

No fue válida la oportuna intervención que hice por medio de la persona que dirige las labores del tránsito que, a mi modo de ver las cosas, tiene un rango de autoridad porque yo soy un ciudadano común y corriente; porque cuando fue a decirles lo que podían hacer, solo se burlaron de ella.

Se va a las claras que tanto el que dio la orden, como los que las estaban cumpliendo, son unos ineptos, que no saben nada sobre el mundo vegetal.

En el redondel que le dejaron, no se debe aplicar agua, porque solo consiguen podrir el tallo, dada la razón de que estos redondeles deben ser del tamaño de la copa del árbol.

Ahora nos toca decir, como el refrán popular: “Después de mío, para que coca”, porque el árbol fue amputado de muchos de los gajos que cuando pudieran retoñar, iban a beneficiar a las personas que gustan de disfrutar las tarde sopetraneras, conversando con sus amigos en el parque.

Como buen ecólogo que siempre he sido, las personas que dieron la orden y las que la cumplieron, debieran ser juzgados por el crimen ecológico que cometieron y debieran pagar cárcel por haberlo cometido.

Pero en Sopetrán, estas anomalías no son insurrecciones al orden jurídico, porque las autoridades, que manejan la oficina de planeación, ni siquiera las conocen, posiblemente porque esas personas no son técnicos, sino politiqueros baratos que, posiblemente aportaron una buena cantidad de votos en las últimas elecciones y por esa razón les confiaron esta oficina que rige los destinos públicos del municipio.

Sopetrán, junio 24 del 2024.

Darío Sevillano Álvarez.






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