Las ideas fantásticas de nuestro gobernante.
No se imagina la
ciudadanía, de dónde saca ideas tan lúcidas nuestro gobernante, como esa de
hacer un edificio para alojar el Colegio José María Villa, en la vieja casa en
donde funcionó la escuela Luciano Carvalho, que ahora empalagosamente llaman: Palau.
Pero pensándolo
mejor, puede uno creer que como en la actualidad gozamos de la famosa tecnología
de punta, podría suceder que nuestro ilustre Burgo maestre, en vez de tener la
masa pensante de su cerebro, en la caja craneana de su cuerpo, la pueda tener
en la nube, como dicen los técnicos de la tecnología moderna.
Para razonar de
esta manera, no se necesita ser un genio pensante, como el ilustre montañero de
Horizontes, que construyó cuatro puentes colgantes en el Río Cauca, uno en el
Río Magdalena y terminó los trabajos del puente de Brooklyn en los Estados
Unidos de América.
Empecemos por el
principio, para que veamos si tengo la razón o sigo siendo el loquito, que tanto
pregona, su Majestad, cuando dice: Que por mis tantos años, estoy escribiendo
bobadas de locos:
Si es que ya
tiene el dinero, para hacer una obra de semejante dimensión, yo no escogería a
Palau, porque las normas de una economía bien manejada, no me lo permitirían,
dada la razón de que hay que demoler ese viejo caserón y lógicamente votar la
cantidad de tierra que generará la tumbada de esos muros de tapia pisada, en
una altura de cinco o seis metros, y serán muchas volquetadas, que van gastar
combustible innecesariamente y trabajadores en una forma inadecuada.
No me gustaría
saber que al terminar la demolición, como siempre pasa con las obras que el
estado construye, que nos anuncien que el dinero que había, para la
construcción, se acabó en la demolición y hay que refinanciar los fondos, para
poder seguir la obra.
Tampoco me
gustaría, si es que ya tienen dinero, que lo manejan a topa tolondra, y que de
pura chepa, se vayan a presentar las sobre facturaciones, por ejemplo: que el
cemento resulte a un precio más alto; que los adobes los compren a precios
distintos a los normales; que las varillas que regularmente se compran por
toneladas, sean de precios más caros; etc, etc, etc, porque los dineros se
agotarían fácilmente y la obra se quedaría empezada.
Esta casa se
pudiera dejar para mejorarla, porque se les acabó en sus manos y va camino de
lo que le pasó a la construcción en donde funcionó, la escuela urbana Marco
Fidel Suarez; para tener en ella con todo el decoro y el respeto que se merecen,
a las personas de la tercera edad y a los jóvenes que practican los deportes.
Si nuestro gobernante
bajara su cerebro de la famosa nube de los genios de la tecnología de punta,
pudiera pensar en una forma más aterrizada, pues los terrenos de la famosa
secretaría de agricultura, que le habían sido robados al Colegio José María
Villa, por el departamento y que al final nos fueron devueltos, con una única condición:
Para hacer en ellos la famosa ciudadela educativa o la universidad de occidente
medio; allí podría construir su famosa obra y no tiene que gastar un peso en demoliciones.
Otra idea por la
que no comparto, la construcción en la casa de la calle Luciano Carvalho, es
porque los estudiantes de nuestro pueblo que son el futuro de nuestra etnia, deben
estar juntos, en un lugar agradable y alejado del mundanal ruido.
Pero si a estas
ideas le agregamos la no menos importante de que el parque estudiantil que
donara la gobernación de Antioquia, en el gobierno de Sergio Fajardo, un
sopetranero de pura cepa, funciona en ese lugar, el elenco educativo de
nuestros colegios estaría, “Juntos pero no revueltos”, como decimos en buen
antioqueño.
La mejor de las
coincidencias sería que las instalaciones deportivas del municipio, están en
ese mismo espacio y tendríamos que decir, como el bobo de la televisión: El que
pida más, que le piquen caña.
Es bueno recordar
que nuestro jefe máximo, concibe las ideas al revés: Recuerden que hace pocos
días se le ocurrió la idea de hacer en las instalaciones de la ciudadela
educativa, unas casas de interés social, que iban a ser, con absoluta certeza
de algunos de sus admiradores.
Como punto
final, le pido a la comunidad sopetranera, que si esta obra se va a hacer,
tenemos que ejercer la veeduría ciudadana, para que no nos vaya a pasar lo que
siempre ocurre con las obras que nos han construido en el pueblo y en los campos:
Que el dinero a veces se queda en manos de los corruptos y las obras son de
mala calidad.
Para terminar quiero
decirles, que si estoy loco, pero de amor por Sopetrán.
Sopetrán,
Octubre 5 del 2917.
Darío Sevillano
Álvarez.
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