jueves, 14 de febrero de 2019

Una petición muy sentida, para la feligresía sopetranera.



La remodelación de nuestra Basílica.

Desde el momento en que conocí, al Padre Rogelio Rodríguez, en una reunión en la cual participábamos en el despacho de la Alcaldía municipal, muy al principio de su administración, como Rector de la Basílica; descubrí que era un Sacerdote: Inteligente, prudente, sencillo, buen diplomático, que no se atreve a presentarle pelea a ninguno de sus feligreses, porque para Él, el diálogo, es la forma más elegante, de arreglar cualquier problema, entre los humanos; que en nada se parece a su antecesor, un personaje: Altanero, pretencioso, llevado de su parecer, que no admitía consejos, por aquella razón de que se creía: Un Sacerdote único en su género, tal vez extraído de la costilla del Padre Eterno.
En medio de esas pretensiones, el Padre Francisco, en su inocencia y su ignorancia refinadas, cometió todo tipo de atropellos con el orden arquitectónico de nuestra Basílica, que pertenece nada más, ni nada menos, que al Romano Toscano o Romano sencillo, uno de los órdenes arquitectónicos más tranquilos del planeta.


Así era nuestra Basílica, antes de que los curas reformadores, acabaran con ella

Después de su llegada, el Padre Rogelio, empezó a documentarse, lo mejor que podía, sobre los daños arquitectónicos del templo y apeló a todas aquellas corporaciones, del país, que tienen que ver con esas labores y fue así como nos visitaron, los miembros de la sociedad histórica y arquitectónica del país; todos los rectores de los seminarios del país; muchos miembros de la academia de historia de Santa Fe de Antioquia; y una gran cantidad de sabios en esta materia y el primer inconveniente conque se encontró, fue el factor dinero, que sin lugar a dudas, es el dios de los mortales.


 Así la empayasaron los reformadores incultos, quedó parecida a un edificio de disneylandia.
Pero como todos los hombres capaces del planeta, empezó a diseñar, las fórmulas mágicas para conseguirlo, sin detrimento de los gastos normales que cualquier parroquia de la tierra debe hacer con sus finanzas y tratando de no generar en los feligreses, la idea de que un párroco construye y otro destruye, porque para apoyar esta afirmación, les puedo decir, que en ningún momento el Padre Rogelio, se ha atrevido a denigrar de sus antecesores;  para Él, esa figura no existe; porque lo que está haciendo en la Basílica, es para bien de nosotros y porque debe estar lo mejor presentada, como una gran joya arquitectónica, ante la cantidad del público que la visita diariamente.
Con esta circunlocución de ideas, les puedo contar que con los dineros del altar de San Isidro; con unas rifas que ha efectuado; y con otras chichiguas de dinero, se sometió a hacer un gasto, por una buena cantidad de millones y prueba de lo que afirmo, es que estas fotografías hablan solas, de la obra que está realizando, con la ayuda de personas que conocen y tienen experiencia en estos temas.


Los arcos de este lado, ya están listos; pero en las columnas, van a desaparecer las famosas rayitas rojas, conque las había empayazado, el reformador. 


Observen como quedó el empotramiento de la lámpara.
Pero por las dimensiones de La Basílica, los gastos cada día se van poniendo grandes y la Parroquia requiere de la ayuda de sus feligreses, para poder llegar a una feliz culminación de esta remodelación.


Este lado de la pared, ya tiene su color pastel claro, como deben ser los templos, que son lugares de oración.
Es bueno advertir, que la Iglesia Católica, no permite lo que permite el sistema de gobierno: Las sobre facturaciones y los robos continuados.


Así está quedando el ribete que apoya el cielo razo contra el muro.
Recuerdo que cuando el Padre Francisco de Cestillal, estaba haciendo todo tipo de daños, muchos feligreses incautos, porque no tenían la cultura, para saber que estas reformas eran de mala calidad,  invirtieron fondos en esa obra; y por esa razón, espero que muchos, puedan ayudar con la remodelación que está haciendo nuestro ilustre Rector de la Basílica: Con dinero y con especies, como tarros de pintura y otros materiales, pues es bueno recordar: Que los ornamentos dorados que tenían las columnas y los arcos, presentaban muchas falencias y dejaban ver partes totalmente degradadas y que por esa razón, están aplicando nuevamente el oro.


En este precioso arco de salida por la puerta izquierda del templo, ya desaparecieron las famosas rayitas roja.
Hay un relato que ningún Sopetranero conoce, porque no me he atrevido a publicarlo: Las biografías de los Párrocos que ha tenido Sopetrán, entre los años 1946 y el 2019.
Si no lo he publicado, es porque en vez de ser un orgullo para la Iglesia Católica, sería un dolor de cabeza y por aquello de la caridad cristiana, no deben ser publicadas.
Con este relato he llegado a la conclusión de que el mejor Párroco que hemos tenido en esos últimos ochenta años es: El Padre Rogelio, que: Ha mostrado amor por la Parroquia; respeto por sus pertenencias; buen trato para sus feligreses; y un humilde comportamiento, que no deja ver la verdadera dimensión del Sacerdote: Culto, inteligente, sencillo y de buenas costumbres que lo acompañan.


Así era nuestro altar mayor, en la vieja guardia; si observan bien lo que ahora tenemos, es un cambio muy brusco, en el orden arquitectónico del altar.
Espero que por amor a nuestra Señora de Sopetrán, nuestra real patrona, todos dejen ver su generosidad, con esta hermosa causa, que mostrará nuestra Basílica, en todo su esplendor.

Recordemos que diariamente nos visitan todo tipo de turistas y por esa razón nuestra Basílica debe estar impecable.
La expresión más común de los turistas que asisto con mucha frecuencia, es que por cual razón, siendo más imponente nuestra Basílica, que la de Santa Fe de Antioquia, la arquidiócesis no está en nuestro pueblo.
Esa respuesta solo la puede dar: Roma.

Sopetrán, Febrero 9 del 2019.

Darío Sevillano Álvarez.


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