¿Qué
es el populismo y como apareció en la tierra?
Hemos venido empleando la palabra
populista sagaz, para identificar a ciertos miembros de la comunidad política
colombiana, pero me parece importante, contarles a nuestros lectores:
¿Qué es en realidad ser populista?
Cuando en una comunidad, llámese:
Vereda, corregimiento, municipio, departamento o república, resulta un líder
carismático, que maneja con lujo de
competencia su discurso político a base de mentiras, en las cuales incluye
muchos atributos, para manejar al pueblo, con propuestas de igualdad social y
buena movilización popular en las urnas, hay que tenerle miedo, porque ese es
un: “Lobo rapaz, vestido con piel de oveja”, tal como lo anuncia el Evangelio.
El término populismo se usa, en
muchas casos, de forma peyorativa, en sí mismo no implica que el régimen
pertenezca a la derecha o la izquierda, sino que describe otros aspectos como:
La falta de planificación económica; la cantidad de mentiras que metió cuando
estaba buscando ser elegido; la malicia con que
oculto su personalidad de tirano; la facilidad que tuvo, para no dejar
conocer sus intenciones, de acabar con la democracia; la tranquilidad con que
se mostraba ante los que iban a elegirlo, sin mostrar la desfachatez, conque
iba a gobernar; y podríamos decir como San Pablo: “Et alibi aliorun
plurimorum”, que traduce y muchas otras cosas más, para no alargar mucho el
artículo.
El populismo, nació en el siglo XIX,
quien lo creyera, en Rusia y en los Estados Unidos.
Los regímenes populistas han
fomentado la cultura autóctona para rechazar el imperialismo, sin necesariamente reforzar el nacionalismo.
Algunos ejemplos de estos regímenes
fueron el agrarismo mexicano, el populismo estadounidense, los carbonarios
italianos y el cantonalismo español.
Si bien los gobiernos de estas
características han intentado mantener relaciones frías con los Estados Unidos,
en ese país también han existido presidentes que implementaron prácticas
populistas, como por ejemplo: Roosevelt y Kennedy.
El populismo, está apoderado de
América.
Analicemos el porqué de esta
afirmación:
“Venezuela: Las presidencias de
Carlos Andrés Pérez entre los años 1989 y 1993, Hugo Chávez de 1999 y 2013, y
finalmente, el de Nicolás Maduro desde el año 2013 a la actualidad.
Ecuador: Los presidentes José
María Velazco Ibarra en sus múltiples gobiernos y a Rafael Correa a partir del
2007.
Bolivia: Tenemos a la
presidencia de Evo Morales desde el año 2006 en adelante.
Brasil: Tres presidencias
populistas, como Vargas en sus múltiples gobiernos, Lula desde el 2002 hasta el
2006 y Dilma Rousseff desde el 2011.
Chile: Existe una única
presidencia como exponente de este tipo de política, la de Michelle Bachelet.
Argentina: Varios analistas han
caracterizado como populistas a los gobiernos de Perón, y recientemente a los
gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner.
Costa Rica: Podemos ver la
presidencia de Rafael Ángel Calderón Guardia entre los años 1940 y 1944.
Puerto Rico: Hubo una sola
presidencia populista, la de Luis Muñoz Marín entre los años 1949 y 1965.
México: Tenemos el gobierno de
Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940”.
En Nicaragua, no hay revolución, pero
sí populismo progresista. Hablar de “revolución” o “socialismo” en el régimen
de Ortega es retórica cristalina.
Sin embargo, del 2007 hasta hoy, el
diseño político impulsado responde a los cánones del populismo de izquierda
definido por los teóricos latinoamericanos de la dependencia.
Un bloque en el poder donde confluyen
los siguientes componentes:
a) la alianza hegemónica entre el
antiguo capital oligárquico y los nuevos ricos con orígenes sandinistas.
b) Una serie de providencias
asistenciales que, en alguna medida, han beneficiado a las clases populares.
c) Un
margen importante de autonomía en política internacional, respecto a los
lineamientos que impone USA como centro que dirige el proyecto de capitalismo
imperialista en el siglo XXI.
El populismo ruso le devolvió al
pueblo la fe en que podían intervenir en su devenir y al ser un sector
ideológico amplio y permitirse abarcar muchas posiciones de naturalezas
diferentes, consiguió muchos adeptos.
Herzen, dentro de la doctrina
populista clásica, explicaba la necesidad de una revolución del tipo económico,
porque una del tipo político no podría resolver la totalidad de las
contradicciones en la nación.
Miremos ahora algunas consideraciones
que se hacen los sabios, para alertar a los pueblos de la tierra, para
descubrir a tiempo el agresivo populismo que nos está inundando por todos los
rincones del planeta, para que no vayamos a caer en esa peligrosa tentación.
Los conceptos que a continuación
expreso, son tomados del periódico el Mundo, por uno de mis grades amigos: El
Historiador Luis Horacio Lora Restrepo, de Santa Fe de Antioquia.
1. “UN MOVIMIENTO ANTIMINORÍAS.
Una característica inherente a los
populistas que quieren asaltar el poder es afirmar que no son un partido, sino
un movimiento.
Es su mecanismo para mantener
distancias con la que han denominado «casta» política y está basado en una
fórmula que combina ilusión y miedo.
Porque el miedo es una máquina muy
bien engrasada de votos.
2. INFANTILIZACIÓN DEL MENSAJE.
El tono faltón, incluso despectivo, y
el estilo macho alfa son otras señales de alarma.
El canal de comunicación que emplean
los maestros del populismo en sus mensajes suele ser alternativo, porque los
medios de siempre están, según ellos, en manos de las élites (el poder
financiero, los partidos tradicionales, los intelectuales...) que siempre han
sometido al «pueblo real».
Tenemos a Trump liderando al mundo
libre con exabruptos tuiteros; a Beppe Grillo, cofundador del Movimiento 5
Estrellas, expresando sus opiniones en su blog personal; mientras que Erdogan y
Putin gustan más de intervenir sólo en medios estatales. Quizás de todos ellos
el más original fue el difunto Hugo Chávez, que desde su programa de
televisión Aló Presidente, lanzaba soflamas populacheras y ataques
muy originales como el dirigido al entonces presidente de EEUU George W. Bush:
«Míster Danger [Señor Peligro], eres un cobarde, asesino, genocida.
Eres un alcohólico, es decir, un
borracho».
3. BOMBARDEO DE 'FAKE NEWS'.
Los populistas mienten y eso da
igual.
La verdad es sustituida por cualquier
cosa, no importa que el argumento sostenido sea un disparate.
Porque si alguien discute su
credibilidad hordas de pitbulls digitales acosaran a quienes osen
ponerlo en duda.
No pasa nada si Erdogan dice
que los musulmanes llegaron a América antes que Colón o si el hoy
presidente Trump acusa a Barack Obama de fundar el Estado Islámico.
Estamos en la era de las fake
news, rebautizadas como «hechos alternativos» desde la Casa Blanca, y su
producción es a gran escala y bien organizada.
«Los gobiernos ruso y turco tienen la
misma política de pagos para sus ejércitos de troles», denuncia Temelkuran en
relación a esta forma de difamación.
«Irónicamente, las fuerzas invasoras anti
ciencia y anti hechos cobran más o menos el equivalente al salario de un
profesor adjunto».
Lo cierto es que las mentiras son muy
difíciles de contrarrestar porque internet las ha hecho más veloces que nunca.
Pero más aún si, además, la prensa
libre de un país languidece, sea por presiones o por complicidad con el poder.
4. TOCOMOCHOS LEGALES.
«Se celebran elecciones, pero las
condiciones y la organización de distritos promulgada, favorece al partido que
está en el poder», dice Wind.
En algunos países se han registrado
todo tipos de cambios para favorecer a quienes ostentan el poder, amparados en
la fuerza de la mayoría.
Las reformas constitucionales están a
la orden del día.
Un ejemplo claro es Putin, el
omnipresente.
Si no podía ser reelegido como
presidente, descansaba una época como primer ministro con un respaldo récord en
la Duma (parlamento ruso).
Aún menos pudor tuvo Daniel
Ortega, presidente de Nicaragua, que soñó con la reelección indefinida a golpe
de reformas.
5. DESPRESTIGIO DE LAS INSTITUCIONES.
Esta operación va más allá de
enchufar a los amigos del partido en los organismos de poder, requiere de una
campaña de publicidad muy potente, que sirva para convencer a los votantes de
que el aparato estatal vigente es inútil y superfluo y exige ser transformado.
Hay muchos ejemplos, desde los
constantes ataques de Trump a la CIA hasta la invención de Nicolás Maduro,
en 2017, de una Asamblea Constituyente para marginar a la oposición.
Por supuesto, en esta operación
quirúrgica los jueces son muy importantes.
Si estos se muestran
independientes serán acusados de obstaculizar la «voluntad popular».
De esta tentación intervencionista no
se libra casi nadie, ni siquiera un sistema con una fortaleza como el británico.
Ningún país está libre.
Cuando los magistrados del Tribunal
Supremo dictaminaron que el Gobierno tenía la obligación de acudir al
Parlamento para activar la salida del país de la Unión Europea sufrieron una
campaña de descrédito por parte de la prensa pro Brexit.
6. INGENIERÍA CIUDADANA.
Los movimientos iliberales buscan
ciudadanos regidos por un patrón ideológico de valores muy definidos.
En ese sentido, las mujeres suelen
ser las primeras víctimas en la implantación de roles, una tentación en la que
todas las dictaduras han caído desde sus inicios.
En Brasil, Jair
Bolsonaro declaró antes de ser candidato a la presidencia que «no
emplearía [hombres y mujeres] con el mismo salario.
Pero hay muchas mujeres competentes».
Por su parte, Erdogan ha dejado claro
cuál es el comportamiento ideal que desea de las turcas: «Nuestra religión [el
islam] ha definido un puesto para las mujeres: la maternidad.
No puedes explicárselo a las
feministas porque ellas no aceptan el concepto de maternidad».
7. GENERACIONES FUTURAS
El politólogo Yascha Mounk, autor de: El
pueblo contra la democracia (Ed. Paidós), fue uno de los primeros en
alertar de esta decadencia cuando predijo el crecimiento de la ultraderecha
alemana.
Su teoría sobre la consolidación
democrática apunta que en Europa y EEUU aumenta el número de jóvenes que opinan
que vivir en una democracia no es indispensable y forman parte de la generación
actual más seducida por el populismo.
«Los más mayores sabían cómo se vivía
en una dictadura, los jóvenes no.
Se sienten frustrados», apunta.
«Cuando hablas con ellos, te dicen: '¿Qué podemos perder?'».
Responder esta pregunta debidamente
puede suponer la cura de la gangrena populista.”
En estos siete parámetros, está
dibujada la parrandela politiquera de los Sopetraneros y los alcaldes que hemos
elegido.
Quiera el cielo que en Sopetrán, los
ciudadanos aprendan a votar, porque de diez elecciones que hemos realizado,
para elegir alcalde, en ocho de ellas, no hemos acertado y esto me dice que tal
vez somos masoquistas, es decir, que nos gusta que el personaje que elegimos,
nos dé garrote, porque casi siempre elegimos al más mentiroso.
Sopetrán, Septiembre 17 del 2019.
Darío Sevillano Álvarez.
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