martes, 17 de diciembre de 2019

Segunda jornada.



La segunda jornada del pesebre de la Basílica, está preciosa.


Si recordamos las historietas, que nuestros Padres y Abuelos nos contaban, San José era un carpintero; pero no un carpintero común y corriente, porque la biblia, lo define como: τεκτον, que traduce albañil maestro, porque este era un santo especial, que construía edificios, templos y todo lo relacionado con la arquitectura.

Por sus ganancias como arquitecto, San José, le podía dar a su familia una buena posición social.
En esta escena, podemos ver en forma agradable, la actitud de nuestro especial arquitecto.


Esta es una escena es muy especial, un pastor está manejando dos de sus más hermosos animales.

Estos bueyes también tienen su historia, porque siempre los acompañó un ángel tallado en madera, con una edad de más o menos 14 años; pero el ángel se cansó de estar guardado en la vieja sacristía y se fue, pero caminando, porque nos dejó sus alas, como grato recuerdo.


Este pastor, está acariciando a una de sus ovejas.
Del tamaño de estos animales, eran las figuras del viejo pesebre, que un Párroco maluco, desapareció, según decía: Por orden del Concilio Vaticano segundo.
Mi pregunta a este atropello es:
¿Por qué en Roma, ninguna de las grandes basílicas, fue atropellada de esta manera?


Para lograr estas escenas, hay que tener una buena formación como decorador.
Recordemos que nuestro decorador, ha consagrado toda su vida al servicio del Templo y vale la pena decir que lo hace muy bien; este decorador, fue mi alumno por diez y ocho años.


En todo pesebre que se respete, deben estar las damas o los varones, que llevaban el agua de las fuentes, hasta los pueblos; este oficio se denominaba: Aguadores.


Esta es una buena escena decembrina, que nunca la olvidaremos los Sopetraneros.


Recuerden todos los feligreses, que sin sus limosnas, es imposible el buen mantenimiento de nuestra basílica.
Corregir los rasguñitos que los últimos Párrocos, le hicieron a la arquitectura del templo, ha valido una cantidad de dinero, un poco exagerada y se podrán seguir esas obras, si su generosidad es buena.
Las obras parroquiales son de buena calidad, si las limosnas de los feligreses, son abundantes.
Dios, les sabrá recompensar su generosidad.

Sopetrán, Diciembre 17 del 2019.

Darío Sevillano Álvarez.


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