La segunda jornada del
pesebre de la Basílica, está preciosa.
Si recordamos las historietas, que
nuestros Padres y Abuelos nos contaban, San José era un carpintero; pero no un
carpintero común y corriente, porque la biblia, lo define como: τεκτον, que
traduce albañil maestro, porque este era un santo especial, que construía
edificios, templos y todo lo relacionado con la arquitectura.
Por sus ganancias como arquitecto,
San José, le podía dar a su familia una buena posición social.
En esta escena, podemos ver en forma
agradable, la actitud de nuestro especial arquitecto.
Esta es una escena es muy especial,
un pastor está manejando dos de sus más hermosos animales.
Estos bueyes también tienen su
historia, porque siempre los acompañó un ángel tallado en madera, con una edad
de más o menos 14 años; pero el ángel se cansó de estar guardado en la vieja
sacristía y se fue, pero caminando, porque nos dejó sus alas, como grato
recuerdo.
Este pastor, está acariciando a una
de sus ovejas.
Del tamaño de estos animales, eran
las figuras del viejo pesebre, que un Párroco maluco, desapareció, según decía:
Por orden del Concilio Vaticano segundo.
Mi pregunta a este atropello es:
¿Por qué en Roma, ninguna de las
grandes basílicas, fue atropellada de esta manera?
Para lograr estas escenas, hay que
tener una buena formación como decorador.
Recordemos que nuestro decorador, ha
consagrado toda su vida al servicio del Templo y vale la pena decir que lo hace
muy bien; este decorador, fue mi alumno por diez y ocho años.
En todo pesebre que se respete, deben
estar las damas o los varones, que llevaban el agua de las fuentes, hasta los
pueblos; este oficio se denominaba: Aguadores.
Esta es una buena escena decembrina,
que nunca la olvidaremos los Sopetraneros.
Recuerden todos los feligreses, que
sin sus limosnas, es imposible el buen mantenimiento de nuestra basílica.
Corregir los rasguñitos que los
últimos Párrocos, le hicieron a la arquitectura del templo, ha valido una cantidad
de dinero, un poco exagerada y se podrán seguir esas obras, si su generosidad
es buena.
Las obras parroquiales son de buena
calidad, si las limosnas de los feligreses, son abundantes.
Dios, les sabrá recompensar su
generosidad.
Sopetrán, Diciembre 17 del 2019.
Darío Sevillano Álvarez.
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