jueves, 22 de febrero de 2024

Relato de los doscientos ocho años.

 

Relato para el cumpleaños de Sopetrán.

Sí aceptamos la teoría de Bering, la lógica enseña, que el hombre americano fue invadiendo de norte a sur y esta razón nos hace pensar que, a Colombia, el hombre llegó por Panamá.  Todo esto para decir que los aborígenes de Sopetrán son descendientes de los Caribes y no de los Chibchas o Muiscas, como han afirmado algunos.

-  Primeros Pobladores.  Las tribus que los españoles encontraron en nuestros suelos fueron:  LOS GUAMAS O GUACAS, que poblaban los terrenos que hoy ocupa el municipio de Sopetrán; LOS PEQUES, que ocupaban la región de Liborina y Sabanalarga; y LOS EBÉJICOS, que habitaban en los municipios de San Jerónimo y Ebéjico. 

 El Cacique de las tres tribus, según Don Manuel Uribe Ángel, era ZUBURUCO y no PETRÁN.

Se preguntarán porque el valle está en jurisdicción del municipio de Olaya, la respuesta es: En esa época, no existía la barrera de los límites territoriales, que ahora tienen los municipios.

Recuerden una vez más que la jurisdicción del cacique Zuburuco, comprendía las tierras de: Peque, Sabanalarga, Olaya, Sopetrán, San Jerónimo y Ebéjico.


Las causas más probables de su ubicación en este espacio, fueron: La belleza del paisaje; la facilidad para compactar la sal, por medio de la evaporación del agua; la fruticultura silvestre, que se veía fácil de administrar; la cacería en abundancia, dada la gran cantidad de bosques naturales, que pertenecían a la categoría de bosque seco tropical; el emporio de la pesca, por la cantidad de grandes quebradas y ríos; y la tranquilidad propia del lugar por la falta de competencia, con otras familias, que garantizaba la ausencia total de los enfrentamientos y las guerras.

Con la llegada de los españoles a nuestras tierras de Córdoba, terminó la prehistoria y nos metemos en el cuento de la historia universal.

El Primero en llegar parece que fue el Señor Francisco Herrera Campuzano, que venía con las funciones de Gobernador de Antioquia y Oidor de la Real Audiencia, el máximo organismo de control, de las actividades de la colonia española.

Por los relatos de Don Manuel Uribe Ángel y otros historiadores antioqueños, sabemos que el caserío funcionó en ese lugar unos cincuenta años y que fue trasladado al lugar en que hoy está Sopetrán, desde la fecha en que iniciaron la construcción del templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

Una circunstancia desafortunada, protagonizada por el Virrey Solís Folk de Cardona, acabó con los aborígenes Sopetraneros: El 24 de Enero del año 1757 ordenó que llevaran los aborígenes Sopetraneros para el resguardo de Buriticá, porque allá producían oro y nosotros solo aportábamos sal y frutas, pero como los de ese resguardo eran antropófagos, se comieron a los nuestros asados; cuando el Virrey se dio cuenta de su error ordenó traerlos nuevamente y solo regresaron los 34 más ancianos, porque su carne no servía para el consumo humano, dada la característica de que la carne humana vieja, no cocina bien.

Las aborígenes guamas fueron llevados al resguardo de Buriticá a la fuerza.

Los españoles, siempre utilizaron la fuerza bruta en contra de nuestros antepasados, observen como eran llevados al igual que criminales, hacia el lugar donde serían sacrificados por los antropófagos.

El resguardo de Buriticá celebraba fiesta, cada que consumían la carne asada de nuestros aborígenes.

Pero analicemos los acontecimientos que se desenvolvieron en el espacio de los años que tiene el nuevo caserío.

El gobernador ordenó arrancar todos los cultivos ilícitos de tabaco y maíz quemar todas las semillas, para que Viana que había comprado los derechos de producir tabacos y aguardiente pudiera enriquecerse. Esto prendió la mecha de quinientas familias que vivían de esos menesteres y el 20 de septiembre de 1781, los parajes de la Nuarque, el tablazo, el Rodeo, la Miranda, Río arriba, quebrada seca, Sacaojal y el pueblo de Sopetrán, reunieran ochocientos hombres, armados de picas, palas, machetes, cuchillos y todo tipo de armas convencionales, capitaneados, por el liberto Juan Lastra

Observen como la historia se escribe sesgada, porque el movimiento del 20 de septiembre de 1781, los historiadores se lo adjudican a Buriticá y no fue así, porque pasó en nuestro pueblo.

Con Lastra, se reunieron en la placita del Rodeo y caminaron hacia la población de Sopetrán a reclamar.

Cuando las autoridades vieron ese furioso ejército, se plegaron y capitularon, pero cuando los ánimos estaban aplacados y ya no había forma de protestar, fueron apresados uno a uno y luego los fusilaron, para que sirviera de ejemplo a las nuevas generaciones.

 A esto se le conoce en la historia, como los comuneros de Sopetrán, que casi ningún historiador menciona.

Sopetrán fue capital de un departamento o cantón, como también se les decía, y tuvo bajo su mando los municipios de: Sabanalarga, Liborina, Olaya, San Jerónimo, Ebéjico y Belmira y es bueno aclarar que. de esa fecha, año de 1851, hacia adelante empezamos a figurar como un verdadero polo de desarrollo municipal.

En el año de 1875, la ciudad fue conectada a la línea telegráfica nacional.

En el año de 1913, estrenamos la primera planta de fluido eléctrico.

La educación como tal, funciona desde el año de 1850, cuando Don Nepomuceno Villa, en su casa, la actual casa parroquial, preparaba a los jóvenes, para que fueran a cursar sus estudios a la ciudad de Medellín. Y en pleno siglo XX, nos caracterizamos por tener una buena cantidad de establecimientos educativos, a tal punto que se puede afirmar, que la cobertura es casi del cien por ciento. Esto lo hemos logrado, gracias a la mediación de muchos hijos ilustres que tiene la ciudad y que han ocupado cargos públicos muy representativos.

 

También es bueno aclarar que los colegios de enseñanza secundaria, como la Normal Santa Teresita, el colegio José María Villa y las concentraciones rurales, como Horizontes, el Rodeo, Montegrande y Santa Bárbara, son obras nacidas en el siglo XX y se perfilan como buenos centros de educación a nivel del Departamento.

Sopetrán, febrero 22 del 2024.

Darío Sevillano Álvarez.



















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