Política, la operación
más sucia que se ejerce en el planeta tierra
Cuando analizamos cuidadosamente la
antigua definición de política, que nos enseñaban en los establecimientos
educativos de inmediato, nos damos cuenta que esta disciplina, se ha
convertido en la profesión más deshonesta, fastidiosa y desagradable del
planeta tierra.
Si me atrevo a afirmarlo, es porque veo muchas
diferencias entre el concepto antiguo, como se definía esta hermosa ciencia: Política es el arte de gobernar sabiamente
a los pueblos; y el concepto moderno, conque la conciben, los actuales
politiqueros baratos: Política, arte de
robarle sabiamente a los pueblos
Analicemos cuidadosamente los nombres
de los actuales gobernantes del planeta, y no encontramos uno, en quien se pueda confiar,
porque todos son como el proverbio Antioqueño: El que menos corre vuela.
¿Por qué lo digo?
Porque todos, cuando salen del
periodo de gobernantes, empiezan a mostrar, sin ninguna vergüenza, la cantidad
de dinero que se robaron sabiamente de las arcas oficiales y son tan cínicos,
que no sienten la más mínima vergüenza.
El decir de estas porquerías, es que:
La democracia, es muy costosa y eso lo deben saber los gobernados.
Ustedes como ciudadanos comunes y
corrientes analicen esto: Los gobernantes que han pasados por sus pueblos, de
los cuales todos conocemos sus historias de vida y nos consta que fueron
familias humildes y llenas de necesidades; ahora que dejan sus puestos,
empiezan a conseguir: Propiedades, vehículos, negocios, empresas, bienes costosos,
cuentas bancarias exageradas….
Y todo esto de cuenta de las
sobrefacturaciones y todos aquellos trucos que existen, para robarse el estado
y que nunca ven los visitadores de: Contraloría, procuraduría y fiscalía.
Lo más lamentable, es que todos creían
en Él.
Pero centremos los hechos en Colombia, un país en donde abundan muchos hechos de corrupción.
Pero centremos los hechos en Colombia, un país en donde abundan muchos hechos de corrupción.
Si recordamos una fecha
histórica, que acabamos de conmemorar: El 20 de Julio de 1810, cuando unos
criollos, como nos decían los grandes señores españoles, declararon ante la faz
de la tierra, que éramos un país libre, soberano e independiente, pero no
anunciaron de quienes.
Si así lo afirmo, es porque Colombia
sigue siendo una patria boba, en donde un puñado de ambiciosos, viene manejando
el país, a su gusto, porque la voluntad soberana del pueblo, les importa un
soberano pepino.
Así lo vimos hace pocos días, cuando
el dignísimo congreso de la república, se burló de la decisión del pueblo, en
un soberano plebiscito y por medio de un fast track, blindó los acuerdos de la
Habana, con artimañas que no me parecieron muy constitucionales.
Pero como el Supremo Hacedor, tiene
la palabra y se ríe, de todo aquel que le viene en gana, está frustrando lenta
pero seguramente, el tan famoso blindaje de que habla su Señoría ilustrísima,
el que ya se va.
Ya están apareciendo los puntos
negros del acuerdo y tal parece, según lo anuncia la revista semana, el mismo
día que suscribían, el famoso mamotreto, acordaron la refundación de las
FARC y tal vez por esa razón, no le
quisieron cambiar el logo a esa horda de criminales.
¿Cómo irá a quedar de bueno el
blindaje del memorial de agravios de la Habana, cuando la fiscalía y las entidades gubernamentales muestren lo
que de verdad está pasando, con los lobos rapaces, vestidos con pieles de
ovejas?
Pero dejemos a un lado este tema y
sigamos cortando tela, en otros asuntos tan escabrosos, como es el famoso
Congreso de la República, en donde se quedan gran parte de la divisas del país,
para que nuestras vacas sagradas, vivan cómodamente en su parcela, la república
colombiana.
Cada mes esta famosa gallada de
intocables, nos cuesta 123.000 millones de pesos, fuera de todas las prebendas,
que ellos han aprobado, por su gran empeño de trabajar en favor de los que votaron
por sus majestades.
Esta cifra es escandalosa, desde todo
punto de vista, porque no necesitamos tantos desocupados, desangrando la
patria.
Porque hay que tener en cuenta que el
decreto 330 de este año, aumentó el salario de estos pobres vergonzantes, en un
5,09 %, que equivale a 14 mesadas de: 31’331.821, además de: El transporte, el
teléfono y otras minucias más a que tienen derecho.
Mientras esto ocurre, millones de
colombianos, carecen del dinero, para comprar un huevo, con el que van a
almorzar.
Con estas consideraciones, podemos
seguir diciendo que continuamos en la Patria Boba, en donde el vivo, vive del
bobo y el bobo de su tragedia.
Cuando de gobernantes se trata, los
pobladores del continente americano, no creemos en ninguno de ellos y estamos
viendo ejemplos, de pésimas administraciones, por todo el continente, empezando
por los Estados Unidos y siguiendo por Nicaragua, Venezuela, Brasil, Perú,
Ecuador, Argentina, y muchos otros más, porque si por esos países llueve, por
aquí no escampa.
Se han preguntado alguna vez:
¿Por qué los gobernantes casi siempre
son malos, ineficientes, corruptos y mentirosos?
La respuesta salta a la vista:
Porque
simple y llanamente tienen todas las facilidades para hacerlo.
¿Qué
hace un político?
No
hay mucha diferencia con la de un empresario.
Ambos
buscan una necesidad y la cubren.
Una
de las definiciones de empresario político es aquella persona que intenta
obtener beneficios a cambio de reformas.
La
forma más extendida del concepto es otra, y se refiere al hombre de negocios
que intenta ganar beneficio mediante subsidios, proteccionismo, contratos del
Gobierno o influencias políticas.
Las diferencias básicamente entre un
político y un empresario, son estas:
El empresario necesita el favor del mercado para
triunfar: el de su cliente, acreedores, accionistas y proveedores.
La pérdida de
confianza destruye al empresario al momento.
El político no
necesita el favor del "mercado", es decir, de la gente. En todas las
naciones siempre hay dos partidos mayoritarios que controlan el país, hagan lo
que hagan.
Solo necesitan el
favor de otro politiquero barato , para conseguir sus fines.
El empresario no
puede saltarse la legalidad, el político sí.
Los medios políticos, en sentido
amplio como: Gobierno, partidos, sindicatos, patronal... se financian mediante
el robo de los impuestos, el fraude de la deuda, las sobrefacturaciones, la
extorsión de las tasas y multas.
Si un empresario
usara estas herramientas para crecer, iría a la cárcel.
Los políticos no tienen
control en estos casos y todos aplauden su manera de ser.
La
irresponsabilidad.
Un empresario
siempre ha de ser responsable de sus acciones.
Si vende artículos
defectuosos o engañosos, tarde o temprano, pagará tal abuso.
Incluso si hace una
línea de productos que no gusta a la gente —el mercado—, la tendrá que retirar,
para no correr riesgos.
El político es todo
lo contrario.
Las acciones del
político no tienen consecuencia.
En este país hay escándalos cada día y ningún político dimite, ni se le
juzga, tal vez, porque los que deben investigarlos, son más corruptos que ellos.
Incluso si hacen políticas nefastas para el
país, o se equivocan en contra de sus gobernados, borrón y cuenta nueva, porque
estas cosas son asumidas como gajes del oficio.
Con estas ideas en
mente, ahora saben, por qué no creo en ningún político.
La conclusión que
puedo sacar al terminar de escribir este artículo, es que en la tierra,
desapareció la clase política antigua y se posicionó la politiquería barata,
que está montada en: El populismo, el vandalismo, el robo a los bienes de la
cosa pública, la degeneración de las leyes, la pérdida del estado de derecho,
la perdida de la dignidad y lo más peligroso: Perdieron la vergüenza….
Espero que estos
considerandos, les sirvan para reflexionar y para que dejemos de creer en los políticos, que son más falsos que una moneda de treinta pesos.
Sopetrán, Julio 25
del 2018.
Darío Sevillano
Álvarez.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario