jueves, 26 de julio de 2018

Política, la palabra más aborrecida, por los moradores del planeta


Política, la operación más sucia que se ejerce en el planeta tierra

Cuando analizamos cuidadosamente la antigua definición de política, que nos enseñaban en los establecimientos educativos de inmediato, nos damos cuenta que esta disciplina, se ha convertido en la profesión más deshonesta, fastidiosa y desagradable del planeta tierra.
Si me atrevo a afirmarlo, es porque veo muchas diferencias entre el concepto antiguo, como se definía esta hermosa ciencia: Política es el arte de gobernar sabiamente a los pueblos; y el concepto moderno, conque la conciben, los actuales politiqueros baratos: Política, arte de robarle sabiamente a los pueblos


Analicemos cuidadosamente los nombres de los actuales gobernantes del planeta, y  no encontramos uno, en quien se pueda confiar, porque todos son como el proverbio Antioqueño: El que menos corre vuela.
¿Por qué lo digo?
Porque todos, cuando salen del periodo de gobernantes, empiezan a mostrar, sin ninguna vergüenza, la cantidad de dinero que se robaron sabiamente de las arcas oficiales y son tan cínicos, que no sienten la más mínima vergüenza.
El decir de estas porquerías, es que: La democracia, es muy costosa y eso lo deben saber los gobernados.
Ustedes como ciudadanos comunes y corrientes analicen esto: Los gobernantes que han pasados por sus pueblos, de los cuales todos conocemos sus historias de vida y nos consta que fueron familias humildes y llenas de necesidades; ahora que dejan sus puestos, empiezan a conseguir: Propiedades, vehículos, negocios, empresas, bienes costosos, cuentas bancarias exageradas….
Y todo esto de cuenta de las sobrefacturaciones y todos aquellos trucos que existen, para robarse el estado y que nunca ven los visitadores de: Contraloría, procuraduría y fiscalía.


Lo más lamentable, es que todos creían en Él.
Pero centremos los hechos en Colombia, un país en donde abundan  muchos hechos de corrupción.
Si recordamos una fecha histórica, que acabamos de conmemorar: El 20 de Julio de 1810, cuando unos criollos, como nos decían los grandes señores españoles, declararon ante la faz de la tierra, que éramos un país libre, soberano e independiente, pero no anunciaron de quienes.
Si así lo afirmo, es porque Colombia sigue siendo una patria boba, en donde un puñado de ambiciosos, viene manejando el país, a su gusto, porque la voluntad soberana del pueblo, les importa un soberano pepino.


Así lo vimos hace pocos días, cuando el dignísimo congreso de la república, se burló de la decisión del pueblo, en un soberano plebiscito y por medio de un fast track, blindó los acuerdos de la Habana, con artimañas que no me parecieron muy constitucionales.
Pero como el Supremo Hacedor, tiene la palabra y se ríe, de todo aquel que le viene en gana, está frustrando lenta pero seguramente, el tan famoso blindaje de que habla su Señoría ilustrísima, el que ya se va.
Ya están apareciendo los puntos negros del acuerdo y tal parece, según lo anuncia la revista semana, el mismo día que suscribían, el famoso mamotreto, acordaron la refundación de las FARC  y tal vez por esa razón, no le quisieron cambiar el logo a esa horda de criminales.



¿Cómo irá a quedar de bueno el blindaje del memorial de agravios de la Habana, cuando la fiscalía  y las entidades gubernamentales muestren lo que de verdad está pasando, con los lobos rapaces, vestidos con pieles de ovejas?
Pero dejemos a un lado este tema y sigamos cortando tela, en otros asuntos tan escabrosos, como es el famoso Congreso de la República, en donde se quedan gran parte de la divisas del país, para que nuestras vacas sagradas, vivan cómodamente en su parcela, la república colombiana.



Cada mes esta famosa gallada de intocables, nos cuesta 123.000 millones de pesos, fuera de todas las prebendas, que ellos han aprobado, por su gran empeño de trabajar en favor de los que votaron por sus majestades.
Esta cifra es escandalosa, desde todo punto de vista, porque no necesitamos tantos desocupados, desangrando la patria.
Porque hay que tener en cuenta que el decreto 330 de este año, aumentó el salario de estos pobres vergonzantes, en un 5,09 %, que equivale a 14 mesadas de: 31’331.821, además de: El transporte, el teléfono y otras minucias más a que tienen derecho.
Mientras esto ocurre, millones de colombianos, carecen del dinero, para comprar un huevo, con el que van a almorzar.
Con estas consideraciones, podemos seguir diciendo que continuamos en la Patria Boba, en donde el vivo, vive del bobo y el bobo de su tragedia.


Cuando de gobernantes se trata, los pobladores del continente americano, no creemos en ninguno de ellos y estamos viendo ejemplos, de pésimas administraciones, por todo el continente, empezando por los Estados Unidos y siguiendo por Nicaragua, Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Argentina, y muchos otros más, porque si por esos países llueve, por aquí no escampa.
Se han preguntado alguna vez:
¿Por qué los gobernantes casi siempre son malos, ineficientes, corruptos y mentirosos?
La respuesta salta a la vista:
Porque simple y llanamente tienen todas las facilidades para hacerlo.
¿Qué hace un político?
No hay mucha diferencia con la de un empresario.
Ambos buscan una necesidad y la cubren.
Una de las definiciones de empresario político es aquella persona que intenta obtener beneficios a cambio de reformas.
La forma más extendida del concepto es otra, y se refiere al hombre de negocios que intenta ganar beneficio mediante subsidios, proteccionismo, contratos del Gobierno o influencias políticas.


 Este sistema es que nos lleva a la mermelada, como la llamamos genéricamente en Colombia.
Las diferencias básicamente entre un político y un empresario, son estas:
    El empresario necesita el favor del mercado para triunfar: el de su cliente, acreedores, accionistas y proveedores.
La pérdida de confianza destruye al empresario al momento.
El político no necesita el favor del "mercado", es decir, de la gente. En todas las naciones siempre hay dos partidos mayoritarios que controlan el país, hagan lo que hagan.
Solo necesitan el favor de otro politiquero barato, para conseguir sus fines.


   El empresario no puede saltarse la legalidad, el político sí. 
Los medios políticos, en sentido amplio como: Gobierno, partidos, sindicatos, patronal... se financian mediante el robo de los impuestos, el fraude de la deuda, las sobrefacturaciones, la extorsión de las tasas y multas.
Si un empresario usara estas herramientas para crecer, iría a la cárcel. 
Los políticos no tienen control en estos casos y todos aplauden su manera de ser.
  La irresponsabilidad.
Un empresario siempre ha de ser responsable de sus acciones.
Si vende artículos defectuosos o engañosos, tarde o temprano, pagará tal abuso.
Incluso si hace una línea de productos que no gusta a la gente —el mercado—, la tendrá que retirar, para no correr riesgos. 


El político es todo lo contrario.

Las acciones del político no tienen consecuencia.
En este país hay escándalos cada día y ningún político dimite, ni se le juzga, tal vez, porque los que deben investigarlos, son más corruptos que ellos.
 Incluso si hacen políticas nefastas para el país, o se equivocan en contra de sus gobernados, borrón y cuenta nueva, porque estas cosas son asumidas como gajes del oficio.
Con estas ideas en mente, ahora saben, por qué no creo en ningún político.
La conclusión que puedo sacar al terminar de escribir este artículo, es que en la tierra, desapareció la clase política antigua y se posicionó la politiquería barata, que está montada en: El populismo, el vandalismo, el robo a los bienes de la cosa pública, la degeneración de las leyes, la pérdida del estado de derecho, la perdida de la dignidad y lo más peligroso: Perdieron la vergüenza….
Espero que estos considerandos, les sirvan para reflexionar y para que dejemos de creer en los  políticos, que son más falsos que una moneda de treinta pesos.

Sopetrán, Julio 25 del 2018.
          
Darío Sevillano Álvarez.

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