Consideraciones
especiales, para tener en cuenta en la semana de navidad y la semana de año
nuevo.
¡Llegó la Navidad!
“A Belén venid pastores
Que la aurora brilla ya”.
Gozo, felicidad, júbilo, ilusión, esperanza, a veces nostalgia; son
solo algunos de los sentimientos, que afloran hacia el final del año, en el mes
de Diciembre, cuando celebramos con gran alegría, la navidad, que une a todos
los humanos, sin importar el país, la religión, la raza o la condición social a
la que se pertenece.
Los hombres, hemos necesitado desde la hora de nuestro nacimiento,
estar identificados con los demás y por esa razón, hemos diseñado: Los
festivales y carnavales, que nos permiten estar juntos y compartir la alegría y
la unidad.
Fue así como en las grandes civilizaciones antiguas, como Babilonia,
Egipto y otras, los humanos celebraban, en el mes de Diciembre, las
festividades del invierno y las colocaban en el día más corto, el solsticio de
invierno, o 25 de Diciembre.
Entre las fiestas que celebraban, estaban las del sol, en las cuales
adornaban sus casas, con ramas, hacían comidas especiales, había abundancia de
vino y se daban regalos muy costosos.
Después aparecieron las fiestas del dios Mitra, una divinidad de los
orientales, pero luego apareció el cristianismo y colocó el nacimiento de
Jesucristo, en el día 25 de Diciembre, para hacerlo coincidir con las grades
celebraciones de esa época.
El Papa Julio I incluyó en el calendario eclesiástico esa fecha tan
importante, que hace estremecer a todos los humanos, en la época de navidad.
La palabra navidad significa: Nacimiento.
Más tarde, en el continente americano, los conquistadores españoles,
establecieron la navidad, para acompañar muchas celebraciones que los
aborígenes hacían, en honor del sol, la luna, el agua y todos los elementos que
hacen posible la vida en el planeta.
Ahora miremos cual fue el acontecimiento, que originó la navidad en el
cristianismo.
Dicen los libros religiosos, que cuando Adán y Eva, cometieron un
error en el paraíso terrenal, Dios les prometió que, un redentor les ayudaría a
recuperar la amistad con Él.
Luego en los libros del antiguo testamento, los profetas anunciaron
que el redentor, nacería en un lugar del oriente medio de la tierra, llamado:
Belén.
Hubo dos personajes
especiales, que protagonizaron éste hecho histórico, tan importante para la
religión católica, fueron: La Virgen María y San José
La virgen era una niña buena, que había dedicado su niñez a servir en
el templo y a ella, el Arcángel Gabriel, le anuncio, que sería la madre del
niño Jesús; San José era un hombre importante que construía templos y casas y
el Arcángel, le comunicó en sueños, que se uniera a la virgen, para que la
ayudara.
Coincidió con estos hechos, un censo de población que ordenó, el
mandatario Romano, en donde a San José y a la Virgen, les correspondía,
trasladarse al lugar llamado Belén, que traduce: La Panadería, para hacerse
censar y estando allí, nació el niño Jesús.
Las tradiciones orientales cuentan: Que a la hora del nacimiento, vinieron
los ángeles y cantaron el gloria a Dios en las alturas.
En un pequeño valle que había cerca del nacimiento, estaban unos
pastores que cuidaban sus ovejas, para que los lobos no se las comieran y los
ángeles fueron donde ellos y les pidieron que visitaran al Niño, a la Virgen y
a San José y que les llevaran algo de comer.
Los tres pastores, fueron al portal y llevaron: Miel, pan y leche, una
comida muy típica de esos pueblos.
Aunque el Niño había nacido al atardecer, los pastores que estaban un
poco retirados del lugar del nacimiento, se demoraron hasta las primeras horas
de la noche, para llegar; esta razón hace que todos pensemos que el niño, nació
en las horas de la noche.
En el momento de llegar los pastores al portal, en el cielo apareció
una estrella muy brillante, que anunciaba el nacimiento del Niño Dios.
Como la estrella siguió en el cielo, por muchas noches y su brillo era
muy radiante, todos los jefes de las tribus cercanas a Belén, la vieron y
supieron que había nacido el Niño Dios.
Muchos de ellos, quisieron ir a conocerlo a llevarle unos regalos y se
pusieron en camino, guiados por la estrella.
Cuando llegaron a Jerusalén, se entrevistaron con el Rey Herodes y
éste se puso celoso de que hubiera nacido otro Rey y les dijo, si lo
encuentran, por favor vienen a avisarme, para conocerlo y llevarle unos
regalos.
Pero la intención de Herodes, era matarlo, para que no le fuera a
hacer competencia con su reino.
Cuando los reyes encontraron al Niño Dios, y lo adoraron, soñaron que
tenían que irse por otros caminos, para que Herodes no supiera en donde estaba
y la estrella los guió hasta sus pueblos, sin que Herodes lo supiera.
Herodes entro en furia, contra los reyes y contra el Niño Jesús y
ordenó a sus soldados, que investigaran en donde estaba.
Un ángel anunció a San José y a la Virgen, que debían viajar a Egipto,
mientras Herodes moría.
Los reyes que visitaron al Niño Jesús, eran jefes de las tribus
cercanas y sus nombres, fueron puestos por la Iglesia Católica, buscando
representar las tres grandes razas de la tierra: blanca, con Melchor; amarilla,
con Gaspar; y negra, con Baltasar.
Los regalos que posiblemente le llevaron, fueron: Oro, incienso y
mirra, porque el oro, es propio de los Reyes; el incienso es propio de los
Dioses; y la mirra es propia de los hombres,
Como ven, estas ofrendas, son más bien significativas, para poder
decir que el Niño Jesús, era Dios, era rey y era hombre.
Como los soldados de Herodes, no encontraron al Niño, éste, ordenó que
en todo su reino, mataran a los niños varones, menores de tres años, para poder
matar entre ellos al Niño Jesús y así se cumplió en todas la ciudades cercanas
a Belén.
Esta matanza se conoce en la historia, como la muerte de los Santos
inocentes y es la fiesta que celebra la Iglesia Católica, el día 28 de
Diciembre.
Aunque algunos dicen que murieron cinco mil niños, los historiadores
más serios afirman que solo murieron veinte siete. Esta teoría, es muy acertada,
porque en esas pequeñas ciudades, no había muchos habitantes.
Otros historiadores, afirman que esta matanza, nunca pasó.
Cuando el Rey Herodes murió, la sagrada familia regresó a Israel y se
establecieron a vivir en la ciudad de Nazaret, de esa etapa de la vida del Niño
Jesús, los evangelios solo dicen: “Que fueron a Nazaret y que les estaba muy
obediente”
Solo cuando el Niño Dios tenía unos doce años, los evangelios cuentan
una historia muy bonita: En un viaje que hicieron a Jerusalén, el niño estuvo perdido
por un tiempo y después de tres días de búsqueda, lo encontraron en el templo
de la ciudad, conversando con los doctores de la ley, que eran como los
sacerdotes modernos.
En el momento de encontrarlo, ellos le dicen: ¿Hijo, por qué te has
comportado así, con nosotros? Y Él les responde: Estaba ocupado en las cosas de
mi Padre.
Es bueno contar, que fuera de los evangelios que tiene la biblia
católica, hay otros que llamamos: Los evangelios apócrifos, esto quiere decir,
que no son aprobados por la iglesia y en ellos si se habla de toda la infancia
del Niño.
Uno de los evangelios apócrifos más hermoso, es el evangelio de la
infancia de Jesús, en el que se narra con abundancia de detalles, como
trascurrió la vida del niño, en sus primeros treinta años.
Una de las causas por las que no sabemos mucho, sobre la infancia del
Niño Dios, es el hecho lamentable, de que la Iglesia Católica, no hubiera
aceptado, todos los escritos que de Él,
habían hecho, las personas que vivieron esa época.
Lo más impresionante es que la Iglesia, buscó a un especialista, para
que seleccionara, cuáles libros, de los que hablaban de Jesucristo, se podían
incluir en la biblia y cuáles no, y tal parece que el famoso especialista era
un Obispo llamado: Ireneo, hombre fanático y todos los escritos que no se
acomodaron a su manera de pensar, fueron eliminados; fue tanta, la persecución
contra esos libros, que ordenó que los quemaran y los desaparecieran de la faz
de la tierra; pero las personas inteligentes de esa época, los escondieron en
cuevas y muchas veces los enterraron.
Esos escritos, están siendo encontrados, por los Egiptólogos, los
arqueólogos y los teólogos y en la actualidad estamos conociendo, todo ese
cúmulo de sabiduría, que hay escrito, sobre Jesucristo, que tal vez es el
personaje más importante de la historia universal.
Da tristeza, saber que los cuatro evangelios que la Iglesia escogió,
para introducir en la biblia, fueron escritos, por personajes que no vivieron
en la época de Jesucristo y por eso no lo conocieron personalmente, porque
fueron escritos setenta o cien años después y por esa razón, no cuentan las
cosas como pasaron, porque ellos se basaron en lo que les contaban, las
personas por la tradición, es decir: Información narrada.
Ahora conozcamos el origen de
algunas de las tradiciones navideñas, que tanta alegría nos producen y que
hacen las delicias del mes de Diciembre:
“La navidad, es época de unión, paz y amor. Es tiempo de alegría y
buena voluntad. Es tiempo de reunión con la familia y con los amigos. Es tiempo
de especial atención y dedicación a los niños. Es tiempo de compras, regalos,
sorpresas y risas. Es tiempo de viajar, para ir a las casa de los abuelos y de
los tíos. Es tiempo de comer ricos dulces y deliciosas comidas. Es tiempo de
rezar la novena del niño Dios y acompañarla de hermosos villancicos.
Es tiempo de adornar nuestras casas, calles y parques, con motivos
especiales y luces de colores.
Es tiempo del arbolito de navidad, que florece todos las
veinticuatros.
Es tiempo del Papá Noel, del nacimiento, de los reyes magos.
La navidad es magia y felicidad”.
¡Qué alegría, es navidad!
Aunque el árbol de navidad, es un signo muy antiguo, que las viejas
civilizaciones utilizaban, para adornar los espacios públicos, en los
carnavales del invierno; el verdadero árbol de navidad, nación en Alemania,
cuando unos grupos cristianos, adornaron las plazas y parques con árboles de
pino, a los cuales les colgaban, frutos rojos y luminarias; esto los hacía ver
muy hermosos, en las horas de la noche.
San Nicolás, el viejo Noel y Santa Claus, son el mismo personaje, que
en las navidades pasa por todos los lugares de la tierra, repartiendo regalos
para los niños.
Esta leyenda apareció, cuando San Nicolás de Bary, que era un buen
hombre, recogía los dineros que le sobraban en el año y en las navidades,
compraba regalos, para darles a los niños más pobres.
El nacimiento o pesebre, fue una tradición que nos enseñó San
Francisco de Asís, que en el siglo XII, hizo un nacimiento con personas y
animales vivos, en una cueva que había en la ciudad Italiana de Greccio.
A partir de esa fecha se fue extendiendo la tradición y llegó hasta
nuestros días.
Recuerden que es la mejor forma de celebrar la navidad.
La palabra pesebre, es derivada del Latín Proeseprum, que traduce
cajón para colocar la hierba que van a comer los animales en la pesebrera.
La novena que rezamos en la navidad, fue escrita por una religiosa
Carmelita, llamada: Margarita del Santísimo, ella la escribió, porque tuvo una
aparición del niño Jesús, en donde dijeron: “El verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros”
La celebración de la epifanía o adoración de los reyes magos, es una
tradición muy vieja, en la que conmemoramos, la llegada de los reyes cercanos a
Belén, para adorar al Niño Dios, siempre la hacemos el día seis de Enero,
momento en que terminamos la Navidad.
La misa de la media noche o misa de gallo, la introdujo la Iglesia
Católica, para conmemorar la hora en la que creemos, nació el Niño Jesús.
La costumbre de cantar villancicos en la navidad, nació en las viejas
civilizaciones, con el nombre de zéjel o estribotes y en la edad media, como
los cantaban en las villas, que eran casas cercadas, por rejas, tomaron el
nombre villancicos o canciones de las villas.
Los ángeles en la navidad, significan: Amor, bondad, misericordia y
personifican los más altos ideales del hombre.
Las estrellas ponen el cielo en nuestras manos, son fuente inagotable
de luz y recuerdan la estrella que anunció el nacimiento de Jesucristo.
Las velas nacieron, porque en las largas noches del invierno,
alumbraban en la oscuridad, para ahuyentar los malos espíritus y representan a
Jesucristo, fuente inagotable de luz.
Las tarjetas de navidad, nacieron, cuando John Calcott, creó la
primera, por un encargo de Henry Cole, para saludar a sus amigos.
Los colores, rojo y verde representan la esperanza de la nueva vida,
que florecerá, al llegar la primavera.
Sopetrán, Diciembre 23 del 2018.
Darío Sevillano Álvarez.
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