¿Qué significa la
palabra bisiesto en la sucesión normal de los años?
La palabra bisiesto, es un vocablo
que se deriva de la expresión latina: “Bis sextus dies, ante calendas martii”,
que traduce: Repetir el sexto día, antes de las calendas del mes de Marzo, es
decir agregar un día más entre los días 23 y 24 del mes de Febrero, según lo
ordenaba el emperador Romano Julio César.
Recordemos que los romanos no contaban
los meses como nosotros lo hacemos, sino que tenían un sistema propio que
consistía en dividir el mes en tres períodos a saber: Calendas, nonas e idus que
en principio se correspondían respectivamente con la luna nueva, la luna media
y la luna llena.
Esto significa que no conocían la división en semanas, que solo
se impuso cuando gobernó el emperador Constantino.
Las kalendas, (palabras que
algunos relacionan con kalare = llamar) indicaban el principio
del mes, cuando aparecía la luna creciente, y por tanto correspondían al día 1.
Las nonas indicaban el
primer cuarto de luna y se correspondían con el quinto día de los meses
de Enero, Febrero, Abril, Junio, Agosto, Septiembre, Noviembre y Diciembre; y
con el séptimo día de los meses de Marzo, Mayo, Julio y Octubre.
Los idus indicaban la luna
llena y se correspondían con el día 13 en los meses en que las nonas caían el
día cinco y con el día 15 en los que las nonas caían el siete.
De verdad a mí siempre me pareció un
calendario muy complicado para manejar, si así lo expreso es porque en los
seminarios hacíamos la lectura del martirologio romano, mientras estábamos
almorzando y casi nunca adiviné a decir la fecha en forma normal.
El calendario que ahora manejamos,
que es más sencillo, fue instaurado por el Papa Gregorio XIII y por esa razón
lo llamamos calendario Gregoriano.
Este calendario empezó a regir a
partir de 1582 y el día que agregamos a los años bisiestos, se hacer al final
del mes de Febrero.
Una forma sencilla de contarle a los
niños, el fenómeno de los años bisiestos, es decirles que como esos años tiene
366 días a diferencia de los años normales que solo tienen 365 días, se llaman
así, porque tienen repetidos dos veces el número 6 seis.
Pero veamos cual es la razón, por la
que debemos agregar cada cuatro años, un día más a la cuenta numérica de los
años, para mantener el orden de los movimientos universales.
Nuestra tierra, que debe girar
eternamente alrededor del sol, hace una vuelta completa en 365 días; cinco
horas; cuarenta y ocho minutos; y 45, 10 segundos.
Esto quiere decir que cada año están
sobrando, casi seis horas y como nuestro día solar tiene veinticuatro horas;
cada cuatro años, nos resulta un día más, en la cuenta del tiempo de los años y
ese día es el que agregamos a los años bisiestos, cada cuatro años.
En este gráfico podemos mirar las
diferencias, entre el calendario Juliano, de Julio César y el calendario
Gregoriano, o del Papa Gregorio XIII.
Me parece muy importante, contarles
la historia de cómo apareció el calendario Juliano, que fue la base del
calendario Gregoriano, que manejamos en la actualidad.
Cuando Julio César pisó las tierras
de Egipto, en el año 49 a, C., se encontró en esa civilización, un calendario
casi perfecto, porque el romano de las Calendas, las nonas y los idus, estaba
lleno de imperfecciones, le encomendó a un gran sabio llamado: Socígenes de
Alejandría, que era astrónomo, matemático y filósofo, la remodelación, por así
decirlo del calendario romano.
Veamos a grandes rasgos quién era el
famoso Socígenes.
En el siguiente gráfico vamos a mirar
a vuelo de pájaro quien era este ilustre sabio, en el cual había confiado el
emperador Julio César, la reorganización del año, para el imperio romano.
Socígenes de Alejandría
|
|
Se le atribuye la redacción de
algunos tratados de astronomía hoy
desaparecidos, en los que enunciaba la rotación de Mercurio alrededor
del Sol.
En el año 46 a.J.C. sugirió a Julio César el
establecimiento del calendario juliano.
|
|
Nombre
|
Socígenes de Alejandría
|
Nacimiento
|
|
Fallecimiento
|
|
Ocupación
|
Es de mucha importancia traer a
colación unos cálculos matemáticos, que los grandes sabios han realizado, para
mantener la estabilidad del tiempo de acuerdo con los años que van pasando.
Veamos estas notas matemáticas
aclaratorias, que resultan muy interesantes, para entender cómo se ha manejado
el transcurrir del tiempo a lo largo de los siglos:
“Normalmente, en muchos problemas de
Física, Matemática, Astronomía, etcétera, es necesario calcular determinada
magnitud de tiempo en años.
Sin embargo, en la mayoría de
ocasiones en el enunciado se añade una anotación que indica que se
considere 1 año de 365 días.
Esto se debe a que los años bisiestos
pueden alterar bastante el resultado, y es difícil operar teniéndolos en
cuenta.
Un caso en el que se aprecia
claramente esto es que, aunque parezca que entre el año 549 d.C. y el año
2009 hayan pasado 1.460 años, en realidad han pasado 1.461, ya que, como
cada 4 años hay un día más, cada 1.460 se acumulan 365, lo que incrementa el
intervalo de tiempo en 1 año.
Generalmente, si los años no
bisiestos son 1.460, la medición teniendo en cuenta los años bisiestos sería la
anterior +1.
Si fuera el doble de 1.460 (2.920),
+2, y así sucesivamente en todos los múltiplos de 1.460 (salvo naturalmente 0).
Nota: El Papa Gregorio XIII,
asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius, el 24 de febrero de
1582 promulgó la bula Intergravissimas, en la que establecía que tras el jueves
4 de octubre de 1582 seguiría el viernes 15 de octubre de 1582.
Con la eliminación de estos diez días
desaparecía el desfase con el año solar.
Para que no volviera a ocurrir, en el
nuevo calendario se eliminaron tres años bisiestos cada cuatro siglos.
Con lo anterior, el 4 de octubre de
1582 fue el último día del calendario juliano y el 15 de octubre de 1582
constituyó el primer día del calendario gregoriano.
Por tal razón no existieron las
fechas del 5 al 14 de octubre de dicho año.
Si se usan métodos actuales, el
cálculo de fechas anteriores al 15 de octubre de 1582 siempre será erróneo, ya
que se deben utilizar exclusivamente en retrospectiva hasta esta fecha y
cambiar a cálculo de fechas julianas a partir del 4 de octubre de 1582, sin
olvidar estos 10 días inexistentes”.
Me parece importante contarles que
las personas que nacen los 29 de febrero, solo tienen cumpleaños, cada cuatro
años, pero esto no significa que por esa razón, no envejezcan al ritmo normal
de los que hemos nacido en otras fechas.
Un dicho popular al que se le tiene
una gran credibilidad es este:
“Año bisiesto, año siniestro”.
La verdad es que a mí no me parece
que eso pueda ser certero, porque agregarle un día más a un año, no debiera
significar que ese período de tiempo, tenga que estar lleno de tragedias.
Pero ante tantas coincidencias como
las que los grandes noticieros de la tierra anuncian, en relación con estos
años, hacen creer que de verdad esos años se prestan para grandes
amarguras, en los humanos.
En el año de 1616, precisamente el de
la fundación de nuestro municipio, pasaron dos sucesos de mal agüero para los
literatos españoles e ingleses, miremos eso con mucha perfección:
Se podría iniciar este oscuro listado
con 1616, de luto para las letras universales. Ese año del siglo XVII registró
la muerte de los dos mayores literatos de las lenguas inglesa y
castellana, William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra. Se
atribuye que ambos decesos tuvieron lugar el mismo día, el 23 de abril. Sin
embargo, los ingleses adoptaron el calendario gregoriano recién en 1725. Aún
se regían por el juliano cuando falleció Shakespeare. Por lo tanto, según la
forma actual de calcular las fechas, en realidad murió el 3 de mayo.
Poco más de un siglo después, en
1792 y en Francia, fue inaugurada una de las máquinas de matar más simbólicas
de la historia:
La guillotina.
Probada con ovejas y cadáveres, se
usó más tarde para acallar a disidentes políticos.
Bajo su filo rodaron 16.594 cabezas.
El primero, en aquel año bisiesto,
fue un ladrón llamado Nicolás Pelletier.
Recién se dejó de usar en 1977,
cuando el ajusticiado fue un inmigrante tunecino, Hamida Djandoubi, sentenciado
por torturar y matar a su novia.
También Francia se vio sacudida en
1812, cuando el ejército imperial de Napoleón Bonaparte perdió
600 mil hombres en una de las campañas más desastrosas de la historia
militar mundial.
El intento del emperador francés de
conquistar Rusia fue detenido por un invierno atroz.
Sólo 58 mil combatientes
sobrevivieron.
Esto marcó el fin del apogeo francés
sobre Europa.
Y poco tiempo después, Napoleón
estaba rumbo a su exilio final en la isla de Santa Helena.
En 1912 tuvo lugar el hundimiento más
terrible entre los transatlánticos, el del Titanic, un buque de la
compañía White Star Line de Liverpool.
Después de chocar contra un iceberg
en su viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) hasta Nueva York, entre el
14 de abril y la madrugada del 15 se fue a pique.
La tragedia fue mayúscula.
De las 2223 personas que llevaba a
bordo, murieron 1514.
A partir de este episodio, las normas
de seguridad en los barcos de pasajeros fueron cambiadas en forma radical.
Podríamos seguir trayendo ejemplos de
grandes tragedias, que han pasado en los años bisiestos, sin embargo a mí me
parece que solo son coincidencias, que desgraciadamente, confirman esta
apreciación.
Hubo un intento de reformar el
calendario Gregoriano en el año de 1792, en plena revolución francesa, pero ese
proyecto no duró muchos años y volvieron al calendario Gregoriano, que hasta
hoy ha sido el mejor diseñado.
Hay una regla supremamente
interesante en el calendario Gregoriano para calcular los años bisiestos:
Son bisiestos los años divisibles por
cuatro excepto los que son divisibles por 100, salvo si pueden dividirse entre
400.
Sopetrán, Febrero 29 del 2020.
Darío Sevillano Álvarez.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario