Nuestra débil democracia,
está en cuidados intensivos.
Hay una nueva generación
de gobernantes de pésima calidad, que los expertos en política llaman: Las
autocracias, es decir, los estados en que una sola persona gobierna, sin
someterse a ningún tipo de limitación, y con la facultad de promulgar y
modificar las leyes a su amaño.
Muchas democracias de la
tierra, se están convirtiendo en autocracias, sin que los ciudadanos se den
cuenta de la que está pasando.
Un ejemplo cercano que,
nos mostró como funciona una autocracia, fue la administración de Donald Trump,
en los Estados Unidos; si los americanos, no hubieran dado un viraje, en los
comicios electorales que, llevaron a Biden a la casa blanca como nuevo
inquilino, las cosas se hubieran puesto de color marrón, para el país que,
cuenta con una de las más importantes democracias del planeta.
Pero los ejemplos de autócratas que sabotean las
instituciones y los sistemas de pesos y contrapesos, son cada vez más comunes
en el mundo.
Los casos más recientes de autocracias en nuestra
tierra son: Manuel López Obrador en México; Viktor Orbán en Hungría; Narendra
Modi en India; Jair Bolsonaro en Brasil; Daniel Ortega en Nicaragua y el
campeón de los autócratas: Venezuela, con Nicolás Maduro a la cabeza; me atrevo
a pensar, que en Colombia también nos están llevando al final de la democracia.
¿Cuáles son argumentos,
que me acompañan para hacer esta afirmación?
Hay un interesante libro
político, que titula: Como se mueren las democracias, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, que anuncia en
sus párrafos, algunos elementos con los que se mueren las democracias y se
convierten en autocracias.
¿Cuáles son esos elementos?
La erosión democrática empieza así:
Es un proceso lento, en que un país y sus
instituciones, se van destruyendo por manos internas, mal intencionadas, como:
Petro, Bolívar y otros, para no hacer una lista muy larga que, van corrompiendo
lenta, pero seguramente, como lo están haciendo este par de sinvergüenzas, en
las trifurcas que vienen armando a lo largo de un mes, en todo el país que, están acabando con el patrimonio de la
nación y que, fueron a justificar a los Estados Unidos, como falta de garantías
para hacer protestas pacíficas.
Las fuerzas del mal integradas por: El ELN; las
disidencias de las FARC; el narcotráfico; Venezuela, con Maduro a la cabeza y;
tantos otros que están interesados en acabar con la democracia, sin utilizar: Tanques
de guerra; aviones militares; pero con un caudal de criminales pagados, con
buenos sueldos, están dándole un golpe fatal, al sistema de gobierno.
También con los cambios marginales; incluidas
reformas legales, a los procesos electorales; descomponen la organización
política, como el hecho de darles curules en el congreso, a aquellos que
acabaron con el país, por espacio de cincuenta años que, cambiaron los papeles,
porque, ahora ellos son los grandes señores y nosotros sus súbditos.
El libro del que les estoy hablando, nos muestra
unos elementos importantes que nos permiten identificar la metamorfosis de la
democracia en autocracia.
“Rechazo o débil compromiso con las
normas del juego democrático.
Por ejemplo, hacer llamados tácitos o directos a golpes de Estado, insurrección o movilizaciones perpetuas por fuera del mecanismo establecido por la Constitución y la política.
Negación de la legitimidad del oponente político.
Esto se interpreta como el desconocimiento de la validez o legalidad de un pensamiento opuesto.
El directo rechazo de las ideas contrarias hasta tal punto de demonizarlas y clasificarlas en categorías criminales o delincuenciales.
Tolerancia o invitación a la violencia.
Un discurso beligerante que llame
directamente a la agresión y las vías de hecho o les permita algún tipo de
financiación.
Disposición de limitar las libertades civiles de los oponentes,
incluidos los medios de comunicación.
Esto también se refiere a la persecución a periodistas, a través de
demandas o acoso, utilizando como vehículo medios alternativos, redes sociales
u otro tipo de organizaciones, que entorpezcan el desarrollo pleno y libre de
la actividad periodística”.
Estas ideas, se parecen a un retrato
hablado, de lo que nos está pasando en Colombia, en este último mes y todo
acolitado por los ilustres senadores.
Todos estos acontecimientos, los estamos viviendo en Colombia.
Son varios los políticos colombianos, que nos están mostrando el perfil
de la autocracia, y que disimulan sus discursos politiqueros y populistas,
porque nunca muestran, sus verdaderas intenciones de convertirse en unos
verdaderos autócratas.
Por estas razones, es importante que no se dejen seducir por esos lobos
rapaces, vestidos con pieles de ovejas, para la próxima contienda electoral, a
la presidencia de la república.
En esta crisis política que estamos viviendo los colombianos, tenemos
que aprender a diferenciar, cuales son los buenos candidatos que aspiran a
gobernarnos, para conservar una de las más antiguas democracias del continente
americano.
La principal característica de los autócratas, es que son mentirosos por
excelencia y tienen la capacidad de mentir, sin sentir vergüenza por hacerlo.
Son unos falsos profetas que, se presentan como la única solución a
nuestros problemas y este es su mejor discurso; pero con una diferencia
notable: Que sus propuestas están cargadas de una alta dosis de autocracia,
para convertir nuestro gobierno en otro infierno de América latina.
Lo peor de estos elementos es que solo están pensando en sus egos y en
sus bolsillos; recordemos como empezó Venezuela, cuando Hugo Chávez, convenció
a los grandes líderes empresariales de esa nación, y cuando tomó el poder, se
fue lanza en ristre contra todo lo que fueran las empresas privadas de ese
importante y rico país.
Observen muy bien a esos pioneros del desorden, para que vean que,
lleven varios discursos preparados, para poder convencer a las personas que los
oyen, de acuerdo con sus niveles sociales, culturales y religiosos; un ejemplo
de lo que estoy afirmando, es que el famoso Petro, se dirigió al Papa
Francisco, para pedirle que orara, para que no se fuera a presentar un golpe de
estado en Colombia.
Me da la impresión que a todos los populistas los acompaña la traición,
como norma fundamental para llegar al éxito.
Para que Colombia, no vaya a girar rumbo a una autocracia, comandada por
Petro u otro de los que lo imitan, es muy interesante que cada uno de los que
lean esta artículo, analicen lo que esta pasando y lo comparen, con las cuatro
condiciones de la metamorfosis de democracia a autocracia y si encuentran que
coinciden las actividades de algunos candidatos o precandidatos a la
presidencia de la república, el personaje es un vulgar que solo aspira a
quedarse con el país, como si fuera su propiedad; es posible que sea un falso
profeta que esta preparando las astucias de su trono autocrático; y será un
terrible elemento que va a acabar con el poco de democracia, que nuestros últimos
gobernantes, nos han dejado.
Mi solicitud, es que todos los ciudadanos colombianos, analicemos con
mucha serenidad y con un alto grado de inteligencia, por quien vamos a votar en
las próximas elecciones a la presidencia de la república; porque si no lo
hacemos, estaremos cooperando, para que perdamos la orientación democrática que
nos acompaña y ahí será el rechinar y el crujir de dientes, como lo anuncia el
evangelio.
Si esto llegara a suceder, estaríamos hablando de un período de muchos
años, para restablecer las normas democráticas, como les está pasando a: Cuba,
Nicaragua, Venezuela, Bolivia, otros interesantes países de nuestras Américas.
A veces me hago algunas reflexiones, relacionadas con los viejos tiempos
de la política colombiana que, nos llenaban de esperanza y los comparo con los
nuevos políticos que, en mi concepto, regalados resultan caros:
En esas viejas épocas, los políticos se preocupaban por sus gobernados y
les garantizaban sus derechos, a la vez que, les exigían el cumplimiento de sus
deberes, pero el estado funcionaba a toda máquina; en los tiempos modernos, la
clase política tallada a la antigua, ha desaparecido del planeta, porque todos
los gobernantes, desde: Moscú a Washington; desde la Habana a Santiago de Chile;
desde Caracas, hasta Londres; se han convertido en una clase politiquera
barata, mentirosa, como es la característica de todos los populistas, que son
vísperas de mucho y día de nada; malos para manejar los dineros públicos, que
casi siempre terminan en sus cuentas bancarias privadas; negligentes para
cumplir con las constituciones y las leyes, porque sostienen que las leyes se
hicieron, para burlarse de ellas; en fin una mano de defectos que nos están
llevando a una descomposición total del planeta.
Me parece que los políticos en el momento actual, son la clase social
más desprestigiada y que posiblemente, no van a ser capaces de recuperar su rol
en la sociedad, porque solo les interesa el dinero y la descomposición.
Una de mis grandes preocupaciones, es que no encontramos candidatos de
peso, para manejar los destinos del país, porque los que nos han gobernado en
los últimos treinta años, ninguno ha mostrado liderazgo para conducirnos y creo
que este es nuestro mayor problema.
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