domingo, 30 de mayo de 2021

La democracia colombiana, está en cuidados intensivos.

 

Nuestra débil democracia, está en cuidados intensivos.

Hay una nueva generación de gobernantes de pésima calidad, que los expertos en política llaman: Las autocracias, es decir, los estados en que una sola persona gobierna, sin someterse a ningún tipo de limitación, y con la facultad de promulgar y modificar las leyes a su amaño.

Muchas democracias de la tierra, se están convirtiendo en autocracias, sin que los ciudadanos se den cuenta de la que está pasando.


Un ejemplo cercano que, nos mostró como funciona una autocracia, fue la administración de Donald Trump, en los Estados Unidos; si los americanos, no hubieran dado un viraje, en los comicios electorales que, llevaron a Biden a la casa blanca como nuevo inquilino, las cosas se hubieran puesto de color marrón, para el país que, cuenta con una de las más importantes democracias del planeta.

Pero los ejemplos de autócratas que sabotean las instituciones y los sistemas de pesos y contrapesos, son cada vez más comunes en el mundo.

Los casos más recientes de autocracias en nuestra tierra son: Manuel López Obrador en México; Viktor Orbán en Hungría; Narendra Modi en India; Jair Bolsonaro en Brasil; Daniel Ortega en Nicaragua y el campeón de los autócratas: Venezuela, con Nicolás Maduro a la cabeza; me atrevo a pensar, que en Colombia también nos están llevando al final de la democracia.

¿Cuáles son argumentos, que me acompañan para hacer esta afirmación?

Hay un interesante libro político, que titula: Como se mueren las democracias, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, que anuncia en sus párrafos, algunos elementos con los que se mueren las democracias y se convierten en autocracias.

¿Cuáles son esos elementos?

La erosión democrática empieza así:

Es un proceso lento, en que un país y sus instituciones, se van destruyendo por manos internas, mal intencionadas, como: Petro, Bolívar y otros, para no hacer una lista muy larga que, van corrompiendo lenta, pero seguramente, como lo están haciendo este par de sinvergüenzas, en las trifurcas que vienen armando a lo largo de un mes, en todo el país  que, están acabando con el patrimonio de la nación y que, fueron a justificar a los Estados Unidos, como falta de garantías para hacer protestas pacíficas.

Las fuerzas del mal integradas por: El ELN; las disidencias de las FARC; el narcotráfico; Venezuela, con Maduro a la cabeza y; tantos otros que están interesados en acabar con la democracia, sin utilizar: Tanques de guerra; aviones militares; pero con un caudal de criminales pagados, con buenos sueldos, están dándole un golpe fatal, al sistema de gobierno.


También con los cambios marginales; incluidas reformas legales, a los procesos electorales; descomponen la organización política, como el hecho de darles curules en el congreso, a aquellos que acabaron con el país, por espacio de cincuenta años que, cambiaron los papeles, porque, ahora ellos son los grandes señores y nosotros sus súbditos. 

El libro del que les estoy hablando, nos muestra unos elementos importantes que nos permiten identificar la metamorfosis de la democracia en autocracia.

“Rechazo o débil compromiso con las normas del juego democrático.

 Por ejemplo, hacer llamados tácitos o directos a golpes de Estado, insurrección o movilizaciones perpetuas por fuera del mecanismo establecido por la Constitución y la política.

 Negación de la legitimidad del oponente político.

 Esto se interpreta como el desconocimiento de la validez o legalidad de un pensamiento opuesto.

 El directo rechazo de las ideas contrarias hasta tal punto de demonizarlas y clasificarlas en categorías criminales o delincuenciales.


Tolerancia o invitación a la violencia.

 Un discurso beligerante que llame directamente a la agresión y las vías de hecho o les permita algún tipo de financiación.

Disposición de limitar las libertades civiles de los oponentes, incluidos los medios de comunicación.

Esto también se refiere a la persecución a periodistas, a través de demandas o acoso, utilizando como vehículo medios alternativos, redes sociales u otro tipo de organizaciones, que entorpezcan el desarrollo pleno y libre de la actividad periodística”.

 Estas ideas, se parecen a un retrato hablado, de lo que nos está pasando en Colombia, en este último mes y todo acolitado por los ilustres senadores.


Todos estos acontecimientos, los estamos viviendo en Colombia.

Son varios los políticos colombianos, que nos están mostrando el perfil de la autocracia, y que disimulan sus discursos politiqueros y populistas, porque nunca muestran, sus verdaderas intenciones de convertirse en unos verdaderos autócratas.

Por estas razones, es importante que no se dejen seducir por esos lobos rapaces, vestidos con pieles de ovejas, para la próxima contienda electoral, a la presidencia de la república.

En esta crisis política que estamos viviendo los colombianos, tenemos que aprender a diferenciar, cuales son los buenos candidatos que aspiran a gobernarnos, para conservar una de las más antiguas democracias del continente americano.

La principal característica de los autócratas, es que son mentirosos por excelencia y tienen la capacidad de mentir, sin sentir vergüenza por hacerlo.

Son unos falsos profetas que, se presentan como la única solución a nuestros problemas y este es su mejor discurso; pero con una diferencia notable: Que sus propuestas están cargadas de una alta dosis de autocracia, para convertir nuestro gobierno en otro infierno de América latina.


Lo peor de estos elementos es que solo están pensando en sus egos y en sus bolsillos; recordemos como empezó Venezuela, cuando Hugo Chávez, convenció a los grandes líderes empresariales de esa nación, y cuando tomó el poder, se fue lanza en ristre contra todo lo que fueran las empresas privadas de ese importante y rico país.

Observen muy bien a esos pioneros del desorden, para que vean que, lleven varios discursos preparados, para poder convencer a las personas que los oyen, de acuerdo con sus niveles sociales, culturales y religiosos; un ejemplo de lo que estoy afirmando, es que el famoso Petro, se dirigió al Papa Francisco, para pedirle que orara, para que no se fuera a presentar un golpe de estado en Colombia.

Me da la impresión que a todos los populistas los acompaña la traición, como norma fundamental para llegar al éxito.

Para que Colombia, no vaya a girar rumbo a una autocracia, comandada por Petro u otro de los que lo imitan, es muy interesante que cada uno de los que lean esta artículo, analicen lo que esta pasando y lo comparen, con las cuatro condiciones de la metamorfosis de democracia a autocracia y si encuentran que coinciden las actividades de algunos candidatos o precandidatos a la presidencia de la república, el personaje es un vulgar que solo aspira a quedarse con el país, como si fuera su propiedad; es posible que sea un falso profeta que esta preparando las astucias de su trono autocrático; y será un terrible elemento que va a acabar con el poco de democracia, que nuestros últimos gobernantes, nos han dejado.

Mi solicitud, es que todos los ciudadanos colombianos, analicemos con mucha serenidad y con un alto grado de inteligencia, por quien vamos a votar en las próximas elecciones a la presidencia de la república; porque si no lo hacemos, estaremos cooperando, para que perdamos la orientación democrática que nos acompaña y ahí será el rechinar y el crujir de dientes, como lo anuncia el evangelio.

Si esto llegara a suceder, estaríamos hablando de un período de muchos años, para restablecer las normas democráticas, como les está pasando a: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, otros interesantes países de nuestras Américas.

A veces me hago algunas reflexiones, relacionadas con los viejos tiempos de la política colombiana que, nos llenaban de esperanza y los comparo con los nuevos políticos que, en mi concepto, regalados resultan caros:

En esas viejas épocas, los políticos se preocupaban por sus gobernados y les garantizaban sus derechos, a la vez que, les exigían el cumplimiento de sus deberes, pero el estado funcionaba a toda máquina; en los tiempos modernos, la clase política tallada a la antigua, ha desaparecido del planeta, porque todos los gobernantes, desde: Moscú a Washington; desde la Habana a Santiago de Chile; desde Caracas, hasta Londres; se han convertido en una clase politiquera barata, mentirosa, como es la característica de todos los populistas, que son vísperas de mucho y día de nada; malos para manejar los dineros públicos, que casi siempre terminan en sus cuentas bancarias privadas; negligentes para cumplir con las constituciones y las leyes, porque sostienen que las leyes se hicieron, para burlarse de ellas; en fin una mano de defectos que nos están llevando a una descomposición total del planeta.

Me parece que los políticos en el momento actual, son la clase social más desprestigiada y que posiblemente, no van a ser capaces de recuperar su rol en la sociedad, porque solo les interesa el dinero y la descomposición.

Una de mis grandes preocupaciones, es que no encontramos candidatos de peso, para manejar los destinos del país, porque los que nos han gobernado en los últimos treinta años, ninguno ha mostrado liderazgo para conducirnos y creo que este es nuestro mayor problema.

Sopetrán, mayo 30 del 2021.

Darío Sevillano Álvarez.














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