La vitamina D, una gran
aliada de los humanos.
Son muchos los beneficios
que esta importante vitamina le produce a nuestro organismo y por esa razón,
nos debemos preocupar por mantener bien organizados, los niveles de ella en
nuestros cuerpos.
También
denominada calciferol, la vitamina D es una de las vitaminas liposolubles
imprescindibles para la formación normal de los huesos y de los dientes y para
la absorción del calcio a nivel intestinal.
Esta sustancia
orgánica que se encuentra en los alimentos y en cantidades pequeñas, es
esencial para el desarrollo del metabolismo de los seres vivos; el organismo no
puede fabricar esta sustancia por sí mismo.
Las funciones de la vitamina D en el organismo son:
Sin ella, no somos capaces de absorber el calcio en el
intestino y debemos recordar que el calcio es indispensable, para la formación
de los huesos, los dientes y otros elementos importantes de nuestro organismo.
Esta vitamina, es la reguladora, de los niveles de
calcio y fósforo en el torrente sanguíneo.
También desempeña un papel indispensable, en el
mantenimiento de los órganos.
Promueve la reabsorción del calcio a nivel de los
riñones.
Participa en el desarrollo del esqueleto, mediante la
contribución de la formación y mineralización de los huesos.
Interviene en los procesos del sistema inmunológico;
recordemos que este es el sistema que nos defiende de los ataques de cualquier bacteria,
virus o agentes externos que quieran atacar nuestro organismo.
Muchos científicos sostienen que puede tener
propiedades antitumorales.
Y lo más importante, es la vitamina que nos libera del
envejecimiento prematuro.
La falta de esta vitamina, puede producir las
siguientes deficiencias:
La falta de esta vitamina, puede producir raquitismo;
es decir:
La enfermedad propia de la infancia, producida por
la falta de calcio y fósforo y por una mala alimentación que se caracteriza por
deformaciones de los huesos que se doblan con facilidad; y debilidad del estado
general.
También se producen en los adultos por falta de esta
vitamina, la osteoporosis; enfermedad
ósea que se caracteriza por una disminución de la densidad del tejido óseo y
tiene como consecuencia una fragilidad exagerada de los huesos, que afecta
mucho a las mujeres embarazadas; la
hipercalcemia, que es una enfermedad en la que el nivel de calcio en la sangre
está por encima del normal; demasiado calcio en la sangre puede debilitar los
huesos, formar cálculos renales e interferir en el funcionamiento del corazón y
el cerebro; la osteomalacia, patología que se
reconoce por un marcado ablandamiento de los huesos, causado con mayor
frecuencia por una pronunciada deficiencia de vitamina D.
Los huesos
ablandados de los niños y adultos jóvenes con osteomalacia, pueden provocar una
inclinación durante el crecimiento, especialmente en los huesos de las piernas
que soportan el peso.
La osteomalacia
en los adultos mayores puede provocar fracturas.
Además, las
deficiencias de esta vitamina, podría estar vinculada con la disminución de la
función cognitiva y la aparición de enfermedades como:
Cáncer de mama,
de colon, de próstata o de ovarios; fatiga crónica; psoriasis; artritis
reumatoide; tuberculosis; enfermedades cardíacas; enfermedades inmunológicas;
enfermedades mentales; trastornos afectivos, entre otras.
Por último, la
falta de esta vitamina, puede alterar las funciones musculares; y no deja ver los
diagnósticos, de patologías como la fibromialgia.
Los principales grupos de riesgo, por deficiencia
de la vitamina D, son:
El grupo de las personas mayores de cincuenta años,
se puede considerar muy vulnerable, por el hecho de que sus riñones, ya no
funcionan como los de las personas más jóvenes.
Todas las personas de la tercera edad, es decir,
los que ya estamos pasados de años, porque nuestros organismos, van perdiendo
la capacidad, para cumplir con las maravillosas funciones, para las que fue
concebido el cuerpo humano.
Todas las personas obesas, es decir los gorditos, se
pueden catalogar como buenos elegidos para carecer de la vitamina D, según lo
demuestran unos estudios, del síndrome metabólico, es decir, aquellos enfermos
crónicos de: Presión arterial, diabetes tipo dos, exceso de grasa alrededor de
la cintura y niveles anormales de colesterol y triglicéridos.
También es muy interesante traer a la memoria, que
el exceso de vitamina D, es peligroso para gozar de una buena salud.
Altas concentraciones de calcio que, puede absorber
el intestino y que nos pueden llevar a las siguientes patologías:
Depósitos de este mineral en los tejidos blandos como los tendones, el corazón y los pulmones.
Aumento de la probabilidad de que la persona sufran, episodios de confusión y desorientación.
Posibilidad de que se desarrolle daño en los riñones.
Aumento de la probabilidad de que se produzcan cálculos renales, que por ciento son demasiado dolorosos.
Podría estar relacionado con la aparición de problemas gastrointestinales como: Las náuseas, los vómitos y el estreñimiento.
Se cree que puede provocar inapetencia y pérdida de
peso involuntaria.
Como punto
final miremos cuales son las fuentes que producen esta importante vitamina:
El organismo produce vitamina D con la exposición directa al sol (no se obtiene en espacios cerrados a través de las ventanas).
Con la exposición durante 10 o 15 minutos tres veces a la semana se
suelen cubrir las necesidades del cuerpo de esta vitamina.
Sin embargo, si las personas no viven en lugares muy soleados, tendrán
que recurrir a la dieta y los suplementos.
¿Cuáles son los alimentos comunes, que contienen esta vitamina?
Pescados grasos: son la mejor opción:
El atún, la caballa y el salmón contienen grandes cantidades de vitamina D.
El hígado de pescado,
leche, huevos y mantequilla.
Carnes.
Champiñones.
Muchos alimentos se refuerzan con vitaminas, como por ejemplo los
cereales que, suelen consumirse en el desayuno, el zumo de naranja o el yogur.
La vitamina D se encuentra en suplementos de multivitaminas y multiminerales.
También se puede conseguir en
forma de suplementos dietéticos que contienen solo vitamina D, o vitamina D
combinada con algunos otros nutrientes.
Las dos formas de vitamina D,
disponibles en suplementos son D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol).
Ambas aumentan la concentración
de vitamina D en la sangre, aunque la D3, podría elevarla más y por más tiempo
que la D2.
Como la vitamina D es
liposoluble, se absorbe mejor cuando se toma con una comida o una merienda que
contenga algo de grasa.
¿Conviene
tomar suplementos?
Como las recomendaciones de ingesta no llegan a cumplirse en muchos
casos: ¿Cómo se pueden alcanzar los niveles adecuados?
Una opción es con la toma de suplementos, pero estos no, se pueden
tomar, sin la autorización de un médico y sin haber realizado una analítica que,
muestre los niveles de cada persona.
Habitualmente son los ancianos frágiles o los pacientes con
osteoporosis, los grupos de población en situación de personas que deben
recurrir a este tipo de tratamiento
El médico debe ser el encargado de determinar si es necesario recomendar
suplementos, el tipo de vitamina D (colecalciferol y calcifediol), las
dosis y duración del tratamiento, si la persona tiene deficiencia o riesgo
de tenerla.
La importancia de este control médico radica, según los especialistas en
esta materia, en que un exceso de consumo de vitamina D -de
4.000 UI al día- está demostrado que produce alteraciones renales muy
importantes.
De todas maneras, debemos ser muy cuidadosos, con el manejo de nuestras
comidas, para que las funciones de nuestro organismo, no se vean interrumpidas,
porque les faltan algunos elementos que necesita, nuestro diseño químico para
salir adelante.
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