jueves, 3 de noviembre de 2022

Los dos grandes enemigos del planeta tierra.

 

¿Cuáles son los dos grandes enemigos del planeta tierra?

Nuestro querido planeta tierra, es decir nuestro dulce hogar, está siendo amenazado por dos grandes enemigos que, si no los sabemos manejar, nos van a llevar a un verdadero apocalipsis, en cuestión de unos veinte años.

Me di el gusto de anunciar estas cosas, desde el año de 1980, en el patio del mango de la antigua morada de la normal Santa Teresita, cuando fui invitado a hablar sobre este tema, en el día clásico del medio ambiente.


Recuerdo que muchos de los profesores y alumnos que me escuchaban se escandalizaron de mis afirmaciones y me tildaron de loco, pero yo estaba convencido de que era un loco, muy cuerdo.

Algunas de esas afirmaciones eran:

Va a valer más un vaso de agua; que un vaso de leche.

La capa de ozono se está debitando con los aerosoles y los gases de la refrigeración industrial y esa circunstancia está produciendo un efecto invernadero, que es muy perjudicial para los seres vivos.

La humanidad andaba por esa época en unos cinco mil millones de habitantes y demostré con un gráfico, que la cantidad de tierra hábil para vivir los humanos, era solo de 21% por ciento de la superficie terrestre, porque las otras setenta y nueve partes, estaban ocupadas por: Los océanos, los polos, los desiertos, las selvas vírgenes, los lagos y las lagunas.

Tambien hablé de la descongelación de los polos, por el efecto de la pérdida de la capa de ozono y el calentamiento global y advertí que todos los grades puertos marítimos de nuestra tierra, iban a ser inundados por las aguas oceánicas, porque nivel de ellas se iba a elevar a unos doce metros.

En el momento actual estoy satisfecho con lo que pronostiqué, porque todo se está presentando; pero muy triste, porque a nuestro dulce hogar la tierra, le quedan pocos años de vida, y lo peor es que, a los humanos que somos los únicos seres inteligentes de la creación, no los convencen las predicciones de los grandes ecólogos del planeta.


En esta forma vamos a tener que vivir, dentro de algunos años, porque llegará el día en que, a cada ser humano, solo le queda un metro cuadrado para desenvolverse en su vida diaria.

Los gobernantes del planeta, en vez de estar preocupados por recuperar las tierras de cada estado y las grades guerras que eso genera, como está pasando en Ucrania; debieran preocuparse por mantener los niveles de población estables, para garantizar, la supervivencia de la humanidad.

En las próximas semanas se van a producir dos acontecimientos que marcarán de distinta forma el futuro del Planeta.

El 11 de noviembre está previsto que el mundo alcance oficialmente la histórica cifra de 8.000 millones de habitantes, según las previsiones de Naciones Unidas.

Unos días antes, del 6 al 18, tendrá lugar en Egipto la cumbre climática del COP-27, donde las pérdidas y daños que se sufren ya en diferentes lugares del mundo deben ser el centro de investigaciones, según el Secretario General de la ONU , Antonio Guterres, quien expresó en días pasados en conferencia de prensa que “mientras el caos climático galopa hacia adelante, las acciones climáticas se han estancado, sabemos lo que las personas y las naciones están sufriendo ahora, por lo que se requieren decisiones significativas ya”.

La proporción de nacimientos, en relación con espacio en que estamos viviendo va, como decimos en matemáticas, en proporción inversa; es decir mientras más nacimientos; menor espacio para vivir.

¿Se imaginan ustedes los disturbios que esa circunstancia va a generar a los moradores de planeta?

Según el último informe de Panel de expertos internacionales que trabaja para la ONU desde hace 30 años, los eventos extraordinarios alimentados por la crisis climática se multiplican: “el cambio climático inducido por el hombre ya está afectando a muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones”.

Algunos de los efectos inmediatos de este comportamiento, son:

Los huracanes, que casi a diario generan las aguas sobre calentadas de los océanos; la destrucción de la fauna y la flora: Los osos polares y la cantidad de animales que están en vía de extinción; la desaparición de las grades selvas como la Amazonía, las selvas de África y las de Asia; La descongelación de los polos y las grandes masas de hielo como: El Himalaya y los Alpes en Europa; Etc, etc.

Creo que ya no es el momento de sembrar árboles o de rescatar las especies; sino de tratar de salvar lo poco que nos queda.

“Y ya se han puesto de manifiesto los decisivos incumplimientos de anteriores Cumbres, como la de París, respecto a los objetivos para controlar el calentamiento climático.

Por ejemplo, reducir las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero en un 43% de aquí hasta el 2030, lo que no se está produciendo.

O los subsidios para que las naciones más ricas, que son responsables históricos del cambio climático, ayuden a los países más vulnerables”.

“Subsidios que no se cumplen, según la OCDE.

Se acordó que los países desarrollados movilizaran 100.000 millones de dólares para financiar los efectos negativos del cambio climático en los países en vías de desarrollo.

Solo les llegaron 83.300 de millones, y la mayor parte en forma de préstamos; tan solo el 21 % fueron subsidios, como se habían comprometido”.

“El Fondo Monetario Internacional, que no se ha destacado hasta ahora por su militancia ecologista, se manifiesta estos días de forma contundente respecto al cambio climático, espoleando a los países más desarrollados.

En un reciente informe, citado por el ‘Financial Times’, se señala que no hacer nada sobre el cambio climático saldrá más caro que financiar la transición energética: “cuanto más se espere para comprometer políticas de lucha contra el calentamiento global, más costosa será la transición.

Retrasar demasiado el paso a las energías renovables de aquí a 2030 costará más caro a los Estados del mundo entero en su esfuerzo para reducir las emisiones de dióxido de carbono en los próximos años.

Los costes económicos a corto plazo son eclipsados por los innumerables beneficios a largo plazo de ralentizar el cambio climático”.

La COP-27 que reunirá en pocos días en la ciudad egipcia de Sharum el Sheij a representantes de gobiernos de todo el mundo, empresas y asociaciones de defensa del medio ambiente, se centrará sobre todo, como apuntaba al inicio, en las ‘pérdidas y daños’ que denunciaba el Secretario General de la ONU, para hacer frente a las catástrofes que genera ya el calentamiento global, algo a lo que hasta ahora se han resistido los países más ricos sobre los que existe un consenso sobre su “responsabilidad histórica”.

“En el mismo sentido se pronuncia el más reciente informe de la prestigiosa organización OXFAM: el hambre extrema se ha multiplicado por dos en los países más afectados por desastres naturales ligados al cambio climático”, lo que induce a un llamamiento de emergencia.

Todo esto va unido al reto poblacional antes señalado: 8.000 millones de personas en noviembre de este año poblarán el mundo, 9.700 en 2050, según las citadas previsiones de la ONU.

 Recientes estudios relacionan la demografía planetaria con los desafíos ambientales, como el del sociólogo francés Emmanuel Pont en su libro titulado ‘¿Hay que parar de hacer niños para salvar el planeta?’ (Ed. Payot).

 Volveremos sobre el asunto”.


Si los humanos, no tomamos conciencia del grave problema que estamos afrontando, como la población aumenta diariamente y el clima se descompone a cada minuto, diría que no son veinte años los que nos quedan de vida útil sino cinco o diez al máximo.

Gracias a Dios que ya tengo ochenta y tres años y que la vida útil que me queda, no excede los cinco años.

Esta afirmación se parece al epigrama que anunciaban así:

“Gracias a Dios que ya tengo, dos camisas para mudar; una que se me acabó y otra que voy a comprar”

La norma para hace epigramas es esta:

A la abeja semejante, para que cause placer; el epigrama ha de ser: Pequeño, fácil, picante.

Para terminar, les quiero decir:

Aprendamos a cuidar lo poco que nos queda de ese hermoso planeta que nos regalaron para vivir y que no supimos cuidar.

Sopetrán, octubre 23 del 2022.

Darío Sevillano Álvarez.

















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